Todo esto pasó hace varios años. Era más chica pero ya era el objeto de deseo de los hombres. En especial de mi amigo Mike. Lo había conocido en el colegio y era el más popular del grupo. Entre las chicas tenía mucho éxito porque tenía unos ojos celestes que nos volvían locas a todas, aparte de un físico bien atlético. Entre los varones era respetado porque tenía mucha plata y siempre marcaba tendencia. Lo que todos sabían pero pocos decían era que otro secreto de su popularidad era que todos querían ir a su casa para ver a su madre.
La mamá de mi amigo era Carla Rios, una ex modelo. En la decada del 90 había sido una revelación en los medios, tapa de revistas, y hasta fue la cara de una marca muy conocida. Luego se casó con el padre de Mike, cuando quedó embarazada y se retiró de los medios para siempre. Pero nunca dejó esa actitud de feme fatal que la hizo conocida. Siguió siendo muy cuidadosa de su figura e incluso se hizo algunos retoques estéticos en la cara para disimular los años y el que a todos le gustaba fue el de sus pechos. Todos los hombres se volvían locos por la delantera que tenía esa mujer. Era lo que mis amigos llamaban toda una MILF. Además tenía esos aires de diva de sus tiempos de fama. La rubia platinada era dueña de una personalidad seductora por naturaleza.
En el verano Mike invitaba siempre algunos amigos a la lujosa pileta que tienen en su caserón. En realidad casi todo en esa casa era lujoso. Juan Carlos, su padre, era uno de los hombres más ricos que conozco. El problema que tenía era que le molestaba sobremanera que su madre fuera el objeto de deseo de sus mejores amigos. Jonas, Lucho y el Chino, eran sus incondicionales. Lo seguían como perros falderos en todo lo que hiciera pero se volvían locos cuando veían a la despampanante Carla y no podían disimularlo.
Cuando comencé a tener más confianza con ellos y algún acercamiento eventual con Mike, se le ocurrió una idea para que los tres babosos desviaran su atención. Según él yo era la chica más seductora que conocía y como sabía que me encantaba la provocación se le ocurrió invitarme a pasar el día con ellos. Así podría pasar un rato agradable con sus amigos en la comodidad de su hogar sin tener que preocuparse. Yo en un ajustado bikini iba a llevarme todas las miradas, dejando de lado toda otra distracción y en este caso él también iba a disfrutar el paisaje.
Cuando llegó el fin de semana pasó a buscarnos a todos y al verme comenzó a convencerse de que su plan iba a ser todo un éxito. Me había comprado un bikini nuevo. Era negro, muy diminuto, se ataba con unas finas tiritas atrás de mi cuello y los pequeños triángulos cubrían apenas mis pezones y no mucho más haciendo que mis pechos parezcan más grandes.
Como hacía mucho calor los esperé sin la remera y con una pollerita de jean que pasaba por muy poco mi cola, dejando casi la totalidad de mis piernas a la vista. Las tiras de la parte baja del bikini sobresalían por arriba de la pollera. Los cuatro estaban en el auto esperándome y repararon en cada uno de estos detalles, Yo traía mis grandes gafas de sol y mi carterita con la tira cruzada entre mis tetas. Los saludé muy efusiva y emprendimos viaje. En el camino pude ver varias miradas en mis pechos. Dentro de mí pensaba como me iba a divertir provocándolos.
Cuando llegamos a la casa los chicos se sacaron las remeras y entraron corriendo a la pileta tirándose en bomba. Yo los seguí pero como soy muy blanca me quedé un poco en una de las reposeras que había al costado poniéndome bastante crema. Cuando me saqué la pollera los chicos empezaron a silbar y a decirme cosas. Yo los arengaba moviendo la cola
- No por dios nos vas a matar! - grito el Chino
- Nena mirá lo que es eso! - se sumó Jonas
- Mamita! - me dijo Lucho
En ese momento apareció Carla con una toalla en el brazo. Venía vestida solo por una bikini amarilla de muy buen gusto. No tan diminuta como la mía pero si mostraba lo suficiente. A diferencia de mi caso, ella estaba bastante bronceada y su piel brillaba por el aceite bronceador que se había aplicado al parecer hace poco. Si bien se notaba que tenía un poco de colágeno en los labios, los retoques en su rostro no habían alterado sus rasgos casi nada. Los ojos celestes como los de su hijo eran su sello distintivo pero seguramente los chicos se centraron más en sus largas y firmes piernas, la cola trabajada y las enormes tetas operadas. A pesar de tener mas o menos la mitad de su edad no pude evitar sentir envidia.
