Desde que nos conocimos en un sala de chat, no pudimos despegarnos, Comenzamos a mandarnos unas fotos simples; Mira como me queda este vestido..., y llegaba una foto suya con un vestido nuevo. Me compré una pollera nueva, y yo le mandaba una foto mía, usándola.
No podía dejar de ver sus fotos, tenía el pelo negro y largo, una piel muy blanca. Su cuerpo era precioso, su culo era tan redondito que me incitaba a morderlo, y sus tetas no muy grandes, pero si hermosas. En ningún momento le di a entender nada, por vergüenza, o por simple miedo al rechazo.
Un día, me mando una foto... "mira mi remera nueva". Era ella frente a la cámara vistiendo una remera blanca muy ajustada y algo escotada. Sus pezones se notaban bajo la traslucida tela. La boca se me hizo agua, solo podía pensar en como le arrancaría esa remera y le mordería los pezones.
-Te olvidaste el corpiño.- le respondí a modo de broma. - jajajjaa, te encanta, no?- respondió. Me puse de todos colores, no sabia si estaba continuando con la broma o me lo decía en serio. Hasta que me dijo, - lo hice a propósito, quería tentarte, me encantas.
Desde ese momento nuestras charlas no fueron las mismas. Te comería a besos, te haría mía, etc. A menudo intercambiábamos fotos más subidas de tono.
Un día hablando por teléfono le dije: Que ganas de lamerte todo el cuerpo. A lo que solo respondió con gemidos.
-Sacate toda la ropa - me ordenó, y le hice caso. Ya podía sentir bien duros mis pezones, esta mujer me calentaba de una manera que nunca nadie había logrado.
-Así desnuda, anda hasta la cocina, y agarra unos hielos y broches de ropa. - Si, mi amor- respondí-
Volví con todo a la cama.
-Pasate el hielo por los pezones. Varias veces, no solo una, los quiero bien duritos y congelados. - Lo hice. Esa mezcla de frió, placer y dolor me tenia cautivada.
-Ponete un broche en cada pezón y mandame una foto, quiero comprobar que me haces caso- Solté un gemido de dolor cuando el broche presiono mi pezón, pero OHHHHHH, que bien se sentía. Tome mi celular y le mande una foto de mis tetas, bien juntitas y mis pezones apretaditos por los broches.
-Me encanta que seas así de putita para mi.-
-Agarra tu consolador, y chupalo hasta que quede bien, pero bien mojado, y mientras tanto con la otra mano, vas a meterte primero uno, y después otro dedito en el culo. Quiero que lo dejes bien preparadito.- Ya no daba más de la calentura así que lo hice. Quería acabar, meterme los dedos en la concha y acabar de una vez por todas, pero de ninguna manera iba a desobedecer estas excitantes ordenes que me estaban dando.
-Listo- le dije. - Arrodillate en el piso, sacate los broches de los pezones, pasate un poco el hielo, y volvete a poner los broches.-
Esta vez, si gemí solo de dolor, mis pezones estaban más sensibles de lo que esperaba. El hielo fue un alivio muy excitante, coloque de nuevo los broches, y el intenso dolor, fue rápidamente opacado por el placer que me estaban haciendo sentir. Imaginaba que los broches eran su boca, mordiendo mis pezones. Sentía mi concha muy mojada ya, y mi culo, pedía a gritos ese consolador.
-Ahora, así arrodillada, abrí bien las piernas, metete la puntita del consolador en la cola. Metelo y sacalos algunas veces, y después metelo bien hasta el fondo, que ese culo se coma todo el juguete. Y me mandas una foto de tu culo penetrado.
Me sentía totalmente llena por el consolador, no aguantaba más, sentía que acababa en cualquier momento. Nunca pensé que me podía sentir así de excitada, sin que me penetren, pero así estaba. A punto caramelo.
-Con dos dedos de la mano izquierda, abrite bien los labios de la concha, y con la otra mano, date 5 palmada en el clítoris. Lo hice, la primer palmada me hizo saltar del dolor, pero me mojó más de lo que ya estaba. Como me calentaba lo que estaba haciendo!!!
-Ahora date 5 más, pero mucho más fuerte.- Esta vez grite, pero de dolor. Con cada palmada saltaba cada vez mas, pero no podía dejar de hacerlo. Sentía la transpiración en mi espalda. Nunca había estado tan caliente. Arrodillada en el piso de mi habitación, desnuda. con un broche en cada pezón, y un consolador en el culo. Deseaba que ella me haga acabar ahí mismo.
-Muy bien putita mía, ahora deja el celular en la mesa de luz, sentate en el suelo y reclinate un poco para atrás, así el consolador se te mete bien hasta el fondo, y tocate hasta acabar. QUIERO ESCUCHAR COMO ACABAS PUTA-
Lo hice, frote mi clítoris con mis manos, como nunca, sentía como se me cortaba la respiración, la transpiración y calor envolvían mi cuerpo. Solté un gemido muy fuerte y me liberé, todo mi cuerpo comenzó a temblar, y mi concha se mojó más que nunca.
