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Siete por siete (88): Citando correos




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Compendio I


Ya he visto esa mirada antes. En Diana, en Megan…
Hace un año atrás, cuando Pamela se quedaba con nosotros.
Incluso en febrero, en los ojos de Susana…
“La verdad, hemos vuelto a compartir todo, como cuando éramos nenas. Pero cuando terminemos, tenemos unas ganas locas de conocer Australia y Adelaide suena un buen lugar para empezar.” Mandó en su último correo.
Me cuenta que están bien. Que casi todos los días se acuerdan de sus vacaciones y de nosotros.
Y que hasta antes de esas vacaciones, la idea de casarse era una prioridad vaga en el futuro. Que cuando conoció a Marisol, pensó que estaba “desequilibrada” por haberlo hecho tan joven…
Pero tras esa breve semana, consideraron su punto de vista más a fondo.
Le dije que estaba exagerando, pero me respondió que en esa semana pude conocer más de ella y de Nery por separado, que cualquiera de sus novios. A las 2 les cuesta asumir que existe alguien que puede distinguirlas a plena vista, sin necesidad de vestirse distinto.
Pero ella es una remitente.
Pamela, por otra parte, me dice que se está esforzando.
“¡La semana que pasamos juntos me abrió los ojos! ¡Marco, te amo tanto por creer en mí! ¡Nunca creí que sería buena! Hablaré con mamá, para ver si me deja ir a visitarlos en las vacaciones de invierno y podré agradecerte como lo mereces.”
Se disculpó por su partida abrupta y por rechazar mi propuesta, pero le asustó. También me ama, pero lo que le pedía (que viviera con nosotros) era demasiado.
“Cuando estoy contigo, a veces me olvido de Mari y la quiero, porque es mi mejor amiga. Pero lo que siento por ti es especial. También te amo y me encantaría estar contigo todo el tiempo, porque siempre me cuidas, me haces reír y sé que puedo confiar en ti. Pero aunque me amas, distingo en tus ojos el amor que sientes por Marisol y siento envidia por ella. Porque te encantaría despertar todos los días a su lado.”
Pero otras son más drásticas. Rachel decidió romper conmigo.
“¡No pienses que eres tú! ¡Eres estupendo! Y si me necesitas y puedo ayudarte, estaré a tu lado. Pero tú quieres algo más serio y yo también lo deseo. Pero estás casado y tu esposa te necesita.
Francamente, la envidio, Marco. Si ella no se ha podido dar cuenta de lo que tenemos nosotros, debes ser o muy bueno mintiendo o insaciable en la cama.
Basándome en mi experiencia, me inclino a lo segundo. Pero si me siento caliente y visito Adelaide, buscaré tu número y cruzare los dedos para poder encontrarnos.”
Diana y Ryan están saliendo y Marisol mantiene contacto por whatsapp.
No obstante, igual me mando un correo, explicándome su descontento...
“Es sólo que no es como tú. Le gusta hacerlo por detrás casi siempre y me deja resentida.
Lo quiero, es tierno, considerado e impetuoso, pero me gustaría que fuera más como tú.
Ya sabes, más delicado y suave. Sé que si te pidiera a Marisol, llegarías tan rápido como una pizza a mi casa.
Pero estaría mal, porque lo tengo a él y por lo que ella me cuenta, te mantiene ocupado.
Pero si tuvieras un tiempecito, en tu periodo libre y yo estoy en la ciudad, tal vez, podríamos ir a tomarnos un café y a lo mejor, algo más…”
Pero Amelia es más romántica…
“Hay veces que salgo de la escuela e imagino lo que sentía mi hermana cuando la esperabas en la puerta.
¡Te extraño, Marco!
Converso con muchos chicos y siempre me miran, pero solamente la pechera.
Tú eras distinto. Siempre me miraste a los ojos cuando conversábamos y nunca me trataste de abrazar con intención de palparlos.
