Miércoles, 10 de abril de 2013
Cuando me levanté, por haber oído voces, vi como Lina, desnuda, arreglaba a los niños, los preparaba para salir, llamaba a Ana y le daba instrucciones para que los llevara al colegio en un taxi, se fuera al instituto y los recogiera por la tarde.
Vi a Ana furiosa gritándole a la madre
Ana.- !Ya estoy harta! ¡Cualquier día te voy a dar un disgusto! ¡Me iré de casa!
Lina.- Ya vale Ana, por favor no grites que me duele la cabeza.
Lina vuelve a la cama, Marta se despierta.
Marta.- ¿Qué son esos gritos? Déjame dormir.
Lina.- Es Ana que va enfadada. No pasa nada, duérmete zorrita.
Marta.- Cualquier día se descubrirá todo y a ver cómo reacciona papá.
Lina.- Ana cree que su padre lo sabe todo y lo acepta, lo que no sabe es que su padre está en la inopia, no solo no sospecha, sino que además me facilita, desde hace tres años, tres días de marcha a la semana con sus viajes.
Pobrecillo, encima no dejo que me folle.
Bueno que se fastidie, es muy aburrido.
Marta.- Déjame seducirlo y lo metemos en nuestras movidas...
Lina.- ¿Cómo? Tu lo que quieres es tirártelo. Ni hablar, déjalo así que es más feliz sin saber nada.
Marta.- Riéndose. Pero que puta eres, tú te hartas y a él no lo dejas follar. Déjamelo a mí y veras como te lo espabilo. Además le doy gusto, ya que tú lo tienes abandonado. Que desperdicio de pene.
Lina se tiende sobre Marta, la besa en la boca, le pellizca una teta. Y le introduce dos dedos en la vagina.
Lina.- Tú con quien tienes que follar es conmigo. Deja tranquilo a mi marido en su inocencia que es feliz.
Marta abraza a Lina, se revuelcan, se acarician, sus lenguas se entrelazan, metiendo los dedos en el sexo de la otra. Excitando sus clítoris.
Solo se oyen suspiros y gemidos de placer. Lina da la vuelta y se acopla en un sesenta y nueve con Marta, lamiendo sus sexos mutuamente como si fueran un manjar. Una fruta dulce y madura.
Pero, al contrario de lo que ocurría con los tipos de anoche, no había violencia, eran caricias suaves, se acarician todo el cuerpo con la punta de los dedos, se lamen, Lina se tiende boca abajo y Marta la cubre con su cuerpo rozándose, lamiendo y chupando, mordisqueando los muslos, las nalgas.
Baja hasta lamer sus pies y encajar sus muslos en forma de doble tijera mientras se chupan los dedos de los pies una a la otra.
Los orgasmos se repiten, uno, dos, tres...incontables, parece un orgasmo permanente, temblando de placer, se dejan caer desmadejadas una junto a la otra besándose y acariciándose tiernamente.
Algo está cambiando en mí, antes esas imágenes me hubieran asqueado, sin embargo ahora me excitan, mi miembro esta duro y me duele, me lo acaricio y acabo sacándolo del pantalón y pajeándome, llegando a un incontrolable orgasmo.
A las once de la mañana veo entrar a María Helena, la mucama que ayuda a Lina en las labores de la casa. Tiene llave de la casa, entra directamente a la cocina y luego se dirige a la habitación donde las dos amigas están aun retozando.
Pero, ¿qué es esto? ¿Hasta la mucama sabe lo que ocurre? ¿Yo soy el único imbécil que no sabe nada?
María es una chica mexicana, de 22 años, de estatura mediana, de cara redonda y bonita, pelo negro, con la piel color canela y con un cuerpo apetecible.
No está delgada pero tampoco le sobran las carnes.
La verdad es que yo he tenido algunas fantasías con ella, pero enseguida las he apartado de mi mente.
María.- Buenos días, ya veo que habéis empezado sin mí.
Lina.- No puedes imaginarte lo que hemos estado haciendo toda la noche. Anda desnúdate que algo te tocara.
Se desnuda y se tiende en medio de las dos.
Empiezan a besarla y acariciarla, le lamen y mordisquean unos pechos duros con pezones grandes y oscuros.
Lina se levanta, se acerca al armario y lo abre, en los cajones de su lado cerrado con llave y que yo no he visto nunca, saca algo que al principio no logro identificar.
Pronto lo averiguo, es un arnés con un descomunal dildo montado.
Marta esta besando y lamiendo el sexo de María, la coloca a cuatro patas y se coloca detrás hurgando con la lengua el agujero de su culo. Lamiendo desde el pubis hasta la rabadilla pasando por la concha y el agujero del culo, donde se entretiene hurgando con su lengua.
Lo aprecio con claridad, de color marrón oscuro, la lengua serpentea por los alrededores y en el centro, oigo sus gemidos como un animalito.
Lina deja caer un chorro de un líquido transparente sobre el aparato. Aparta a Marta, se coloca detrás y comienza a frotar el enorme aparato por la vulva de la muchacha.
