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Compendio II
No soy mucho de comprar ropa.
Yo prefiero comprar comida a comprarme ropa, pero ya les he dicho que tenemos un “arreglo especial”, donde él ve mi ropa y yo veo la suya.
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Es que son cosas que te quedan marcadas.
Mi papá fue horriblemente tacaño. Nunca nos compró muchas galletitas ni dulces y para los cumpleaños, las cositas ricas que comíamos las hacía mi mamá, las compraba (sacando ahorros de quién sabe dónde) o las conseguía de alguna manera…
😈 😈 😈
Pero ahora, las cosas son distintas. Vamos al Supermercado y me deja traer helado, leche y cositas ricas. Él se trae un paquete chiquitito de galletas con chips de chocolate, cuando le digo que compre más y él me dice que no, que con eso es suficiente.
Pero yo estaba hablando de comprar ropa, ¿Cierto?
😆 😆 😆
Pues bien, para mi primer semestre aquí, me dijo:
“¿Sabes? No me gusta la chaqueta que tienes para la Universidad. Me gustaría comprarte otra.”
😔
En ropa, soy un poco como él. Si me sirve, me la pongo y si se rompe, la intento remendar, pero ojalá no botarla.
Pero él es más estricto (y tierno)…
😍 😍 😍
“¡Te tienes que ver bien! Tú sabes que los australianos son un poco clasistas y por cómo te ven, te tratan. ¡Eres bonita, blanquita y tienes unos ojitos preciosos, Marisol, y tienes que aprovechar de verte hermosa y elegante!”
Y yo ¡Paff!, porque no me lo esperaba.
😊 😊 😊
Entonces, fuimos a una tienda de ropa de mujer.
Por su trabajo, él tiene que verse más elegante. En cambio yo estaba saliendo del embarazo y me volvía a probar mi ropa favorita que traje de Chile…
¡Con la dificultad que todas mis camisas y poleras no me cerraban en el pecho!
😆 😆 😆
Así que él parecía un adulto y yo, niña pechugona.
“¿Puedo ayudarle?” preguntó la vendedora.
“¡Sí! ¡Ando buscando un abrigo para ella!” le respondió mi marido.
“¡Ya veo! ¿Anda comprando ropa para su hermanita?” preguntó, coquetona.
¡Pero mi marido nunca se dio por aludido!
🙄 🙄 🙄
“¡Para nada! ¡Es mi esposa!” le respondió él.
Y yo, le mostré el dedo con anillo de Delfín, pero con una cara “muy amistosa”.
👿 👿 👿
“¡Lo siento! Es que se ve… muy joven.” Se disculpó la vendedora.
Y no pasó a mayores.
Entonces, él empezó con “¡Muéstreme sus chaquetas de cuero!” y “¡Quiero ver su ropa para la lluvia!” y la señorita fue trayendo chaquetas y trayendo chaquetas y trayendo más chaquetas.
“¿Y cuál te gusta más, Marisol? ¡Escoge!” me preguntaba él.
Y ahí, recién, me picaba el bichito de las compras…
😅 😅 😅
“¡Que me gusta este! ¡Y este otro! ¡Y ese de más allá!” le decía yo.
Pero lo que más me gusta es que me dice que “Aquí, no me preocupe de los precios. Que si veo algo que me guste, que le avise y él lo compra.”
😍 😍 😍
Al final, escogí 3 chaquetas…
“¡Ya!... Pero vas a necesitar camisas, sostenes y poleras también.”
Al final, me cambió toda la ropa de otoño-invierno.
Salieron como 800 dólares y la vendedora (que ya no nos tenía tanta confianza porque nos hablábamos en español) tomó la tarjeta y con unos tremendos ojos vio que teníamos saldo.
😊 😊 😊
Pero el martes pasado, me dijo:
“¡Tienes que cambiar esa cartera! ¡Te la han visto mucho tiempo!”
Y le pidió a Liz que cuidara a las pequeñas.
😊 😊 😊
Yo, contenta, porque significaba que me invitaría a comerme un helado.
Y fuimos a otra tienda, pero me vestí mejor y me maquillé: me puse mis Jeans apretados, que realzan mi colita; Una camiseta roja sin hombros (¡Bendito aire acondicionado!) y una chaqueta de mezclilla, para cuando bajara del estacionamiento.
Fuimos a otra tienda, no tan refinada, pero que también me pongo a mirar por las vitrinas.
¡Y ahora sí! ¡Sabían que éramos pareja!
“¿En qué puedo ayudarles?” preguntó una vendedora morenita de ojos verdes, muy simpática y gordita.
“¡Estoy buscando una cartera para ella!” respondió mi marido.
Y otra vez, la procesión de carteras…
😅 😅 😅
2 de cuero (una verde y la otra, color vino) y una sintética.
“¿Quieres probarte Jeans?” me preguntó.
😍 😍 😍
¡Y yo, de acuerdo!
😊 😊 😊
De verdad: yo no compro ropa.
Pero me encanta probármela.
