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Compendio II
😋 😋 😋
Una de las cosas que más me gusta de Adelaide es que podemos comprar muchos dulces.
Cuando vivíamos en Chile, no teníamos tanto dinero y comprábamos una tortita de vez en cuando, su cassata de helado de medio litro, algunas latas en conservas o algo así, pero algo para comer un solo día.
En cambio aquí, compramos el tremendo balde de helado, crema chantilly, salsas de muchos sabores, leche con chocolate (¡Mi favorita!), miel, mermeladas y todo lo que se nos pueda imaginar.
Él me consiente, por estar amamantando y creo que lo estaré por mucho tiempo, ya que si las pequeñas no me vacían los pechos, lo hace mi marido.
😊 😊 😊
En fin, la noche previa al partido con Bolivia la pasamos mejor que en el partido en sí.
Nos preparamos bastante, porque me puse la camiseta roja, un sostén blanco y una tanguita celestina, que no alcanzaba siquiera al azul claro, pero que él no le importó.
Incluso, cuando escribía del partido anterior, se apegaba a mi pecho y metía sus dedos fisgones entre mis piernas, de lo ansioso que estaba.
Para cuando terminé, me tenía tan mojada que me sentía incomoda y como quería hacerlo diferente, me levanté y bailé para él de una manera sensual, mostrándole más que nada mi cola.
😍 😍 😍
Fue bonito, porque hicimos el amor mirándonos a los ojos. Me besó y me hizo cariñito y me fue desnudando de a poquito.
Me estrujaba los pechos por encima de la camiseta y se los quedaba mirando un buen rato, como si fuera la primera vez que los viera, cuando son suyos para lo que él desee.
Y me empezó a desnudar bien despacio, metiéndose debajo de las sabanas y recorriendo mi cuerpo con su lengua ardiente, para sacar mi tanga.
😲 😲 😲
¡Se quedó por abajo unos 20 minutos! Y volvió a la superficie todo pegajoso con mis jugos. XD
E hicimos el amor como cuando éramos pololos. O sea, nada de meterme cosas por la cola ni nada de eso. Puro romance y corazones, con sus agarrones y chupetones locos de pechos y besos y abrazos por montones.
Fue una noche muy bonita y nos dormimos pegados.
😴 😴 😴
El sábado nos despertamos temprano para ver el partido con Bolivia y nosotros estábamos en posición, cuando a los 3 minutos, Chile abre el marcador.
😆 😆 😆
¡Nos miramos muertos de la risa, porque por mucho que le chupe, no alcanzo a sacarle nada en tan poquito tiempo!
Así que me tomé su desayuno y vimos el partido, muy abrazados.
😊 😊 😊
Lo que más me hizo feliz fue el gol de Gary Medel (que es mi jugador favorito) y lo que más pena me dio fue el autogol, porque es algo que ningún jugador busca hacer.
Pero por la tarde, teníamos que hacer las compras del mes. Dejamos a Liz a cargo de las pequeñas y llenamos la lista, como todos los meses.
Pero al llegar a casa y empezar a cargar el refrigerador, me di cuenta que todavía nos quedaba crema, salsas y miel del mes anterior.
😕 😕 😕
Y lo vi a él, guardando los envases de fideos.
Me dio pena, porque no le tenía nada planeado para el día del padre. En cambio él, se preocupaba por las pequeñas, por mí y por Liz.
😢 😢 😢
Y viendo esa latita de crema chantilly, me acordé cuando vino mi tía con Celeste y cómo ella se servía a mi marido por las mañanas, algo que nunca intentamos…
😈 😈 😈
Así que antes de la cena, le pregunté a Liz si iba a salir esa noche.
“Es que quiero celebrarle el “Día del padre”, haciendo algo diferente…” le expliqué.
Pero Liz sabe que ese “algo diferente” significa “gozar con mi marido”, así que las 2 le mirábamos ansiosas.
😅 😅 😅
¡A él no le quedó más que aceptar, porque las 2 somos bien bonitas!
Y una vez más, volvimos a acostar a las pequeñas en el dormitorio de al lado (luego de darles pecho, claro está) y nosotros, en el principal.
😆 😆 😆
Las 2 pescamos las cositas ricas del refri que más nos gustan: yo tomé la leche con chocolate, la crema chantilly y un pote con crema espesa.
Ella tomó la salsa de chocolate, la miel, la mermelada y el caramelo que le echo a los helados.
Y él… pues… ¡Era nuestro postre!
😂 😂 😂
Las 2 estábamos ansiosas porque él se sacara la ropa.
Es que lo queremos y nos gusta, porque con pantalones, es la persona más tierna, preciosa y cariñosa del planeta.
😳 😳 😳
Pero cuando bajan sus pantalones y su cosa se levanta imponente, gruesa, olorosa y extremadamente masculina, me empieza a hormiguear el cuerpo.