Inicia la introducción, lentamente, sin prisas.
Mientras Marta se ha colocado debajo en posición invertida, en un sesenta y nueve, lamiendo el sexo de la muchacha y ofreciendo el suyo para ser chupado.
La penetración ha sido total. Poco a poco ha conseguido introducir el consolador en su concha y comienza un mete saca lento, poco a poco incrementa la velocidad.
Oigo los golpes de la cadera de Lina contra las nalgas de la chica.
Es alucinante, que una muchacha joven como ésta pueda meterse todo ese artilugio en su vagina.
Medirá unos veinticinco centímetros de largo, pero siete u ocho de diámetro.
Y no se queja, los lamentos son de placer.
Levanta la cara de la vagina de Marta, se vuelve hacia Lina y le sonríe con una cara mezcla de placer y agradecimiento.
Es inaudito.
Y vuelve a hundir su cara sobre el sexo de Marta que la sujeta con una mano y le aprieta la cabeza contra ella, como si quisiera introducirla dentro de su vagina.
Me he vuelto a excitar, tengo mi mano en mi verga y me estoy masturbando, lentamente, para retrasar lo más posible el orgasmo.
Quizás esto tenga algo que ver con el comportamiento de Lina. Tal vez sea mi culpa, no he sabido darle el placer que ella necesita como una droga.
Sufro eyaculación precoz, apenas uno o dos minutos tras introducírsela a Lina y me corro. Y ahora no puedo más, me corroo.
Tras recuperarme del orgasmo, el segundo del día, cuando lo normal son dos o tres al mes, vuelvo a mi puesto de observación.
Lina se ha desmontado el arnés y Marta se lo ha puesto, la chica sigue en la misma posición y mi mujer a cuatro patas detrás. Marta folla a Lina por la concha mientras ella introduce la mano entera hasta la muñeca en la vagina de María que explota en un orgasmo brutal.
¡Dios.. ! Y yo creía que lo había visto todo. La escena es para filmarla, grabarla y distribuir las copias por internet como material porno de alto voltaje. Cualquier productor pagaría mucho dinero por la grabación.
Claro, si no estuviera mi familia implicada en ello.
Los gritos, los aspavientos de las tres mujeres hacen vibrar hasta las paredes. Lina con sus múltiples orgasmos, desconocidos para mi hasta ahora, se saca el aparato y se tiende boca arriba mientras Marta le mete los dedos y la palma de la mano en su dilatada vagina, Lina se orina, tiritando y retorciéndose como si de un ataque de epilepsia se tratara y la muchacha con su concha abierta como la madriguera de un conejo lo coloca sobre la boca de Lina que lo chupa y bebe sus jugos.
Brillantes los cuerpos de las tres por el sudor, los fluidos secretados y los orines de Lina, se abrazan, rozan sus cuerpos unas contra otras y caen desmadejadas en la cama.
Se levantan las tres, Lina le dice a la chica que prepare algo rápido para comer y se van las tres a la cocina.
Cuando vuelven, entre bromas y risas pasan a la ducha, donde siguen los juegos y al salir se secan unas a otras, limpian los restos de la cama y el baño y se acuestan a descansar.
Poco después María se levanta, se viste y se dedica a arreglar el piso que está hecho un asco con la orgia de la noche pasada. Cuando termina se marcha.
Oigo murmullos, las mujeres están dormidas, puedo verlas gracias a los infrarrojos de la cámara.
En el salón veo a Ana y los niños, ya han vuelto del colegio.
Al parecer Ana está acostumbrada a estos menesteres porque los ha llevado y recogido.
Ana abre la puerta del dormitorio y entra sin hacer ruido, se acerca a su madre y le mueve el hombro, se despierta y hablan despacio.
Ana sale de la habitación cerrando la puerta y va a la cocina, saca una bandeja con bocadillos para merendar los niños y los lleva a su cuarto para hacer los deberes.
!Mi hija sabe de las correrías de su madre...La encubre y le ayuda con los niños, Por Dios!
A las once de la noche se despiertan las dos, se levantan, se visten, al parecer comen algo en la cocina y se marchan a la calle.
Los niños están dormidos.
La puerta de Ana se abre, da una vuelta por el salón, entra en la habitación de la madre y encuentra el arnés en el suelo, se desnuda totalmente, se lo coloca y se tiende en la cama, lo sujeta con ambas manos boca arriba y lo mueve arriba y abajo como si se masturbara.
Se lo quita y lo sujeta con la punta sobre su sexo.
Lo frota, lo lleva a su boca lo chupa y vuelve a ponerlo sobre su
¿Virginal vagina?.
Lo frota haciendo simulaciones de penetración sin llegar a efectuarla. Dios mío, es muy pequeña, y aquel armatoste podría partirla en dos.
Unos minutos después se encoge adoptando una postura fetal, deja caer el arnés al suelo y se queda dormida en la cama.
La observo, es tan frágil, tan niña, tan indefensa.
