Les cuento una experiencia que tuve hace unos 6 años. De lo más caliente que me tocó vivir.
Verano 2009/2010, estaba de novio con una chica de Quilmes, no sabíamos bien donde veranear, teníamos ganas de ir a Brasil pero no nos animábamos temiendo los costos y el cambio que, según decían no era beneficioso para los Argentinos.
Cerca del final del 2009 cumple años una amiga, nos encontramos con varias amigos en común, y ahí nos decidimos, una pareja amiga de esta chica se iba a Brasil, a Florianópolis, en febrero, nos contaron que todos los años iban, nos dijeron donde alquilar, nos hablaron de los costos y cerraba por todos lados. La amiga cumpleañera iba con su novio de entonces al mismo departamento que esta pareja. Por medio de sus contactos, nos consiguieron un departamento más chico en el mismo complejo, un sexto piso, ellos estaban en el cuarto.
Para que todo cierre decidimos ir en micro, tras 30 horas de viaje llegamos a la isla..agotados.
Nuestros amigos estaban en Brasil hacía ya 4 días. Tras una calurosa bienvenida empezaron a transcurrir hermosos días de playa que compartíamos los 6, por la noche íbamos a cenar y luego nos quedábamos en el cuarto piso largas horas jugando a las cartas, bebiendo charlando y disfrutando.
A La pareja conformada por Laura y Diego (por razones obvias no son los nombres reales) solo la habíamos visto 2 o 3 veces en los cumpleaños de mi amiga Claudia.
Con el correr de los días noté que Laura pocas veces conversaba conmigo y generalmente su mirada era bastante esquiva, pensé que mi sentido del humor quizás le chocaba.
Laura es una chica muy delgada, morocha de mirada intensa, la bikini realmente le quedaba perfecta.
Para peor, una tarde, mientras tomábamos una cerveza bajo la sombrilla y ella tomaba sol boca abajo dejando su hermoso culo expuesto para ser contemplado, en un rápido movimiento se dio vuelta, y yo, un poco aturdido y lento de reflejos, no pude disimular que la estaba mirando impunemente. En el momento de tener sexo con mi novia, no podía evitar pensar en ella, pero desde ese día intente ser más recatado y mostrarme un poco distante para evitar pasar un mal momento.
Nunca quedábamos solos con Laura, siempre nos movíamos en grupo, hasta que una noche bajo a dejar la basura y ella venia de hacer lo mismo. "Te espero en el ascensor" me dijo, deje rápido la bolsa y subí, estaba realmente hermosa, bronceada, con el pelo suelto, mi fantasía crecía instante tras instante. Esos segundos en los que tardo en subir el ascensor hasta el cuarto piso me mostraron torpe y nervioso, cuando se bajó, me saludo y sonrió, quedé aturdido.
Al día siguiente, Diego estaba descompuesto, las continuas noches de excesos en bebidas y comidas le jugaron una mala pasada, es por eso que nos fuimos a la playa Claudia y su novio, mi novia y yo, Laura nos avisó que luego se sumaba. Claudia y mi novia fueron a caminar en busca de algún vendedor para gastar los reales que nos quedaban y nos quedamos solos con el novio de mi amiga. Al pasar un rato, el flaco quedó dormido en una reposera, en eso veo que viene Laura caminando, sola, Diego no estaba repuesto.
Al llegar me comentó que iba hasta el bar,
- Te traigo algo? Preguntó
- Una cerveza negra, contesté
- Te gusta la Preta, negra y dulce como yo, me dijo de manera picara
Desde ese momento, y por el resto de las vacaciones comenzó un juego que fue creciendo en intensidad, con doble sentido, bromas, siempre entre ambos y sin que los demás escuchen.
Una de las últimas tardes, fuimos en excursión a Barra da Lagoa las 3 parejas, la tarde estaba muy ventosa y el mar abierto generaba muchas olas, Diego fascinado no quería salir del mar, en un momento vamos a buscar tragos y Laura me pide que la ayude, cuando llegamos al puesto, mientras la vendedora trataba de entender nuestro pésimo portugués, Laura poso su mano sobre mi miembro y lo empezó a masajear, mi erección llego al instante y ella avanzó con los 2 tragos mientras que yo tenía que llevar otros dos, no podía caminar en ese estado, esperé que pase y volví, perturbado y excitado.
Durante la tarde cada vez que cruzábamos una mirada me sonreía con picardía. Comenzamos un juego imposible de detener, cada instante en soledad era un beso apasionado, parecíamos adolescentes, un manoseo desenfrenado, el riesgo hacía que el éxtasis sea aún mayor, pero no lográbamos encontrar un momento para satisfacer nuestras ansias.
Una tarde logramos desembarazarnos e ir juntos al supermercado, nos matamos literalmente en la calle, entre las góndolas, pero no encontramos intimidad en ningún lado.
