Este relato tuvo lugar hace unos años, en una provincia del centro de España. En casa éramos tres personas, mi marido Paco, mi hijo Luis y yo.
Mi marido ha sido siempre un negado para el sexo, no habiendo sabido satisfacerme jamás, tanto es así que nunca había llegado con él al orgasmo.
Yo siempre he sido una mujer más bien apasionada, teniéndome que consolarme yo misma utilizando mis dedos y un vibrador comprado discretamente por correos.
Soy una mujer maciza sin llegar siquiera a ser rellenita para nada, de carnes apretadas, con un culo duro y muslos tersos. Mis pechos son medianos, pero debido a que práctico bastante ejercicio físico, se mantienen bastante levantados.
Mí pelo es oscuro, llevando una melena abundante, por debajo de mis pechos. Los hombres me suelen mirar con ganas cuándo voy por la calle. A mí hijo Luis lo he “cazado” más de una vez devorándome las tetas y los muslos. Luis no se parece en nada a su padre, afortunadamente. Es un chico de 20 años muy guapo, varonil, es velludo con un torso musculado debido a la gran cantidad de deporte que hace.
Además es alto, mide un metro ochenta y cinco, yo no mido más de uno sesenta. Cuándo sucedió lo que quiero contaros resultó, que Paco mí marido se iba a ir esa misma semana a la vendimia a Francia.
Por esta razón, vinieron a casa unos familiares para despedir a mí marido, antes de que se fuera durante un mes.
En casa no teníamos sitio para todos, así que decidí que mí hijo durmiera con nosotros. La primera noche nada más acostarme se metió Luis detrás mio, mi marido roncaba cómo un cerdo.
Al poco de acostarnos noté como Luis se me pegaba, notando una presión dura entre mis muslos, quedándome helada de cómo mí hijo se atrevía a rozarme así con ese descaro y con su padre allí mismo. Yo al sentir la presión, me separé un poco, haciendo que él se quedara cortado o eso creí yo.
Después de unos minutos volvió a acercárseme notando como se rozaba más, y notando como me frotaba la cabeza de la polla contra mis muslos, que mantuve cerrados.
Pasado un rato muy largo, Luis aumento el roce contra mis muslos, para mí sorpresa noté mí coño húmedo. Luis cómo decía se me acercó más, metiendo su cara en mí melena, susurrándome al oído el muy sinvergüenza y descarado—Oh mamá que buena estás, me voy a correr en tus bragas—diciéndome esto, noté varios chorros en mí culo, notándome a la vez muy nerviosa y enojada, no pudiendo evitar que dos lagrimas bajaran por mis mejillas, por la rabia que sentía de que mí hijo se aprovechara así de su madre.
A la vez me sentí también excitada sin entender como eso era posible, al notar cómo me mancho toda de leche, el muy golfo. Al día siguiente al irse su padre, Luis estuvo por mí como nunca lo había estado antes, mostrándose atento y muy atrevido también, haciendo que se me pasara el cabreo por ser tan aprovechado y sinvergüenza la noche anterior.
Aprovechando que tenemos piscina en casa, estuvo jugando conmigo en el agua, tocándome por debajo del agua, el descarado, poniéndome nerviosa y excitada. Se atrevió a tocarme el coño, cuándo los primos no nos podían ver, cogiéndome las tetas varias veces. Yo no pude evitar fijarme en su enorme paquete, que tenía un tamaño de escándalo, haciendo Luis que mis manos le tocaran el paquete, poniéndome excitada, hasta notar mí coño muy húmedo.
Viéndonos jugar así, los primos nos dijeron—Hacéis muy buena pareja los dos, no parecéis madre e hijo—. Al oír aquel comentario mí hijo y yo nos miramos los dos a los ojos, sin que nadie se diera cuenta. Esa noche nada más acostarme, vino Luis detrás de mí pegándose a mí más que la noche anterior, notando su paquete pegado a mí culo como una piedra. Luis tenía pegada su cara a mí pelo, notando como me olía y sintiendo su respiración agitada.
Pasados unos minutos que se me hicieron muy largos, mi hijo se atrevió a subirme el camisón hasta la cintura, acariciándome los muslos, susurrándome al oído—que bonita eres mamá, tienes unos muslos macizos tía buena, me voy a dar el lote esta noche contigo, so cachonda—.
Al sentir como me hablaba así de atrevido, apreté mis muslos pues noté como mí coño se mojaba como nunca lo había hecho antes igual. Luis me acarició los muslos por dentro, y me pasó la mano por encima del coño, palpando la tela húmeda de mis jugos. De repente noté su polla desnuda en mí piel, el atrevido se quitó el slip, haciéndome notar lo dura que estaba.
Luis presionó la cabeza de la polla contra mis muslos cerrados, notando lo dura y caliente que la tenía. Cada vez más atrevido me metió un dedo por dentro de las bragas, acariciándome la pelambrera que estaba húmeda. El dedo me hurgo con descaro los labios, hasta conseguir abrírmelos y acariciarme el coño, mojando el dedo con mis jugos.
A esto, notaba la polla más dura y caliente. Más excitada de lo que quería yo reconocer, entreabrí los muslos un poco, el aprovechado de mí hijo, metió la polla entre los muslos, rozándome todo el coño, dejándome sentir lo gruesa que era. Yo no pude evitar gemir al notar cómo me frotaba la polla contra mis bragas, mientras me chupaba la oreja y me susurraba cosas excitantes, calentándome con su descaro—Ah mamá ¿notas como me la has puesto? eso es por lo buena que estás, so cachonda, necesitas lo que yo sé, tía buena, que ganas tengo de follarte—.