- Alguien dijo Mamita? - preguntó mirando a los chicos con una media sonrisa que los derritió
- Hola ma, te presento a mi amiga... - comenzó Mike
- Ay si Miguelito, la vi desde arriba, que muñequita! Estuviste escondida todo el verano o siempre sos así de blanca, querida? - me dijo, mirándome por encima del hombro, con cara despectiva.
- No la molestes, es nuestra invitada, podrías ser más amable, no? y sabes que no me gusta que me digas Miguelito delante de mis amigos - le contestó Mike que era el único de los varones que podía modular la boca. Los otros tres estaban boquiabiertos mirando la figura de la mina.
- Fue una broma mi amor. Preguntales a los chicos y te van a decir que soy una buena anfitriona - le contestó dedicándoles una sonrisa al trío. Obviamente asintieron con la cabeza como si fuera una orden.
- Yo me voy a quedar por acá tomando sol un poco, no les molesta, no? - preguntó agachada mientras estiraba la toalla en la reposera que estaba al lado mío
- Nooo - contestaron a coro los tres babosos mirando esa cola firme y redonda
Noté que a Mike si lo molestó, así que decidí empezar a robar las miradas. Me tiré a la pileta con ellos, apenas se absorbió la crema y me fui nadando hasta donde estaban los cuatro. Pasé flotando en medio de ellos
- Que calentita está el agua - les dije haciendo la plancha boca arriba mientras me recorrían toda con la mirada.
- No es lo único caliente - me dijo el dueño de casa.
Yo le devolví solo una sonrisa y una risa picara que todos entendieron como una invitación
Los cuatro estaban al rededor mío y en medio de risas y charla aprovechaban cada tanto para tocarme o apoyarme. Cada uno lo hizo mas de una vez y a medida que pasaba el tiempo lo hacían con menos discreción, al ver que me prestaba al juego.
- Como está el agua chiquis? - interrumpió mi coqueteo una vez más, esa mujer que comenzaba a irritarme.
Estaba sentada al borde de la pileta y metía la punta de los pies chapoteando un poco.
- No ibas a quedarte tomando sol allá? - respondió el hijo, visiblemente disgustado por la nueva intromisión.
- Ay Miguel, no seas así! hay lugar para todos en la pileta - le contestó cuando bajaba despacio. Parecía que cada vez que los hombres se fijaban en mi, ella quería recuperar el centro de la escena. Seguramente no le gustaba que una mina más joven la opacara. Gajes del oficio de modelo.
Mi amigo finalmente se resignó cuando vio a su madre nadando boca arriba y las miradas de todos sobre sus nalgas bronceadas que hacían prácticamente invisible la tira del traje de baño. Se dio cuenta que nada de lo que hiciera iba a hacer que la obsesión de sus amigos por su vieja menguara. Salió del agua desilusionado y se puso los auriculares. Cada vez que se enojaba hacía eso y todos los que lo conocemos sabemos que no hay que hablarle hasta que se le pasa porque está furioso.
Los chicos entendieron la indirecta y se sintieron un poco mal por causar esa reacción. Eran sus amigos. Para distraer y cortar esa tensión empecé a tirarme unos clavados que dejaban siempre alguna de mis tetas al descubierto, cuando volvía a la superficie. Para la platea masculina era toda una diversión y pronto se olvidaron del enojo de Miguel. En un momento me fui nadando a la otra punta de la pileta, donde estaba el renegado tomando sol, para ver si podía causar el mismo efecto y vi que se había quedado totalmente dormido.
