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Compendio II
Saliendo un poco de la onda de los recuerdos y todo eso, quiero contarles lo que pasó el viernes pasado, que fue muy divertido.
😊 😊 😊
Estábamos en el living. Yo había llegado y almorzado hacia poquito rato y Liz estaba terminando un dibujo, mientras nosotros jugábamos con las pequeñas y él estaba entusiasmado que mi gordita simpática aprendiera a caminar.
La sentaba y la mimaba, para que se pusiera de pie, mientras yo le hacía cosquillas a mi flaquita súper seria, porque me gusta que se ría con mami, cuando de repente, mi gordita se para sola.
😳 😳 😳
Pasito. Pasito y se tambalea. Hace un equilibrio raro levantando la mano, como si bailara salsa. Otro pasito. Otro pasito y levanta los brazos, para abrazar a papi.
😳 😳 😳
¡Por primera vez camina solita, sin caerse!
😂 😂 😂
Y a mi marido, le brillan los ojos. Levanta a mi gordita por encima de la cabeza, diciéndole que es la más linda del mundo y cositas tiernas como esas.
😍 😍 😍
Entonces, en un arrebato de euforia me da un esplendoroso beso.
😲 😲 😲
Intenso, rico y muy suavecito. Su lengua se mueve tan rico por mi boca y yo quedo alelada, al punto que chorreo un poquito.
Cuando se detiene, me siento como si me hubiera pescado el “Demonio de Tasmania”, ese remolino impetuoso y violento de los dibujos de Bugs Bunny, porque me saca todas las fuerzas y me deja toda desconcertada.
Pero la felicidad de su corazón no es suficiente y va a ver a la niñera también.
😆 😆 😆
¡Le da un beso de esos también!
La pobrecita trata de resistirse, porque les estoy viendo frente a mis ojos cómo se besan. Pero de a poquito lo acepta y lo empieza a disfrutar, porque mi marido es muy bueno besando.
😘 😘 😘
Y la deja tan alelada como quedé yo, mientras que vuelve con mi gordita y la toma en brazos, lo que le hace reír.
😊 😊 😊
Ser mamá con él es una experiencia muy bonita, porque lo disfruta bastante. Mis pequeñas están súper motivadas y pienso que serán tan inteligentes como él, porque las anima y les entusiasma y aunque me quieren mucho porque les doy pecho, las horas que les dedica papi son las más felices de su corta vida.
Entonces Liz, colorada como una frutilla, se fue corriendo al baño para enfriarse y yo la sigo.
“¡Liz, quería pedirte un favor!”
😳 😳 😳
“¡Marisol! ¡Lo siento! Tu marido me pilló desprevenida y no fue mi intención…” me dice, muy sobresaltada.
“¡No te preocupes! ¡Eso no importa! Lo que quería pedirte era si podías faltar a tus clases hoy.”
😕 😕 😕
“¿Qué? ¿Por qué?” me pregunta confundida.
“Porque me gustaría pedirte que hiciéramos un trío juntas.”
😆 😆 😆
¡Me mira con unos tremendos ojos!
“¡Marisol! ¿Cómo me puedes pedir eso?”
“¡Por favor! ¡Es que tú no sabes lo fogoso que se pone él conmigo cuando pasan cosas como estas!” le suplico, aunque ella tiene una buena idea de cómo debe ser.
😈 😈 😈
“Lo hacemos por muchas horas y al día siguiente, me duele hasta mover mi pelo. ¡Por favor! ¡Tienes que ayudarme!”
Me sigue mirando sin poder creerme.
😳 😳 😳
“¿Estás pidiéndome que tenga sexo con él?”
😈 😈 😈
“¡Sólo por esta noche, si tú quieres! Es que no hay nadie más a quien pueda pedírselo.” Le respondo con honestidad.
😓 😓 😓
La verdad, el ideal sería con la vecina, porque esa yegua sí que sabe darle un buen trote a mi marido.
Pero como también tiene su bebito y está con el cachudo de su marido, ese puente está quemado por ahora.
😅 😅 😅
No le queda otra opción más que aceptar.
Y se nota que es su primera vez, porque mira a todos lados asustada.
“¿No vas a ir al instituto hoy?” le pregunta mi marido durante la cena.
“¡No, porque le pedí que me ayudara a atenderte esta noche!” le respondo, probando la rica comida, porque sé que necesitaré la energía para la noche.
Se miran entre los 2, con una tensión que se corta con un cuchillo, pero yo me mantengo sería e indiferente.
😈 😈 😈
Acostamos a las pequeñitas en el dormitorio del fin de semana. Están cansadas, porque la felicidad de papi les hizo subir y bajar en sus brazos y no tardan en tomarse los biberones y quedarse dormidas.
Entonces, entramos por primera vez los 3 juntos y mi marido y Liz me miran, sin saber qué hacer.
“¡Acuéstate en la cama, por favor!” le pido a mi esposo.
