Primera parte
Segunda parte
Todas las tardes, se prendían unas duchas que había en la playa y se armaba una linda joda y baile abajo del agua. Esa tarde fuimos mis amigas y nuestros nuevos amigos a mojarnos un poco y bailar.
Yo no quería perder oportunidad, y trataba de estar cerca del tripa. Por supuesto, estábamos todos en malla porque hacía mucho calor. Me puse a bailar con el chabón, haciendo rozar nuestros cuerpos mojados.
Él llevaba un short de fútbol, de esos que la tela es muy finita y marca bien el bulto. Encima, mojado. Se podía ver a simple viste el terrible bulto que cargaba el pibe. Valeria también estaba merodeando mi presa, porque también se lo quería coger. Sus ojos (y los míos) no se despegaban de su entrepierna. Si bien estábamos bailando sueltos entre todos, Vale también se acercaba a él. Tenía que actuar rápido.
Me puse al lado del tripa, provocando que nuestras manos se rozaran. Esto hizo que él me agarrara para bailar, cosa que obviamente no me negué. Con cada vuelta que me daba, yo lo rozaba apoyando mi cola casi desnuda (la bikini desaparece entre mis cachetes).
Podía ver y sentir como la pija empezaba a despertarse. Cuando noté que la erección era cada vez más evidente, me acerqué y se lo dije al oído. El tripa me agarró de la cintura y me pegó contra su cuerpo, mientras me pedía que lo ayudara a disimular. Dudo que franelear la pija contra mi cola ayudara a que no se le parara más, pero bueno...
Encima, seguimos bailando y con los movimientos de mi cuerpo y la mirada hacían un combo cada vez más explosivo. Lo estaba incitando a que me violara. Y no tardó en alejarme del grupo de amigos, hasta perdernos entre la multitud. Disimuladamente pasé mi mano por su pija, acariciándola en todo su largo. Realmente, no me entraba en la mano de lo ancha que era, y se sentía que aun no estaba dura del todo.
El tripa pudo ver la lujuria en mis ojos, mientras yo me mordía los labios de deseo. Me agarró de la mano y me llevó hasta las carpas. Entramos a la suya y nos enlazamos en un beso caliente. Lo acosté en el piso y me trepé arriba suyo. Acariciaba su pecho, bajando las manos hasta su cintura. Me moría de ganas de sacarle todo, pero quería jugar un poco más. Pero no aguanté mucho.
Él se quedó tirado, esperando que yo haga todo. Agarré su short mojado y de un tirón lo bajé hasta los tobillos. El espectáculo era impresionante. Una pija enorme le colgaba entre las piernas. Pero no era solo su pija. Tenía dos huevos gigantes que acompañaban el descomunal tamaño de su miembro. Yo me quedé embobada al principio.
El tripa agarró su pija y se empezó a pajear despacio, recorriendo con su mano todo el tronco. Me acomodé entre sus piernas y con mis dos manos lo ayudé a pajearse. Luego, él la soltó y yo me dediqué a intentar meter todo eso en la boca. Misión imposible. Por más grande que la abriera, podía meter la cabeza y un poco más.
Después de un rato de jugar con mi lengua y mis manos, el pijón tomó más forma. Realmente, era muy grande. La chupaba con ganas mientras mis manos (sobraba mucho tronco) lo pajeaban. En el momento que metí la cabeza de su pija en mi boca, el cierre de la carpa se abre. Era uno de los amigos del tripa, uno de los que se había cogido Vale. El flaco miró, se rio y se fue. El clima se había perdido. Además tenían que estar por venir los otros chicos para cambiarse, ya que a la noche nos íbamos a un boliche.
"Esta noche no te salvás", me dijo el tripa, antes de salir de la carpa. En el boliche el pibe no se me despegó un segundo, a pesar de los intentos de Vale de acercarse también. Lo llevé contra un rincón y le pegué una apretada terrible. Lo puse contra la pared y le comí la boca mientras metía mis manos en su pantalón.