Parece que no fui la única que lo notó porque apenas me alejé vi que Carla se acomodó entre los chicos y mientras le pasaba la mano por la panza a Lucho le dijo
- Ay mira como tenes marcados los abdominales - subiendo y bajando por la zona
- Bueno, no sos el único bien ejercitado - agregó acariciando el brazo de Jonas
- Y usted no se queda atrás - le respondió este último. Le pasó la punta del dedo por la panza hasta el ombligo y ella le dio su aprobación sonriendo de forma juguetona.
Decidí quedarme de este lado para ver que tan lejos llegaban. Para mi sorpresa todo fue en aumento.
Pronto los tres la rodeaban y ella muerta de risa los iba toqueteando. Los pibes juntaron valor y empezaron a meterle mano también. La vieja disfrutaba de tener las manos de tres jóvenes libidinosos recorriendo su cuerpo con cierta timidez. Los manejaba como títeres. Era asombroso como con un gesto y un movimiento les indicaba sin hablar lo que quería y sus manos iban inmediatamente hacia ese lugar. Las manos iban rondando sus piernas, sus hombros, su abdomen acercándose a sus pechos, nalgas y entrepierna pero por pudor o vergüenza no se animaba a ir más allá.
No sé si fue para mirar a su hijo o para mostrarme a mi, pero en determinado momento, miró en nuestra dirección y sus manos se sumergieron bajo el agua. El movimiento de sus brazos y las caras de los chicos mostraban que estaba tocando sus pijas. Todo se clarificó cuando les dijo algo en secreto y uno a uno fueron sacándose sus mallas. Estaba masturbandolos y los gestos de placer me indicaban a quién masturbaba en cada momento. El calor agobiante, incluso en el agua, sumado al morbo de la situación convertía esa pileta en una especie de sauna.
Esto les dio la confianza o el grado de excitación que necesitaban para ir más allá. Pronto las manos de Lucho estaban debajo del bikini de Carla acariciando los inmensos pechos de esta. Jonas y el Chino metían las manos bajo el agua buscando su cola redonda y su ardiente conchita. No podía creer que fuera tan zorra a escasos metros de su hijo. No pude evitarlo y metí mi mano dentro de mi traje de baño para tocarme un poco por la escena que presenciaba.
Miré a Mike que se movía pero seguía dormido. Cuando les devolví la mirada ella había desaparecido bajo el agua. Estaba dándole sexo oral a Jonas mientras pajeaba a sus laderos. No estaba segura, pero la cara de este último era elocuente. Luego salió a tomar aire ya sin la parte superior del bikini y volvió a entrar buscando otra de las pijas que tenía a disposición. Los ojos en blanco de Lucho me dieron una pista de donde estaba la muy trola. Así fue haciendo una y otra vez. Aguantaba la respiración todo lo que podía bajo el agua y después devoraba otra. Los mantenía en un placer casi constante.
En una de sus salidas, hizo un movimiento un poco exagerado, tal vez por la falta de aire y salpicó mucho. Algunas de esas gotas cayeron sobre su hijo que se despertó sobresaltado. La escena que se encontró era como su peor pesadilla. Los trajes de baño de sus tres amigos flotando en el agua y su madre semidesnuda entre ellos. Yo estaba metiéndome unos dedos y no noté que se había despertado hasta que se paró y comenzó a gritarles con la cara muy roja de ira
- Que están haciendo manga de traidores sin codigos?! -
Los chicos giraron para verlo y empalidecieron. La que no notó nada fue Carla que se había sumergido nuevamente y se divertía con una de las vergas, aparentemente la del chino que trataba de no mostrar el placer inutilmente. Cuando salió del agua su hijo se acercaba gritando todo tipo de insultos y amenazas: A juzgar por como iba pensaba golpearlos uno por uno hasta sacarse la bronca. Su madre entendió todos. En segundos y rápida de reflejos se dispuso a frenarlo antes de que haga una locura. Su cuerpo mojado y sus pechos desnudos no podían pasar a desapercibidos. A pesar de la tensión ninguno se privó de mirarle el culo cuando apoyó las manos en el borde y se estiró para salir de la pile.
