Parte 1
Parte 2
Todavía estaba en la ducha, cuando escuché la puerta del departamento abrirse. Lucas gritó que había llegado y yo le respondí desde adentro del baño que ya salía. Cuando terminé, me sequé y salí a su encuentro, solo envuelta en una toalla.
Fui hasta la habitación a buscar mi ropa y cambiarme. Atrás mio entró él. Lo vi y lo saludé. Me sorprendió el beso frio que me había dado y sospeché que algo pasaba. Y más aun, que no me hizo nada teniéndome ahi en frente suyo solamente envuelta en un toallón.
"Como estás", me preguntó. "Bien" le dije con temor. Porque a parte, sabía las que me había mandado en las horas anteriores.
"Qué es esto?", me preguntó mostrándome las dos esposas que había usado la noche anterior con Daniel en el hotel. De la calentura cuando entré con el pendejo, seguro tiré la cartera por cualquier lado y no la cerré. Y quedaron a la vista. Mis ojos se abrieron como platos. No lo podía creer y era todo injustificable.
"Asi que te estás cogiendo un porteñito", me dijo riéndose. A mi no me salían palabras, quería decir algo pero no sabía que ni como. "No pasa nada Juli... está perfecto. Ver esto me trajo buenos recuerdos ( una de mis primeras veces como esclava, fue con él)".
Yo estaba quieta sin poder moverme. Lucas caminaba alrededor mío revoleando las esposas. "Extrañabas que te aten a la cama? Que te traten como una putita?" me preguntaba al oído parado a mis espaldas. "Entonces te buscaste algún chaboncito que te hiciera lo mismo que te hacía yo", se preguntaba y contestaba él mismo. "En realidad (pude articular una frase al fin) no me ataron. Yo lo até" le dije lo más sincera posible.
Lucas se frenó y se puso delante mío, riendo. "Así que encontraste a un loco para someter! jaja que genia!" me decía mientras se reía y aplaudía. Yo seguía en shock. No sabía si le había molestado, estaba enojado o qué. Por mi cabeza pasaban las peores ideas. Hasta que se acercó de golpe y agarrándome de los pelos me besó fuerte. Sin soltarme los pelos me dijo "hoy vas a sufrir... mucho" y me tiró de un empujón a la cama.
Agarró mis dos manos por arriba de mi cabeza y me besó desesperado mientras me abría la toalla y me dejaba totalmente desnuda. Me apretaba fuerte de mis muñecas y estaba al borde del dolor, pero ese salvajismo con el que me trataba me excitaba. Y él lo sabía. Con su otra mano recorrió suavemente mi cuerpo, desde mi cuello hasta mis muslos, haciéndome doblar de placer.
Me besó otra vez, y fue bajando por mi cuello, mis hombros, mi pecho, mi panza, subía y bajaba. Mis gemidos empezaban a llenar el silencio de la habitación. "Te gusta esto putita eh?". Yo no respondía, solo disfrutaba. "Te gusta?", me volvió a preguntar. "Si", le dije entre suspiros.
- Y ahora que querés? - me preguntó.
- Que me cojas...
- Cómo?
- Fuerte.- Le respondí mientras él seguía besándome y tocándome suavemente excitándome cada vez más.
- Muy fuerte?
- Muy... como me cojés vos. Que me hagas mierda...
- Apaa... que putita estás. No te atendió bien tu amigo?
- No... vos me cogés mejor. Tu pija me encanta, me volvés loquita... La quiero... damela - A esta altura mi concha echaba fuego.
Me estaba regalando como una puta a Lucas y me encantaba. De hecho, lo extrañaba. Extrañaba ser sometida así por él.
- Bueno... te voy a coger como querés. Pero primero vas a sufrir un poco.
- NO... por favor.- le decía, aunque la realidad es que quería que me hiciera sufrir. Sabía a qué tipo de sufrimiento me iba a someter.