Que experiencias habrá tenido y que cosas habrá visto y vivido.
Se me saltan las lágrimas.
Es una locura. ¿Qué ha pasado con mi familia?.
Todo estaba bien y de pronto el mundo, mi mundo, se hunde, se viene abajo.
A las tres de la madrugada se abre y se cierra la puerta de la calle, se enciende la luz del salón.
Lina viene sola.
Da algunos tumbos, esta mareada, entra en la habitación, donde se encuentra a Ana durmiendo.
En el baño se desnuda, no trae bragas ni sostén.
Los llevaba al salir. ¿Donde habrá estado la muy....Puta?
Veo su pelo lleno de cuajarones blancuzcos resecos y al intentar peinarse se le enganchan.
Decide ducharse y al ir a acostarse ve el arnés en el suelo, junto a la cama. Lo recoge sonriendo y lo guarda.
Apaga la luz y se acurruca detrás de Ana, abrazándola y quedándose dormida poco después.
Tengo que preparar mi regreso, he de desmontar los equipos de vigilancia y buscar un lugar donde instalarlos para seguir observando mi casa.
Jueves, 11 de abril de 2013
Tengo tiempo para recoger mis enseres, llevarlos al coche y devolverle las llaves a Eduardo.
Lo llamo al móvil, está en su casa, lo cito en la misma cafetería de la otra vez, donde estoy desayunando.
Charlamos, bromeamos, el intenta sonsacarme a quien me he tirado y claro está, disimulo, me río y no le cuento nada.
Llamo a mi amigo Andrés para preguntarle que necesito para una prueba comparativa de ADN.
Quedamos en media hora para vernos.
Tomamos una cerveza y me hace entrega del kit y las instrucciones. Como es lógico me pregunta que pasa. Le pido discreción y me asegura total confidencialidad.
Suelo llegar a casa alrededor de medio día, dependiendo de la ruta semanal con un margen de dos o tres horas.
La que, supuestamente he hecho, esta a tres horas de viaje, suelo dejar el hotel a las diez, a la una y media debo estar en casa.
Lina me recibe como siempre, con un beso, y siento asco. Como siempre cariñosa, amable, preguntándome como me ha ido.
Respondo a las preguntas con el mayor aplomo posible.
Pero me asaltan las imágenes que he visto y tengo grabadas y por un instante pasa por mi mente la idea de estrangularla. Pero me contengo.
Me sorprende la sangre fría que puedo llegar a tener.
La comida está preparada, nos sentamos y mientras damos cuenta de los platos no puedo evitar mirarla y preguntarme.
¿Cómo puede estar tan tranquila después de los tres días de orgias que ha tenido sin que se le note nada? ¿Cuántas veces lo habrá hecho sin que yo sospeche nada?.
Concentrado en mis negros pensamientos no me doy cuenta de que ella me observa.
Lina.- ¿Que te sucede Juan? Te veo raro. ¿Va todo bien?
Yo.- !Eh!, ¿Qué? !Ah! Si, si, todo bien, es que vengo cansado del viaje, no te preocupes.
Lina.- Bueno, si quieres te preparo la cama y te acuestas un rato hasta la hora de cenar.
De pronto caigo, joder, tengo que acostarme donde he visto hacer las mayores porquerías del mundo. Bueno, me habré acostado tantas veces sin saberlo que unas cuantas mas ya no van a importar.
Yo.- Bien, si, me tumbare un rato, a ver si me despejo.
Siento nauseas al acercarme a la cama, como cuando la besé, pensando en las pollas que la han follado por la boca, en los culos de tíos que ha lamido y chupado, en las lluvias doradas que habrá soportado.
Me siento mareado, a punto de desmayarme.
Lina.- Juan. ¿Te encuentras bien? Te has puesto pálido ¿Estarás enfermo?.
Yo.- No, Lina, estoy bien, ha sido un pequeño mareo, seguramente consecuencia del viaje. Ya ha pasado.
Me tumbo en la cama vestido, ella me quita los zapatos y se tiende a mi lado.
Finjo dormir, Lina apoya su cabeza sobre mi hombro y se duerme a mi lado. Parece tan inocente, con esa cara de niña, su suave piel.
Veo como suben y baja su pecho con la respiración.
Ahora es tan frágil, si yo quisiera podría hacerle daño, mido un metro setenta y cinco y peso setenta y ocho quilos, quince centímetros más que ella y veinte quilos más.
Aparto estos pensamientos de mi mente.
No puedo evitarlo, la quiero, pero lo que me ha hecho no se lo puedo perdonar, ahora ni nunca.
Tengo que seguir el plan trazado. Sin desviaciones.
Al fin consigo dormir.
Me despiertan los gritos de mis. ¿Mis niños?. ¿Lo serán?. ¿O serán hijos de algún tipo, ligue de una noche de Lina?.
Lina los han recogido mientras yo dormía.
Abrazos, besos.
Pablo y Mili sobre mí en la cama.
Mili.- ¿Que nos has traído?
¡Dios! ¡Lo olvide, todos los viajes les traigo algo a los niños!.
