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Relato erótico: Lujuria en Liberty City

Relato erótico: Lujuria en Liberty City


Lujuria en Liberty City

El Shelby Cobra rugía por la autopista hasta que tomo el desvió que le llevaba a Liberty City, la zona más peligrosa de todo Miami. Cualquier otra persona no se hubiese atrevido a entrar en un barrio así, y menos con ese coche, pero Mike no tenía nada que temer: su familia controlaba el 30% de Little Havana y las chicas que trabajaban para ellos vivían en esa parte de la ciudad. Aparcó junto a una pequeña casa y, antes de bajarse del coche, sacó un revolver de cañón corto de la guantera y se lo escondió en los pantalones, disimulándolo con la camisa de corte caribeño que llevaba puesta.


Mike subió las pocas escaleras que daban a la puerta mosquitera y golpeó la siguiente puerta con los nudillos. Parecía que no había nadie en la casa. A los pocos minutos apareció Crystal, una mujer morena de piel y cabello; tenía una media melena rizada y húmeda, se notaba que acababa de salir de la ducha. Sus os ojos eran de un verde aceitunado y sólo cubría su desnudez con un batín que le llegaba hasta las rodillas, dejando así entrever un tatuaje en el gemelo derecho de una mariposa volando cerca de una flor.


Mike entró en cuanto Crystal abrió, sin pedir permiso y como si estuviese en su propia casa. Crystal le dijo que su hija Mercedes no estaba, pero él no venía en busca de la chica, esta vez, si no en busca de Crystal.


Crystal se quedó mirando la cara de chulo de Mike, con esos ojos claros llenos de lujuria, ese pelo casi blanquecino y esa piel lechosa de irlandés. La mujer sabía lo que quería Mike, sus ojos habían brillado como ahora más de una vez, cuando había ido a buscar a su hija. A veces se maldecía por haber huido de Tijuana para terminar donde había terminado.


Mike se sirvió una copa de José Cuervo, ya que no encontró whisky entre las pocas botellas de la despensa, y se acercó lentamente mientras que notaba como la bebida le abrasaba la garganta. Cuando él llegó hasta Crystal, la rodeó por la cintura metiendo su brazo dentro del batín. Notó su escote prominente, mientras con la otra mano deshacía el nudo que le impedía ver todo el cuerpo desnudo de la mujer.


Crystal vio que no tenía escapatoria y, en el fondo, quería ser poseída por ese chulo arrogante. Había caído en la trampa. Accedió al juego y se dejó hacer, soltando el batín con cuidado para que cayese por su propio peso. En ese momento, Mike escondió su cara entre esos prominentes pechos, que eran un manjar para él. Su boca empezó a recorrerlos, deteniéndose en los pezones oscuros y erectos de Crystal. Mientras, sus manos recorrían todo el cuerpo aun firme para una mujer, que casi rozaba los cincuenta años. Sus caderas eran como las curvas de la carretera con las que solía derrapar en su Shelby, sus muslos jugosos y su pubis era un bosque con un único fruto, prohibido y cada vez más apetecible.


Mientras Mike se quitaba su camisa, dejando ver el tatuaje completo de un San Miguel blandiendo su espada en el bíceps izquierdo, dejó su revolver sobre una mesa. Crystal había empezado a masajearle el paquete, y le desabrochó los pantalones de lino para acceder a su miembro, duro y erecto.


Cuando los dos estuvieron desnudos, Crystal cogió una botella de aceite y vertió un poco entre sus pechos, esparciéndolo con sus manos. La exuberante mujer se limpió las manos en el miembro de Mike, lubricándolo bien. Colocó el pene entre sus pechos y empezó a moverlos a un ritmo constante, al tiempo que intentaba alcanzarlo con la punta de su lengua. Mike se dejó llevar y advirtió la experiencia de Crystal en la forma de moverse, cosa que Mercedes aún no tenía.


Al final, Mike decidió tomar las riendas de la situación e hizo que Crystal se apoyase contra la mesa, atándole las manos con su cinturón y haciéndole que abriese las piernas. La penetró con su miembro repetidamente mientras cogía el cinturón para ayudarse en las embestidas.


De repente, Mike dejó de moverse dentro de Crystal y le introdujo un dedo en el ano, suavemente, hasta que notó como ella se estremecía. Cuando percibió que estaba a punto de llegar al clímax, Mike colocó a Crystal de rodillas, sin soltarle las manos. La mujer se metió lascivamente el miembro en la boca, moviendo su cabeza hacia adelante y detrás al tiempo que su lengua jugueteaba con el glande, hasta notar cómo Mike eyaculaba en su boca.


Exhausto y satisfecho, Mike soltó a Crystal y, tras vestirse y coger su arma, la miró directamente. Le hizo saber que volvería de nuevo y que lo ocurrido esa tarde era su secreto, ni siquiera su hija debía saberlo.

2 comentarios - Relato erótico: Lujuria en Liberty City

angieyruben
Un relato bien caliente !

Gracias por compartir.
Angie te deja Besos y Lamiditas !!!

sexo
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
luismiguelito78 +1
POST a FAVORITOSrelato

Muy bueno Amiga!!! nos encantó 🙂

lujuria+10 para VOS