Hasta mis profesores me miran con malos ojos.
Pero mis pechos siguen siendo tuyos. No quiero que nadie más los toque, porque siempre fuiste romántico y tierno conmigo y me encantaría imaginar que tú y yo nos encontramos en el camino a casa, en pleno otoño y me das un beso, como los que sabes darme.
Me gustaría pensar que piensas en mí, aunque mi hermana te tenga ocupado.
Quisiera que no fuera así. ¡Yo te quiero todo el tiempo y no me gusta que lo haga!”
Por fortuna, mi suegra me dice que me relaje. Hace poco, abrió una pastelería y me mandó su primer correo…
“Cada una lidia con su problema a su manera. Yo, que te conozco, sé que nunca pararas de sentir algo por nosotras y no es malo, porque te preocupamos.
Sé que te aflige la manera de pensar de mi hija y te atormenta constantemente. Pero dudo que ella te recrimine alguna vez cómo has actuado, porque otra de sus virtudes que debes conocer bastante bien es que su corazón no es rencoroso.
Tampoco deberías preocuparte porque esto te vaya a pasar la cuenta con tus hijas o que de alguna manera, una desgracia vaya a caer en tu familia. Eres un hombre justo y todas sabemos que eres un padre responsable.
Piensa que mi antiguo esposo, con todas sus deficiencias, crueldad y egoísmo sigue siendo el mismo desgraciado de siempre y nada ha cambiado.
Pero tú has tratado de actuar de corazón. Has sacrificado mucho por tu amor con mi hija y también te extraño.
El negocio de la pastelería va bien. Mi hermana me prestó una inversión inicial, pero he ido saldando mi deuda de a poco.
Tengo 3 vendedoras y un aprendiz de maestro pastelero. Hemos tenido una buena llegada en la comunidad y mi hermana me dice que mi negocio es rentable.
Pero día por medio, el aprendiz y yo nos quedamos preparando los confites para la tienda y es en esos momentos en que aprovecho de “pagar sus horas extras”.
Tiene 25 años y no es tan buen mozo, pero por el momento, es un buen polvo. También está Guillermo, un antiguo amigo de mi ex, a quien también voy a visitarlo de vez en cuando, especialmente los días que más te extraño.
Pero entre un buen polvo y hacer el amor, como me enseñaste tú, te prefiero a ti y espero que nos volvamos a ver pronto, para que veamos lo que hemos aprendido por separado.”
Me mandó en el penúltimo correo. Sin embargo, la semana pasada me contó que al parecer, hubo un temporal en el norte de mi país y que un aluvión arrasó con la ciudad donde vive su ex esposo.
Como la mala hierba, sobrevivió él y la mujer con la que engañaba a su esposa. Pero lamentablemente, la casa donde yo me hospedaba y donde empecé a amar a mi suegra y a mi cuñada se sumergió parcialmente en el fango.
“¡Qué malo eres!
Ya tenía todo pensado para invitarte a Sydney y a Marisol se le caen los tarros.
Estamos bien. El bendito proyecto de tu vecino nos ha tenido ocupadas. Elena y yo hemos tenido que trabajar bien duro para ponernos al día.
Reuniones todo el tiempo, con gente que se pelea por hablar y nosotras de mediadoras, tratando de mantener el control.
Me hace extrañar esos días en que tú y yo trabajábamos en la oficina.
Claro, a ella no.
Pero hemos tenido que ir calmando a los más tozudos. De a uno y entre las 2, trabajando tiempo extra.
¡Te sorprendería la cantidad de mujeres que hay en la Gerencia!
Y mujeres apasionadas y con serios problemas, como las que le gustan a Marisol, pero no quiero meterte en muchos problemas…
Por ahora, jaja.
Y dispuestas a experimentar, también.
Pero Elena es mi compañera. Tienes razón y la amo.
Somos espíritus afines y nos complementamos bien. Ella dice que “Yo soy los sesos y ella es el cuerpo”.
