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Gemidos en la Noche

Viendo que gustó mi relato les dejo otro. Esto que les cuento ocurrió hace 20 años aproximadamente. Llevaba poco tiempo de casado con mi primer mujer, mi ex tenía una amiga, Marisol, una morocha de piel muy blanca con unas tetas descomunales, que estaba de novia y estaba próxima a casarse.
El departamento en el que vivíamos era bastante chico (ambiente y medio) y estaba situado en Capital. Una noche, Marisol y su novio vinieron a cenar, típica reunión de parejas. Cuando mi ex me avisó de esta cena, un poco me llamó la atención, ellos vivían en zona sur y no tenían auto, venir a cenar a Capital les iba a complicar el regreso.
Al llegar, noté que traían bebidas y un bolso bastante grande, en un principio esta situación me molestó, en la cocina, recuerden lo chico que era el departamento, se lo recriminé a mi esposa
- Estos no se quedarán a dormir no? Dije con énfasis.
Mi mujer me juró no saber nada, pero en efecto, luego de la cena, se quedaron, tiramos en el piso del pequeño comedor un colchón y se quedaron.
Nuestra habitación estaba en una especie de L, pero sin separación ni puerta, el baño estaba al lado del comedor, justo donde ellos dormían.
Estaba recién casado, por ende teníamos una frecuencia sexual alta, apenas me acosté, mi ex mujer me apoyo su culito para que la abrace e intente ponérsela así de costado. Me rechazó raudamente diciéndome “Van a escuchar terminala” me quedé con las ganas y di media vuelta.
El sueño me iba ganando cuando empecé a escuchar un movimiento reiterado en el cuarto de al lado, evidentemente estaban garchando, al principio me enojé “Usan mi casa de Telo” pensé, pero de pronto empecé a escuchar los gemiditos entrecortados de Marisol, tratando de no hacer ruido y me calenté tremendamente.
Me imaginé esas tetas gigantes haciendo un vaivén sobre mi cara y mi calentura creció al instante.
Al poco tiempo me separé de mi esposa, me fui a vivir a Bernal a la casa de mis viejos, un día volviendo en el colectivo me encuentro a Marisol, había engordado un poquito pero sus tetas estaban incontrolables, evidentemente me vió pero me ignoró haciéndose la distraída.
Me la empecé a encontrar seguido, un día me hice el dormido, herido en mi amor propio por el primer desplante, el orgullo que tiene uno cuando es joven es ridículo. Un día el encuentro no pudo ser evitado por ninguno de los dos y entablamos dialogo, me contó que hacía poco tiempo había sido mamá, que todo iba a bien, cosas triviales, evitábamos hablar de mi ex, yo no preguntaba ella no contaba. El tema es que cada vez que la veía no podía evitar recordar aquella noche en mi pequeño departamento. Nos empezamos a encontrar cada día con mayor asiduidad, hablábamos con naturalidad y el viaje se hacía ameno, tal es así que el que llegaba primero a la parada hacía la cola para poder ir sentados.
Un día me dijo “No me esperes que me viene a buscar mi marido” evidentemente le ocultaba esta situación, llegó el verano y con él los escotes, yo estaba un poco retraído, hacía poco me había separado y me costaba entrar en ritmo en el arte de la seducción, una tarde de lluvia, el tránsito estaba infernal por un choque, me desperté con ella encima mío, se había quedado dormida, cuando se despertó se ruborizó, y yo le dije que se quede tranquila.
Algunos días de la semana iba a trabajar en auto, me ofrecí a alcanzarla pero ella estaba renuente, hasta que aceptó. Llegaba fin de año, tenía la fiesta en el trabajo el mismo día que yo, creí ver una oportunidad cuando la tarde anterior me dijo que no sabía cómo iba a volverse a su casa, rápido le dije que yo la alcanzaba si quería, me dijo que me avisaba al trabajo, a fines de los 90 casi nadie tenía celular, esperé ansioso su llamado y cerca de las 18 me llamó, accedí a encontrarme con ella a las 12 de la noche cerca del obelisco, la fiesta de ella era en un hotel céntrico, la mía en costanera, tal es así que llegue tipo 22 y a las 23.30 me fui corriendo.
Cuando la pasé a buscar estaba tremenda, un vestido suelto escotado, zapatos dorados con un taco altísimo. Subió al auto y me dijo “Recién empezaba la fiesta, arreglé mal el horario” y se rio, yo me hice el caballero y le dije si quería volver, me dijo que no, me comentó al pasar que el amigo despedía el año con sus amigos, creí ver una oportunidad y le dije si no quería aprovechar a dar una vuelta, tardó en contestarme, esos segundos parecieron horas
- Bueno, pero más cerca de casa así no estamos lejos
Rápido se me ocurrió ir a la costanera de Quilmes, detuve el auto, la noche estaba hermosa, la tome de la mano nervioso, ella sonrió, “Que estamos haciendo?” me dijo, la interrumpí con un beso que ella al principio rechazó pero luego correspondió apasionadamente.
Mis manos recorrían su cuerpo raudamente, los pezones de sus tetas parecían que iban a perforar el corpiño, le pedí ir a un hotel y ella al principio se resisitó pero luego accedió.
Entramos y le pregunté si quería tomar algo, me dijo que nos apuremos que el tiempo no sobraba, le saque rápidamente el vestido, ella se subió encima mío, le pedí que no se sacara los zapatos, me desnudé con la velocidad de un adolescente en su primera vez, se subió encima mío y le penetré inmediatamente, le dejé puesto el corpiño para guardarme ese momento como un recuerdo imborrable, se lo quite y sus dos tremendas tetas cayeron en mi cara, mientras la penetraba jugaba con su culito metiéndole un dedo, ella no dijo nada, empezó a cabalgar frenéticamente sobre mí y pude notar como se venía, volví a escuchar, como aquella noche, sus suaves gemidos y descargué toda mi calentura sobre su conchita húmeda.

4 comentarios - Gemidos en la Noche

salman01
Muy bueno. Si podes continuarlo...