Quedaban solo una noche y media, yo ya estaba obsesionado, las 2 parejas amigas partían un viernes 5.30 am, en el primer vuelo a Buenos Aires. En la playa en un momento de intimidad, como al pasar me dice “Hoy lo hacemos”
Llego la noche, la previa a dejar Brasil, y cenamos todos en el cuarto piso, la noche estaba hermosa, como Laura. Estaba con un vestido bien suelto que dejaba traslucir su hermoso culo.
Jugamos, como muchas noches, al truco de 6, Diego no tenía tanta resistencia y terminaba acostándose antes. Con la excusa de la última noche, permanecimos más tiempo. Estábamos todos en el balcón, cuando una brisa hizo que Claudia y mi novia entren al departamento. Las dos más el novio de Claudia se trenzaron en una partida de chinchón, ambos quedamos solos en el balcón, Laura me dio un beso apasionado mientras con su mano jugaba sobre mi pija, yo no sabía más que hacer, había perdido mis esperanzas de adentrarme en sus encantos.
Entramos a la habitación los 3 seguían su partida de chinchón, Laura preguntó inocentemente “Quieren Café batido?” al unísono todos respondieron afirmativamente.
Me miro cómplice, “te ayudo” le dije como si fuera un rescatista de Defensa Civil, una vez en la cocina me pare detrás de ella mientras batía, las risas llegaban del otro cuarto y de la habitación se escuchaban los ronquidos de Diego. La apoyé descaradamente mientras ella batía el café en una taza. En un movimiento suave, se levantó el vestido y me dijo “Ponemelá”
Así parados, contra la mesada, le corrí la hermosa tanga y comencé frenéticamente a entrar y salir de su conchita deliciosa, me sorprendió lo húmeda que estaba, fueron 3 o 4 minutos en los que tuve que contenerme desesperadamente para no acabar de la calentura que tenía, Laura gemía suavemente de manera deliciosa y no paraba de batir el café en la taza.
Le susurré al oído “No puedo Más” y casi que me imploró “Esperá un segundito más”
Cada ruido de silla nos hacía detener, hasta que de pronto se puso rígida y comenzó a moverse frenéticamente intenté decirle “No aguanto más” pero me interrumpió con un contundente “Acabame adentro”
La historia obviamente siguió, pero se los contaré en otro relato si este fue de su agrado.
Verano 2009/2010, estaba de novio con una chica de Quilmes, no sabíamos bien donde veranear, teníamos ganas de ir a Brasil pero no nos animábamos temiendo los costos y el cambio que, según decían no era beneficioso para los Argentinos.
Cerca del final del 2009 cumple años una amiga, nos encontramos con varias amigos en común, y ahí nos decidimos, una pareja amiga de esta chica se iba a Brasil, a Florianópolis, en febrero, nos contaron que todos los años iban, nos dijeron donde alquilar, nos hablaron de los costos y cerraba por todos lados. La amiga cumpleañera iba con su novio de entonces al mismo departamento que esta pareja. Por medio de sus contactos, nos consiguieron un departamento más chico en el mismo complejo, un sexto piso, ellos estaban en el cuarto.
Para que todo cierre decidimos ir en micro, tras 30 horas de viaje llegamos a la isla..agotados.
Nuestros amigos estaban en Brasil hacía ya 4 días. Tras una calurosa bienvenida empezaron a transcurrir hermosos días de playa que compartíamos los 6, por la noche íbamos a cenar y luego nos quedábamos en el cuarto piso largas horas jugando a las cartas, bebiendo charlando y disfrutando.
A La pareja conformada por Laura y Diego (por razones obvias no son los nombres reales) solo la habíamos visto 2 o 3 veces en los cumpleaños de mi amiga Claudia.
Con el correr de los días noté que Laura pocas veces conversaba conmigo y generalmente su mirada era bastante esquiva, pensé que mi sentido del humor quizás le chocaba.
Laura es una chica muy delgada, morocha de mirada intensa, la bikini realmente le quedaba perfecta.
Para peor, una tarde, mientras tomábamos una cerveza bajo la sombrilla y ella tomaba sol boca abajo dejando su hermoso culo expuesto para ser contemplado, en un rápido movimiento se dio vuelta, y yo, un poco aturdido y lento de reflejos, no pude disimular que la estaba mirando impunemente. En el momento de tener sexo con mi novia, no podía evitar pensar en ella, pero desde ese día intente ser más recatado y mostrarme un poco distante para evitar pasar un mal momento.