Pero hay más que eso. Es muy tierna, Marco y la manera que me besa y me trata me hace sentir bien.
Puedo sincerarme con ella y por las tardes, nos tomamos una copa de vino y conversamos de nuestras vidas.
Me pregunta por ti y le cuento de todas las tonteras que vivimos en la oficina. También te seguimos tus aventuras y a pesar que a ella le preocupa que nos olvides, me da gusto ver que no cambias.
Te conozco, Marco. Y eres un amigo leal.
Sé que si me vieras, los sentimientos que tienes por mí no han cambiado en lo absoluto y como dice tu esposa, me encantan tus ojos.
Lo sé. Me ves como una amiga, pero no me importa. Tengo a Elena y somos felices.
Pero el sexo es distinto. Elena y yo alcanzamos placer, pero nos falta algo…
Algo que envidio a Marisol, por recibirlo litros por litros al mes.
Y no es que no hayamos intentado con otros hombres. Algunos, más grandes que tu vecino y tú.
Pero no es lo mismo. Nos gusta que nos veas a los ojos, en esos momentos. Marisol no sabe contarlo, ni yo tampoco.
Pero es un resplandor especial.
Encantador, que con el tiempo se hace adictivo.
Y me hace sentir bien, porque eres mi mejor amigo.
Queremos limpiar el calendario y ver un par de días. Tal vez, estudiarlo con Marisol para coordinarlo.
Sé que aceptarás, porque soy tu amiga.
Elena y yo te estaremos esperando.”
Y así sucesivamente.
Siendo más locales, Fio me llamó toda la semana, por un “problema maternal”, que contaré cuando vuelva al turno.
Pero todas comienzan con la misma mirada que nos da Liz.
Esquiva y distraída cuando estamos con Marisol. Con suspiros y silencios incomodos, cuando ella no está.
“Estaba pensando que a lo mejor, deberías haber contratado una niñera de una compañía…” me sugirió la mañana del martes, mientras desayunábamos en la cocina.
Los 2 vestíamos pijamas y Marisol se había marchado a clases.
“¿Tú crees?”
“Sí… porque se nota que te ama mucho.” respondió, mirando con tristeza la lista que había colgado en el refrigerador, de las cosas que extraña cuando me voy. “Tal vez… no sea la más indicada para este trabajo…”
“¿Por qué? ¿No te pago lo suficiente?”
No es el caso. Le pago más del doble de lo que debería ganar.
“¡No, no es eso!” me dijo, sonriendo dulcemente. “Me ha servido para ponerme al día con las deudas en el instituto… pero me siento incomoda. Tu esposa es una mujer muy simpática…”
Era distinto para la mujer que se jactaba de acostarse con hombres casados vivir con uno de ellos y conocer a la mujer.
“Si piensas que algo va a pasar entre nosotros, ¡Descuida!” Le aclaré. “Ahora, nuestra relación es de trabajo y no haré algo que te haga sentir incomoda.”
Por instinto, le tomé la mano y la miré a los ojos, para tranquilizarla.
“Estabas desesperada y necesitabas una salida de la casa de Fred. Sería un abuso que yo intentara propasarme contigo ahora, en el momento que estás más débil. Pero sinceramente, te necesitamos en este hogar.” Le di una leve caricia en la mano. “¡Te doy mi palabra que seré un caballero y no haré nada que te haga sentir mal!”
Y ella suspiraba, con las mejillas coloradas, escondiendo sus pecas…
Probablemente, en un par de meses, reciba también correos de ella.
(Nota de Marco: A decir verdad, nos manda arreglos florales... pero ya se enterarán)


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3 comentarios - Siete por siete (88): Citando correos

profezonasur
Que buenas épocas en donde podías pretender ser dueño de una parte del cuerpo ...
damian666
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Si-Nombre
Gracias por compartir, estuvo interesante!!!