Me volvés loca nena - le dije, -y vos a mi - respondió ella.
CONTINUARA
No podía dejar de ver sus fotos, tenía el pelo negro y largo, una piel muy blanca. Su cuerpo era precioso, su culo era tan redondito que me incitaba a morderlo, y sus tetas no muy grandes, pero si hermosas. En ningún momento le di a entender nada, por vergüenza, o por simple miedo al rechazo.
Un día, me mando una foto... "mira mi remera nueva". Era ella frente a la cámara vistiendo una remera blanca muy ajustada y algo escotada. Sus pezones se notaban bajo la traslucida tela. La boca se me hizo agua, solo podía pensar en como le arrancaría esa remera y le mordería los pezones.
-Te olvidaste el corpiño.- le respondí a modo de broma. - jajajjaa, te encanta, no?- respondió. Me puse de todos colores, no sabia si estaba continuando con la broma o me lo decía en serio. Hasta que me dijo, - lo hice a propósito, quería tentarte, me encantas.
Desde ese momento nuestras charlas no fueron las mismas. Te comería a besos, te haría mía, etc. A menudo intercambiábamos fotos más subidas de tono.
Un día hablando por teléfono le dije: Que ganas de lamerte todo el cuerpo. A lo que solo respondió con gemidos.
-Sacate toda la ropa - me ordenó, y le hice caso. Ya podía sentir bien duros mis pezones, esta mujer me calentaba de una manera que nunca nadie había logrado.
-Así desnuda, anda hasta la cocina, y agarra unos hielos y broches de ropa. - Si, mi amor- respondí-
Volví con todo a la cama.
-Pasate el hielo por los pezones. Varias veces, no solo una, los quiero bien duritos y congelados. - Lo hice. Esa mezcla de frió, placer y dolor me tenia cautivada.
-Ponete un broche en cada pezón y mandame una foto, quiero comprobar que me haces caso- Solté un gemido de dolor cuando el broche presiono mi pezón, pero OHHHHHH, que bien se sentía. Tome mi celular y le mande una foto de mis tetas, bien juntitas y mis pezones apretaditos por los broches.
-Me encanta que seas así de putita para mi.-
-Agarra tu consolador, y chupalo hasta que quede bien, pero bien mojado, y mientras tanto con la otra mano, vas a meterte primero uno, y después otro dedito en el culo. Quiero que lo dejes bien preparadito.- Ya no daba más de la calentura así que lo hice. Quería acabar, meterme los dedos en la concha y acabar de una vez por todas, pero de ninguna manera iba a desobedecer estas excitantes ordenes que me estaban dando.
-Listo- le dije. - Arrodillate en el piso, sacate los broches de los pezones, pasate un poco el hielo, y volvete a poner los broches.-
Esta vez, si gemí solo de dolor, mis pezones estaban más sensibles de lo que esperaba. El hielo fue un alivio muy excitante, coloque de nuevo los broches, y el intenso dolor, fue rápidamente opacado por el placer que me estaban haciendo sentir. Imaginaba que los broches eran su boca, mordiendo mis pezones. Sentía mi concha muy mojada ya, y mi culo, pedía a gritos ese consolador.
-Ahora, así arrodillada, abrí bien las piernas, metete la puntita del consolador en la cola. Metelo y sacalos algunas veces, y después metelo bien hasta el fondo, que ese culo se coma todo el juguete. Y me mandas una foto de tu culo penetrado.
Me sentía totalmente llena por el consolador, no aguantaba más, sentía que acababa en cualquier momento. Nunca pensé que me podía sentir así de excitada, sin que me penetren, pero así estaba. A punto caramelo.
-Con dos dedos de la mano izquierda, abrite bien los labios de la concha, y con la otra mano, date 5 palmada en el clítoris. Lo hice, la primer palmada me hizo saltar del dolor, pero me mojó más de lo que ya estaba. Como me calentaba lo que estaba haciendo!!!
-Ahora date 5 más, pero mucho más fuerte.- Esta vez grite, pero de dolor. Con cada palmada saltaba cada vez mas, pero no podía dejar de hacerlo. Sentía la transpiración en mi espalda. Nunca había estado tan caliente. Arrodillada en el piso de mi habitación, desnuda. con un broche en cada pezón, y un consolador en el culo. Deseaba que ella me haga acabar ahí mismo.
-Muy bien putita mía, ahora deja el celular en la mesa de luz, sentate en el suelo y reclinate un poco para atrás, así el consolador se te mete bien hasta el fondo, y tocate hasta acabar. QUIERO ESCUCHAR COMO ACABAS PUTA-
Lo hice, frote mi clítoris con mis manos, como nunca, sentía como se me cortaba la respiración, la transpiración y calor envolvían mi cuerpo. Solté un gemido muy fuerte y me liberé, todo mi cuerpo comenzó a temblar, y mi concha se mojó más que nunca.
Me volvés loca nena - le dije, -y vos a mi - respondió ella.
CONTINUARA
4 comentarios - Me hizo su putita por teléfono.