El corazón me latía muy fuerte. Tenía la sensación de que toda la calentura que se desató de a poco podía terminar muy mal. Los ojos de Mike estaban perdidos, como si estuviera loco. No dejaba de insultar de lejos mientras su madre lo apretaba tratando de frenarlo. El cuerpo empapado de su madre estaba pegado al suyo y en medio del forcejeo por contenerlo, los pechos desnudos de Carla rozaban el torso descubierto de su hijo. Mike podía sentir los pezones todavía duros de esas enormes tetas. El enojo seguía ahí pero algo más estaba despertando en su interior. Una sensación que lo perturbaba pero no podía controlar. En sus bermudas empezó a notarse otra clase de calentura. El resto no podía distinguir este detalle pero yo desde mi ubicación podía darme cuenta de todo lo que ocurría.
Carla, con el manejo de los hombres del que hacía gala, no tardó más que yo en notar lo que había despertado en su hijo y una sonrisa perversa se dibujó en su rostro.
- Perdona no pudimos resistirnos. Tenes razón en todo loco - le decía el Chino, visiblemente arrepentido. Esto le dio el pie justo a ella
- Si! mami va a hacer lo que sea para que la perdones - le dijo Carla, con tono muy sensual, tocándole con toda la palma de su mano, la erección que ella misma había despertado. Con la otra mano lo tironeo de la malla acercándolo más a su cuerpo
- Pero que haces ma?! - fue lo único que pudo decirle "Miguelito", antes de que esas manos expertas bajaran el short deslizándolo hasta el piso y comenzaran a recorrer todo el largo de su rica verga. Con la misma mirada lasciva y confiada que usó con el resto a la hora de la seducción, comenzó a devorar la verga de su hijo. Con su experiencia y su belleza los envolvía a todos como una serpiente a su presa.
Yo por mi parte, no podía creer lo que veía. Voltee para ver al resto y vi como los chicos nadaban despacio hacia este lado con los ojos abiertos como si fueran a salirse de la cara y totalmente incrédulos de lo trola que podía llegar a ser esa mujer.
- Te gusta la boca de mamita, mi amor? - le susurró Carla mientras lamía la punta de su verga con una sutileza que lo mantenía gozando al máximo, sin dejar de mirarlo a los ojos y degustando el incontenible placer de su rostro
- Esto es un sueño, no lo puedo creer - exclamó en pleno éxtasis nuestro amigo, mientras veía su verga desaparecer nuevamente entre esos labios carnosos y prohibidos.
Me giré y ya los chicos habían llegado lentamente hasta mi lado y estábamos los cuatro juntos en el borde de la pileta mirando el inusual pero excitante espectáculo de nuestros anfitriones.
Estaba tan excitada mirando que no me di cuenta que los tres flacos desnudos estaban prácticamente encima mío. Cuando Jonas tiró del nudo de mi bikini, dejando mis senos libres, entendí que era mi turno de entrar en acción. De inmediato sentí varias manos distintas sobre mi, recorriendo todo mi cuerpo. Como habían hecho con Carla. Sus dedos recorrían toda mi piel y se perdían bajo el agua. Ese descarado manoseo me gustaba mucho. Sentía dos manos entre mis piernas y una más que bajaba por mis nalgas. Los tres estaban calentándome al extremo y lo sabían muy bien. Les devolví una sonrisa cómplice y bajo el agua empecé a masturbar un poco a cada uno. La pasión nos fue tomando de a poco y sus dedos y mis manos aumentaron el placer en cada uno de nosotros.
Nuestros gemidos se cruzaban con los de Mike y eso le dio una idea a su mamá que parecía dispuesta a todo.
- No les parece que ya es hora de salir del agua chicos? - Nos sugirió muy relajada, con la barbilla brillante por la mamada y los ojos celestes penetrándonos.
Los chicos salieron desesperados del agua, y luego me ayudaron a subir. Mientras la señora de la casa se incorporaba y nos recibía gustosa.