Agarró las esposas y ató mis manos a la cama. Con sus manos recorrió mi cuerpo desde la punta de mis dedos hasta los pies. Me fue besando desde mis pantorrillas hasta llegar a mi entrepierna, donde se quedó respirando cerca de mi concha un rato.
Sentía su aliento caliente pegar contra mi clítoris. Mis piernas empezaron a temblar. "Por favor, chupala" le pedía. Este jueguito lo habíamos hecho muchas veces y me encantaba. Sentirme su puta suplicándole desesperada era algo que me encantaba (y me encanta aun hoy).
Despacio fue rozando con su lengua toda mi concha. Rozaba por los bordes, hacía círculos en mi agujerito; mientras sus manos manoseaban mis pechos. Mi espalda se doblaba de placer. Empezó a chuparme la concha con más ritmo. Abría la boca y la cubría toda, la besaba. Su lengua filosa y punzante golpeaba con fuerza mi clítoris. Yo estaba cada vez más mojada. Levantó un poco mis piernas, y me lamió desde la cola hacia arriba varias veces.
De repente se frenó y se paró al lado de la cama. Sin decir nada, empezó a buscar por la habitación algo, hasta que se sacó la remera y me tapó los ojos. Peor! no solo la calentura de no ver, sino oler su perfume me volvía más loca!
Después, silencio. Sentí que salió de la habitación. Lo llamé, pero no recibí respuesta. Sentía ruidos a lo lejos. Al rato sentí que volvía a entrar. Mi respiración seguía agitada. Lo sentí otra vez entre mis piernas pero esta vez, sin perder tiempo enterró mi lengua en mi concha haciéndome pegar un grito de placer. De repente, sentí sus manos sobre mi cuerpo. Suaves, rozando mi costado. Sus dedos estaban fríos y mojados. Alejó sus manos, sin dejar de chuparmela.
Cuando se frenó, se levantó y se sentó encima mío. Me masajeaba la cintura con una mano. Sentí una gota fría caer sobre mi panza que me hizo estremecer nuevamente. Cuando entré en razón, 2 pedazos de hielo recorrían mi cuerpo. No podía soportar más. Estaba al límite de placer y dolor, y me excitaba cada vez más. "Cogeme... cogeme!" le gritaba mientras gotas frías recorrían mi piel caliente. No aguantaba más.
Volvió a chuparme la concha, pero esta vez con la lengua helada por el hielo. El choque del frio de su lengua con el calor de mi concha me hizo explotar. No aguantaba más. Con una mano seguía rozando mi cuerpo con hielo, mientras la otra empezaba a meter sus dedos dentro mío. Yo flotaba en el aire. Mi espalda arqueada se sostenía en el aire mientras él no dejaba de someterme.
Ni bien sus dedos rozaron la entrada de mi concha, acabé. Mi cuerpo empezó a temblar y estuve un instante (que para mi fue eterno) casi convulsionando de placer. Hasta que me calmé y pude recuperar el aliento.
Lucas se paró. No me hablaba. No sabía que hacía. Mis piernas todavía temblaban y no podía controlar la respiración. De repente me agarró la cabeza y me besó. Me besó un rato largo, y cuando sacó su boca de la mía, me puso la pija en la cara. Yo abrí la boca lo más que pude para intentar tragarme su pija, pero era imposible. Estaba incómoda y su pija es realmente grande y ancha.
Yo seguía suplicándole que me cogiera, pero sin recibir respuesta. Otra vez volvió a torturarme con hielo. Ahora hacía un camino con el cubito y atrás pasaba sus labios besándome. Mi calentura subió a niveles inexplicables. El orgasmo anterior no solo no había calmado la calentura que tenía, sino que ahora me había potenciado. Estaba más caliente que al principio. "Basta por favor!", gritaba mientras él seguía disfrutando mi cuerpo.
No podía parar de gemir. Y más cuando sentí que volcaba sobre mi cuerpo un chorro de champagne, que había encontrado en la heladera. Se vino preparado el hijo de puta! Lo tiraba y lo tomaba de mi cuerpo.
