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Compendio II
😃 😃 😃
¡Me dio permiso para contar una más!
😍 😍 😍
¡Lo adoro, lo adoro y lo amo con locura!
😊 😊 😊
Es que cositas como estas me llenan de nostalgia y creo que me ayudan a entender por qué nos amamos tanto.
😕 😕 😕
Sé que dependo mucho de él y de su permiso, pero también me da muchas libertades.
Él es justo y tras conocerlo y amarlo tanto tiempo, confío mucho en su juicio.
😆 😆 😆
¡Lo más divertido de todo es que no abusa y muchas veces lo veo como un papá, más que un marido!
Pero eso es la mayor razón por la que lo amo.
😂 😂 😂
Puede sonar enfermizo, pero a pesar del enorme resentimiento que tengo a mi papá por las cosas que dejó que nos pasaran a mi mamá, mis hermanas y a mí, mi marido lo defiende y me consuela.
Me dice que después de todo, es mi papá.
“Y gracias a él, saliste tú.”
😍 😍 😍
¡Me deshace cuando dice eso!
Por eso, quiero contar la experiencia que aprendí cuando salimos de vacaciones con sus padres y la próxima semana, si se puede, contar el largo camino de amistad que seguí hasta nuestro primer beso.
Para mí, él siempre fue un misterio. Es un hombre apuesto, de buen corazón y casi tan raro como yo.
Teníamos 6 meses de pololeo cuando llegó enero.
Yo andaba radiante, porque había ingresado a la universidad, al igual que él, que había decidido retomar sus estudios para sacar su magister.
Podríamos ser pololos de la universidad, como Naru y Urashima-Sempai y vivía pasándome rollos de estudiar juntos, pololear en el campus y también, ¡Casarme con él!
😊 😊 😊
Y vivimos algo así por un tiempo, pero no es lo que quiero contar.
XD
“Mamá, ¿Puede ir Marisol a veranear con nosotros?”
“¡Por supuesto! ¡Es tu polola!” respondió mi suegra, que apenas le empezaba a simpatizar.
💗 💗 💗
Ba-dump. Ba-dump. Ba-dump
Así me hacía el corazón.
☺️ ☺️ ☺️
¡Era la primera vez que salía a veranear!
Para ellos, era algo que hacían todos los años. Pero para mí, era una experiencia marciana.
👽 👽 👽
Mamá y mi hermana estaban muy entusiasmadas y me ayudaron a hacer mis maletas.
“¡Cuídate mucho, Marisol y no te arriesgues ni te excedas!” dijo mamá, dándome un beso en la frente.
Le preocupaba que yo no supiera nadar y que hiciéramos el amor sin protección muchas veces.
😆 😆 😆
¡No tenía que preocuparse!
Mi frustración tendría alivio meses después.
Y llegamos a la casita de veraneo de mis suegros.
😍 😍 😍
¡No podía creer lo preciosa que era la vista!
¡Se veía el mar y la bahía con muchos barcos!
La casita estaba a la orilla del mar, sobre una especie de barranco. Por debajo, había 2 playas y el agua se veía color turquesa y precioso.
😍 😍 😍
Mis suegros estaban contentos.
“¡Qué bueno que pudieras venir, Marisol! ¡Pensamos que se iba a quedar en la casa, trabajando o contigo y que no iba a salir a veranear!” dijo mi suegro, mientras desempacaban las cosas.
Era la primera vez que veía el mar en vivo y lo único que quería era conocerlo.
“¡Anda! ¡Llévala a la playa, para que la conozca!” le dijo mi suegra a mi marido.
Me tomó de la mano y salí tan entusiasmada como una niña.
😊 😊 😊
¡Me da vergüenza acordarme que entraba y salía corriendo de la playa como los niñitos de 5 años, porque le tenía miedo a las olas!
Sin embargo, él estaba ahí y como siempre, me cuidaba.
“Yo no sé nadar…” le confesé.
Él me sonreía.
“¡No importa! ¡Yo te voy a enseñar!” me respondió.
😍 😍 😍
Y nos dimos uno de esos besos de película.
Lo que más me acuerdo de esa cabaña es que era chiquitita y que tiene un problema serio de termitas.
😆 😆 😆
Mi suegra me encargó que barriera todos los días los restos de aserrín, que increíblemente, aparecían por montones.
Tenía un living comedor, cocina, un baño y 3 habitaciones.