Ya no daba para nada más, así que nos fuimos. Nos tomamos un remise y volvimos al camping. Ya en el camping, caminamos hasta la carpa en el medio de la noche. El tripa me puso adelante de él, para poder mirarme la cola. Me empezó a manosear hasta que me agarró de la cintura y me apoyó su pija. Me di vuelta y me arrodillé bajándole los pantalones. Otra vez, la enorme pija apareció ante mis ojos.
La empecé a chupar y pajear. Sentía como se ponía dura en mi boca y me calentaba. Sentimos un ruido y me paré de golpe. Nos fuimos hasta la carpa de los chicos. Ya adentro, el tripa me empezó a desnudar. Me acostó en le piso y abriendo mis piernas empezó a pajearme. Estaba mojada y muy caliente. El solo roce de sus dedos me hizo estremecer. Se paró y se sentó encima mío apoyando su pija en mi cara. Me la pasaba por la boca, y yo con la lengua la rozaba como si comiera un heladito.
El terrible monstruo estaba totalmente duro. Me agarró las piernas y las puso sobre sus hombros. Apuntó la pija y empezó a empujar. A pesar de estar muy mojada, la entrada no fue fácil. Al principio, me dolía un poco, pero sabía que era solo el principio. De a poco, su pija empezó a desaparecer en mi conchita cada vez más empapada. El dolor había desaparecido. Los movimientos del tripa eran cada vez más fuertes y profundos.
Cuando me quise dar cuenta, estaba con las piernas abiertas suspendidas en el aire y el chabón como loco penetrándome. Me taladraba de una forma que parecía me iba a partir en dos, pero yo no paraba de gritar que no se detuviera. El tripa juntó mis piernas y las puso a un costado. Con su pija totalmente enterrada, empezó a acariciarme la cola.
De golpe volvió otra vez a cogerme de forma salvaje haciéndome acabar de forma brutal. Me dejó todo el cuerpo temblando, pero con ganas de más. Le pedí que parara, le saqué la pija y lo tiré al piso. Me subí arriba y apuntando la pija a mi concha empecé a sentarme arriba. Mis piernas estaban mojadas de mis flujos.
Con paciencia, llegué a enterrarme todo. La cara de fascinación del tripa cuando empecé a cabalgarlo fue terrible. Trataba de agarrarme como para evitar que me rompiera, pero no me importaba. Seguí moviéndome como loca. Con mis piernas me empujaba para arriba y abajo sacando casi por completo su pija y cayendo violentamente hasta el fondo. Lo que me gusta de cabalgar un pijón es que puedo moverme hacia arriba ya abajo sin temor a que se salga la verga.
Me partía al medio. Mis gritos eran cada vez más intensos. Me quedé un rato sentada en su verga, recuperando fuerzas en mis piernas. El tripa aprovechó y buscó con sus dedos mi cola. Me tiré para adelante, para facilitarle la tarea. Me metió un dedo y empezó a moverlo. Mis fuerzas se renovaron, y empecé a rozar mi cuerpo contra el suyo. Su pija había desaparecido en mi concha.
No tardé en explotar de nuevo. Me levanté y me tiré al piso. No podía más. El tripa me agarró y me dio vuelta poniéndome en 4. Abrí mis piernas y paré mi cola, tirando mi cuerpo contra el piso. Mi concha ya estaba dilatadísima. Me agarró fuerte de la cola y empezó a chuparme la concha. Me volvía loca. Después subió, haciendo lo mismo con mi cola. Sentí como escupía en mi ano para luego meter la lengua en la colita, y luego bajar hasta mi concha.
Iba a explotar de nuevo. Me enterró la pija, esta vez mucho más sencillo que antes. Me agarró fuerte de los pelos y me pegó una cogida animal. Era increíble el aguante que tenía el chabón. De golpe sacó su pija y me llenó la espalda con su leche. La acabada fue abundante, acorde al tamaño de sus bolas. Me dejé caer al piso, exhausta.