Otra vez, se sentó encima mío. Ahora, apoyando la punta de su pija en mi boca. Saqué la lengua y la chupé mientras él la movía. "Así que querés que te coja?", me dijo. "Suplicame", me dijo, mientras otra vez se ponía entre mis piernas para chuparme la concha.
"Aaaayyyy siii por favor.. cogeme.. por favor... cogeme fuerte, dale por favor... haceme mierda clavame la pija hasta el fondo" gritaba mientras su lengua se movía con rapidez en mi clítoris. Mi cuerpo se doblaba en dos y con las manos trataba inútilmente de soltarme las esposas.
De golpe se levantó y me la clavó. Pegué un grito que parecía poseída por un demonio. Mi concha estaba tan lubricada que su pija se deslizó fácil, pese al tamaño, hasta lo más profundo de mi. Me pegó un par de embestidas lentas, hasta que empezó a cogerme de la forma salvaje que él me tiene acostumbrada. Y que me gusta.
Me cogía, frenaba, me la chupaba. Me cogía de nuevo. Me levantaba las piernas, las abría. Hacía lo que quería conmigo. Yo solo gritaba y gemía. Acabé dos veces más. No daba más, pero mi concha quería su pija adentro.
Hasta que la sacó y poniendo la punta en mis tetas acabó. Los primeros chorros me pegaron en la cara, mis hombros y el resto quedó chorreando en las tetas.
Con su mano desparramó la leche por mi cuerpo, haciendo una mezcla extraña entre el agua del hielo, el champagne, su semen y mi transpiración. Hacía mucho tiempo no me sentía tan sucia y puta. Y me encantaba.
Lucas me sacó la remera de los ojos. Estaba parado al lado de la cama. "Soltame..." le supliqué. Pero antes, me puso la pija en la boca. "Limpiala", me dijo y yo obediente le pasé la lengua secándole todo resto de leche que le quedaba. Su pija aún seguía dura lista para la segunda vuelta.
Me soltó las esposas y yo me tiré encima suyo. Nos besamos y nos fundimos en un abrazo en la cama. De repente me agarró otra vez de las manos y me las puso en mis espaldas. Me esposó con las manos atrás, y me tiró boca abajo en la cama.
"Levanta la colita", me pidió. Sentí que me escupió y empezó a chuparme el ano. Mi colita se dilataba ante el roce de su lengua. Me agarró fuerte de los cachetes y puso su pija en la entrada de mi concha. Otra vez, me castigó duro y fuerte, pero esta vez con sus dedos jugando en mi cola.
Yo estaba con la cabeza contra la almohada, la cola parada y las manos atadas a mi espalda. Más sometida no podía estar. Pero me excitaba, y mucho. Tanto que los dedos en mi cola no me alcanzaban y empecé a pedirle que me cogiera por atrás. "Dale por favor haceme la cola por favor", suplicaba entre gemidos.
Acá no hubo espera. Apuntó la verga contra mi cola y la fue enterrando despacio pero sin pausa hasta que hizo tope. Sus manos pesadas me pegaban chirlos en la cola haciendo que parara más la cola para permitir que su pija siguiera partiéndome al medio brutalmente.
Lucas se paró encima mío y me pegó una cogida infernal. Su pija en mi cola, y sus dedos pajeandome bien rápido. Un rato de eso, y mi cuerpo tembló violentamente y acabé otra vez.
- Le entregás la cola a tus amigos acá?
- Si... pero la tuya... ay... la tuya me encanta... me destruye.
- Mirala a la putita... te gusta que te rompa la cola.- me decía mientras su pija se enterraba casi hasta los huevos en mi colita. Esa embestida me dejó sin aire.
- Siiiiiiiiiiiiiiiiii... - grité luego de acostumbrarme a su terrible pijón dentro mío y poder emitir un sonido.
Mi cola ya estaba dilatada y dispuesta para que su pijón hiciera lo que quisiera. Empezó a embestirme de manera bestial. "Que cerradita estás... le falta práctica a esto", me decía sin dejar de culearme. Sin dudas sabía del tamaño de su verga y se sentía poderoso al saber que mi cola seguía cerradita para él. Mis piernas no daban más, pero no me atrevía a pedir que parara.
