Lo que relatare a continuación es algo que me paso en mis ultimas vacaciones, eso sería, enero del año 2015. Es mi primer post en P! y espero que lo disfruten.
Solo me quedaban cinco días de vacaciones en el paraíso que era Villa Gesell cuando me percaté de que me gustaba Camila, y aunque admito que si me hubiese dado cuenta antes hubiera disfrutado mucho mas, creo que las cosas tienen su motivo para darse en cierto momento determinado. Recostado estaba, tomando sol, cuando contemple por primera vez el cuerpo de mi amiga Camila. No era la primera vez que la veía en bikini, pero si eran nuevos los ojos con los que la observé; su cuerpo reposaba en la arena con una delicadeza digna de una sirena, acostada de forma lateral, dejaba ante mi un vistoso panorama de su parte trasera, y por mas extraño que parezca, lo que menos le miré fueron las nalgas, no, mi atención se veía captada mucho mas por la imagen completa de su figura, creaba algo que no se describir con palabras, no se si era el tatuaje que llevaba en el tobillo o el lunar en su hombro, o la forma en que el cabello le caía hasta la cintura...o que estaba fantaseando con la novia de mi mejor amigo. Acto seguido aparte la mirada, temeroso de que Agustín se hubiese percatado de alguna manera de lo que pasaba por mi mente cuando miraba a su chica; aunque al instante me di cuenta que era estúpido de mi parte siquiera pensar eso, ya que mi hermano del alma se encontraba en la otra punta de Villa Gesell, andando en cuatriciclo con su familia y probablemente no volviese a nuestra casa hasta el día siguiente. Increíblemente sentí alivio, creyendo que el hecho de que Agustín estuviese a tanta distancia disminuía lo incorrecto de mi deseo, pero no lo hacia, no lo disminuía en lo mas mínimo. Y aún así, la figura de Camila atraía nuevamente mi mirada. Esta vez estaba de pie, sacudiéndose la arena de su perfecto y delgado cuerpo. Con tan solo un metro sesenta, en ese mismo momento, era la única mujer que yo deseaba en el mundo. Pero la culpa ataco de nuevo, pensando en Agustin y en que tan generoso había sido de poner su casa de veraneo para que nuestro grupo de amigos compartiera unas vacaciones tan geniales. Pensando en esto, me di cuenta de que el resto de mis amigos ya se había ido de la playa, tenían un partido arreglado hace ya varios días y, si bien yo no iba a participar, prometí ir a verlos. Ya eran casi las seis y media, hora de volver a la casa. Me levante y me deshice de tanta arena como pude antes de ponerme una remera y agarrar mi mochila, en pos de emprender mi regreso. Justo cuando había saludado a todos los conocidos que tenia cerca, fui a saludar a Camila, y gracias a mis perversas ideas, casi con vergüenza. Y ahí es cuando el día mejoró rotundamente. Me acerque para despedirla con un beso en la mejilla y aparto el rostro al tiempo que me dirigió la mirada.
-A vos te quería agarrar-mi corazón se detuvo por un instante-¿donde están los demás? Me olvide mi celular en su casa anoche y obviamente necesito una llave para entrar.
-Eh...podes esperar a que vuelvan los muchachos después del partido, o a Agus, seguro no vuelve tan tarde...-claramente no era lo que deseaba decirle, un "yo te acompaño" hubiera sido mejor, pero Agustín era como mi hermano.
-¿Cuando termine el partido? a las once recién terminan de jugar, ni loca. Y Agus hoy pasaba el día con su familia, mejor no lo molesto-me miro a los ojos de una forma juguetona y extraña-eso nos deja una sola opción, voy con vos.
-Pero la casa es un desastre, encima me tengo que duchar, mejor espera a que...-coloco su dedo indice tapando mis labios.
-Juro que es solo un minuto, agarro el celular y me voy, ni vas a darte cuenta que estoy ahí.
-Bueno-accedí-mientras sea rápido no hay problema-no me convenció, me deje convencer.
La caminata de regreso a la casa no tomaba tiempo por la distancia a la que se encontraba de la playa, sino mas bien por el terreno que había que atravesar, las calles de arena eran una verdadera mierda. En el camino hablamos de temas triviales, de a donde íbamos a ir a la noche, de quien de sus amigas había estado con quien de mis amigos y también, de con quien había estado yo. Y si bien había tenido suerte la noche anterior, no lo creí importante para la conversación y le conteste que no había estado con nadie y que mis vacaciones habían sido aburridas en ese aspecto, a lo que ella entre risas contesto, que eso podía cambiar en cualquier momento. Me sentí sumamente incomodo por aquel ultimo comentario.