El tripa se acostó al lado mío y me tocaba la cola. Yo me había quedado con ganas de acabar de nuevo. No me faltaba mucho. Me levanté y lo tiré al piso. Le chupé la pija, y aprovechando que todavía la tenía dura, me senté arriba suyo de nuevo.
Empecé a moverme encima del pijón. No paraba de mojarme y chorrear. Cada vez que sacaba su pija salía más mojada. Me tiré contra su cuerpo, lo abracé y seguí cogiéndolo. Podía sentir como su pija ya no estaba dura, y su tamaño había disminuido considerablemente, pero aun así me daba un terrible placer.
Así como lo había hecho con mi amiga, el flaco con la pija dormida me hizo acabar otra vez. Al momento del orgasmo lo agarré tan fuerte que le clavé las uñas en la espalda, herida de guerra que lució el resto del fin de semana.
Ahora si, me bajé y me tiré al piso. El flaco no salía de su asombro. Me quedé boca abajo un rato, hasta que el tripa se acercó y empezó a tocarme la cola. "La entregás?", me preguntó. "Si estoy muy caliente, si. Igual, a ese matafuego ni en pedo!" le contesté. "Pero puedo jugar?", me pidió.
No respondí. Me puse en 4 y levanté la cola. Se mojó un dedo con saliva y me lo metió. Me escupió la cola, me metió otro dedo. Mi calentura empezaba a brotar de nuevo. Sacó los dedos y empezó a chupar y meter la lengua en la cola. Mis piernas temblaron, y mi conchita inevitablemente se mojó toda. Mi ano se dilataba ante cada roce de su lengua.
Volvió a meterme los dedos. Ahora 3. Los movía y me penetraba muy despacio. "Sabés cuantos dedos tenés adentro?", me preguntó. "Cuatro... esta cola es impresionante!! creo que está pidiendo carne".
"No por favor, no...", le pedía yo suplicando, aunque mi voz no sonaba muy convincente. De golpe sacó sus dedos y buscó su mochila. De ella sacó un gel. Siempre preparado para emergencias el hijo de puta. Se embadurnó los dedos y volvió a enterrármelos en la cola. La sentía tan abierta. Cada movimiento de sus dedos me la dilataba aún más.
No aguanté y como pude, entre gemidos le pedí "la puntita... meteme la puntita". El tripa sonrió y me pidió que se la chupara un rato. Estaba muy blandita para hacerme la cola. Me arrodillé en el piso mientras él se paraba delante mío, dejando caer la inmensa poronga dormida sobre mi cara. La agarré desesperada, y le pegué una chupada mientras la pajeaba como si mi vida dependiera de eso.
Después de un rato de chupársela, tuvo otra vez el tronco firme y duro listo para romperme la cola. Se acomodó atrás, llenándose la pija con el gel, y apoyó la punta. Sentí esa cabeza enorme y me asusté. La dejó un rato apoyada, hasta que me relajé y empezó a empujar.
La cabeza entró fácil. "Ayyy siiii" exclamé cuando me clavó más profundo la pija. Le rogaba por favor que lo hiciera despacio. De a poquito mi cola cedía ante su monstruosa pija. "Hasta ahí... basta..." le supliqué. "Juli, falta muy poquito... en serio" me decía. Me acomodé y le dije que probara.
La sacó un poco, para tomar envión y de golpe la enterró. Pegué un grito como si me hubiesen matado (en serio, sentí que me desmayaba), pero mi cola se había tragado todo ese pijón. No podía creer que haya entrado todo. Pero ahí estaba el tripa empezando a culearme con ganas, cada vez más fuerte.
Me tenía agarrada de la cola, mientras me pegaba unos chirlos que me dejaron los dedos marcados. Yo no podía más. Sentía que venía otro orgasmo terrible, pero por la cola no iba a poder explotar. Le pedí que me cogiera la concha. Sacó de a poco su pija de mi culo. Lo sentí abierto como nunca antes.
