☺️ ☺️ ☺️
Post anterior
Post siguiente
Compendio II
¡Ando muy feliz y contenta! ¡Otra vez estoy terminando mi semestre en la universidad sin problemas!
Y ahora, ando igual que una estrella de rock: me levanto como a las 10, me aparezco en mis clases y puras buenas noticias, que “no tengo que presentarme a examen” o que “muy bien su reporte sobre la Gran Armada”.
😂 😂 😂
¡Lo único que me falta es que él esté conmigo! Porque la semana pasada, me ayudó en todos mis pendientes.
Y claro, ahora todos me andan pidiendo que les ayude a estudiar o en el caso del profe que le molesta a mi marido, invitándome a “tomarme un café a la vuelta de la esquina”.
😠 😠 😠
Incluso hay algunos más frescos, que me preguntan si “no tengo más tiempo libre, para estudiar a solas en la casa”, porque saben que mi marido anda trabajando y que no vuelve hasta el próximo lunes, pero son siempre los mismos que nunca me miraron a los ojos, pero no se les perdía mi cola o mi pecho cuando creían que no les observaba.
Les digo que no, que tengo que cuidar a las pequeñas y que prefiero estudiar en la biblioteca, porque son varios los que me preguntan. Hay algunos chicos, los que eran más tímidos, que a esos no les pongo problemas, porque van con preguntas puntuales y se nota que saben de la materia, pero aun así no me iría con otro o le invitaría a la casa, a menos que fuera mujer o mi marido. Nadie más.
😤 😤 😤
En casa, nosotras no hemos hablado tanto de lo que nos pasó esa noche. Claro que todavía nos reímos al mirarnos, pero me ha preguntado más de nosotros, cómo nos conocimos y nos fuimos enamorando, porque a ella le gusta mi marido y eso es lo que más feliz me hace.
😍 😍 😍
Pues volviendo a esa noche, no tardó mucho tiempo en darme su juguito. Es que él sabe que a mi boca le encanta su sabor y le aliviaba bastante, porque le teníamos aguantando la calentura por mucho rato.
Liz, en cambio, se entregaba completamente a sus labios en un beso intensísimo y cuando me bebí todo y se la dejé limpiecita a mi marido, ella sonreía hasta con los ojos.
😏 😏 😏
“¡Sí! ¡Él besa muy bien!” me respondió con una mirada parecida al emoticón.
Entonces, él nos miró con sus preciosos ojazos, mansos y satisfechos.
“¿Voy a comer algo hoy?”
😳 😳 😳
¡A mí me bajó un estremecimiento cuando dijo eso! ¡Una sensación como que explotó en mis mejillas y recorrió mi cuerpo como corriente!
No habíamos hecho cena, porque nos lo íbamos a comer a él, pero nunca se nos ocurrió que él fuese a tener hambre.
😋 😋 😋
¡Y yo chorreaba de anticipación, porque me ha comido literalmente requeté bien!
😊 😊 😊
Pero me sentía mal por Liz. A ella también le gusta tomarse el jugo de mi marido y también me preocupaba que ella ya no le dejara ver cuando pinta sus cuadros por la tarde, algo que mi marido disfrutaba bastante y por lo que ha empezado a trotar nuevamente (cuando podría ir a visitar a la vecina sin problemas).
😅 😅 😅
Así que le pedí que se la comiera a ella primero.
Él me sonrió con ternura, diciendo que soy rara y me dio un beso, para pasar mi enojo. Pero se olvida que él mismo me ha enseñado a atender bien a las visitas.
Así que empezamos a desvestirla. Mi marido se encargó delicadamente de sus pantalones y zapatos, mientras que yo le ayudaba a ella con su chaqueta y su blusa.
😳 😳 😳
Ella me miraba sorprendida cómo le iba sacando la ropa, sabiendo que iba a hacer algo erótico con mi marido.
Pero yo le daba una sonrisa sincera de agradecimiento. Para nosotros, es muy importante que las pequeñas estén bien cuidadas y yo puedo estudiar tranquila en la universidad, sabiendo que ella me estará reemplazando.
Se sentó en la cama y echó su cuerpo para atrás, mientras que mi esposo, como si fuera un pintor, le iba aplicando miel en su muslo izquierdo.
“¿Tú no vas a comer más?” me preguntó de repente.
😳 😳 😳
“¡No es justo que yo sea el único que quede pegajoso!”
😂 😂 😂
Me reí, porque mi flaquita también sacó eso de su papá.
Así que le empecé a echar crema también. Cuando llegamos a la altura de la cintura, yo le eché crema chantilly y mi marido le aplicó la salsa para los helados, hasta la altura de los pechos.
😕 😕 😕
La mirada de Liz y de la mía era de confusión, porque una cosa era comer dulces de un chico. Pero otra cosa era comer de una mujer y yo no sabía si sería capaz.
Sin embargo, nunca pensé que él me fuera a enseñar.
😋 😋 😋
“¡Mira, Marisol! ¡Así se hace!” me dijo.
Y empezó a pasar su lengua por el muslo de Liz, limpiándola con tiernas lamidas y pareciendo como si le diera besitos a la piel.
