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Relato erótico: Excursión liberal en barco

Relato erótico: Excursión liberal en barco



Había preferido la pequeña playa del hotel al bullicio de un mercadillo cercano, era la última hora de la tarde y tumbada en la hamaca sentía la brisa sobre la piel y el olor a mar. No había nadie, los pocos turistas que había en el hotel estarían cenando ya y a mis amigas las vería una hora más tarde en el buffet.


Me sentía acalorada, a la temperatura de la isla se le unía el libro que estaba leyendo, mi imaginación se había disparado y me encontraba bastante cachonda. Miré a mi alrededor, estaba sola, el atardecer le daba un tono anaranjado a la playa, estaba rodeada de vegetación por un lado y por una pared de roca al otro, al frente se extendía el mar.


De repente me apetecía masturbarme, allí, en medio de aquella playa, con el ruido del mar y el olor a sal, comencé a acariciarme sobre el bikini y noté la humedad de mi sexo, introduje los dedos y me dejé llevar… Tuve un orgasmo rápido e intenso, me sentía ardiendo, me zambullí en el mar y subí a arreglarme, era hora de cenar.


Al día siguiente tenía una nota en recepción: “Nos complacería que se sentara en nuestra mesa a desayunar (mesa 10). Señores Klein.” Sorprendida, miré en el comedor en busca de la mesa 10. Allí había una pareja, él de unos 40 años y guapísimo y ella, una rubia jovencísima y menuda. ¿Por qué me invitaban a su mesa?


Se lo comenté a mis amigas y unas opinaron que pasara, otras que fuera a preguntar, al final mi curiosidad pudo más y me acerqué a la mesa 10.


El señor Klein se levantó y me dio la mano, me presentó a su esposa, que era rusa y apenas hablaba nuestro idioma, me invitó a acompañarles y, finalmente, me senté. Después de unos minutos de charla trivial, me comentó el motivo de su invitación: la tarde anterior me habían visto en la playa y ellos, que eran un matrimonio liberal, habían sentido necesidad de conocerme un poco más. Eso me sonó a segundas intenciones, pero seguí escuchando. Me invitaban a pasar el día navegando en su yate, comeríamos, nadaríamos en alta mar, tomaríamos el sol y jugaríamos un poco. La idea de tener sexo con ellos me excitó muchísimo, parecían sacados de un anuncio. Nunca había hecho nada parecido, ni tríos, ni relaciones con otras mujeres, pero la manera tan natural con la que lo proponían alejaba de mí cualquier miedo. No lo pensé dos veces y acepté, subí a por mis cosas y marchamos hacia el barco.


En un barco precioso salimos del puerto y fuimos hacia una zona alejada de la costa y de miradas indiscretas. Klein subió unas botellas de champán heladas y la chica rusa lo preparó con zumo de naranja. Brindamos y bebimos, nos pusimos a tomar el sol y ella se quedó en toples, tenía un cuerpo perfecto, mientras que a mí me daba vergüenza quitarme el bikini, con mis pechos grandes y algún kilo de más. Pusieron música, la mujer bailaba alrededor de las tumbonas, se magreó un poco con el marido y vino hacia mí, me sacó a bailar y montamos un bailecito cachondo delante de él, que nos miraba sonriendo. La rusa hablaba y él me tradujo que a su mujer le gustaban mis tetas y que él estaba de acuerdo, eso me envalentonó y me quité la parte de arriba del bikini. La chica sirvió más champán y me acarició los pechos. Me sentí un poco rara y le comenté al hombre que nunca había estado con otra chica, él se lo dijo a su mujer y ésta se acercó a mí y me acarició el pelo mientras me besaba. Sentí sus labios húmedos con sabor a champán y me dejé hacer. Mientras nos besábamos mis pechos chocaban contra los suyos, los pezones duros se restregaban contra la piel caliente por el sol y el deseo.


Después del beso miré al chico y vi una erección enorme en su bañador, se había tumbado y nos miraba atento. Me dijo que él se limitaría a mirar, su mujer era celosa y no quería molestarla. Eso me disgustó bastante, bebí otra copa y me tumbé en la hamaca mientras la chica me besaba las tetas, lamía mis pezones y los mordisqueaba ansiosa. Pese a las atenciones, no me acababa de sentir cómoda, no sabía qué hacer. Le acaricié un poco el culo, estaba duro y firme; esa chica era una diosa. Ella se reía divertida mientras miraba al marido. Cogió un aceite y comenzó a extenderlo por mi cuerpo, espalda, pecho, brazos, piernas… Me lo dio para que se lo pusiera yo, la masajeé lo más sensualmente que sabía, deteniéndome en esas tetas firmes un buen rato. Se tumbó a mi lado y volvimos a besarnos y a acariciarnos. Cuando miré hacia él, estaba desnudo, acariciándose un pene enorme mientras nos miraba. Deseé tener esa polla entre mis piernas, pero lo que tenía eran los dedos de una joven rusa, explorando mi sexo húmedo. Gemí y eso le gustó. Siguió acariciándome, ahora ella también gemía.