Me volvió a agarrar de la cintura y me empezó a garchar bien fuerte. Bien salvaje. Me empujaba para adelante y para atrás. Yo no podía hacer nada. Cuando acabé, mi cuerpo colapsó. Temblé y sentí que me aflojaba toda. La última embestida me tumbó al piso. Exhausta, me di vuelta y le pedí que me llenara de leche las tetas.
Se sentó arriba mío y se empezó a pajear. Yo metí mi mano en sus bolas tocándole casi hasta su ano. El tripa aceleró el ritmo y de pronto se detuvo acercando la punta de su pija a mis tetas. El primer chorro me golpeó violentamente en la pera, y después dejó caer varios chorros de semen espeso y caliente sobre mis pechos.
Cuando terminó de descargar (un rato largo) se acostó a mi lado. Yo me distribuí toda la acabada por mi cuerpo. Era tanta, que llené mis tetas, mi panza y un poco de mis piernas. La leche que aun chorreaba de mi cara la limpié y me la sequé en mis brazos.
El tripa me miraba sin poder creer lo que hacía. "Sabías que es muy hidratante para la piel. Y con todo el sol que tomás en verano, es importante la hidratación", le explicaba mientras seguía limpiándome. "Que asquerosa que sos!" me dijo riéndose.
Al rato cayeron dos de los otros chicos, con Vale totalmente borracha. Cuando me vio me saludó gritando (típico de borracha). Pregunté por Agus, aunque la respuesta era obvia. Estaba en nuestra carpa con los 2 restantes. Ya estaba amaneciendo. Yo no daba más, pero no iba a dejar a mi amiga sola con esos 3 chicos.
Cuarta Parte
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Segunda parte
Todas las tardes, se prendían unas duchas que había en la playa y se armaba una linda joda y baile abajo del agua. Esa tarde fuimos mis amigas y nuestros nuevos amigos a mojarnos un poco y bailar.
Yo no quería perder oportunidad, y trataba de estar cerca del tripa. Por supuesto, estábamos todos en malla porque hacía mucho calor. Me puse a bailar con el chabón, haciendo rozar nuestros cuerpos mojados.
Él llevaba un short de fútbol, de esos que la tela es muy finita y marca bien el bulto. Encima, mojado. Se podía ver a simple viste el terrible bulto que cargaba el pibe. Valeria también estaba merodeando mi presa, porque también se lo quería coger. Sus ojos (y los míos) no se despegaban de su entrepierna. Si bien estábamos bailando sueltos entre todos, Vale también se acercaba a él. Tenía que actuar rápido.
Me puse al lado del tripa, provocando que nuestras manos se rozaran. Esto hizo que él me agarrara para bailar, cosa que obviamente no me negué. Con cada vuelta que me daba, yo lo rozaba apoyando mi cola casi desnuda (la bikini desaparece entre mis cachetes).
Podía ver y sentir como la pija empezaba a despertarse. Cuando noté que la erección era cada vez más evidente, me acerqué y se lo dije al oído. El tripa me agarró de la cintura y me pegó contra su cuerpo, mientras me pedía que lo ayudara a disimular. Dudo que franelear la pija contra mi cola ayudara a que no se le parara más, pero bueno...
Encima, seguimos bailando y con los movimientos de mi cuerpo y la mirada hacían un combo cada vez más explosivo. Lo estaba incitando a que me violara. Y no tardó en alejarme del grupo de amigos, hasta perdernos entre la multitud. Disimuladamente pasé mi mano por su pija, acariciándola en todo su largo. Realmente, no me entraba en la mano de lo ancha que era, y se sentía que aun no estaba dura del todo.
El tripa pudo ver la lujuria en mis ojos, mientras yo me mordía los labios de deseo. Me agarró de la mano y me llevó hasta las carpas. Entramos a la suya y nos enlazamos en un beso caliente. Lo acosté en el piso y me trepé arriba suyo. Acariciaba su pecho, bajando las manos hasta su cintura. Me moría de ganas de sacarle todo, pero quería jugar un poco más. Pero no aguanté mucho.