Es como terapia para mí, porque me imagino tenerla un tiempo, me paso el rollo y la devuelvo.
☺️ ☺️ ☺️
Y a mí, me encantan los Jeans, ¡Pero me casé con un hombre que disfruta verme en calzones!
XD
¡Así que pura falda cuando él está en la casa!
Y vi como 3 o 4 pares…
“¿Los probadores? ¿Dónde están?” preguntó él.
“¡Allá, al fondo!” respondió la cajera, señalando con el dedo.
“¡Yo pago y tú te los pruebas!” me dijo él.
😊 😊 😊
¡Y ya! ¡Todo normal, pensaba yo!
Cuando, de repente, golpean la puerta…
😈 😈 😈
“¡Marisol! ¡Te encontré otros pantalones!” me dijo él.
“¡Esperame un poco, que me los estoy probando!”
“¡No, abre ahora!” me susurró, pero con esa voz autoritaria, desesperada y libidinosa que él tiene.
Y yo, ya sabía que iba a pasar…
😈 😈 😈
“¡Toma! ¡Aquí están!” me dijo, pasándome la ropa.
“¿Qué es esto? ¡Es una falda!” Le pregunté, al ver que no era un pantalón.
“¡Pruébatela! ¡Creo que te quedara bien!” me dice, con unos ojos que sé bien lo que quiere.
“¡Ya!... pero tienes que salir.” Le ordeno yo, muerta de la risa.
“¡Pero es mi regalo! ¡Tengo que ver si te queda bien!”
😉 😉 😉
“¿Y la vendedora?”
“En la caja, pagando tus carteras.” Me responde.
Y ya, yo empiezo con mi “striptease improvisado”, sacándome el pantalón…
“¡Marisol, tienes un tremendo trasero!” me dice él, con bulto armado en el suyo.
“¡Lo ves todas las noches!” le respondo, riéndome.
Y de puro mala, me doblo ofreciéndole la cola…
😈 😈 😈
“¡Ay, niñita, me matas!” me dice, con una voz deliciosa.
Y me empiezo a subir la falda y él ya no se aguanta y me empieza a puntear y meter su carita en mi pelo.
“¡Aun no puedo creer que seas mi esposa!” me susurra al oído y yo ya estoy mojadita.
🤤 🤤 🤤
“¡A ver esos pechitos!” me dice y mete las manos bajo la camiseta, agarrándome con sus manos tibias.
😥 😥 😥
Yo suspiro, mordiéndome los labios. Sé que en cualquier momento, van a pasar preguntando por él y por mí y tengo que disimular.
“Señorita, ¿Ha visto a su marido?” se escucha la voz de la morenita.
“¡No!... ¡No lo he visto!... Tal vez, fue al baño…”Le respondo, cuando él me tiene presionada al espejo, sin sostén y con su cosita empujándome por la cola.
🤤 🤤 🤤
Y ahí me dice.
“¡Hay que hacerlo calladito y despacito, para que no nos vayan a pillar!”
😩 😩 😩
¡El muy canalla me hace un lado el calzón y empiezo a sentir su puntita calientita!
“¡Apóyate para el lado, que quiero verte en el espejo!” me ordena.
Yo también lo quiero ver. Me he visto en video solamente y en vivo, es otra cosa.
Y empieza a menearse, despacito, en un delicioso “Doggy style”…
😩 😶 😖 😶
¡Me hace llorar no poder meter bulla, porque me ensancha cada vez y me quema!
Y le da por pellizcarme los pechos, como si se obstinara en que me escuchen.
“¡Es como cuando lo hacía con T____!” me susurra él, recordando a su compañera de trabajo de antes.
😩 😶 😖 😶
¡Malvado! ¡Me pone más animosa todavía!
Y empieza a darme más duro, más duro y me empieza a levantar y levantar…
Siento que mi cintura se va a derretir así.
Y entra hasta el fondo, sacándome lágrimas en la marcha.
Y veo el sol, las estrellas y luces preciosas de colores…
💦 💦 💦 💦
Y le encanta tanto estar dentro de mí, que en su último chorrito aprovecha de meterla más adentro todavía.
😭 😂 😭 😂
Suspiro, llorando y me guardo mis sensaciones. Me besa la espalda y me acaricia los pechos, bajándome la camiseta, cuando igual tengo que ponerme el sostén y se me manchan un poco con la leche que estrujó.
😠 😠 😠
¡La gracia es que nadie se de cuenta!
Y nos despegamos y me sonríe, bien contento. Entonces, tan piola como entró, sale.
“¡Quiero comprar todos estos pantalones y esa falda!” me apunta con su dedo.
😬 😬 😬
Las cajeras disimulan sus risitas, pero igual me da vergüenza.
En especial, cuando siento el juguito de mi marido escurrir hasta el calzón y amenaza bajar por mi pierna.
😔 😔 😔
¡Pero no niego lo mucho que me gusta comprar ropa con él!
🤷 🤷 🤷
(Porque termino comiendo helado...XD)
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2 comentarios - Despacito y calladitos