😛 😛 😛
Y es que solo con él, me dan ganas de volverme puta. Esos deseos de chuparle hasta secar sus huevos, de meterlo lo más adentro de mi cola, de empapar mis pechos con su semen y que me haga el amor perdiendo el control.
Y no solamente a mí, sino que a Liz también.
XD
😛 😛 😛
A las 2 se nos hacía agua la boca por volver a probarla, porque nos gusta chupar. Ella me contaba que lo que más le gustaba de su Fred era darle mamadas.
Así que nos repartimos una mitad cada una: yo, en la cama, con su lado derecho y Liz, en el suelo, con el izquierdo y empezamos a untarle las cositas ricas que trajimos.
Le cubrí la pierna derecha con crema espesa, mientras que Liz le echaba de la salsa para helados.
Su cosota (porque ya estaba excitada con nosotras) se alzaba dura hacia el techo y no le podíamos quitar el ojo de encima.
“¡Tengan más cuidado! ¡No manchen las sabanas!” nos decía él, porque la leche escurría un poquito de su cintura, mientras que Liz le aplicaba mermelada.
Y las 2 nos miramos…
😋 😋 😋
“Queda solamente eso. ¿Qué le echamos?”
“Yo pienso que crema, para que parezca un postre.” Le respondí.
“A mí me gustaría echarle miel.”
Pero la esposa soy yo, así que la envolví en crema.
😙 😙 😙
¡Chupé a gusto!
“¡Debes probarlo! ¡Sabe delicioso!” le recomendé.
😖 😖 😖
Miré a mi marido y trataba de contenerse. Me sentí contenta, porque él se lo merece y a Liz poco le importaba la crema. Más le gustaba el juguito natural de mi marido.
“Con miel debe quedar mejor.” Dijo ella, limpiándose los labios.
Y la envolvió en esa capa anaranjada, que la hacía ver más suculenta.
Pero era mucha y se escurría. Liz se encargaba de la punta, pero yo estiraba mi lengua para limpiar sus bolitas, porque a él le molesta ensuciarse.
Y empezamos otra vez a chuparla como helado, porque quedaba medio dulzona y palpitante y él se sacudía entero por nuestras lenguas.
“¡Hey! ¿Me van a dejar todo pegajoso, entonces?” reclamó él, porque ya estaba que se corría.
😝 😝 😝
Y le hicimos caso. Empezamos a lamer sus piernas, sus muslos, de la manera más prolija que podíamos.
Como él se ponía a suspirar muy rico cuando le lamíamos las costillas, fue casi por instinto que las 2 le agarramos su cosa y empezamos a sacudirla.
Ya no quedaba mucho sabor de leche, pero me gusta el sabor de mi marido y la situación era tan excitante, que poco me importaba.
Fue una sensación extraña sentir la mano tibia de Liz envolviendo la mía, mientras nos repartíamos el enorme bastón del chico que nos gusta.
Y llegamos las 2 a la altura de sus tetillas, con mi marido entrecerrando los ojos de lo rico que se sentía.
😕 😕 😕
Pude notar en la tierna mirada pecosa que le daba Liz que también quería besarlo, pero le complicaba hacerlo conmigo.
Es que es una de las cosas más ricas que él sabe hacer y por muy rico que sea el sexo con él, sin besos, no es hacer el amor.
Así que pesqué el envase de crema chantilly y le eché en los labios, haciendo que él abriera sus preciosos ojazos.
“Liz, ¿Qué piensas? ¿Quedará de buen sabor su boca con esa crema?”
😳 😳 😳
“¡No lo sé! ¡Nunca lo he probado!” me mintió, roja hasta las orejas.
😈 😈 😈
“¡Yo encuentro que le queda muy rico, porque él es excelente besando! Pero me gustaría saber tu opinión, porque has tenido más novios. ¿Qué opinas de él? ¿Crees que sepa besar?”
😍 😍 😍
Y Liz como que dio un suspiro de alivio.
“¡No lo sé! ¡Lo voy a intentar!” me dijo ella y se arrojó efusivamente a sus labios.
Mientras yo, la gran ganadora, iba a beberme la maravillosa mezcolanza dulce y pegajosa que seguía alzada entre sus piernas.
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4 comentarios - Vivir pensando en cremas y dulces (I)
Algo que extrañamos de esa Gran City son esos bidones de Leche de 2 y 3 litros...
O esas donas o dulces de cierre de la noche del Woolworths por $3 o $4.
La cantidad de delicatesen... y... la Cooper´s....
Y claro, las cachas que nos pegabamos a media mañana cuando nuestro pequeño estaba en su Colegio. En la Unit con la persiana entreabierta, unas cortinas tenues, el sol entrando como pidiendo permiso para ver también... los gringos paseandose por afuera, en su lento trajín... y nosotros gimiendo fuerte, seco, entrecortado.