Sacó su pija de mi cola, por suerte, y me tiró en la cama. Me dio vuelta y abrió mis piernas, chupándome otra vez la concha hasta hacerme acabar. Mi aspecto ya daba muestras claras que no podía más.
Respiraba con la boca totalmente abierta y agitada. Lucas se paró y poniendo su pija en mi cara se pajeó hasta acabar adentro de mi boca. En general no me gusta que acaben en mi boca, y él lo sabe. Pero esta vez él me había sometido como a una puta caliente, y lo hizo hasta el final. Y no me negué a nada. Además, sentía que estaba en deuda con él por garchar con otros (como si él no lo hiciera). Tragué un poco, pero la mayoría lo escupí.
Me soltó y se acostó a mi lado. Por primera vez desde su llegada, nos besamos de forma tierna. Yo me levanté y fui a lavarme y tomar agua. Cuando pasé por la puerta, vi una nota que habían tirado de afuera. "PUTA DE MIERDA, SE ESCUCHAN TUS GRITOS DESDE MI CASA". Era Agustín, que seguramente, escuchó mis gritos de la fenomenal cogida que me habían pegado. Una pena por el nene, pero a veces la experiencia es más importante.
Volví a la habitación con una botella de agua para ofrecerle a Lucas. Cuando llegué, lo encontré atado a la cama con las esposas. Mi cara de agotamiento se transformó en perversión. "Mostrame que le hiciste a tu amigo"...
Cuarta Parte
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Parte 2
Todavía estaba en la ducha, cuando escuché la puerta del departamento abrirse. Lucas gritó que había llegado y yo le respondí desde adentro del baño que ya salía. Cuando terminé, me sequé y salí a su encuentro, solo envuelta en una toalla.
Fui hasta la habitación a buscar mi ropa y cambiarme. Atrás mio entró él. Lo vi y lo saludé. Me sorprendió el beso frio que me había dado y sospeché que algo pasaba. Y más aun, que no me hizo nada teniéndome ahi en frente suyo solamente envuelta en un toallón.
"Como estás", me preguntó. "Bien" le dije con temor. Porque a parte, sabía las que me había mandado en las horas anteriores.
"Qué es esto?", me preguntó mostrándome las dos esposas que había usado la noche anterior con Daniel en el hotel. De la calentura cuando entré con el pendejo, seguro tiré la cartera por cualquier lado y no la cerré. Y quedaron a la vista. Mis ojos se abrieron como platos. No lo podía creer y era todo injustificable.
"Asi que te estás cogiendo un porteñito", me dijo riéndose. A mi no me salían palabras, quería decir algo pero no sabía que ni como. "No pasa nada Juli... está perfecto. Ver esto me trajo buenos recuerdos ( una de mis primeras veces como esclava, fue con él)".
Yo estaba quieta sin poder moverme. Lucas caminaba alrededor mío revoleando las esposas. "Extrañabas que te aten a la cama? Que te traten como una putita?" me preguntaba al oído parado a mis espaldas. "Entonces te buscaste algún chaboncito que te hiciera lo mismo que te hacía yo", se preguntaba y contestaba él mismo. "En realidad (pude articular una frase al fin) no me ataron. Yo lo até" le dije lo más sincera posible.
Lucas se frenó y se puso delante mío, riendo. "Así que encontraste a un loco para someter! jaja que genia!" me decía mientras se reía y aplaudía. Yo seguía en shock. No sabía si le había molestado, estaba enojado o qué. Por mi cabeza pasaban las peores ideas. Hasta que se acercó de golpe y agarrándome de los pelos me besó fuerte. Sin soltarme los pelos me dijo "hoy vas a sufrir... mucho" y me tiró de un empujón a la cama.