Nunca quedábamos solos con Laura, siempre nos movíamos en grupo, hasta que una noche bajo a dejar la basura y ella venia de hacer lo mismo. "Te espero en el ascensor" me dijo, deje rápido la bolsa y subí, estaba realmente hermosa, bronceada, con el pelo suelto, mi fantasía crecía instante tras instante. Esos segundos en los que tardo en subir el ascensor hasta el cuarto piso me mostraron torpe y nervioso, cuando se bajó, me saludo y sonrió, quedé aturdido.
Al día siguiente, Diego estaba descompuesto, las continuas noches de excesos en bebidas y comidas le jugaron una mala pasada, es por eso que nos fuimos a la playa Claudia y su novio, mi novia y yo, Laura nos avisó que luego se sumaba. Claudia y mi novia fueron a caminar en busca de algún vendedor para gastar los reales que nos quedaban y nos quedamos solos con el novio de mi amiga. Al pasar un rato, el flaco quedó dormido en una reposera, en eso veo que viene Laura caminando, sola, Diego no estaba repuesto.
Al llegar me comentó que iba hasta el bar,
- Te traigo algo? Preguntó
- Una cerveza negra, contesté
- Te gusta la Preta, negra y dulce como yo, me dijo de manera picara
Desde ese momento, y por el resto de las vacaciones comenzó un juego que fue creciendo en intensidad, con doble sentido, bromas, siempre entre ambos y sin que los demás escuchen.
Una de las últimas tardes, fuimos en excursión a Barra da Lagoa las 3 parejas, la tarde estaba muy ventosa y el mar abierto generaba muchas olas, Diego fascinado no quería salir del mar, en un momento vamos a buscar tragos y Laura me pide que la ayude, cuando llegamos al puesto, mientras la vendedora trataba de entender nuestro pésimo portugués, Laura poso su mano sobre mi miembro y lo empezó a masajear, mi erección llego al instante y ella avanzó con los 2 tragos mientras que yo tenía que llevar otros dos, no podía caminar en ese estado, esperé que pase y volví, perturbado y excitado.
Durante la tarde cada vez que cruzábamos una mirada me sonreía con picardía. Comenzamos un juego imposible de detener, cada instante en soledad era un beso apasionado, parecíamos adolescentes, un manoseo desenfrenado, el riesgo hacía que el éxtasis sea aún mayor, pero no lográbamos encontrar un momento para satisfacer nuestras ansias.
Una tarde logramos desembarazarnos e ir juntos al supermercado, nos matamos literalmente en la calle, entre las góndolas, pero no encontramos intimidad en ningún lado.
Quedaban solo una noche y media, yo ya estaba obsesionado, las 2 parejas amigas partían un viernes 5.30 am, en el primer vuelo a Buenos Aires. En la playa en un momento de intimidad, como al pasar me dice “Hoy lo hacemos”
Llego la noche, la previa a dejar Brasil, y cenamos todos en el cuarto piso, la noche estaba hermosa, como Laura. Estaba con un vestido bien suelto que dejaba traslucir su hermoso culo.
Jugamos, como muchas noches, al truco de 6, Diego no tenía tanta resistencia y terminaba acostándose antes. Con la excusa de la última noche, permanecimos más tiempo. Estábamos todos en el balcón, cuando una brisa hizo que Claudia y mi novia entren al departamento. Las dos más el novio de Claudia se trenzaron en una partida de chinchón, ambos quedamos solos en el balcón, Laura me dio un beso apasionado mientras con su mano jugaba sobre mi pija, yo no sabía más que hacer, había perdido mis esperanzas de adentrarme en sus encantos.
Entramos a la habitación los 3 seguían su partida de chinchón, Laura preguntó inocentemente “Quieren Café batido?” al unísono todos respondieron afirmativamente.
Me miro cómplice, “te ayudo” le dije como si fuera un rescatista de Defensa Civil, una vez en la cocina me pare detrás de ella mientras batía, las risas llegaban del otro cuarto y de la habitación se escuchaban los ronquidos de Diego. La apoyé descaradamente mientras ella batía el café en una taza. En un movimiento suave, se levantó el vestido y me dijo “Ponemelá”
Así parados, contra la mesada, le corrí la hermosa tanga y comencé frenéticamente a entrar y salir de su conchita deliciosa, me sorprendió lo húmeda que estaba, fueron 3 o 4 minutos en los que tuve que contenerme desesperadamente para no acabar de la calentura que tenía, Laura gemía suavemente de manera deliciosa y no paraba de batir el café en la taza.
Le susurré al oído “No puedo Más” y casi que me imploró “Esperá un segundito más”
Cada ruido de silla nos hacía detener, hasta que de pronto se puso rígida y comenzó a moverse frenéticamente intenté decirle “No aguanto más” pero me interrumpió con un contundente “Acabame adentro”
La historia obviamente siguió, pero se los contaré en otro relato si este fue de su agrado.
15 comentarios - Una Experiencia Peligrosa