Abrí trabajosamente la cerradura de la casa e hice espacio para que entrara Camila, una vez adentro, le dije que buscara el celular mientras yo mantenía la puerta abierta, pero me dijo que no sabia donde estaba exactamente y me pidió que la ayudara a buscarlo, forzándome a cerrar la puerta. Las persianas del living estaban cerradas, al igual que las del dormitorio, siendo la cocina el único lugar que recibía luz natural, y allí mismo encontré el dichoso celular. Se lo devolví a Camila quien sintió alivio de encontrar su preciado teléfono. Rápidamente llamo a sus amigas para ver donde podía re encontrarse con ellas. Lamentablemente, le comentaron que estaban comprando ropa y no iban a volver hasta dentro de un rato a su hotel, cuestión por la cual Camila me pidió si podía quedarse un rato en nuestra casa. Le dije que si, no sin antes preguntarle si a ella le molestaba que yo me duchara, a lo que ella no presento la mas mínima queja.
En la habitación me desnude y coloque una toalla al rededor de mi cintura, solo por si a Camila se le ocurría asomarse mientras yo caminaba hacia el baño. Una vez en este, me quite la toalla, corrí la cortina de plástico de la ducha y extendí mi brazo hacia el grifo de agua caliente, pero me di cuenta de que en la tensión que me provocaba tener a cierta huésped en casa estando yo solo, me olvide mi ropa interior limpia en el lavadero, que estaba justo afuera de la cocina. Me até nuevamente la toalla a la cintura y atravesé el living rumbo a la cocina, intentando no prestar atención a Camila, que estaba sentada en un sofá frente a la televisión, con su celular entre las manos. Recogí rápidamente unos boxers que estaban colgados y volví nuevamente en dirección al baño, pero justo al atravesar la puerta que conectaba la cocina con el living, me choque con Camila y en eso, la toalla que ocultaba mi masculinidad, cayo al suelo. Ambos nos quedamos paralizados en el lugar, no sabia que decir, y en ese mismo instante su mirada se desvió de la mía y bajo hasta observar mi sexo. Me sentí terriblemente avergonzado, pero algo me decía que si seguía ahí parado, tendría una erección, por el simple hecho de que ella me estaba observando. Baje la vista, recogí la toalla y tapándome torpemente me fui al baño. Una vez cerrada la puerta, hice como si nada hubiese pasado, deje la toalla, la ropa interior limpia y me sumergí en la lluvia caliente que era la ducha.
Habían pasado no mas de cinco minutos cuando Camila golpeo la puerta del baño y pregunto si podía pasar, tras la protección visual que me proporcionaba la cortina de la ducha, ni siquiera dude en asentir. Para mi sorpresa, no dijo nada respecto a lo sucedido anteriormente.
-Escuchame, me acaba de llamar Agustín, hasta mañana no va a volver...-escuchar su voz mientras el agua caía por mi cuerpo tenia cierto erotismo que no sabria describir-Y las chicas todavía no volvieron al hotel-sentí que su voz cada vez mas cerca-¿Que decis que haga?
-Mientras los chicos no estén acá, podes quedarte tranquila, no me molestas en absoluto.
-Gracias, igual no me refería a eso.
-¿y a que te referías?
-Me refería a que decís que haga con vos.-mi corazón empezó a palpitar violentamente
-¿Que?-no sabia que responder
-Te vi mirándome en la playa, y sinceramente creo que no la haríamos daño a nadie...-el silencio de aquel momento solo se veía perturbado por el ruido del agua al impactar contra el suelo de la ducha.
-Tu novio es...