Yo.- No he tenido tiempo, cariño. El próximo viaje les traeré dos regalos a cada uno.
Mili.- Vale papá, pero no te olvides.
Yo.- No me olvidare, princesa.
Pepito me besa y se va corriendo.
Me incorporo y estrecho a Mili entre mis brazos, se me pone un nudo en la garganta...No sé si podre soportarlo. La emoción hace que se me llenen los ojos de lágrimas. Respiro hondo y me seco las lágrimas con el dorso de la mano.
Mili.- ¿Porque lloras papá?
Yo.- Por nada cariño, me ha entrado algo en el ojo.
Se va corriendo a su habitación a jugar.
Voy al salón y enciendo la TV, noticias, culebrones. ¿Culebrones?. ¿Acaso lo que estoy viviendo no supera en dramatismo a la más dura telenovela?. Siempre pensé que se exageraba, ahora estoy convencido de que la realidad supera con creces la más calenturienta imaginación.
Estoy ante la tele pero no la veo, mi mente está en otro lado, en lo que he visto hacer a mi pequeña, delicada y recatada esposa.
Está en la cocina dedicada a sus quehaceres.
!Como si no hubiera roto nunca un plato!
Llega Ana.
Ana.- !papá! !Qué alegría verte!
Me abraza, me besa, acaricio sus cabellos, miro sus ojos color miel, limpios, inocentes.
¿Porque lloraba cuando fue a aquel barrio?.
¿Qué secretos guardaba aquella inocente mirada?.
Vuelta a emocionarme. Logro controlarme y pensar en otra cosa.
Yo.- ¿Como te va en el cole?
Ana.- Muy bien papá, muy bien. Voy a sacar buenas notas, no te preocupes, mamá me ayuda mucho con los deberes.
La verdad es que siempre he dejado a Lina hacerse cargo de la educación de los niños. Siempre confié en ella. Pero ahora..
Yo.- Vale cariño, confío en ti. Sé que no me defraudaras. Por cierto, pareces cansada.
Ana.- Bueno papá, ya sabes, cosas de mujeres. Jajaja
Yo.- Si Ana, lo entiendo. Pero ¿No tendrás algún problema?
Ana.- Jajaja. No papá, no tengo problemas ¿Por qué me preguntas eso?
Yo.- Por nada hija, por nada, era un simple comentario.
Se va hacia la cocina a ayudar a su madre. Me acerco y las oigo susurrar...
Ana.-mamá, papá esta raro ¿No?
Lina.- Pues ahora que lo dices, yo también lo he notado. Le pregunte y me dijo que estaba cansado, no te preocupes, ya se le pasará.
Ana.- mamá, mañana tengo que ir por la mañana. ¿Cómo lo hago?.
Lina.-Mañana, cuando se vaya tu padre a la oficina lo hablamos, ahora no.
Ana.- Vale, pero a veces pienso que esto no está bien. ¿De verdad, papá lo sabe?
Lina.- Que si, tonta. Pero le disgusta hablar del tema, tú sigue así y no te preocupes. Todo irá bien.
Regreso al salón y me siento en el sofá, Lina sale y se sienta a mi lado. Vemos la tele, a la que no prestamos atención. Observo a Lina que mira pero no ve la pantalla, parece preocupada.
¿Habrá percibido algo? ¿Se habrá dado cuenta de que yo ya no soy el mismo? ¿O es lo que le espera mañana lo que le preocupa?
Se recuesta sobre mi hombro pasando un brazo por mi espalda. Yo también paso mi brazo por sus hombros y la estrecho contra mí.
Me queda otra prueba. Tenemos que acostarnos juntos.
Normalmente utilizo un pantalón corto de pijama para dormir, pero hoy no podría soportar el contacto con mi piel sobre las sábanas, me pongo un pantalón largo.
Lina me mira extrañada pero no dice nada.
Ella utiliza un largo camisón que la cubre desde el cuello a los tobillos. Ahora entiendo porque. Así esconde las marcas que le producen en su cuerpo las prácticas aberrantes a las que se entrega.
Aun así veo en su cuello una moratón debido a los chupetones recibidos. Siento un escalofrío. Me meto entre las sábanas y me tiendo de lado dando la espalda a Lina. Ella apaga la luz y se acuesta abrazándome por detrás. Baja la mano hasta coger mi pene, que permanece arrugado. Cojo su mano y la aparto. No puedo evitar el asco que me produce su contacto.
Lina se vuelve de espaldas en silencio. Espero.
Compruebo que duerme y me levanto, con el kit de ADN en mis manos me acerco a los niños que duermen y les hago un frotis en la boca. Los dos pequeños no se dan cuenta pero Ana se despierta cuando ya he terminado.
Ana.- ¿papá? ¿Qué haces?
Yo.- Nada cariño, creí oírte hablar y he venido a ver que te pasaba, sería una pesadilla.
Duérmete.
Le di un beso en la frente y me acosté. Lina seguía dormida.