Conocedora de las fantasías y el morbo adolescente, me tomo de las mejillas y comenzó a besarme mirando a cada uno de los chicos de reojo. El beso era lento y sutil, su lengua entraba apenas a mi boca como invitándome a avanzar. Esta mujer realmente sabía lo que hacía, nunca había visto alguien que maneje tan bien los hilos de la pasión.
Pronto era yo quien la besaba con voracidad y los cuatro chicos disfrutaban del show masturbandose sin parar. Dimos por terminado el espectáculo y ella los invitó estirando y recogiendo su dedo indice mientras una sonrisa gatuna se dibujaba en mi rostro. Quedé de espaldas a Carla y los cuatro empezaron a tocarnos y chuparnos todas.
Había tantas manos recorriendonos hasta lo más profundo, que no era fácil distinguir de quien era cada una, Tampoco nos importaba, estábamos terriblemente excitadas con varios dedos adentro al mismo tiempo. Veía de reojo a Mike chupando las enormes tetas de su madre. Ella se besaba con el Chino. Mientras tanto Jonas y Lucho estaban saboreando mis pezones y me hacían delirar. Tanto ella como yo teníamos una pija en cada mano y los pajeábamos permanentemente a los cuatro.
- Esto es real? - preguntó uno de los invitados, sin poder creer la orgía que se había armado allí.
- Acaso importa? - respondió Carla que me tomó de los hombros y me invitó a agacharme junto a ella.
Sobra decir que empezamos a chupar esas pijas como si fueran las últimas botellas de agua en el desierto. Los chicos se volvían locos de placer con las distintas bocas recorriendo cada centímetro de sus ricas pijas. La mía buscaba ansiosa una nueva y mi lengua jugaba inquieta. Ella sin embargo, le ofrecía todo el tiempo y la dedicación a cada una, haciendo que el siguiente le chocara la cara pidiendo entrar en esos labios. Las dos los calentábamos mucho ya que los cuatro miraban al cielo.
Nos paramos y nos fuimos tomadas de las manos hasta donde estaban las reposeras. La muy trola me llevaba cual maestra a su alumna y a mi no me molestaba ese juego de sumisión. Me indicó que me sentara en una de las reposeras y acariciándome el hombro miró a los chicos mordiéndose la boca. Los cuatro estaban expectantes. Ella manejaba los ritmos y controlaba todo lo que pasaba.
Como quien elige ropa en una tienda señaló al Chino y a Jonas y los llamó junto a ella. Empujó a este último a la reposera y lentamente empezó a sentarse sobre su hinchada pija que disfrutaba cada instante de esa lenta y medida penetración. Una vez que estuvo toda adentro comenzó a moverse de arriba a abajo con una intensidad asombrosa y los gemidos no tardaron en llegar. Como espectadora de lujo me distraje solo cuando sentí las vergas de Mike y Lucho sobre mis hombros. Las junté poniendolas de cada lado de mis labios y comencé a lamerlas juntas sin dejar de mirar los movimientos de Carla sobre Jonas.
En determinado momento se dio vuelta y le dijo al Chino
- A ver nene, acá atrás hay lugar para vos - abriendo sus nalgas con ambas manos.
- A sus ordenes - respondió frotándose las manos. La tanteó con un dedo y ese anito lo devoró sin problemas. Se volvió loco por probarlo y se la clavó con fuerza provocando un grito de placer que nos estremeció a todos.
Mike me agarró de la nuca y empezó a cogerme la boca con fuerza, haciendo que me ahogara. Evidentemente los gritos de su madre al ser doblemente penetrada lo hicieron perder el control. Yo estaba agarrada con fuerza de sus piernas mientras me caían algunas lagrimas por el ahogo y unos chorros de saliva y algo más resbalaban de mis labios y caían por mi cuello.
- Si puta sii asi, como me gusta! - decía mi descontrolado amigo sin soltar mi cabeza por un instante. Yo tenía la conchita empapada con todo esto
- A ver, creo que acá hay lugar para uno más - dijo Lucho
acercando su verga a la cara ya sonrojada de la viciosa madura.
- Siempre hay lugar para los amiguitos de mi nene - le respondió cuando empezaba a envolverla con su lengua y la metía en su boca para deleite de Luchito que la apretó de los hombros.