Me dejaron dormir en la habitación al lado de mis suegros, por razones obvias.
😈 😈 😈
Pero más que descansar, conocer el mar e ir a la playa, yo estaba interesada en él.
Necesitaba comprender por qué él era así.
Ya éramos pololos, pero tenía que entender cómo nadie más lo ha visto.
😕 😕 😕
No sé si puedan entenderme, pero ya saben que él es especial.
Hasta el día anterior a nuestro primer beso, él fue siempre el mejor de mis amigos. Un caballero, de tomo y lomo.
Cortés, atento, desinteresado y muy distraído, al punto que me obsesionó por besarle.
😆 😆 😆
¡Creo que es por eso que me gusta compartirlo!
Porque me identifico bien con las otras y lo que sienten y ese romance rico que hay entre la primera vez que una lo mira con otros ojos, el primer beso que le robas y las primeras veces que hacemos el amor.
Por eso (y porque quería hacer más veces el amor con él) salíamos a todas partes.
Me llevó a una feria artesanal, donde me compró mi primer brazalete, comimos churros por primera vez (¡Otro momento Kodak!) y nos subimos a una rueda de la fortuna, donde nos besamos en la cúspide.
También fuimos a la playa y él me enseñó a nadar.
Pero en esa época, yo era celosa y me incomodaba que otras mujeres lo miraran.
Él parecía no darse cuenta y solamente me miraba a mí, pero me preguntaba yo por qué, si a él no le interesaba el color de mis ojos, mi pecho era plano y nunca me miraba el trasero.
Las otras chicas que le hacían ojos eran universitarias y tenían más pecho, que es algo que le gusta demasiado.
XD
Con el pasar de los días, estaba más y más confundida por qué era yo su polola, si me encontraba tan pájara e infantil.
Y cuando estábamos a punto de volver, empecé a entender el por qué.
“Él casi nunca viene y cuando lo hace, se queda en el computador o leyendo, pero nunca baja a la playa.” Me contó mi suegra, que estaba contenta al ver que salíamos para todas partes.
Yo no lo entendía, porque se veían chicas bonitas en la playa.
Hasta que un maravilloso día, faltando 3 para que volviéramos de vacaciones, me tomó de la mano y me llevó a explorar.
“¡Ven conmigo! ¡Quiero llevarte a mi lugar favorito!” me dijo él.
💗 💗 💗
Ba-dump. Ba-dump. Ba-dump
Hacía mi corazón, a punto de estallar de la emoción.
Fuimos caminando por el sendero costero, conversando de varias cosas y mirando a la gente en las playas.
Atravesamos un puente que siempre me asustaba, porque el mar reventaba por debajo.
Pero con él abrazándome, podía pasar con los ojos cerrados sin sentir miedo.
Y llegamos a un mirador que conocimos en los primeros días, que se llamaba “El rompeolas”, pero no me gustó tanto, porque le encontré aburrido la primera vez que lo vi.
Fuimos caminando por encima de las piedras, hasta que llegamos cerca de la orilla, donde reventaba el mar.
Era un día nublado y bastante fresco. Tenía frio, pero estaba con él y andaba contenta.
“¡Hace tiempo que quería traerte hasta acá!” me dijo.
“¿Por qué?”
“Porque antes de conocerte, este era mi lugar favorito. Aquí venía cuando me sentía triste y solitario, porque cierras los ojos y lo único que escuchas es el ruido del mar.”
😳 😳 😳
Me sorprendió escucharle decir eso, porque él siempre ha sido muy optimista y lo he visto triste casi la misma cantidad de veces que lo he visto cansado.
“Desde que te conocí, no he tenido ganas de volver hasta acá, Marisol. Pienso que eres maravillosa. Eres especial y me encanta verte. Me alegras el día y eres preciosa. No sé por qué me quieres, pero quiero que sepas que desde te conocí, he sido muy feliz y quiero darte las gracias, porque te amo.”
😂 😂 😂
Al igual que ahora, yo lloraba.
Nadie, jamás, me había dicho algo así y el lugar se puso uno de los más hermosos en la tierra.
“¡Yo te amo también! ¿Por qué me quieres tú?” le pregunté, al verlo que él también se ponía a llorar.
“Porque eres distinta. Eres como este lugar. Pocos saben que en esas piedras, salen burbujas y lo mismo pasa contigo. Todos te ven y nadie se da cuenta de lo hermosa y especial que eres y por eso me siento rico contigo, porque yo sí te conozco y se lo afortunado que soy de tenerte.”