Agarró mis dos manos por arriba de mi cabeza y me besó desesperado mientras me abría la toalla y me dejaba totalmente desnuda. Me apretaba fuerte de mis muñecas y estaba al borde del dolor, pero ese salvajismo con el que me trataba me excitaba. Y él lo sabía. Con su otra mano recorrió suavemente mi cuerpo, desde mi cuello hasta mis muslos, haciéndome doblar de placer.
Me besó otra vez, y fue bajando por mi cuello, mis hombros, mi pecho, mi panza, subía y bajaba. Mis gemidos empezaban a llenar el silencio de la habitación. "Te gusta esto putita eh?". Yo no respondía, solo disfrutaba. "Te gusta?", me volvió a preguntar. "Si", le dije entre suspiros.
- Y ahora que querés? - me preguntó.
- Que me cojas...
- Cómo?
- Fuerte.- Le respondí mientras él seguía besándome y tocándome suavemente excitándome cada vez más.
- Muy fuerte?
- Muy... como me cojés vos. Que me hagas mierda...
- Apaa... que putita estás. No te atendió bien tu amigo?
- No... vos me cogés mejor. Tu pija me encanta, me volvés loquita... La quiero... damela - A esta altura mi concha echaba fuego.
Me estaba regalando como una puta a Lucas y me encantaba. De hecho, lo extrañaba. Extrañaba ser sometida así por él.
- Bueno... te voy a coger como querés. Pero primero vas a sufrir un poco.
- NO... por favor.- le decía, aunque la realidad es que quería que me hiciera sufrir. Sabía a qué tipo de sufrimiento me iba a someter.
Agarró las esposas y ató mis manos a la cama. Con sus manos recorrió mi cuerpo desde la punta de mis dedos hasta los pies. Me fue besando desde mis pantorrillas hasta llegar a mi entrepierna, donde se quedó respirando cerca de mi concha un rato.
Sentía su aliento caliente pegar contra mi clítoris. Mis piernas empezaron a temblar. "Por favor, chupala" le pedía. Este jueguito lo habíamos hecho muchas veces y me encantaba. Sentirme su puta suplicándole desesperada era algo que me encantaba (y me encanta aun hoy).
Despacio fue rozando con su lengua toda mi concha. Rozaba por los bordes, hacía círculos en mi agujerito; mientras sus manos manoseaban mis pechos. Mi espalda se doblaba de placer. Empezó a chuparme la concha con más ritmo. Abría la boca y la cubría toda, la besaba. Su lengua filosa y punzante golpeaba con fuerza mi clítoris. Yo estaba cada vez más mojada. Levantó un poco mis piernas, y me lamió desde la cola hacia arriba varias veces.
De repente se frenó y se paró al lado de la cama. Sin decir nada, empezó a buscar por la habitación algo, hasta que se sacó la remera y me tapó los ojos. Peor! no solo la calentura de no ver, sino oler su perfume me volvía más loca!
Después, silencio. Sentí que salió de la habitación. Lo llamé, pero no recibí respuesta. Sentía ruidos a lo lejos. Al rato sentí que volvía a entrar. Mi respiración seguía agitada. Lo sentí otra vez entre mis piernas pero esta vez, sin perder tiempo enterró mi lengua en mi concha haciéndome pegar un grito de placer. De repente, sentí sus manos sobre mi cuerpo. Suaves, rozando mi costado. Sus dedos estaban fríos y mojados. Alejó sus manos, sin dejar de chuparmela.
Cuando se frenó, se levantó y se sentó encima mío. Me masajeaba la cintura con una mano. Sentí una gota fría caer sobre mi panza que me hizo estremecer nuevamente. Cuando entré en razón, 2 pedazos de hielo recorrían mi cuerpo. No podía soportar más. Estaba al límite de placer y dolor, y me excitaba cada vez más. "Cogeme... cogeme!" le gritaba mientras gotas frías recorrían mi piel caliente. No aguantaba más.
