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Diciembre. [1/2]

Cargada de timidez camino hasta el escritorio del profe organizando mi escusa y las esperanzas para obtener una tercera oportunidad para aprobar la materia. Aprobar, nunca había sido mi fuerte. Dejo sobre la madera oscura mi hoja con las preguntas que debía responder, él sin dirigir la mirada hacía mí la revisa. Siento mis mejillas ardiendo y rezo por no estar sonrojada cuando mi mirada traviesa cae en su entrepierna aunque la aparto rápidamente para que no lo note.
Su voz resuena interrumpiendo el silencio, neutralidad total. Juraba que le molestaría tenerme una segunda vez en su clase por mi poco interés en su área. Intento poner mi mejor sonrisa cuando por primera vez sus ojos se posan en mí.
-Tuviste el mismo que tus demás compañeros para prepararte -comienza hablando tranquilo.
Intento tirar mis primeras objeciones pero él hace omisión a mi voz.
Muerdo mi carnoso labio inferior, nerviosa no era a causa de mí nota final. Todo producto de mi mente perturbada, ya podía inhalar el aroma de mi propia excitación.
-Siento haberle hecho perder tiempo -me disculpo luciendo educada y demasiado arrepentida.
Él niega y suspira.
-Qué haremos con usted -susurra en un tono más profundo y siento como voy mojándome.
-¿Me deja hacerlo de nuevo? -sonó más rogador de lo que debería, inconsciente sonrió ampliamente detectando un toque de doble sentido-. Por favor, haré lo que sea con tan sólo pagar el precio -agrego, un tanto cliché
Su mirada viaja a mi escote pronunciado, nunca me dejarían entrar a las típicas clases como esto. Pero dentro de Diciembre nadie quería renegar y tener un día menos apreciable con que ya hay que aguantar grados de calor altos. Detecto una sonrisa picara en sus labios. Son realmente lindos, en mi mente rebota la pregunta de qué se sentiría besarles con intensidad y pasión.
Se inclina hacía adelante y susurra expulsando un tibio aire contra mi oreja.
-Esto te valdrá un alto precio -finaliza con una sonrisa socarrona. Me estremezco notablemente y eso hace que una sonrisa amplia ocupe su rostro. Un dedo suyo se pasea por mi cuello, al parecer espera mi aceptación.
Mi primer movimiento es indiscreto. Toda mi vida he sido torpe y esta vez no es la excepción, pego mis labios contra los suyos. El deseo nace dentro de mi y siento un hormigueo recorriendo mi anatomía.
Mi boca sigue los movimientos de la suya, su virilidad vuelve un simple beso en algo más hambriento de contacto carnal. Gimo sumida en sus brazos, ni identifico desde que momentos sus manos recorren mi piel tocando por donde ellas quisieran
Pasan por mis redondos pechos, siento como mis pezones se arquean contra la suave tela del sostén buscando contacto con la piel de aquel hombre, mi profesor. Al igual que mis piernas y por último mi espalda junto mis brazos son manoseados íntimamente.
Al separarnos noto el gran cambio en sus pantalones. Evito sonreír como una niña ansiosa por comer un delicioso caramelo
Subo descaradamente mi falda dejando ver que no traigo nada puesto más que lo ya mencionado. Él muerde sus labios y acaricia mis piernas muy cerca de mi coñito húmedo y caliente. Levanto mis piernas a la altura de la fría madera dejando a la vista mi zona. Mi profesor se pone a la altura y respira mi aroma.
Gimo perdiendo la paciencia y cordura, imaginándome su boca contra mi piel.
Besa por afuera y rie al sentir mis piernas temblando bruscamente.
-Profe, hazlo de una sola vez -me quejo sonando excitada.
-Si fueras una buena alumna -responde.
Me quejo y él no deja de pasear sus labios. Esperando dar una deliciosa lamida cuando menos lo espere.

Y así fue. Lamida tras lamida fue embriagándoos con mi excitación, con mis exquisitos jugos. Succionando por cortos momentos llevándome al borde de la perdición, mi clímax.
Luego de aquello pide que yo le demuestre que puedo hacerle disfrutar tanto como él lo ha hecho conmigo. Sin dudarlo, desabrocho su pantalón.
Lleva unos bóxer blanco ajustados que marcan perfectamente su polla en completa plenitud.
Toco su firmeza y sonrío.
-Así lo haz puesto tú, niña mala -susurra.
-Está niña debe recibir su castigo -sigo el juego mientras bajo la última tela que se interpone en mi camino.
Emito un gemido exagerado al ver la longitud. -¡Profesor que buena regla trae usted entre sus piernas! -bromeo y la tomo en mi mano con cuidado.
Remojo bien mis labios y llevo mis labios, a su punta cuando ésta es expuesta.
-Mmm... ¡qué delicioso pedazo de carne! -sigo dando adulaciones.
De a poco lo voy metiendo en mi boca, saborearlo totalmente. Intentando hacer que entre entero sin importar si éste tocara el fondo de mi garganta. Lo acaricio mientras le dejo algún que otro beso húmedo y dirijo una mirada inocente a mi profesor. El da uno que otro gruñido y añade que soy una buena zorrita.
Pide que pare tras haber pasado un poco más de media hora desde el primer contacto de nuestros labios. Parecía haberse detenido el tiempo, era extraño que nadie allá interrumpido.
En ese momento me propone algo que me deja helada, tenía tan sólo un par de horas para prepararme. Nos despedimos con un fogoso beso y quedamos en vernos más tarde.

Mel2015

3 comentarios - Diciembre. [1/2]

bale06 +1
muy buen relato!

Hay que dar clases sin dudas
Nando-1973
Excelente relato, me a gustado mucho, me ha dejado muy caliente!!!
profezonasur
Sacando algunos detalles de ortografía y la omisión de alguna que otra palabra, buen relato. Un abrazo.
exhibitionem
Sinceramente no lo acomode ni revise afondo, fue algo que surgió entre mensajes y no busque dar algo realmente bueno. Gracias por leer. -Mel.