Autor: Pablo Andrade.
Cuando me levanté, por haber oído voces, vi como Lina, desnuda, arreglaba a los niños, los preparaba para salir, llamaba a Ana y le daba instrucciones para que los llevara al colegio en un taxi, se fuera al instituto y los recogiera por la tarde.
Vi a Ana furiosa gritándole a la madre
Ana.- !Ya estoy harta! ¡Cualquier día te voy a dar un disgusto! ¡Me iré de casa!
Lina.- Ya vale Ana, por favor no grites que me duele la cabeza.
Lina vuelve a la cama, Marta se despierta.
Marta.- ¿Qué son esos gritos? Déjame dormir.
Lina.- Es Ana que va enfadada. No pasa nada, duérmete zorrita.
Marta.- Cualquier día se descubrirá todo y a ver cómo reacciona papá.
Lina.- Ana cree que su padre lo sabe todo y lo acepta, lo que no sabe es que su padre está en la inopia, no solo no sospecha, sino que además me facilita, desde hace tres años, tres días de marcha a la semana con sus viajes.
Pobrecillo, encima no dejo que me folle.
Bueno que se fastidie, es muy aburrido.
Marta.- Déjame seducirlo y lo metemos en nuestras movidas...
Lina.- ¿Cómo? Tu lo que quieres es tirártelo. Ni hablar, déjalo así que es más feliz sin saber nada.
Marta.- Riéndose. Pero que puta eres, tú te hartas y a él no lo dejas follar. Déjamelo a mí y veras como te lo espabilo. Además le doy gusto, ya que tú lo tienes abandonado. Que desperdicio de pene.
Lina se tiende sobre Marta, la besa en la boca, le pellizca una teta. Y le introduce dos dedos en la vagina.
Lina.- Tú con quien tienes que follar es conmigo. Deja tranquilo a mi marido en su inocencia que es feliz.
Marta abraza a Lina, se revuelcan, se acarician, sus lenguas se entrelazan, metiendo los dedos en el sexo de la otra. Excitando sus clítoris.
Solo se oyen suspiros y gemidos de placer. Lina da la vuelta y se acopla en un sesenta y nueve con Marta, lamiendo sus sexos mutuamente como si fueran un manjar. Una fruta dulce y madura.
Pero, al contrario de lo que ocurría con los tipos de anoche, no había violencia, eran caricias suaves, se acarician todo el cuerpo con la punta de los dedos, se lamen, Lina se tiende boca abajo y Marta la cubre con su cuerpo rozándose, lamiendo y chupando, mordisqueando los muslos, las nalgas.
Baja hasta lamer sus pies y encajar sus muslos en forma de doble tijera mientras se chupan los dedos de los pies una a la otra.
Los orgasmos se repiten, uno, dos, tres...incontables, parece un orgasmo permanente, temblando de placer, se dejan caer desmadejadas una junto a la otra besándose y acariciándose tiernamente.
Algo está cambiando en mí, antes esas imágenes me hubieran asqueado, sin embargo ahora me excitan, mi miembro esta duro y me duele, me lo acaricio y acabo sacándolo del pantalón y pajeándome, llegando a un incontrolable orgasmo.
A las once de la mañana veo entrar a María Helena, la mucama que ayuda a Lina en las labores de la casa. Tiene llave de la casa, entra directamente a la cocina y luego se dirige a la habitación donde las dos amigas están aun retozando.
Pero, ¿qué es esto? ¿Hasta la mucama sabe lo que ocurre? ¿Yo soy el único imbécil que no sabe nada?
María es una chica mexicana, de 22 años, de estatura mediana, de cara redonda y bonita, pelo negro, con la piel color canela y con un cuerpo apetecible.
No está delgada pero tampoco le sobran las carnes.
La verdad es que yo he tenido algunas fantasías con ella, pero enseguida las he apartado de mi mente.
María.- Buenos días, ya veo que habéis empezado sin mí.
Lina.- No puedes imaginarte lo que hemos estado haciendo toda la noche. Anda desnúdate que algo te tocara.
Se desnuda y se tiende en medio de las dos.
Empiezan a besarla y acariciarla, le lamen y mordisquean unos pechos duros con pezones grandes y oscuros.
Lina se levanta, se acerca al armario y lo abre, en los cajones de su lado cerrado con llave y que yo no he visto nunca, saca algo que al principio no logro identificar.
Pronto lo averiguo, es un arnés con un descomunal dildo montado.
Marta esta besando y lamiendo el sexo de María, la coloca a cuatro patas y se coloca detrás hurgando con la lengua el agujero de su culo. Lamiendo desde el pubis hasta la rabadilla pasando por la concha y el agujero del culo, donde se entretiene hurgando con su lengua.
Lo aprecio con claridad, de color marrón oscuro, la lengua serpentea por los alrededores y en el centro, oigo sus gemidos como un animalito.
Lina deja caer un chorro de un líquido transparente sobre el aparato. Aparta a Marta, se coloca detrás y comienza a frotar el enorme aparato por la vulva de la muchacha.