-Mi novio no se va a enterar-me interrumpió-Y si es por culpa que no te animas, yo se como solucionar eso.-no sabia que esperar, y tampoco sabia si me gustaba lo que iba a suceder
Camila corrió la cortina lo suficiente como para dejarme al descubierto, y mientras me miraba fijamente a los ojos, se quito el delgado top que llevaba puesto y los shorts de jean ajustados. Ahora en bikini, llevo sus brazos hacia atrás y desato el nudo dejando caer la prenda al suelo; la imagen de sus pechos al desnudo produjeron que mi miembro comenzara a excitarse y cuando lleve mis manos delante de este para ocultar mi "emoción", Camila negó con la cabeza, siempre mirándome a los ojos, sin dejarme siquiera respirar, retire mis manos de mi pene y lo deje nuevamente al descubierto, mientras su tamaño iba incrementando. Ahora Camila se quito la última prenda que cubría su cuerpo, siempre con sus ojos puestos en los míos, ahora desnuda, dio un paso hacia adelante. Ahora estaba en la ducha delante mio, a no mas de veinte treinta centímetros de distancia; en un absurdo intento de escapar, mi espalda choco contra los azulejos celestes. Mientras el agua caliente comenzaba a caer por su cuerpo, Camila se llevo la mano derecha a la entrepierna, y la introdujo en su sexo con entusiasmo, luego acerco la misma mano hacia mi rostro y coloco sus dedos índice y medio en mis labios, no pude evitar abrir la boca y sentir el gusto de sus fluidos femeninos. Ahora mas decidido, corriendo su mano de mi rostro, la sujete de la cintura y comencé a besarla. No podía creer lo que estaba pasando, no podía ser real, no debía ser real. Ella comenzó a besarme el cuello, luego el pecho, siguió por el abdomen, hasta llegar a mi miembro, el cual todavía no estaba completamente erecto. La forma en la que utilizo su lengua y sus labios en mi pene fue de otro mundo. Su lengua subía y bajaba por el tronco mientras sus manos reposaban en mi zona lumbar con cierta violencia, sentía los rasguños en mi carne, pero no me importaba, ya nada importaba. Solamente yo y Camila. Siguió practicándome sexo oral hasta que mi pene estuvo lo suficientemente erecto para su criterio, luego se levanto, me miro a los ojos, dio media vuelta y apoyo su parte delantera contra la pared de aquellos azulejos celestes, arqueando su espalda para que su cola quedara bien expuesta. Sin darle mucho pensamiento, palpe con la mano izquierda su zona vaginal mientras con la derecha guié mi miembro hacia las puertas de dicho sexo. La primer penetración costo un poco y Camila emitió un leve gemido que reboto en el silencio del baño. Seguí penetrándola lentamente mientras coloque mis manos contra la pared de azulejos que tenia en frente, depositando gran parte de mi peso en el envión que producía con mi cintura al introducir mi pene cada vez mas profundo en el sexo de Camila. Una y otra vez, hasta que esos movimientos suaves se transformaron en embestidas potentes, con velocidad cada vez mayor y en mi dedicación casi ni me había percatado de los gritos de placer que emitía mi amante, ignorando la posibilidad de que hubiese alguien para escucharnos. O tal vez no ignoraba esa posibilidad, simplemente tal vez, esa posibilidad no le importaba. Me detuve y ella miro hacia atrás, sacando con la mano mi miembro de su orificio vaginal y poniéndose nuevamente de rodillas, para utilizar su hermosa boca.
-¿Que pasa, ya vas a acabar?-dijo en tono juguetón mientras lamia y se entretenía con mi pene-una única condición-no dejaba de mirarme a los ojos-acabame adentro.
Tantas cosas pasaron por mi cabeza con ese comentario, y mientras Camila se levantaba con ansias de que la penetrase nuevamente, temí tantas cosas, pero nuevamente, no pensé mucho, porque ya la tenia montada en mi pene nuevamente. Con su espalda apoyada contra la pared de la ducha, levanto su pierna derecha dejando su sexo al descubierto, y mientras yo la sostenía con un brazo para evitar que perdiera el equilibrio, la penetre nuevamente, esta vez comencé a embestirla a toda la potencia que la posición me permitía con esperanzas de no acabar demasiado rápido, pero mis esperanzas perdieron ante la voz de Camila. Mi pene estaba en lo mas profundo de su vagina cuando lo dijo: "dale acabame, DALE!" y así, en un éxtasis de placer, derramé mi semilla adentro de Camila. Entre besos y agua caliente, termino nuestra hermosa aventura.
Lo que sucedió a continuación fue, para suerte nuestra, todo normal. Camila volvió al hotel donde estaba hospedándose con sus amigas, un rato después llegaron mis amigos y a la mañana del día siguiente, volvió Agustin. Para sorpresa mía, no sentí el mas mínimo remordimiento, sabiendo que lo que habíamos hecho era entre nosotros y jamas se repetiría.
Agustín, si bien corto su relación con Camila un tiempo después, jamas se entero de lo sucedido y entre ella y yo, jamas volvió a pasar mas nada, lo mas gracioso es que, hoy por hoy, Camila y yo somos muy buenos amigos, y ella me presento a mi actual novia.