Volvió a chuparme la concha, pero esta vez con la lengua helada por el hielo. El choque del frio de su lengua con el calor de mi concha me hizo explotar. No aguantaba más. Con una mano seguía rozando mi cuerpo con hielo, mientras la otra empezaba a meter sus dedos dentro mío. Yo flotaba en el aire. Mi espalda arqueada se sostenía en el aire mientras él no dejaba de someterme.
Ni bien sus dedos rozaron la entrada de mi concha, acabé. Mi cuerpo empezó a temblar y estuve un instante (que para mi fue eterno) casi convulsionando de placer. Hasta que me calmé y pude recuperar el aliento.
Lucas se paró. No me hablaba. No sabía que hacía. Mis piernas todavía temblaban y no podía controlar la respiración. De repente me agarró la cabeza y me besó. Me besó un rato largo, y cuando sacó su boca de la mía, me puso la pija en la cara. Yo abrí la boca lo más que pude para intentar tragarme su pija, pero era imposible. Estaba incómoda y su pija es realmente grande y ancha.
Yo seguía suplicándole que me cogiera, pero sin recibir respuesta. Otra vez volvió a torturarme con hielo. Ahora hacía un camino con el cubito y atrás pasaba sus labios besándome. Mi calentura subió a niveles inexplicables. El orgasmo anterior no solo no había calmado la calentura que tenía, sino que ahora me había potenciado. Estaba más caliente que al principio. "Basta por favor!", gritaba mientras él seguía disfrutando mi cuerpo.
No podía parar de gemir. Y más cuando sentí que volcaba sobre mi cuerpo un chorro de champagne, que había encontrado en la heladera. Se vino preparado el hijo de puta! Lo tiraba y lo tomaba de mi cuerpo.
Otra vez, se sentó encima mío. Ahora, apoyando la punta de su pija en mi boca. Saqué la lengua y la chupé mientras él la movía. "Así que querés que te coja?", me dijo. "Suplicame", me dijo, mientras otra vez se ponía entre mis piernas para chuparme la concha.
"Aaaayyyy siii por favor.. cogeme.. por favor... cogeme fuerte, dale por favor... haceme mierda clavame la pija hasta el fondo" gritaba mientras su lengua se movía con rapidez en mi clítoris. Mi cuerpo se doblaba en dos y con las manos trataba inútilmente de soltarme las esposas.
De golpe se levantó y me la clavó. Pegué un grito que parecía poseída por un demonio. Mi concha estaba tan lubricada que su pija se deslizó fácil, pese al tamaño, hasta lo más profundo de mi. Me pegó un par de embestidas lentas, hasta que empezó a cogerme de la forma salvaje que él me tiene acostumbrada. Y que me gusta.
Me cogía, frenaba, me la chupaba. Me cogía de nuevo. Me levantaba las piernas, las abría. Hacía lo que quería conmigo. Yo solo gritaba y gemía. Acabé dos veces más. No daba más, pero mi concha quería su pija adentro.
Hasta que la sacó y poniendo la punta en mis tetas acabó. Los primeros chorros me pegaron en la cara, mis hombros y el resto quedó chorreando en las tetas.
Con su mano desparramó la leche por mi cuerpo, haciendo una mezcla extraña entre el agua del hielo, el champagne, su semen y mi transpiración. Hacía mucho tiempo no me sentía tan sucia y puta. Y me encantaba.
Lucas me sacó la remera de los ojos. Estaba parado al lado de la cama. "Soltame..." le supliqué. Pero antes, me puso la pija en la boca. "Limpiala", me dijo y yo obediente le pasé la lengua secándole todo resto de leche que le quedaba. Su pija aún seguía dura lista para la segunda vuelta.
Me soltó las esposas y yo me tiré encima suyo. Nos besamos y nos fundimos en un abrazo en la cama. De repente me agarró otra vez de las manos y me las puso en mis espaldas. Me esposó con las manos atrás, y me tiró boca abajo en la cama.
"Levanta la colita", me pidió. Sentí que me escupió y empezó a chuparme el ano. Mi colita se dilataba ante el roce de su lengua. Me agarró fuerte de los cachetes y puso su pija en la entrada de mi concha. Otra vez, me castigó duro y fuerte, pero esta vez con sus dedos jugando en mi cola.