Él se quedó tirado, esperando que yo haga todo. Agarré su short mojado y de un tirón lo bajé hasta los tobillos. El espectáculo era impresionante. Una pija enorme le colgaba entre las piernas. Pero no era solo su pija. Tenía dos huevos gigantes que acompañaban el descomunal tamaño de su miembro. Yo me quedé embobada al principio.
El tripa agarró su pija y se empezó a pajear despacio, recorriendo con su mano todo el tronco. Me acomodé entre sus piernas y con mis dos manos lo ayudé a pajearse. Luego, él la soltó y yo me dediqué a intentar meter todo eso en la boca. Misión imposible. Por más grande que la abriera, podía meter la cabeza y un poco más.
Después de un rato de jugar con mi lengua y mis manos, el pijón tomó más forma. Realmente, era muy grande. La chupaba con ganas mientras mis manos (sobraba mucho tronco) lo pajeaban. En el momento que metí la cabeza de su pija en mi boca, el cierre de la carpa se abre. Era uno de los amigos del tripa, uno de los que se había cogido Vale. El flaco miró, se rio y se fue. El clima se había perdido. Además tenían que estar por venir los otros chicos para cambiarse, ya que a la noche nos íbamos a un boliche.
"Esta noche no te salvás", me dijo el tripa, antes de salir de la carpa. En el boliche el pibe no se me despegó un segundo, a pesar de los intentos de Vale de acercarse también. Lo llevé contra un rincón y le pegué una apretada terrible. Lo puse contra la pared y le comí la boca mientras metía mis manos en su pantalón.
Ya no daba para nada más, así que nos fuimos. Nos tomamos un remise y volvimos al camping. Ya en el camping, caminamos hasta la carpa en el medio de la noche. El tripa me puso adelante de él, para poder mirarme la cola. Me empezó a manosear hasta que me agarró de la cintura y me apoyó su pija. Me di vuelta y me arrodillé bajándole los pantalones. Otra vez, la enorme pija apareció ante mis ojos.
La empecé a chupar y pajear. Sentía como se ponía dura en mi boca y me calentaba. Sentimos un ruido y me paré de golpe. Nos fuimos hasta la carpa de los chicos. Ya adentro, el tripa me empezó a desnudar. Me acostó en le piso y abriendo mis piernas empezó a pajearme. Estaba mojada y muy caliente. El solo roce de sus dedos me hizo estremecer. Se paró y se sentó encima mío apoyando su pija en mi cara. Me la pasaba por la boca, y yo con la lengua la rozaba como si comiera un heladito.
El terrible monstruo estaba totalmente duro. Me agarró las piernas y las puso sobre sus hombros. Apuntó la pija y empezó a empujar. A pesar de estar muy mojada, la entrada no fue fácil. Al principio, me dolía un poco, pero sabía que era solo el principio. De a poco, su pija empezó a desaparecer en mi conchita cada vez más empapada. El dolor había desaparecido. Los movimientos del tripa eran cada vez más fuertes y profundos.
Cuando me quise dar cuenta, estaba con las piernas abiertas suspendidas en el aire y el chabón como loco penetrándome. Me taladraba de una forma que parecía me iba a partir en dos, pero yo no paraba de gritar que no se detuviera. El tripa juntó mis piernas y las puso a un costado. Con su pija totalmente enterrada, empezó a acariciarme la cola.
De golpe volvió otra vez a cogerme de forma salvaje haciéndome acabar de forma brutal. Me dejó todo el cuerpo temblando, pero con ganas de más. Le pedí que parara, le saqué la pija y lo tiré al piso. Me subí arriba y apuntando la pija a mi concha empecé a sentarme arriba. Mis piernas estaban mojadas de mis flujos.