Inicia la introducción, lentamente, sin prisas.
Mientras Marta se ha colocado debajo en posición invertida, en un sesenta y nueve, lamiendo el sexo de la muchacha y ofreciendo el suyo para ser chupado.
La penetración ha sido total. Poco a poco ha conseguido introducir el consolador en su concha y comienza un mete saca lento, poco a poco incrementa la velocidad.
Oigo los golpes de la cadera de Lina contra las nalgas de la chica.
Es alucinante, que una muchacha joven como ésta pueda meterse todo ese artilugio en su vagina.
Medirá unos veinticinco centímetros de largo, pero siete u ocho de diámetro.
Y no se queja, los lamentos son de placer.
Levanta la cara de la vagina de Marta, se vuelve hacia Lina y le sonríe con una cara mezcla de placer y agradecimiento.
Es inaudito.
Y vuelve a hundir su cara sobre el sexo de Marta que la sujeta con una mano y le aprieta la cabeza contra ella, como si quisiera introducirla dentro de su vagina.
Me he vuelto a excitar, tengo mi mano en mi verga y me estoy masturbando, lentamente, para retrasar lo más posible el orgasmo.
Quizás esto tenga algo que ver con el comportamiento de Lina. Tal vez sea mi culpa, no he sabido darle el placer que ella necesita como una droga.
Sufro eyaculación precoz, apenas uno o dos minutos tras introducírsela a Lina y me corro. Y ahora no puedo más, me corroo.
Tras recuperarme del orgasmo, el segundo del día, cuando lo normal son dos o tres al mes, vuelvo a mi puesto de observación.
Lina se ha desmontado el arnés y Marta se lo ha puesto, la chica sigue en la misma posición y mi mujer a cuatro patas detrás. Marta folla a Lina por la concha mientras ella introduce la mano entera hasta la muñeca en la vagina de María que explota en un orgasmo brutal.
¡Dios.. ! Y yo creía que lo había visto todo. La escena es para filmarla, grabarla y distribuir las copias por internet como material porno de alto voltaje. Cualquier productor pagaría mucho dinero por la grabación.
Claro, si no estuviera mi familia implicada en ello.
Los gritos, los aspavientos de las tres mujeres hacen vibrar hasta las paredes. Lina con sus múltiples orgasmos, desconocidos para mi hasta ahora, se saca el aparato y se tiende boca arriba mientras Marta le mete los dedos y la palma de la mano en su dilatada vagina, Lina se orina, tiritando y retorciéndose como si de un ataque de epilepsia se tratara y la muchacha con su concha abierta como la madriguera de un conejo lo coloca sobre la boca de Lina que lo chupa y bebe sus jugos.
Brillantes los cuerpos de las tres por el sudor, los fluidos secretados y los orines de Lina, se abrazan, rozan sus cuerpos unas contra otras y caen desmadejadas en la cama.
Se levantan las tres, Lina le dice a la chica que prepare algo rápido para comer y se van las tres a la cocina.
Cuando vuelven, entre bromas y risas pasan a la ducha, donde siguen los juegos y al salir se secan unas a otras, limpian los restos de la cama y el baño y se acuestan a descansar.
Poco después María se levanta, se viste y se dedica a arreglar el piso que está hecho un asco con la orgia de la noche pasada. Cuando termina se marcha.
Oigo murmullos, las mujeres están dormidas, puedo verlas gracias a los infrarrojos de la cámara.
En el salón veo a Ana y los niños, ya han vuelto del colegio.
Al parecer Ana está acostumbrada a estos menesteres porque los ha llevado y recogido.
Ana abre la puerta del dormitorio y entra sin hacer ruido, se acerca a su madre y le mueve el hombro, se despierta y hablan despacio.
Ana sale de la habitación cerrando la puerta y va a la cocina, saca una bandeja con bocadillos para merendar los niños y los lleva a su cuarto para hacer los deberes.
!Mi hija sabe de las correrías de su madre...La encubre y le ayuda con los niños, Por Dios!
A las once de la noche se despiertan las dos, se levantan, se visten, al parecer comen algo en la cocina y se marchan a la calle.
Los niños están dormidos.
La puerta de Ana se abre, da una vuelta por el salón, entra en la habitación de la madre y encuentra el arnés en el suelo, se desnuda totalmente, se lo coloca y se tiende en la cama, lo sujeta con ambas manos boca arriba y lo mueve arriba y abajo como si se masturbara.
Se lo quita y lo sujeta con la punta sobre su sexo.
Lo frota, lo lleva a su boca lo chupa y vuelve a ponerlo sobre su
¿Virginal vagina?.
Lo frota haciendo simulaciones de penetración sin llegar a efectuarla. Dios mío, es muy pequeña, y aquel armatoste podría partirla en dos.
Unos minutos después se encoge adoptando una postura fetal, deja caer el arnés al suelo y se queda dormida en la cama.
La observo, es tan frágil, tan niña, tan indefensa.
Que experiencias habrá tenido y que cosas habrá visto y vivido.