Lo hacía con tanto cariño y se veía tan tierno, que también me dieron ganas de hacerlo y me motivó bastante el suspiro que dio Liz.
😕 😕 😕
Es distinto lamer a una mujer que a un hombre.
De partida, tienen menos pelo (porque mi marido es lampiño, pero tiene en los brazos y las piernas) y es más suave y blandita.
😆 😆 😆
¡Encontraba muy gracioso que pudiera darle chupetones ruidosos, a diferencia de mi marido, que tiene una piel tan tensa que solamente puedo besarla!
Y empezamos a llegar a la altura de la cintura y del ombligo. Él me miraba a los ojos, sonriéndome porque lo estaba haciendo bien, pero a mí me impresionaba que Liz no se depilara entre las piernas y pensaba si acaso me dejaría pasar la lengua tan cerca de su matorral, si no estuviera mi marido lamiendo conmigo.
Ocasionalmente, se sacudía ante esa experiencia y empezaba a reconocer el olorcito rico a excitación de otra mujer, ya que mi marido empezaba a estimular su entrepierna.
Y llegamos a la cintura y sus pechos se veían sorprendentes.
😳 😳 😳
Los pezones estaban paraditos de excitación, con un colorcito rosa muy apetitoso.
Confieso que yo quería probarlos, como lo hacía mi marido, en especial, al escucharla gemir tan agradada.
Pero era otra mujer y no estaba segura si estaría de acuerdo con que lo hiciera.
Entonces, él encontró que estaba lista, porque se relamía los dedos con baba espesa.
😛 😛 😛
“¡Creo que te quedará bien con chocolate!” le dijo mi marido, aplicándole la salsa.
Ella dio otro suspiro y cerró los ojos.
😖 😖 😖
Yo miraba sus tremendos senos, que se sacudían como panqueques y sus pezones estaban hinchadísimos como los chupetes de los biberones de mis pequeñas.
Mi boquita se moría por probarlos, porque mi rajita se mojaba al recordar lo rico que se siente cuando los chupan.
Y no me di cuenta cuando le eché leche con chocolate.
😔 😔 😔
“¡Marisol! ¿Qué haces?” me preguntó Liz, sorprendida, pero gimiendo de lo rico que lamía mi marido.
“¡Lo siento, Liz, pero tengo que probarlos!” le respondí.
Y me lo metí a la boca.
😩 😩 😩
Liz dio otro suspiro más intenso, pero sabía delicioso.
Yo chupaba, imaginando que era mis pequeñas y a ratos, mi marido y sentía esa conexión tan rica que hay entre una madre y sus bebes.
Y ella suspiraba, disfrutando de nuestras bocas, arrebatada en placer.
😩 😩 😩
Me dio gusto que pusiera sus manos sobre la cabeza de mi marido, mientras que realzaba sus pechos, cediéndomelos para que siguiera probando.
Yo le pellizcaba suavemente el otro, como cuando mi marido juega conmigo y me puse a verla a la cara.
😊 😊 😊
¡Se veía tan bonita!
Sus ojitos negros, muy cerrados y sus labios rosados, medio mordidos, como si no quisiera dejar escapar un suspiro.
La entendía bien en esos momentos. Tenía que soltar esos gemidos.
Y creo que fue por eso que le di un beso.
😳 😳 😳
Al principio, me miraba sorprendida que la besara y lamiera su mejilla, pero quería conocer los labios que besa mi marido por las mañanas.
Pero de a poquito, nos fuimos entendiendo y es que nos sentíamos iguales: yo le sujetaba los pechos con ternura, como lo hace como mi marido y siempre va acompañado con un rico beso.
😚 😚 😚
Paramos de pensar en quien estábamos besando y simplemente, mezclamos nuestras lenguas.
Fue una experiencia maravillosa, porque su saliva se ponía tan espesa como la mía y nos besábamos cada vez más rico.
Mi nariz sentía el aroma delicado del perfume de Liz y yo la lamía, como cuando mi marido lo hace, deseándome, que es una sensación espectacular.
Ella también sobaba torpemente mis pechos. Pero sus manos empezaron a bajar, por debajo de mi pantalón, en busca de mi mojada rajita.
Era algo excitante, porque las 2 queríamos hacernos sentir igual de bien y a ratos, miraba a mi marido, lamiendo imparable, mientras que Liz le envolvía con sus piernas para no separarse de su boca.
<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3
Post siguiente
2 comentarios - Vivir pensando en cremas y dulces (II)
No sé si será por mi manera de ser, pero a todos les llama la atención que teniendo 20 años ya esté casada y sea mamá y a veces, siento como que me tratan de seducir, cuando yo no quiero tener una aventura.
Yo he tenido otros amigos varones, aparte de mi marido, pero parece que este anillo (que ni loca me quiero sacar para ir a la universidad), me ha vuelto un magneto para calentones y cuando está mi marido en casa (incluso, a veces él mismo les atiende por teléfono), "milagrosamente" me paran de llamar.
¿Será una conspiración? 😄