Estiro toda la piel de mi pija y dejo el glande morado y brilloso reluciente al descubierto, mojo con su saliva la cabeza, subió sobre mí cara a cara y con su mano izquierda la apretó y la dirigió hasta la puerta de su concha.
Entro muy suave, y fue a fondo entre su vagina empapada. Sus movimientos parecían semejar una tijera que intentaba cortar esa pija que estaba inserta bien hasta el fondo.
Desde arriba dejaba caer sobre mi boca abundante saliva que su calentura le producía. Luego acercaba su lengua y sorbía mi saliva. Tiraba su pelo castaño para atrás y mordía sus finos labios gozando la encarnadura cuyos movimientos hacían que a cada pujo fuera más adentro.
Su cara iba desde la sonrisa a lo endiablado, de lo soez a lo más sutilmente romántico. Yo solo miraba extasiado y lleno de fervor por sus acometidas.
Se escapó de su encierro y la pija fue rápidamente dirigida a su ano. Sentí como empujaba la cabeza contra su recto, y de qué manera acompañaba con el movimiento de sus caderas para facilitar la entrada a este callejón sin salida.
Ceñido, estrecho, y poco húmedo, salvo por la humedad de su flujo y mi miel sentía ese refugio como un verdadero brete.
No fue un quejido, fue una prolongada exhalación que atribuí a un profundo orgasmo. Entre refunfuño solo pude escuchar “dame mi leche hijo de puta…….”
Se levantó y la llevo a su boca, estiraba profundamente el cuero de la verga y su arqueado paladar hacia un hostal amigable para eyacular.
“dame mi leche hijo de puta…………..” repitio dejando de mamar y mirándome fijamente a los ojos.
La introdujo de nuevo en su boca y como una llave el cerco entre su lengua, y su garganta hasta hacerme sentir que me corría.
Acabe, de nuevos su labios finos desafiantes mostraban mi leche entre sus labios. Paso la lengua en su boca como un pequeño molino de viento para luego besarme.
Luego apretando sus tetas se reconciliaba con su deseo, exponiéndolas como una invitación permanente al deseo.
Se me nublaron los ojos y me quede dormido. Creo que mientras entraba en sueños ella tenía mi pija en la boca, lo último que vi fue su rostro sonriendo.
Entro muy suave, y fue a fondo entre su vagina empapada. Sus movimientos parecían semejar una tijera que intentaba cortar esa pija que estaba inserta bien hasta el fondo.
Desde arriba dejaba caer sobre mi boca abundante saliva que su calentura le producía. Luego acercaba su lengua y sorbía mi saliva. Tiraba su pelo castaño para atrás y mordía sus finos labios gozando la encarnadura cuyos movimientos hacían que a cada pujo fuera más adentro.
Su cara iba desde la sonrisa a lo endiablado, de lo soez a lo más sutilmente romántico. Yo solo miraba extasiado y lleno de fervor por sus acometidas.
Se escapó de su encierro y la pija fue rápidamente dirigida a su ano. Sentí como empujaba la cabeza contra su recto, y de qué manera acompañaba con el movimiento de sus caderas para facilitar la entrada a este callejón sin salida.
Ceñido, estrecho, y poco húmedo, salvo por la humedad de su flujo y mi miel sentía ese refugio como un verdadero brete.
No fue un quejido, fue una prolongada exhalación que atribuí a un profundo orgasmo. Entre refunfuño solo pude escuchar “dame mi leche hijo de puta…….”
Se levantó y la llevo a su boca, estiraba profundamente el cuero de la verga y su arqueado paladar hacia un hostal amigable para eyacular.
“dame mi leche hijo de puta…………..” repitio dejando de mamar y mirándome fijamente a los ojos.
La introdujo de nuevo en su boca y como una llave el cerco entre su lengua, y su garganta hasta hacerme sentir que me corría.
Acabe, de nuevos su labios finos desafiantes mostraban mi leche entre sus labios. Paso la lengua en su boca como un pequeño molino de viento para luego besarme.
Luego apretando sus tetas se reconciliaba con su deseo, exponiéndolas como una invitación permanente al deseo.
Se me nublaron los ojos y me quede dormido. Creo que mientras entraba en sueños ella tenía mi pija en la boca, lo último que vi fue su rostro sonriendo.
1 comentarios - Un breve momento.
gracias