Y era verdad. Reventaban las olas y empezaban a aparecer una que otra burbuja. Me explicó (en otra ocasión) que la roca tenía agujeros que quedaban al aire libre y que cuando reventaba una ola, aparecían las burbujas.
Para mí, la explicación más lógica sigue siendo que es magia.
😆 😆 😆
Nos empezamos a besar, de una de las maneras más lindas que he vivido.
Me acuerdo que tomaba su mano y yo misma la metía bajo mis pantalones. Quería que supiera cómo me ponía y él, muy impresionado, me sonreía.
😊 😊 😊
Mi marido y yo somos ecchi.
Unos lujuriosos.
¡Pero me encanta!
Él sabe muy bien el arte de mover los dedos. Dice que lo aprendió solito, pero no sé cómo lo hace, que se siente tan rico.
😍 😍 😍
Me besaba tan rico y sus dedos se sentían muy bien, que me sacaban gemiditos.
Estaba sentada en sus piernas, pero lo único que pensaba era en sus labios, en sus ojos, en la manera de besarme y en la manera que él metía sus manos debajo de mis pantalones.
Me sentía empapada y ahogaba mis gemidos en su boca y su lengua, sintiéndome extremadamente bien.
Él era un solitario y me había encontrado a mí y por eso lo amaba.
Era mi amigo y sabía hacerme sentir tan rico.
Cuando la ansiedad por tenerlo dentro superó el placer que me daba con sus dedos, le pregunté si conocía un lugar discreto para hacerlo.
Lo necesitaba. Incluso con preservativo, mi cuerpo rugía por tenerlo en mí.
Regresamos casi corriendo y nos desviamos por un pequeño sendero, que tampoco muchos conocían.
😍 😍 😍
Por eso le amo tanto. Siempre se fija en cosas que nadie más ve.
Y llegamos a una esquina, escondida entre las ramas. Podíamos ver el camino de la costa y la gente caminar y ya estaba cachonda.
Se sentó en un tronco y nos bajamos los pantalones.
Se veía grandiosa y quería chuparla con ganas y meterla en lo más profundo de mi garganta en esos momentos, pero él, muy desesperado, la cubrió con el preservativo.
😖 😖 😖
¡La sentí abrirme y me dolió!
“¡Lo siento!” se disculpó él.
Pero era un dolor rico, porque era con él y fue completamente accidental, porque él quería estar dentro de mí.
“¡No te preocupes! ¡Está bien!” le dije, tratando de sonar normal.
Pero la había metido más adentro de lo acostumbrado y se sentía fenomenal.
“¡Pero te duele!” dijo él, muy preocupado.
“¡No me importa! Si me tiene que doler, quiero que me duela contigo, porque te amo mucho.”
Y así empezamos a hacerlo.
Fue una experiencia deliciosa, porque él me iba abriendo.
En esos momentos, él no me deseaba. Me ansiaba y lo besaba como loca en los labios.
“¡Más fuerte! ¡Más fuerte! ¡Por favor!” le pedía yo.
Pero es que ese ardor era rico y sentía sus manos, abrazando mi cintura.
😖 😖 😖
¡Todo mi mundo se movía muy rápido y el ardor que se sentía entre mis piernas era demoledor!
“¡Te amo, Marisol! ¡Amo tu cara! ¡Tus pechos! ¡Tu lunar!”
Sus palabras hacían que mi espíritu se despegara de mi cuerpo.
¡Era una experiencia maravillosa!
¡Y se corrió! ¡Se corrió un montón!
Mi cuerpo lo añoraba sentir en mí y lo abrazaba, pero por primera vez, lo escuché a él gemir por mí, conteniendo su placer.
Los 2 llorábamos, porque había sido un momento fascinante y conmovedor.
Nos besamos y abrazamos.
😆 😆 😆
Como siempre, me pidió disculpas.
Pero ¿Quién se enoja cuando te hacen el amor requeté bien?
😊 😊 😊
Pero me sentí contenta.
A pesar de ser tan inmadura e infantil, él había visto algo en mí que nadie más había visto y que ni siquiera yo sabía qué era, que lo tenía y que mucho menos, sabía que le gustaba.
Pero con el pasar del tiempo y compartir y compartir experiencias, me di cuenta de que era lo que había visto:
Que los 2 éramos iguales.
<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3
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2 comentarios - Rompeolas