Solo me quedaban cinco días de vacaciones en el paraíso que era Villa Gesell cuando me percaté de que me gustaba Camila, y aunque admito que si me hubiese dado cuenta antes hubiera disfrutado mucho mas, creo que las cosas tienen su motivo para darse en cierto momento determinado. Recostado estaba, tomando sol, cuando contemple por primera vez el cuerpo de mi amiga Camila. No era la primera vez que la veía en bikini, pero si eran nuevos los ojos con los que la observé; su cuerpo reposaba en la arena con una delicadeza digna de una sirena, acostada de forma lateral, dejaba ante mi un vistoso panorama de su parte trasera, y por mas extraño que parezca, lo que menos le miré fueron las nalgas, no, mi atención se veía captada mucho mas por la imagen completa de su figura, creaba algo que no se describir con palabras, no se si era el tatuaje que llevaba en el tobillo o el lunar en su hombro, o la forma en que el cabello le caía hasta la cintura...o que estaba fantaseando con la novia de mi mejor amigo. Acto seguido aparte la mirada, temeroso de que Agustín se hubiese percatado de alguna manera de lo que pasaba por mi mente cuando miraba a su chica; aunque al instante me di cuenta que era estúpido de mi parte siquiera pensar eso, ya que mi hermano del alma se encontraba en la otra punta de Villa Gesell, andando en cuatriciclo con su familia y probablemente no volviese a nuestra casa hasta el día siguiente. Increíblemente sentí alivio, creyendo que el hecho de que Agustín estuviese a tanta distancia disminuía lo incorrecto de mi deseo, pero no lo hacia, no lo disminuía en lo mas mínimo. Y aún así, la figura de Camila atraía nuevamente mi mirada. Esta vez estaba de pie, sacudiéndose la arena de su perfecto y delgado cuerpo. Con tan solo un metro sesenta, en ese mismo momento, era la única mujer que yo deseaba en el mundo. Pero la culpa ataco de nuevo, pensando en Agustin y en que tan generoso había sido de poner su casa de veraneo para que nuestro grupo de amigos compartiera unas vacaciones tan geniales. Pensando en esto, me di cuenta de que el resto de mis amigos ya se había ido de la playa, tenían un partido arreglado hace ya varios días y, si bien yo no iba a participar, prometí ir a verlos. Ya eran casi las seis y media, hora de volver a la casa. Me levante y me deshice de tanta arena como pude antes de ponerme una remera y agarrar mi mochila, en pos de emprender mi regreso. Justo cuando había saludado a todos los conocidos que tenia cerca, fui a saludar a Camila, y gracias a mis perversas ideas, casi con vergüenza. Y ahí es cuando el día mejoró rotundamente. Me acerque para despedirla con un beso en la mejilla y aparto el rostro al tiempo que me dirigió la mirada.
-A vos te quería agarrar-mi corazón se detuvo por un instante-¿donde están los demás? Me olvide mi celular en su casa anoche y obviamente necesito una llave para entrar.
-Eh...podes esperar a que vuelvan los muchachos después del partido, o a Agus, seguro no vuelve tan tarde...-claramente no era lo que deseaba decirle, un "yo te acompaño" hubiera sido mejor, pero Agustín era como mi hermano.
-¿Cuando termine el partido? a las once recién terminan de jugar, ni loca. Y Agus hoy pasaba el día con su familia, mejor no lo molesto-me miro a los ojos de una forma juguetona y extraña-eso nos deja una sola opción, voy con vos.
-Pero la casa es un desastre, encima me tengo que duchar, mejor espera a que...-coloco su dedo indice tapando mis labios.
-Juro que es solo un minuto, agarro el celular y me voy, ni vas a darte cuenta que estoy ahí.
-Bueno-accedí-mientras sea rápido no hay problema-no me convenció, me deje convencer.
La caminata de regreso a la casa no tomaba tiempo por la distancia a la que se encontraba de la playa, sino mas bien por el terreno que había que atravesar, las calles de arena eran una verdadera mierda. En el camino hablamos de temas triviales, de a donde íbamos a ir a la noche, de quien de sus amigas había estado con quien de mis amigos y también, de con quien había estado yo. Y si bien había tenido suerte la noche anterior, no lo creí importante para la conversación y le conteste que no había estado con nadie y que mis vacaciones habían sido aburridas en ese aspecto, a lo que ella entre risas contesto, que eso podía cambiar en cualquier momento. Me sentí sumamente incomodo por aquel ultimo comentario.