Se me saltan las lágrimas.
Es una locura. ¿Qué ha pasado con mi familia?.
Todo estaba bien y de pronto el mundo, mi mundo, se hunde, se viene abajo.
A las tres de la madrugada se abre y se cierra la puerta de la calle, se enciende la luz del salón.
Lina viene sola.
Da algunos tumbos, esta mareada, entra en la habitación, donde se encuentra a Ana durmiendo.
En el baño se desnuda, no trae bragas ni sostén.
Los llevaba al salir. ¿Donde habrá estado la muy....Puta?
Veo su pelo lleno de cuajarones blancuzcos resecos y al intentar peinarse se le enganchan.
Decide ducharse y al ir a acostarse ve el arnés en el suelo, junto a la cama. Lo recoge sonriendo y lo guarda.
Apaga la luz y se acurruca detrás de Ana, abrazándola y quedándose dormida poco después.
Tengo que preparar mi regreso, he de desmontar los equipos de vigilancia y buscar un lugar donde instalarlos para seguir observando mi casa.
Jueves, 11 de abril de 2013
Tengo tiempo para recoger mis enseres, llevarlos al coche y devolverle las llaves a Eduardo.
Lo llamo al móvil, está en su casa, lo cito en la misma cafetería de la otra vez, donde estoy desayunando.
Charlamos, bromeamos, el intenta sonsacarme a quien me he tirado y claro está, disimulo, me río y no le cuento nada.
Llamo a mi amigo Andrés para preguntarle que necesito para una prueba comparativa de ADN.
Quedamos en media hora para vernos.
Tomamos una cerveza y me hace entrega del kit y las instrucciones. Como es lógico me pregunta que pasa. Le pido discreción y me asegura total confidencialidad.
Suelo llegar a casa alrededor de medio día, dependiendo de la ruta semanal con un margen de dos o tres horas.
La que, supuestamente he hecho, esta a tres horas de viaje, suelo dejar el hotel a las diez, a la una y media debo estar en casa.
Lina me recibe como siempre, con un beso, y siento asco. Como siempre cariñosa, amable, preguntándome como me ha ido.
Respondo a las preguntas con el mayor aplomo posible.
Pero me asaltan las imágenes que he visto y tengo grabadas y por un instante pasa por mi mente la idea de estrangularla. Pero me contengo.
Me sorprende la sangre fría que puedo llegar a tener.
La comida está preparada, nos sentamos y mientras damos cuenta de los platos no puedo evitar mirarla y preguntarme.
¿Cómo puede estar tan tranquila después de los tres días de orgias que ha tenido sin que se le note nada? ¿Cuántas veces lo habrá hecho sin que yo sospeche nada?.
Concentrado en mis negros pensamientos no me doy cuenta de que ella me observa.
Lina.- ¿Que te sucede Juan? Te veo raro. ¿Va todo bien?
Yo.- !Eh!, ¿Qué? !Ah! Si, si, todo bien, es que vengo cansado del viaje, no te preocupes.
Lina.- Bueno, si quieres te preparo la cama y te acuestas un rato hasta la hora de cenar.
De pronto caigo, joder, tengo que acostarme donde he visto hacer las mayores porquerías del mundo. Bueno, me habré acostado tantas veces sin saberlo que unas cuantas mas ya no van a importar.
Yo.- Bien, si, me tumbare un rato, a ver si me despejo.
Siento nauseas al acercarme a la cama, como cuando la besé, pensando en las pollas que la han follado por la boca, en los culos de tíos que ha lamido y chupado, en las lluvias doradas que habrá soportado.
Me siento mareado, a punto de desmayarme.
Lina.- Juan. ¿Te encuentras bien? Te has puesto pálido ¿Estarás enfermo?.
Yo.- No, Lina, estoy bien, ha sido un pequeño mareo, seguramente consecuencia del viaje. Ya ha pasado.
Me tumbo en la cama vestido, ella me quita los zapatos y se tiende a mi lado.
Finjo dormir, Lina apoya su cabeza sobre mi hombro y se duerme a mi lado. Parece tan inocente, con esa cara de niña, su suave piel.
Veo como suben y baja su pecho con la respiración.
Ahora es tan frágil, si yo quisiera podría hacerle daño, mido un metro setenta y cinco y peso setenta y ocho quilos, quince centímetros más que ella y veinte quilos más.
Aparto estos pensamientos de mi mente.
No puedo evitarlo, la quiero, pero lo que me ha hecho no se lo puedo perdonar, ahora ni nunca.
Tengo que seguir el plan trazado. Sin desviaciones.
Al fin consigo dormir.
Me despiertan los gritos de mis. ¿Mis niños?. ¿Lo serán?. ¿O serán hijos de algún tipo, ligue de una noche de Lina?.
Lina los han recogido mientras yo dormía.
Abrazos, besos.
Pablo y Mili sobre mí en la cama.
Mili.- ¿Que nos has traído?
¡Dios! ¡Lo olvide, todos los viajes les traigo algo a los niños!.
