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Compendio II
😕 😕 😕
Yo sabía que ni a cañonazos le iba a levantar el martes para ver el partido. Se quejaba porque todos los partidos son demasiado temprano y era la mañana de su primer día libre, así que le dije que no se preocupara y que durmiera, porque Liz me vendría a hacer compañía.
😈 😈 😈
Me pasé toda la semana tratando de convencerla, porque a ella tampoco le gusta mucho el futbol. Le dije que este torneo no era como las “Copas del Rey” o la “Champion’s League”, porque estos equipos eran los seleccionados nacionales.
También le conté que esta era la primera selección que llegaba tan lejos. Que se habían batido con los brasileros en el mundial del año pasado y que casi le ganan, de no haber sido por los penales y que si ganaban ese partido, corría la posibilidad de enfrentarse con la selección Argentina, uno de los equipos más fuertes y reconocidos en el mundo y segundos finalistas en el mundial pasado.
😂 😂 😂
¡Pero el mejor argumento fue ver a Alexis Sánchez!
Y es que él y mi marido tienen un look diferente al común australiano.
Son caritas más duras y serias, con ojos negros bien reflexivos y sonrisas bonachonas muy humildes, aunque la quijada de mi marido no es tan cuadrada como la del jugador.
😊 😊 😊
Llegó con un camisón blanco bien largo y no tan revelador y golpeó suavemente la puerta para entrar a la pieza.
Ella ya sabía cómo íbamos a terminar, pero me miraba nerviosa al preguntarme dónde debía sentarse.
Le dije a mi marido que se corriera, para darle espacio a Liz y ella, toda roja, se sentó a la derecha del bello durmiente y se cubrió con la sabana.
😴 😴 😴
Él trato de dormir, pero como las 2 estábamos sentadas viendo la televisión en la pared, medio despertaba y nos veía la cola.
“¡Despierta!” le ordenaba yo, jalándole su cosa para que abriera los ojos.
De a poquito, empezaba a endurecerse y levantarse bajo las sabanas y le pedí a Liz que me ayudara.
Le bajé el pantalón, mientras las 2 le dábamos una manuela espectacular y le sacábamos unos suspiritos intensos.
😩 😩 😩
El muy mañoso empezaba a hacernos cariños en los muslos, cuando ya empezaba a ponerse más pegajosa.
Miraba a Liz y también sentía esa tensión eléctrica, que hacía que me mojara.
😕 😕 😕
Es que no había más razones.
¡Teníamos que chuparla!
Y le destapamos y empezamos a lamerle.
😋 😋 😋
Era un manjar delicioso, con olorcito fuerte a hombre, a sus jugos y a sexo.
La besábamos suavemente, como cuando le das los primeros besos al chico que te gusta y deslizábamos las lenguas como si diéramos pinceladas, disfrutando de su sabor y de sus jugos.
Él, ya más despierto, entrejuntaba las tensas piernas conteniendo el placer y respirando más agitado, mientras que sus dedos se metían en el mojado espacio entre mis piernas.
La transmisión del partido seguía, pero no le prestábamos atención, porque éramos un par de gatas lamiendo pescado.
Su cabecita rosada e hinchada era nuestro botín fabuloso. Le dábamos unos tiernos chupetones, con ruiditos medio obscenos, deseando que nos diera más jugo.
😩 😖 😩 😖 😩
Se aguantaba y se aguantaba, pero nosotras queríamos más y más. La metíamos en las mejillas y la lamiamos como si fuera un helado.
Ni siquiera nos importaba que estuviera la otra, porque nosotras queríamos una sola cosa, mientras nos metía los dedos sin parar y lamentablemente, para Liz quedó el caldo, por lo que yo me tuve que conformar con los restos.
😩 😩 😩
Y nosotras, nos acostamos con la cabeza hacia los pies, porque le habíamos despertado y fue rico, porque recorrió nuestros cuerpos besando y lamiendo.
Iba subiendo, indeciso, por cuál de las 2 le gustaba más.
Cuando llegó a los pechos, fue una tragedia griega, porque nos metía ágilmente los dedos entre las piernas y nos lamía los pezones como si quisiera arrancarlos, sin respetar camisetas ni camisones.
Y más encima, su cosa estaba parada y pegajosa, apretada entre nuestros muslos y nosotras deseosas por que la metiera otra vez.
😩 ☺️ 😋 😛
Estábamos en lujurioso frenesí y nos empezaba besar en el cuello y nosotras, dichosas, porque le echábamos de menos.
Y entonces, en un repentino vuelco de la situación, me puse encima de él.
“¡Quiero comerte!” le dije y le inundé a besos, mientras me incrustaba su cosa entre mis piernas.
😩 😩 😩
Yo, en la gloria y suspiraba, mientras veía que la roja recuperaba el balón.
Minuto 30 y algo y ya cabalgaba abiertamente a mi marido, mientras que Liz le besaba y le abrazaba sin parar.
Yo movía mi cintura, serpenteando, cantando el “¡Vamos, chileno!” que se siente en la cancha, mientras que sus manos me buscaban los pechos.
😍 😍 😍
¡Era una experiencia maravillosa!
¡Hacer el amor! ¡Ser parte de la hinchada!