Abrí trabajosamente la cerradura de la casa e hice espacio para que entrara Camila, una vez adentro, le dije que buscara el celular mientras yo mantenía la puerta abierta, pero me dijo que no sabia donde estaba exactamente y me pidió que la ayudara a buscarlo, forzándome a cerrar la puerta. Las persianas del living estaban cerradas, al igual que las del dormitorio, siendo la cocina el único lugar que recibía luz natural, y allí mismo encontré el dichoso celular. Se lo devolví a Camila quien sintió alivio de encontrar su preciado teléfono. Rápidamente llamo a sus amigas para ver donde podía re encontrarse con ellas. Lamentablemente, le comentaron que estaban comprando ropa y no iban a volver hasta dentro de un rato a su hotel, cuestión por la cual Camila me pidió si podía quedarse un rato en nuestra casa. Le dije que si, no sin antes preguntarle si a ella le molestaba que yo me duchara, a lo que ella no presento la mas mínima queja.
En la habitación me desnude y coloque una toalla al rededor de mi cintura, solo por si a Camila se le ocurría asomarse mientras yo caminaba hacia el baño. Una vez en este, me quite la toalla, corrí la cortina de plástico de la ducha y extendí mi brazo hacia el grifo de agua caliente, pero me di cuenta de que en la tensión que me provocaba tener a cierta huésped en casa estando yo solo, me olvide mi ropa interior limpia en el lavadero, que estaba justo afuera de la cocina. Me até nuevamente la toalla a la cintura y atravesé el living rumbo a la cocina, intentando no prestar atención a Camila, que estaba sentada en un sofá frente a la televisión, con su celular entre las manos. Recogí rápidamente unos boxers que estaban colgados y volví nuevamente en dirección al baño, pero justo al atravesar la puerta que conectaba la cocina con el living, me choque con Camila y en eso, la toalla que ocultaba mi masculinidad, cayo al suelo. Ambos nos quedamos paralizados en el lugar, no sabia que decir, y en ese mismo instante su mirada se desvió de la mía y bajo hasta observar mi sexo. Me sentí terriblemente avergonzado, pero algo me decía que si seguía ahí parado, tendría una erección, por el simple hecho de que ella me estaba observando. Baje la vista, recogí la toalla y tapándome torpemente me fui al baño. Una vez cerrada la puerta, hice como si nada hubiese pasado, deje la toalla, la ropa interior limpia y me sumergí en la lluvia caliente que era la ducha.
Habían pasado no mas de cinco minutos cuando Camila golpeo la puerta del baño y pregunto si podía pasar, tras la protección visual que me proporcionaba la cortina de la ducha, ni siquiera dude en asentir. Para mi sorpresa, no dijo nada respecto a lo sucedido anteriormente.
-Escuchame, me acaba de llamar Agustín, hasta mañana no va a volver...-escuchar su voz mientras el agua caía por mi cuerpo tenia cierto erotismo que no sabria describir-Y las chicas todavía no volvieron al hotel-sentí que su voz cada vez mas cerca-¿Que decis que haga?
-Mientras los chicos no estén acá, podes quedarte tranquila, no me molestas en absoluto.
-Gracias, igual no me refería a eso.
-¿y a que te referías?
-Me refería a que decís que haga con vos.-mi corazón empezó a palpitar violentamente
-¿Que?-no sabia que responder
-Te vi mirándome en la playa, y sinceramente creo que no la haríamos daño a nadie...-el silencio de aquel momento solo se veía perturbado por el ruido del agua al impactar contra el suelo de la ducha.
-Tu novio es...
