Mi primer post. Como para ir calentando motores... aclaro: no hay "acción".
La historia transcurre en Córdoba (Arg), y está basada en una escena de la serie Californication.
Viernes por la noche, cada uno cruzó la ciudad para llegar al museo.
Aperitivo en mano, recorrieron, saludaron a desconocidos, simularon exaltación ante algunas de las obras de arte. Emoción ante otras. Y de la mayoría simplemente se rieron.
Él estaba apenas bien vestido y muy despeinado. Ella, deslumbrante. Un vestido con la cantidad mínima de seda que se perdía entre sus cabellos sueltos, un colgante de plata que se perdía entre sus pechos.
Salieron a la vereda. Él pensaba en lo extraño de ver semejante mujer conduciendo un Fiat 600 destartalado, pero estaba de estreno, no podía no salir en su nuevo primer auto.
“¿Me seguís hasta casa?” le dijo ella. “Te llevaría en el Fiat, pero tu bici no va a entrar”.
Una media sonrisa iluminó ese despeinado pero atento rostro. “Un último trago para terminar la noche…” afirmó mientras sentía un abultamiento en sus bermudas. “Suena demasiado tentador, pero voy a tener que declinar su invitación”.
Ella cerró los ojos al tiempo que agachaba la cabeza… Inspiró profundo y lo miró fijamente, como si quisiera quemarlo con la mirada: “no te puedo creer, rechazada”, dijo mientras se sentaba en la bici, estacionada en la calle Irigoyen, con los brazos caídos, la espalda encorvada.
“Che, no te pongas así… No te estoy rechazando, no lo veas de esa forma, por favor. Pensá que soy puto por ejemplo”. Ella se ríe: “¿Así que sos puto? ¿O es porque soy casada? ¿O porque alguna vez fui la chica de tu mejor amigo?”
“No, no es por ninguna de esas razones… Lo que pasa es que tengo una sensación rara con vos”. “¿En serio? Dice ella. “No puedo creer que vaya a decir esto en voz alta, pero siento que no voy a querer hacer el amor con vos solamente esta vez, aunque seguro que disfrutarías como una loca”. Volviendo a reír ella deja claro que no habrá otra oportunidad. Lo toma con las dos manos por la nuca, lo acerca rápidamente hacia ella y muy lento y suavecito comienza a morderle la boca.
Los dos cierran los ojos.
La historia transcurre en Córdoba (Arg), y está basada en una escena de la serie Californication.
Viernes por la noche, cada uno cruzó la ciudad para llegar al museo.
Aperitivo en mano, recorrieron, saludaron a desconocidos, simularon exaltación ante algunas de las obras de arte. Emoción ante otras. Y de la mayoría simplemente se rieron.
Él estaba apenas bien vestido y muy despeinado. Ella, deslumbrante. Un vestido con la cantidad mínima de seda que se perdía entre sus cabellos sueltos, un colgante de plata que se perdía entre sus pechos.
Salieron a la vereda. Él pensaba en lo extraño de ver semejante mujer conduciendo un Fiat 600 destartalado, pero estaba de estreno, no podía no salir en su nuevo primer auto.
“¿Me seguís hasta casa?” le dijo ella. “Te llevaría en el Fiat, pero tu bici no va a entrar”.
Una media sonrisa iluminó ese despeinado pero atento rostro. “Un último trago para terminar la noche…” afirmó mientras sentía un abultamiento en sus bermudas. “Suena demasiado tentador, pero voy a tener que declinar su invitación”.
Ella cerró los ojos al tiempo que agachaba la cabeza… Inspiró profundo y lo miró fijamente, como si quisiera quemarlo con la mirada: “no te puedo creer, rechazada”, dijo mientras se sentaba en la bici, estacionada en la calle Irigoyen, con los brazos caídos, la espalda encorvada.
“Che, no te pongas así… No te estoy rechazando, no lo veas de esa forma, por favor. Pensá que soy puto por ejemplo”. Ella se ríe: “¿Así que sos puto? ¿O es porque soy casada? ¿O porque alguna vez fui la chica de tu mejor amigo?”
“No, no es por ninguna de esas razones… Lo que pasa es que tengo una sensación rara con vos”. “¿En serio? Dice ella. “No puedo creer que vaya a decir esto en voz alta, pero siento que no voy a querer hacer el amor con vos solamente esta vez, aunque seguro que disfrutarías como una loca”. Volviendo a reír ella deja claro que no habrá otra oportunidad. Lo toma con las dos manos por la nuca, lo acerca rápidamente hacia ella y muy lento y suavecito comienza a morderle la boca.
Los dos cierran los ojos.
0 comentarios - Relato. Cada uno cruzó la ciudad.