Y la roja, imbatible, ya amenazante al llegar a la portería rival.
😩 😩 😩
¡Sentí un demoledor orgasmo cuando rompieron el marcador!
¡El gol de Vargas y yo ya me meneaba con todo!
¡Se sentía rico, porque mi marido seguía duro y su cosita vivita y palpitante!
Me movía con todo mi entusiasmo, como si fuera yo misma la que llevara la pelota.
Y dieron medio tiempo y tuve que quitárselo a Liz.
😖 😩 😖 😩 😖
Es que lo necesitaba entero. Sus ojos, sus besos, su calor por mí.
Y yo me deshacía en sus brazos, porque soy su pequeña, su ruiseñor.
La mujer de su vida.
Y me puse a llorar, porque me sentía feliz que estuviese conmigo y así, juntitos, como corresponde con marido y mujer.
“¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!” le dije y le llene de besos y a cambio, me dio lo suyo.
💦 💦 💦
Estaba exhausta. Era mi marido lindo.
😍 😍 😍
Y él me volteó para mi lado, porque por impetuosa, casi boté a Liz.
😆 😆 😆
Pero con su cosa todavía hinchada, por lo que me sacó estrellitas cuando lo hizo.
😲 😲 😲
Pero Liz quería sentirlo también y nos miraba, como si estuviera de más y ahí entendí que él también la había extrañado, porque no le paraba de mirar a los ojos.
Y un poquito antes de que empezara el segundo tiempo, se despegó de mí y fue por ella.
😳 😳 😳
Eso me impresiona de él, porque apenas descansa y ya va por otra.
Y claro, Liz lo abrazaba como si fuera el regalo de navidad que esperaba por años, porque él iba arriba y cuando me da así, las piedras tiemblan.
Medio miraba el partido, mientras le veía besuquearla en el cuello y probar sus pechos, mientras que él se movía rítmicamente con el fragor de la cama rechinando.
Y es que el rostro de Liz era precioso, como un ángel o una niña enamorada, porque él llegaba a lo más profundo de su ser.
😖 😖 😖
¡Y entonces, llegó el autogol de Gary!
😔 😔 😔
Yo pensaba que él no estaba escuchando, pero es que Gary Medel es nuestro jugador favorito, porque es del pueblo, porque aperra y porque mostró que la selección tiene “chispeza”, cuando dijo para el mundial.
Y Liz daba unos gemidos más intensos, mientras que mi marido seguía la pantalla medio enojado, porque ya dabamos por sentado que la selección llegaba a la final.
Sentí un poquito de envidia, porque le estuvo dando bien duro mientras se reponía la roja.
Pero no pasaron ni 3 minutos cuando Vargas hizo otro gol.
😱 😱 😱
¡No creo que nunca una mujer como ella habrá disfrutado un gol de esos!
Pero es que eso es lo rico de la relación con mi marido: hacemos cosas que no nos gustan, por solo compartir el tiempo.
Incluso yo juego a veces con sus consolas y le doy feroces palizas. Pero al momento de irnos a dormir, él se pone meloso, súper tierno y me recompensa las victorias.
😍 😍 😍
Liz estaba rendida. Conociendo a mi marido, no quería venirse tan pronto, pero la pasión del futbol nos había tomado y ya alentábamos juntitos a la selección.
Eso era lo que quería yo: que viera el partido animoso y contento conmigo.
Y cuando terminó, teníamos que celebrarlo. Las pequeñas, como jugaron hasta tarde con papi, seguían durmiendo, sin ganas de levantarse.
Y nosotras, mega contentas, le presentábamos la cola para que la desflorara.
😖 😩 😲
Infatigable, dura y caliente como siempre, entró primero por la retaguardia local.
Y fue avanzando hasta el fondo, que fue un alivio para ambos.
Me daba risa que en otros tiempos, pensara que no se atreviera a hacerlo, porque ahí miraba a Liz, menearse como loca, mientras mi marido le metía los dedos en su trasero.
😖 😩 😖 😩
¡Es muy hábil! ¡Se afirmaba con una mano en mi cintura y aun así, me hacía ver lucecitas de colores!
Y con sus dedos, hurgueteaba la colita de Liz, preparándola para el segundo asalto, porque le conozco y sabía que conmigo no tendría suficiente.
Y de repente, cuando el trasero no me podía arder más, siento sus 2 manos en las pompas, se afirma bien fuerte y me rellena, como si fuera un globo.
💦 💦 💦
Ya no quiero más y me relajo, mirando a Liz sacudirse. Y cuando nos despegamos, me pide permiso para llevar a Liz a la ducha, para hacerle la cola allá.
Yo no tengo problemas y aprovecho de dar pecho a las pequeñas, mudarlas y preparar el desayuno.
Para el mediodía, los 3 estamos cansadísimos y pedimos comida por teléfono, para no tener que cocinar y por la tarde, aprovechamos de dormir la siesta junto con las pequeñas, mientras que Liz se dedicaba a pintar.
Y ahora, Liz y yo andamos toda cocorocas, porque la final se transmite a las 5 de la mañana del domingo y estamos pensando en qué entretenernos, para despertarnos tan, tan temprano…
😈 😈 😈
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3 comentarios - ¡En camino a la final!