Julietita pasa el finde con dos amigos del cole (2)

Julietita los hace pasar al patio y les dice que si se quieren meter en la pile. Los chicos no trajeron malla. Juli les dice que se metan en calzones, que no hay problema, que ella les presta un par de boxers de su papá para que no mojen los suyos. Los chicos dudan. “No sean boludos”, les dice Julietita, “no les puede dar vergüenza que los vea en calzones. Si yo me meto en bombacha en vez de malla, así estamos parejos, se animan?”. Los chicos, un poco superados por la situación, le dicen que sí. Los invita a la pieza de sus padres a buscar los boxers. Una vez ahí, les señala unos cajones en los que supuestamente pueden estar. Pero en realidad los manda al cajón de bombachas de su mamá. Quiere ver como reaccionan. Además los chicos conocen a la mamá de Julietita, y saben que está buena. Los chicos lo abren, se ríen, empiezan a hacer chistes, Julietita les dice que revuelvan tranquilos, que seguramente va a ser lo más cerca de tocar una bombacha que van a estar en años. Encuentran un par de tangas bastante chiquitas, la joden con que se las pruebe, le dicen que si ellos van a meterse a la pile con los boxers de papá ella se puede meter con la tanga de mamá. Juli se rie, les dice que ni en pedo, pero que se la puede probar. Ignacio se la extiende. Julietita, con la falda puesta, sin sacarse las zapatillas, se baja la bombacha celeste, despacito, la apoya en la mesa de luz y se pone la tanga. Los chicos, que no paraban de reírse y jugar, están mudos. Juli se levanta la faldita, da una vuelta, la tanga le queda hermosa, fugazmente pueden ver como se le mete en la cola. “Como me queda?”. “Tremenda”, dice Ignacio. “No es incómoda, no se te mete mucho en el orto?” le pregunta. Julietita se ríe. “Sí, pero no es feo. Todas las mujeres usamos”. “Pero ahora, la estás sintiendo” le dice Ignacio. “Sí, jajaja”. “A ver, mostranos”. Juli los mira seria, después sonríe, se da vuelta, levanta la faldita un segundo y la deja caer de nuevo. “Pero no se vio nada!”. La vuelve a levantar. Los chicos alcanzan a ver, ahora sí, claramente, la tanga roja de la mamá desapareciendo entre las nalgas de Juli. “Bueno, pero abrite un toque la cola y mostranos hasta donde llega jajaja” dice Ignacio. Juli se rie, mientras se separa los cachetitos de la cola. La tira roja apenas alcanza a cubrir el ano. “Bueno, basta”, dice Juli. Se la saca y se vuelve a poner la suya. Gonza la agarra para guardarla. Ignacio y Juli van al cajón de los boxers de papá. Gonza, sin que lo vean, huele la tanguita. Cree percibir, apenas, muy suave, el olor de la conchita y la cola de la chica que ama. En el cajón de los bóxers hay una caja de preservativos. “Y esto?” pregunta Gonza. “No se, mi mamá no querrá tomar pastillas”, dice Juli. “Y tus viejos cogen?” pregunta Ignacio. “Obvio que cogen. Vos si estuvieras casado con una mina como mi vieja no te la cogerías?” pregunta Juli. “Y a vos no te da impresión?”. “Ni a palos”, dice Juli, “me parece hermoso que cojan. Antes vivíamos en una casa mas chica mi pieza estaba a lado de la de ellos y se escuchaba todo, re cogían, la pasaban re bien. Aparte se aman”. “Y que cosas escuchabas”, pregunta Ignacio. Los chicos están excitadísimos con la conversación. “Y, de todo”, dice Juli. “Les conozco bastante como cogen, jajaja”. Los chicos eligen dos bóxers. Le preguntan donde se pueden cambiar. “Acá, giles. Ustedes me vieron en tanga y yo no les puedo ver el culo a ustedes?”. Los chicos se dan vuelta para cambiarse. Julietita siente un estremecimiento en la conchita mientras los ve bajarse la ropa interior y ponerse la que van a usar como malla. Desea mucho tocar esos culitos de varón. Recuerda fugazmente algunas pajas que se hizo tocándose la cola, imaginándose que le metía la puntita del dedo en el culo a Gonza o a Ignacio.
Bajan los tres a la pileta. Los chicos se meten de un salto. Juli deja caer la faldita primero. Los chicos por primera vez pueden ver bien su bombacha celeste, que le marca suavemente los labios. El corpiño es del mismo color. Julietita no se mete de un salto, baja lentamente por la escalera. Se va metiendo muy de a poco, con la excusa de que el agua está fría. Va bajando despacito, de espaldas a los chicos, disfrutando de saber que no pueden dejar de mirarle el culo. Se va sumergiendo de a poquito, el agua le moja los pies, las rodillas, los muslos, empieza a mojar y oscurecer y transparentar la bombachita, de a poco las nalgas se van metiendo. Cuando ya termina de introducirse, se da vuelta y les tira agua. Ellos se le tiran encima, juguetean en un forcejeo amistoso, aprovechan un poquito para tocar y ser tocados. Cuando se calman las cosas, Ignacio le vuelve a preguntar que onda eso de escuchar teniendo sexo a los papás. Juli le dice que les va a contar pero que para eso tienen que ir a la parte más honda de la pileta, “porque se les va a parar el pito y yo no quiero ver eso”. Los chicos se ríen. Se van a la parte más profunda, donde el agua le llega a la pera a Juli y al pecho a los chicos. Hace calor, la humedad y la presión del agua sobre los cuerpos genera sensaciones extrañas. Julietita les dice que le pregunten, y que ella les va a ir contestando.