-Mi novio no se va a enterar-me interrumpió-Y si es por culpa que no te animas, yo se como solucionar eso.-no sabia que esperar, y tampoco sabia si me gustaba lo que iba a suceder
Camila corrió la cortina lo suficiente como para dejarme al descubierto, y mientras me miraba fijamente a los ojos, se quito el delgado top que llevaba puesto y los shorts de jean ajustados. Ahora en bikini, llevo sus brazos hacia atrás y desato el nudo dejando caer la prenda al suelo; la imagen de sus pechos al desnudo produjeron que mi miembro comenzara a excitarse y cuando lleve mis manos delante de este para ocultar mi "emoción", Camila negó con la cabeza, siempre mirándome a los ojos, sin dejarme siquiera respirar, retire mis manos de mi pene y lo deje nuevamente al descubierto, mientras su tamaño iba incrementando. Ahora Camila se quito la última prenda que cubría su cuerpo, siempre con sus ojos puestos en los míos, ahora desnuda, dio un paso hacia adelante. Ahora estaba en la ducha delante mio, a no mas de veinte treinta centímetros de distancia; en un absurdo intento de escapar, mi espalda choco contra los azulejos celestes. Mientras el agua caliente comenzaba a caer por su cuerpo, Camila se llevo la mano derecha a la entrepierna, y la introdujo en su sexo con entusiasmo, luego acerco la misma mano hacia mi rostro y coloco sus dedos índice y medio en mis labios, no pude evitar abrir la boca y sentir el gusto de sus fluidos femeninos. Ahora mas decidido, corriendo su mano de mi rostro, la sujete de la cintura y comencé a besarla. No podía creer lo que estaba pasando, no podía ser real, no debía ser real. Ella comenzó a besarme el cuello, luego el pecho, siguió por el abdomen, hasta llegar a mi miembro, el cual todavía no estaba completamente erecto. La forma en la que utilizo su lengua y sus labios en mi pene fue de otro mundo. Su lengua subía y bajaba por el tronco mientras sus manos reposaban en mi zona lumbar con cierta violencia, sentía los rasguños en mi carne, pero no me importaba, ya nada importaba. Solamente yo y Camila. Siguió practicándome sexo oral hasta que mi pene estuvo lo suficientemente erecto para su criterio, luego se levanto, me miro a los ojos, dio media vuelta y apoyo su parte delantera contra la pared de aquellos azulejos celestes, arqueando su espalda para que su cola quedara bien expuesta. Sin darle mucho pensamiento, palpe con la mano izquierda su zona vaginal mientras con la derecha guié mi miembro hacia las puertas de dicho sexo. La primer penetración costo un poco y Camila emitió un leve gemido que reboto en el silencio del baño. Seguí penetrándola lentamente mientras coloque mis manos contra la pared de azulejos que tenia en frente, depositando gran parte de mi peso en el envión que producía con mi cintura al introducir mi pene cada vez mas profundo en el sexo de Camila. Una y otra vez, hasta que esos movimientos suaves se transformaron en embestidas potentes, con velocidad cada vez mayor y en mi dedicación casi ni me había percatado de los gritos de placer que emitía mi amante, ignorando la posibilidad de que hubiese alguien para escucharnos. O tal vez no ignoraba esa posibilidad, simplemente tal vez, esa posibilidad no le importaba. Me detuve y ella miro hacia atrás, sacando con la mano mi miembro de su orificio vaginal y poniéndose nuevamente de rodillas, para utilizar su hermosa boca.
-¿Que pasa, ya vas a acabar?-dijo en tono juguetón mientras lamia y se entretenía con mi pene-una única condición-no dejaba de mirarme a los ojos-acabame adentro.
Tantas cosas pasaron por mi cabeza con ese comentario, y mientras Camila se levantaba con ansias de que la penetrase nuevamente, temí tantas cosas, pero nuevamente, no pensé mucho, porque ya la tenia montada en mi pene nuevamente. Con su espalda apoyada contra la pared de la ducha, levanto su pierna derecha dejando su sexo al descubierto, y mientras yo la sostenía con un brazo para evitar que perdiera el equilibrio, la penetre nuevamente, esta vez comencé a embestirla a toda la potencia que la posición me permitía con esperanzas de no acabar demasiado rápido, pero mis esperanzas perdieron ante la voz de Camila. Mi pene estaba en lo mas profundo de su vagina cuando lo dijo: "dale acabame, DALE!" y así, en un éxtasis de placer, derramé mi semilla adentro de Camila. Entre besos y agua caliente, termino nuestra hermosa aventura.
Lo que sucedió a continuación fue, para suerte nuestra, todo normal. Camila volvió al hotel donde estaba hospedándose con sus amigas, un rato después llegaron mis amigos y a la mañana del día siguiente, volvió Agustin. Para sorpresa mía, no sentí el mas mínimo remordimiento, sabiendo que lo que habíamos hecho era entre nosotros y jamas se repetiría.
Agustín, si bien corto su relación con Camila un tiempo después, jamas se entero de lo sucedido y entre ella y yo, jamas volvió a pasar mas nada, lo mas gracioso es que, hoy por hoy, Camila y yo somos muy buenos amigos, y ella me presento a mi actual novia.
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