Se miran una vez más, como si me tuvieran miedo.
😆 😆 😆
“¿Me saco la ropa?” pregunta Liz.
“¡No! ¡Hay que atenderlo primero!”
Le pido que se siente conmigo en la cama, dejándole al medio y le desabrocho el pantalón.
😳 😳 😳
Tooooing.
¡Nos recibe el monstruo que vive en su pantalón!
“¡No lo puedo creer!” Dice Liz, fingiendo estar sorprendida.
😡 😡 😡
Pero para ser “La primera vez que lo ve”, su lengua y su boca se ven demasiado hambrientas para probarla.
“¿Qué… quieres que le haga?... ¿Qué la chupe?...” me pregunta la muy golosa, babeando por meterla en su boca y sin quitarle ojo de encima.
“¡Claro! ¡Es tu primera vez! Para que te acostumbres a su sabor…” Le respondo con una sonrisa tierna.
😊 😊 😊
Pero tragándome el descaro que me mienta en la cara.
😡 😡 😡
¡Y se arroja sobre la cabeza, como si se la fueran a quitar!
😕 😕 😕
Yo la veo como la chupa.
Se la mete a la boca. Le pasa la lengua y le lame la puntita, afirmándola entre sus manos, como si fuera un Lolipop. O sea, uno de esos dulces con palito, con punta de caramelo.
😔 😔 😔
“¡Que aficionada! ¡Ya no somos niños!” pienso mientras la veo.
Tal vez, sea mayor que yo y más madura. Pero pienso que un pene no se puede tratar así.
😤 😤 😤
Tiene que tratarse como un helado de palito que se está derritiendo.
No basta con lamerlo, sino que tienes que meterlo entero en la boca y chupetear el juguito. Recién después le puedes dar sus lamidas locas, pero no sacas nada si lo lames por los costados, porque el helado se te va a derretir y caer.
“¿Me dejas hacerlo?” le pregunto, cuando me termina aburriendo.
😠 😠 😠
Me mira feo, como si yo fuera la mala por quitárselo.
Se le olvida que yo soy la esposa y que se lo presté por un rato.
“¡Uhhh! ¡Marisol!” exclama él, al instante, tras reconocer la boca profesional de su esposa.
Nada de lamidas por los lados.
¡Al centro, para dentro y chuparle con ganas!
😈 😈 😈
Liz me mira confundida, viendo como la esposa le da una brutal paliza en lo que respecta a mamadas y que mi marido no para de gemir al sentir mis labios subir y bajar.
Incluso mis lamidas son más intensas que las suyas.
Me sorprende que alguien que se tome tanto tiempo para pasar un pincel, dé unas lamidas tan sosas y cortas.
Él se estremece al sentir mi nariz rozando su hombría y miro a mi reemplazo, diciéndole “¡Así se lame un pene!” con mis ojos.
😤 😤 😤
Pero la noche no es mía solamente y se la cedo, para que vuelva intentarlo.
Le da una lamida más profunda, como si fuera un cervatillo tímido en el bosque, mirando para todos lados y mi marido da otro gemido suave.
Le gusta y yo me siento más satisfecha.
😊 😊 😊
Entonces, le digo que le hagamos volar la cabeza y le demos una lamida doble, lo que le hace sonreír.
Podrá ser tímida y respetuosa, pero parece que también le frustra no hacerle gozar como él se lo merece.
😋 😋 😋
Lamemos y besamos ese enorme bastón. Él se queja al sentir nuestros labios y nos sonreímos con los ojos al compartir esa experiencia.
Su puntita empieza a chorrear y le indico con los ojos que le pase la lengua.
“¡Ahhhh!” exclama él, complacido, mientras es el turno de la esposa.
Le doy un besito más profundo, metiendo la mitad de su cabecita en mis labios y se lo cedo a Liz.
Liz la mete hasta la base de su glande y lo chupa más fuerte.
¡Se sacude entero por la manera que lo hace y me lo devuelve!
Yo me lo meto hasta el fondo de la garganta y subo y bajo 2 veces, haciendo resonar mis labios.
Liz me imita y empezamos a jugar a la ruleta rusa, a ver quién le saca el jugo primero.
Se estremece, se estremece y tira todo su jugo como un potente geiser, que nos deja las caras manchadas con semen.
Nos limpiamos con las manos y con la boca, sin dejar que ninguna gota se pierda, mientras que mi marido respira agitado.
“¿Quién va primero?”
“¡Mejor que vaya Liz! Así aprovecho y reviso a las pequeñas.” Le respondo.
“¿Qué?” alcanza a preguntar la nana, cuando él la secuestra.
“¡Espera!... ¡Cálmate!... ¡Oh, cielos!” exclama ella muy fuerte, mientras cierro la puerta de nuestro dormitorio con una gran sonrisa, para que no se escape el ruido.
😈 😈 😈
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4 comentarios - ¡El Demonio de Tasmania nos ataca! (I)
o.o
jeje gracias por compartir!