Con paciencia, llegué a enterrarme todo. La cara de fascinación del tripa cuando empecé a cabalgarlo fue terrible. Trataba de agarrarme como para evitar que me rompiera, pero no me importaba. Seguí moviéndome como loca. Con mis piernas me empujaba para arriba y abajo sacando casi por completo su pija y cayendo violentamente hasta el fondo. Lo que me gusta de cabalgar un pijón es que puedo moverme hacia arriba ya abajo sin temor a que se salga la verga.
Me partía al medio. Mis gritos eran cada vez más intensos. Me quedé un rato sentada en su verga, recuperando fuerzas en mis piernas. El tripa aprovechó y buscó con sus dedos mi cola. Me tiré para adelante, para facilitarle la tarea. Me metió un dedo y empezó a moverlo. Mis fuerzas se renovaron, y empecé a rozar mi cuerpo contra el suyo. Su pija había desaparecido en mi concha.
No tardé en explotar de nuevo. Me levanté y me tiré al piso. No podía más. El tripa me agarró y me dio vuelta poniéndome en 4. Abrí mis piernas y paré mi cola, tirando mi cuerpo contra el piso. Mi concha ya estaba dilatadísima. Me agarró fuerte de la cola y empezó a chuparme la concha. Me volvía loca. Después subió, haciendo lo mismo con mi cola. Sentí como escupía en mi ano para luego meter la lengua en la colita, y luego bajar hasta mi concha.
Iba a explotar de nuevo. Me enterró la pija, esta vez mucho más sencillo que antes. Me agarró fuerte de los pelos y me pegó una cogida animal. Era increíble el aguante que tenía el chabón. De golpe sacó su pija y me llenó la espalda con su leche. La acabada fue abundante, acorde al tamaño de sus bolas. Me dejé caer al piso, exhausta.
El tripa se acostó al lado mío y me tocaba la cola. Yo me había quedado con ganas de acabar de nuevo. No me faltaba mucho. Me levanté y lo tiré al piso. Le chupé la pija, y aprovechando que todavía la tenía dura, me senté arriba suyo de nuevo.
Empecé a moverme encima del pijón. No paraba de mojarme y chorrear. Cada vez que sacaba su pija salía más mojada. Me tiré contra su cuerpo, lo abracé y seguí cogiéndolo. Podía sentir como su pija ya no estaba dura, y su tamaño había disminuido considerablemente, pero aun así me daba un terrible placer.
Así como lo había hecho con mi amiga, el flaco con la pija dormida me hizo acabar otra vez. Al momento del orgasmo lo agarré tan fuerte que le clavé las uñas en la espalda, herida de guerra que lució el resto del fin de semana.
Ahora si, me bajé y me tiré al piso. El flaco no salía de su asombro. Me quedé boca abajo un rato, hasta que el tripa se acercó y empezó a tocarme la cola. "La entregás?", me preguntó. "Si estoy muy caliente, si. Igual, a ese matafuego ni en pedo!" le contesté. "Pero puedo jugar?", me pidió.
No respondí. Me puse en 4 y levanté la cola. Se mojó un dedo con saliva y me lo metió. Me escupió la cola, me metió otro dedo. Mi calentura empezaba a brotar de nuevo. Sacó los dedos y empezó a chupar y meter la lengua en la cola. Mis piernas temblaron, y mi conchita inevitablemente se mojó toda. Mi ano se dilataba ante cada roce de su lengua.
Volvió a meterme los dedos. Ahora 3. Los movía y me penetraba muy despacio. "Sabés cuantos dedos tenés adentro?", me preguntó. "Cuatro... esta cola es impresionante!! creo que está pidiendo carne".
"No por favor, no...", le pedía yo suplicando, aunque mi voz no sonaba muy convincente. De golpe sacó sus dedos y buscó su mochila. De ella sacó un gel. Siempre preparado para emergencias el hijo de puta. Se embadurnó los dedos y volvió a enterrármelos en la cola. La sentía tan abierta. Cada movimiento de sus dedos me la dilataba aún más.