Yo.- No he tenido tiempo, cariño. El próximo viaje les traeré dos regalos a cada uno.
Mili.- Vale papá, pero no te olvides.
Yo.- No me olvidare, princesa.
Pepito me besa y se va corriendo.
Me incorporo y estrecho a Mili entre mis brazos, se me pone un nudo en la garganta...No sé si podre soportarlo. La emoción hace que se me llenen los ojos de lágrimas. Respiro hondo y me seco las lágrimas con el dorso de la mano.
Mili.- ¿Porque lloras papá?
Yo.- Por nada cariño, me ha entrado algo en el ojo.
Se va corriendo a su habitación a jugar.
Voy al salón y enciendo la TV, noticias, culebrones. ¿Culebrones?. ¿Acaso lo que estoy viviendo no supera en dramatismo a la más dura telenovela?. Siempre pensé que se exageraba, ahora estoy convencido de que la realidad supera con creces la más calenturienta imaginación.
Estoy ante la tele pero no la veo, mi mente está en otro lado, en lo que he visto hacer a mi pequeña, delicada y recatada esposa.
Está en la cocina dedicada a sus quehaceres.
!Como si no hubiera roto nunca un plato!
Llega Ana.
Ana.- !papá! !Qué alegría verte!
Me abraza, me besa, acaricio sus cabellos, miro sus ojos color miel, limpios, inocentes.
¿Porque lloraba cuando fue a aquel barrio?.
¿Qué secretos guardaba aquella inocente mirada?.
Vuelta a emocionarme. Logro controlarme y pensar en otra cosa.
Yo.- ¿Como te va en el cole?
Ana.- Muy bien papá, muy bien. Voy a sacar buenas notas, no te preocupes, mamá me ayuda mucho con los deberes.
La verdad es que siempre he dejado a Lina hacerse cargo de la educación de los niños. Siempre confié en ella. Pero ahora..
Yo.- Vale cariño, confío en ti. Sé que no me defraudaras. Por cierto, pareces cansada.
Ana.- Bueno papá, ya sabes, cosas de mujeres. Jajaja
Yo.- Si Ana, lo entiendo. Pero ¿No tendrás algún problema?
Ana.- Jajaja. No papá, no tengo problemas ¿Por qué me preguntas eso?
Yo.- Por nada hija, por nada, era un simple comentario.
Se va hacia la cocina a ayudar a su madre. Me acerco y las oigo susurrar...
Ana.-mamá, papá esta raro ¿No?
Lina.- Pues ahora que lo dices, yo también lo he notado. Le pregunte y me dijo que estaba cansado, no te preocupes, ya se le pasará.
Ana.- mamá, mañana tengo que ir por la mañana. ¿Cómo lo hago?.
Lina.-Mañana, cuando se vaya tu padre a la oficina lo hablamos, ahora no.
Ana.- Vale, pero a veces pienso que esto no está bien. ¿De verdad, papá lo sabe?
Lina.- Que si, tonta. Pero le disgusta hablar del tema, tú sigue así y no te preocupes. Todo irá bien.
Regreso al salón y me siento en el sofá, Lina sale y se sienta a mi lado. Vemos la tele, a la que no prestamos atención. Observo a Lina que mira pero no ve la pantalla, parece preocupada.
¿Habrá percibido algo? ¿Se habrá dado cuenta de que yo ya no soy el mismo? ¿O es lo que le espera mañana lo que le preocupa?
Se recuesta sobre mi hombro pasando un brazo por mi espalda. Yo también paso mi brazo por sus hombros y la estrecho contra mí.
Me queda otra prueba. Tenemos que acostarnos juntos.
Normalmente utilizo un pantalón corto de pijama para dormir, pero hoy no podría soportar el contacto con mi piel sobre las sábanas, me pongo un pantalón largo.
Lina me mira extrañada pero no dice nada.
Ella utiliza un largo camisón que la cubre desde el cuello a los tobillos. Ahora entiendo porque. Así esconde las marcas que le producen en su cuerpo las prácticas aberrantes a las que se entrega.
Aun así veo en su cuello una moratón debido a los chupetones recibidos. Siento un escalofrío. Me meto entre las sábanas y me tiendo de lado dando la espalda a Lina. Ella apaga la luz y se acuesta abrazándome por detrás. Baja la mano hasta coger mi pene, que permanece arrugado. Cojo su mano y la aparto. No puedo evitar el asco que me produce su contacto.
Lina se vuelve de espaldas en silencio. Espero.
Compruebo que duerme y me levanto, con el kit de ADN en mis manos me acerco a los niños que duermen y les hago un frotis en la boca. Los dos pequeños no se dan cuenta pero Ana se despierta cuando ya he terminado.
Ana.- ¿papá? ¿Qué haces?
Yo.- Nada cariño, creí oírte hablar y he venido a ver que te pasaba, sería una pesadilla.
Duérmete.
Le di un beso en la frente y me acosté. Lina seguía dormida.
Autor: Pablo Andrade.
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