Yo estaba con la cabeza contra la almohada, la cola parada y las manos atadas a mi espalda. Más sometida no podía estar. Pero me excitaba, y mucho. Tanto que los dedos en mi cola no me alcanzaban y empecé a pedirle que me cogiera por atrás. "Dale por favor haceme la cola por favor", suplicaba entre gemidos.
Acá no hubo espera. Apuntó la verga contra mi cola y la fue enterrando despacio pero sin pausa hasta que hizo tope. Sus manos pesadas me pegaban chirlos en la cola haciendo que parara más la cola para permitir que su pija siguiera partiéndome al medio brutalmente.
Lucas se paró encima mío y me pegó una cogida infernal. Su pija en mi cola, y sus dedos pajeandome bien rápido. Un rato de eso, y mi cuerpo tembló violentamente y acabé otra vez.
- Le entregás la cola a tus amigos acá?
- Si... pero la tuya... ay... la tuya me encanta... me destruye.
- Mirala a la putita... te gusta que te rompa la cola.- me decía mientras su pija se enterraba casi hasta los huevos en mi colita. Esa embestida me dejó sin aire.
- Siiiiiiiiiiiiiiiiii... - grité luego de acostumbrarme a su terrible pijón dentro mío y poder emitir un sonido.
Mi cola ya estaba dilatada y dispuesta para que su pijón hiciera lo que quisiera. Empezó a embestirme de manera bestial. "Que cerradita estás... le falta práctica a esto", me decía sin dejar de culearme. Sin dudas sabía del tamaño de su verga y se sentía poderoso al saber que mi cola seguía cerradita para él. Mis piernas no daban más, pero no me atrevía a pedir que parara.
Sacó su pija de mi cola, por suerte, y me tiró en la cama. Me dio vuelta y abrió mis piernas, chupándome otra vez la concha hasta hacerme acabar. Mi aspecto ya daba muestras claras que no podía más.
Respiraba con la boca totalmente abierta y agitada. Lucas se paró y poniendo su pija en mi cara se pajeó hasta acabar adentro de mi boca. En general no me gusta que acaben en mi boca, y él lo sabe. Pero esta vez él me había sometido como a una puta caliente, y lo hizo hasta el final. Y no me negué a nada. Además, sentía que estaba en deuda con él por garchar con otros (como si él no lo hiciera). Tragué un poco, pero la mayoría lo escupí.
Me soltó y se acostó a mi lado. Por primera vez desde su llegada, nos besamos de forma tierna. Yo me levanté y fui a lavarme y tomar agua. Cuando pasé por la puerta, vi una nota que habían tirado de afuera. "PUTA DE MIERDA, SE ESCUCHAN TUS GRITOS DESDE MI CASA". Era Agustín, que seguramente, escuchó mis gritos de la fenomenal cogida que me habían pegado. Una pena por el nene, pero a veces la experiencia es más importante.
Volví a la habitación con una botella de agua para ofrecerle a Lucas. Cuando llegué, lo encontré atado a la cama con las esposas. Mi cara de agotamiento se transformó en perversión. "Mostrame que le hiciste a tu amigo"...
Cuarta Parte
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Indice
26 comentarios - Finde intenso 3
gracias por comentar!
gracias por pasar!
esas son las cosas que mas disfruto 😉
gracias por pasar!
Van 9 puntos
gracias por pasar!
jajaa
justo lo que te comente antes... tapar los ojos es lo menor
saludos
gracias por pasar!
noo que loco la evidencia, pese a eso todo termino bien jajjaa yo algo asi una ves lo pense como fantasia que seria rico 😅
te gusta que te rompa la cola.- me decía mientras su pija se enterraba casi hasta los huevos en mi colita. Esa embestida me dejó sin aire." para semana en cama jajja
no chica, no chico, no dildo, a experimentar cosas raras se dijo jajja