No aguanté y como pude, entre gemidos le pedí "la puntita... meteme la puntita". El tripa sonrió y me pidió que se la chupara un rato. Estaba muy blandita para hacerme la cola. Me arrodillé en el piso mientras él se paraba delante mío, dejando caer la inmensa poronga dormida sobre mi cara. La agarré desesperada, y le pegué una chupada mientras la pajeaba como si mi vida dependiera de eso.
Después de un rato de chupársela, tuvo otra vez el tronco firme y duro listo para romperme la cola. Se acomodó atrás, llenándose la pija con el gel, y apoyó la punta. Sentí esa cabeza enorme y me asusté. La dejó un rato apoyada, hasta que me relajé y empezó a empujar.
La cabeza entró fácil. "Ayyy siiii" exclamé cuando me clavó más profundo la pija. Le rogaba por favor que lo hiciera despacio. De a poquito mi cola cedía ante su monstruosa pija. "Hasta ahí... basta..." le supliqué. "Juli, falta muy poquito... en serio" me decía. Me acomodé y le dije que probara.
La sacó un poco, para tomar envión y de golpe la enterró. Pegué un grito como si me hubiesen matado (en serio, sentí que me desmayaba), pero mi cola se había tragado todo ese pijón. No podía creer que haya entrado todo. Pero ahí estaba el tripa empezando a culearme con ganas, cada vez más fuerte.
Me tenía agarrada de la cola, mientras me pegaba unos chirlos que me dejaron los dedos marcados. Yo no podía más. Sentía que venía otro orgasmo terrible, pero por la cola no iba a poder explotar. Le pedí que me cogiera la concha. Sacó de a poco su pija de mi culo. Lo sentí abierto como nunca antes.
Me volvió a agarrar de la cintura y me empezó a garchar bien fuerte. Bien salvaje. Me empujaba para adelante y para atrás. Yo no podía hacer nada. Cuando acabé, mi cuerpo colapsó. Temblé y sentí que me aflojaba toda. La última embestida me tumbó al piso. Exhausta, me di vuelta y le pedí que me llenara de leche las tetas.
Se sentó arriba mío y se empezó a pajear. Yo metí mi mano en sus bolas tocándole casi hasta su ano. El tripa aceleró el ritmo y de pronto se detuvo acercando la punta de su pija a mis tetas. El primer chorro me golpeó violentamente en la pera, y después dejó caer varios chorros de semen espeso y caliente sobre mis pechos.
Cuando terminó de descargar (un rato largo) se acostó a mi lado. Yo me distribuí toda la acabada por mi cuerpo. Era tanta, que llené mis tetas, mi panza y un poco de mis piernas. La leche que aun chorreaba de mi cara la limpié y me la sequé en mis brazos.
El tripa me miraba sin poder creer lo que hacía. "Sabías que es muy hidratante para la piel. Y con todo el sol que tomás en verano, es importante la hidratación", le explicaba mientras seguía limpiándome. "Que asquerosa que sos!" me dijo riéndose.
Al rato cayeron dos de los otros chicos, con Vale totalmente borracha. Cuando me vio me saludó gritando (típico de borracha). Pregunté por Agus, aunque la respuesta era obvia. Estaba en nuestra carpa con los 2 restantes. Ya estaba amaneciendo. Yo no daba más, pero no iba a dejar a mi amiga sola con esos 3 chicos.
Cuarta Parte
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29 comentarios - Carnaval de Gualeguaychú 3
gracias por pasar
ME ENCANTO BESIS BB
pero de verdad era tan grande?
en comparacion con los negros de brazil de tu viaje de trabajo como estaba el tripa?
gracias por tu sinceridad hermosa juli
gracias por pasar!
Una duda ¿sin forro?
Comparan al tripa con los negros, pero no se olviden del rugbier y de Lucas! Ya tenes experiencia en manejar artillería pesada jajaja
Besos!
gracias por pasar
Pero nos tenes (mal) acostumbrados a estas cosas genia, sos mi idola jaja
Van puntos correspondientes