-Cogen mucho?
-Antes cogían más. Ahora un par de veces por semana me parece. Pero bien. Hace unos años cogían casi todos los días.
- Tu mamá grita mucho cuando se la meten?
-jajajajaja bastante, pero no es que grita cuando se la meten, grita cuando está por acabar o cuando está gozando mucho.
- Tu mamá la chupa?
-Obvio que la chupa
Juli, metida en el agua hasta el cuello, desliza su manito por dentro de la bombacha y comienza a masturbarse. Los chicos se dan cuenta, pero no dicen nada. Siguen haciendo preguntas, cada vez más excitados.
-Traga o escupe?
-Lo que mi papá quiera jaja. Sabe lo que tiene que hacer.
Ignacio no da más. Aprovechando también que los tapa el agua, y habiendo notado que su amiguita se está masturbando, saca la pija del bóxer y se empieza a pajear.
-Le gusta la leche?
-Mi mamá es la reina de la leche jajaa
Gonzalo también saca la pija. Los tres adolescentes se están pajeando, los movimientos ralentizados por el agua, haciendo de cuenta que los demás no lo notan. Pero se les nota además en la cara, en la voz, en la expresión excitada.
-Contanos. Como sabés.
-Se escucha. Mi mamá le pide siempre, le avisa donde quiere la leche. A veces le pide en la boca, le dice “dame tu leche que me la quiero tomar”, mi papá se pone al re palo. Otras veces le dice “enlechame la cara”, “enchastrame las tetas”, “ensuciame el pelo”, “acabame toda la cola”. A veces se la pide adentro, que se la deje toda en la concha.
-Y como sabés que tu papá se pone al re palo?
-Porque algunas veces los ví (miente Julietita).
-Como que lo viste? (Los chicos apuran la paja)
-En la casa que vivíamos hace un par de años había un agujero en la pared, debajo de mi cama. Yo me metía ahí y los miraba coger, se veía perfecto y ellos no veían nada.
-Y entonces posta viste a tu papá acabando a tu mamá? Que onda, que pensaste cuando viste eso?
-La primera vez me sorprendió, mi papá se la estaba cogiendo en la cama, así normal, por la concha, ella boca arriba, yo no tenía ni idea de lo que eran las acabadas, pensé que la gente cogía y punto. En un momento mi mamá le dice “ensuciame todo el pelo y la carita”, mi papá le sacó la pija, se arrodilló en la cama, ella agachó la cabeza, le agarró la pija con una mano y con la otra se pajeaba ella. Yo no lo podía creer. Mi papá empezó a acabar, el primer chorro fue en el pelo, después ella levantó la cabeza y la recibió toda en la cara. Toda toda, cubierta de leche. (mientras cuenta esto, Julietita ya se está metiendo la puntita del índice, mientras que con el pulgar se estimula el clítoris).
-Y que pensaste
-Me re sorprendió, pensé que me iba a dar un poco de impresión pero me pareció lindo. Lo hicieron con mucho amor. Después de acabarla toda mi papá le besó la boca, algo de semen debe haber tragado. (Julietita no da más, pero quiere hacer acabar a los chicos antes de acabar ella).
-Y nunca se dieron cuenta de que escuchabas o veías? (Los chicos están excitadísimos, ven a través del agua como Juli se está dando placer, a pocos centímetros de ellos. No pueden creer lo que están viviendo. Gonza, además, muere de amor)
-Que veía no sabían. Que escuchaba sí, varias veces hablaron de eso mientras cogían. Una vez mi viejo le dijo que si gritaba tanto yo iba a escuchar. Mi mamá le contestó que la casa era chica, y que coger era una necesidad, que yo me lo tenía que bancar. Y le dijo también “aparte en unos años a tu nena se la van a coger también, y si se la cogen bien va a gritar igual que yo, va a pedir la leche igual que yo, y la van a acabar toda igual que vos a mí, así que no se por que te hacés tanto problema”.
Gonza no resiste más. Siente que se le cierran los ojos, se le confunde el mundo, se aturde metido en el agua tibia, y empieza a largar chorros de semen, como serpentinas en el agua. Julietita se da cuenta, y se frota todavía más fuerte. Ignacio, con la última fuerza, lanza una pregunta más:
-Y vos te pajeabas mirándolos?
Termina de preguntar y se va en una explosión de leche. Intenta mantener la compostura pero se le escapa un leve quejido de placer.
-Chicos, si me pajeo mirando a mis viejos no les voy a contar a ustedes (dice Julietita, se impulsa para atrás en la pileta, y mientras se desliza flotando tiene el mejor orgasmo de su corta vida. Ya repuesta se vuelve a afirmar en el suelo, los tres se hacen los boludos, los chicos no pueden creer lo que pasó. Ninguno hace ninguna referencia al tema, nadan un poco en silencio y después salen del agua. Julietita está feliz y orgullosa de haberle vaciado los huevos a sus dos compañeros sin siquiera tocarlos. Los invita a salir del agua y merendar.