Mike no aguantó más. Pensé que iba a acabar por la intensidad del gemido. De hecho me preparaba para recibir la leche en mi boca, pero en vez de eso me agarró fuertemente, me dio vuelta y buscó directamente mi culo. Me metió el dedo mayor con fuerza causando un fuerte grito y sin mucho preámbulo apoyó la pija y me la metió entera con una violencia extrema. Mientras buscaba mi mojada concha con sus dedos. Ya en ese momento mis gritos de dolor y de placer eran desgarradores.
Al parecer su madre siendo cogida por sus tres mejores amigos al mismo tiempo fue algo que lo hizo perder los estribos y yo estaba en el lugar y momento indicado.
- Te gusta trola? si dale grita putita, me encanta - me gritaba agitado y empapado en sudor. Sin embargo su mirada estaba en el otro grupo
- Si así... así! - repetía yo una y otra vez, entre los gritos que no podía ni quería contener
Las dos reposeras de madera parecía que se iban a romper en cualquier momento, se escuchaban los crujidos en medio de los gritos y gemidos
A pesar de que estaba gozando mucho de la salvaje embestida anal que me daba su hijo yo no podía dejar de mirar como Carla manejaba a los tres pibes a su antojo. La forma en que movía su cuerpo bronceado y firme por donde se lo viera. El placer en los ojos de los tres, propio de su más deseada fantasía cumplida. Los cuerpos mojados. Todo eso me hizo volar y tuve un orgasmo glorioso, Un gemido profundo que se convirtió en grito se lo anunció a todos. Caí rendida sobre las maderas y por mis piernas bajaban las gotas del placer.
- Ahora les toca a ustedes - dijo la rubia cuarentona, mientras se acomodaba sentada entre los tres con las piernas abiertas y con le lengua rozaba rápidamente cada una de sus pijas
Ninguno de los tres tenía respuesta más que rendirse al placer que les regalaba.
Pronto los chorros espesos empezaron a caer en todo su rostro, Los recibía con una cara de satisfacción que me dejó hipnotizada. Se limpió un poco cerca de los ojos para dedicarles esa mirada que los enloquecía y se metió por última vez cada una de esas vergas en la boca para limpiar los últimos restos de semen, como si estuviera sedienta.
- Y vos que esperas Miguelito, no me vas a dar eso que tenes ahí? - le dijo a su primogénito mientras se acercaba gateando con la cara blanca.
- mmmm mamá que puta hermosa que sos - fue lo último que pudo decir antes de agarrar la nuca de su madre y liberar todo eso que tenía para ella. Los labios de Carla desbordaron por la abundante acabada y en ese momento se la sacó de la boca y se tragó todo como si fuera lo más delicioso que había probado en su vida. Se saboreó con los ojos cerrados y los abrió nuevamente con absoluta satisfacción
- mmm delicioso mi amor - le agradeció, limpiándose los labios con la punta del dedo
Todos los demás mirábamos compenetrados en esta última demostración de vicio.
- Bueno bebes, me voy a bañar. Debe estar por llegar Juan Carlos. Yo les diría que se vistan un poco a menos que quieran dar explicaciones - nos sugirió mientras se iba chupando los restos de leche que tenía en la cara. Todos se miraron entre confundidos y eufóricos, sin saber bien que hacer o decir.
Al pasar junto a mi, se acercó y me dijo al oído
- Viste la diferencia chiquita? Nunca subestimes a una experta - me guiño el ojo y juntó un poco de leche con su dedo como si me convidara. Chupé su dedo mirandola con la misma lujuria que había desatado en todos los demás y finalmente se fue moviendo su cola desnuda... desfilando, como en sus mejores tiempos.
22 comentarios - Como en sus mejores tiempos
😘
😘
😘
Porque no tuve amigos asi ?
Las mamas de mis amigos eran todas parecidas a La Tota !
Dejo los 5+ que adeudo.....
Gracias a vos por secarme con tus relatos !
Besos!
Flor de puta la hdp!
Como siempre brutal relato.
Besos