Él se había acercado a nosotras con la botella de champán y comenzó a derramarlo poco a poco sobre mis pechos, a lo que ella respondió lamiendo como una loca, bajando hasta el ombligo. Él vertió más sobre mi pubis y ella siguió lamiendo, me quitó el bikini y colocó su cabeza entre mis piernas. Me comió el coño como nunca me lo había comido nadie, no dejé de gemir y, cuando ya no pude más, estallé de placer y me corrí en su boca. Fue entonces cuando su marido le besó, eso me puso como una moto y volví a gemir. Él se había masturbado mientras su mujer me comía, ahora se besaban y se acariciaban y temí que pasaran de mí, pero nada de eso. Ella vino a por mí y le dijo algo al marido, éste se puso de pie frente a mí y me ofreció su pene. Lo coloqué entre mis tetas, después las agarré, apreté y restregué el miembro contra ellas. Me gustaba muchísimo tener esa polla dura para mí. La acaricié una y otra vez, veía las venitas marcadas y el brillo de la punta rosada. Él gemía y yo le pedía que se corriera allí mismo, entre mis tetas. Cuando llegó al clímax oí a la chica gemir; se estaba masturbando.


Yo estaba excitadísima, me apetecía que él me follara, pero no sabía si se lo permitiría su mujer. Entre el calentón y el champán estaba como una moto. Cuando vi que el matrimonio estaba besándose y acariciándose, decidí que era el momento de darse un baño en alta mar.


La sensación que tuve al entrar con mi cuerpo desnudo en el agua del mar me devolvió a la realidad y a preguntarme si estaba haciendo lo correcto. La verdad es que estaba disfrutando bastante, había tenido un orgasmo increíble y el paseo en yate estaba siendo divertido. Llevaba un rato nadando cuando el matrimonio se lanzó al agua, nadamos un poco más y él nos invitó a subir a comer.


Prepararon un montón de cosas apetitosas y, por supuesto, más champán. El señor Klein me contó un poco de su vida y de su caprichosa esposa, mientras ella asentía divertida y se reía mucho. La chica parecía algo achispada, yo, por el contrario, me mantenía bastante sobria, no quería perder el control. Allí estaba, completamente desnuda, con dos desconocidos en mitad del mar, era de locos. Agnieska (así se llamaba la chica), se puso a tomar el sol boca abajo, con su culo perfecto en pompa. Veía su pubis depilado, rosado y me puse cachonda de nuevo imaginándome a Klein follándola desde atrás. Lo miré, pero él no estaba empalmado; su polla bronceada descansaba dormida. Me comentó que su mujer estaba contenta conmigo y que le iba a dejar jugar con nosotras. Eso me encantó y me animó a levantarme y acercarme a ella, me arrodillé por detrás y comencé a acariciarla. Su piel estaba suave y caliente, olía a mar. Acerqué mi boca a su coño y lo besé, era una sensación nueva para mí, imaginé que era una boca e introduje la lengua, deslizándola y moviéndola, mordisqueé aquel sexo jugoso. La oía gemir. Al momento, él se acercó y se colocó delante de ella, completamente excitado. Por los gemidos imaginé que su esposa le estaba haciendo una felación. Combiné el juego de la lengua con las caricias de mis dedos, buscando su clítoris hinchado, intentando hacerla disfrutar. Lo conseguí: se estremeció y abrió más las piernas, noté su humedad en mi boca, me gustaba su sabor. Él también gimió, me fui a su lado y le besé para que probara el sabor de su mujer en mi boca, a ella ese gesto le encantó.


Nos tumbamos entre cojines, mientras él preparaba algo para beber y me traducía lo que decía su chica. Parece que estaba disfrutando; los tres estábamos disfrutando. Él se tumbó a mi lado y me acarició un pecho distraídamente, mientras me rozaba con el pene. Besé a su mujer intentando provocarle, un beso largo y mojado, que lo animó a sobarme más las tetas y a restregar su polla contra mi culo. Me encantó esa sensación, me acomodé un poco mejor para que tuviera mi sexo cerca, para que lo viera húmedo y con ganas de más. Él lo notó y lo rozó con sus dedos. Me estremecí mientras seguía besando a la chica y ella me acariciaba el pubis. Ella dijo algo y él frotó su pene contra mi coño, noté como los huevos rozaban mi culo, y eso me encantó. Ella se dedicó a mis tetas, dándoles largos lametones y mordisquitos, succionando los pezones con ansia. Él me agarró de la cintura mientras entraba despacio; entraba y salía despacito y poniéndome a mil, estaba tan húmeda que apenas tenía que hacer esfuerzo. Notaba su aliento en mi cuello y de nuevo sus embestidas más fuertes, sus huevos golpeando mi culo me volvían loca. La chica se acercó y pude introducirle los dedos, al ritmo que imponía el marido con sus embestidas, cada vez más rápido, hasta qué noté cómo se corría en mi espalda a la vez que nosotras gritábamos de placer.


Fue alucinante. Después de eso volvimos a nadar y pasamos el resto del día entre besos, caricias, comiéndonos y follándonos mutuamente, probando posturas que jamás hubiera imaginado.


Volvimos al anochecer, yo estaba agotada, había la mejor excursión en barco de mi vida. Nos despedimos en el hall del hotel y ya no los volví a ver en todas las vacaciones. Al día siguiente, una nota de agradecimiento y unos pendientes de perlas me esperaban en recepción y confirmaban que todo había sido real.

10 comentarios - Relato erótico: Excursión liberal en barco

xxxdios
🤤 🤤 🤤 🤤
profezonasur
Me gustó mucho. Gracias por compartir.
MuikI
Precioso y excitante relato Lily. Me has trasladado a ese barco con tu imaginación y aunque tú no lo supieras, había alguién mirando allí. 😊
Neotete
excelente bombonazo!! muy bien escrito y recontra sensual
termine de leer con mi entrepierna prendida fuego...
van 10 hermosa
Pervberto
Sol, sal, sexo: tres eses para desatar el deseo en un magnífico relato.
axelere
exelente relato !!!!!!!!!