Yo me mordía los labios para no gemir y sollozar de excitación, notando la polla de mí hijo frotarme todo el coño, solo cubierto por las bragas empapadas de jugos.
Luis aceleró sus embestidas, notando como su polla se ponía más gruesa. Excitada por cómo me la frotaba, aparté las bragas facilitándole a Luis me la frotara directamente en el coño, sin barrera alguna.
En cada embestida, al aparecer la polla entre mis muslos, la apretaba con la palma de la mano contra mí coño, notando lo dura que estaba, empapándola con mis jugos. Luis al notar cómo yo misma me la frotaba así, se corrió haciendo me corriese con él, frotándomela más fuerte y echándome toda la leche en mis muslos y el coño.
Me corrí sin poder chillar por estar nuestros primos en la habitación de al lado. Al día siguiente era el último que los primos estarían en casa.
Durante el día mí hijo y yo apenas hablamos, cruzándonos miradas como dos amantes. Esa noche me excusé de mis primos aduciendo que estaba más cansada de lo normal. Luis dijo lanzándome una mirada que solo yo vi—Estoy igual de cansado, necesito esa cama cómo nunca—. Mi cuerpo al oírlo reaccionó haciendo se me mojara el coño y mis pezones se pusieran duros.
A los cinco minutos entró Luis, encontrándose encendida una lamparita de color rojo que iluminaba sobre todo la cama, dándole un aspecto de cama de burdel, dejando el resto de la estancia en penumbra. Echada de lado en el centro de la cama, estaba atenta a todo con mí respiración alterada por lo excitada que estaba, con mí coño húmedo latiendo de lujuria y lascivia.
Llevaba puesto un babydoll, que apenas me cubría el comienzo de mis rotundos muslos. Era de color lila eléctrico con los bordes de blonda negra, era muy vaporoso, dejando a la vista mis tetas, que mostraban los pezones duros.
La mente mí iba a mil por hora, sintiéndose una parte de mí culpable por estar así vestida cómo una guarra esperando a mí hijo...pero nadie nunca me había hecho sentir tan mujer como él, la noche anterior. Mi cuerpo quería lo que mi hijo sabía que tanto necesitaba, y estaba dispuesta a conseguirlo y no renunciar a ello.
Estaba casada con un calzonazos y le iba a poner los cuernos con mi hijo, y eso hacía que el olor de mí coño, se oliera en la alcoba, olía a chocho caliente, tal cual lo explico. Me pareció oír como mí hijo se quitó el slip, oyendo caer la prenda al suelo, haciendo que se me acelerara la respiración. Luis se pegó a mí espalda, dejándome sentir la dureza y grosor de la polla, que me pareció una barra al rojo.
El aprovechado me la pegó a mis nalgas, descubriendo que no las cubría ninguna tela. Envalentonado al descubrirme así, viendo lo sumisa que yo me mostraba, hundió su cara en mí abundante melena oliéndome profundamente mientras se atrevió a cogerme las tetas, no tardando nada en sacarlas fuera del babydoll, diciéndome lo bien que olía, y lo guarra y cachonda que era, por provocarlo así, sin ponerme bragas.
—Mmm...uuufff mamá que bien hueles, estás preciosa con este babi, pareces una chica de las revistas, no te has puesto ni bragas so cachonda, ¿notas cómo me has puesto la polla por ponerte así? ¡¡ qué buenas estás guarra!!...voy a follarte como el cabrón de tu marido nunca te ha follado ¡¡guarra!! como voy a meterte la polla, so cachonda.
Oyendo a Luis como me hablaba así de caliente, sin dejar de acariciar mis tetas, y notando como me había encajado la polla entre las nalgas, hizo que los jugos me chorrearan los muslos.
Además mí culo no paraba de empujar la verga de mí hijo, que me embestía más fuerte el muy atrevido. Luis me fue mordiendo el cuello, y chupándome la oreja haciendo que me pusiera a mil, mientras me cogió todo el chocho con una mano, abriéndome los labios hinchados de deseo, hurgándome todo el coño sin prisa, haciendo le mojara los dedos. Al sentirme así acariciada y manoseada por mí hijo, me besó dándome la lengua, atrapándome la lengua y chupándola con lujuria.
Lleve mí mano a mis nalgas, atrapando la verga que no podía estar más dura y gruesa—QUÉ POLLA— pensé para mí, era el doble que la de su padre que era una birria de apenas 10 cm. Acaricié toda la polla apretando mis dedos alrededor de la barra repetidamente, de forma morbosa, como no creyendo que mi hijo tuviese una polla como aquella.
Mi hijo excitado por como yo empujaba mí culo contra su polla, y como le se la acariciaba, me separó los muslos frotándome adelante y atrás toda la polla a lo largo de mí coño. Cada vez que me frotaba la polla, yo la apretaba con la palma de la mano contra mí chocho, notando como me abría los labios, empapándola con mis jugos.
En una de las embestidas, Luis me la clavó toda, notando sus huevos rozar mí coño—Ooohhh mamá sí...Ooohhh que chocho para mí polla, tómala así toda dentro, de lo bien que follas te la estoy metiendo toda ¡¡GUARRA!!—.
Al sentir el cipote de mí hijo en el fondo de mí coño me corrí a los pocos segundos, haciendo mis abundantes jugos con su polla un chapoteo muy guarro, excitándonos muchísimo los dos, haciendo que Luis me la clavara toda sin ningún miramiento, mientras yo no paraba de correrme, al sentirme así de follada.
Mientras me la metía, le cogí los huevos pegándolos a mí coño, besándome Luis con la lengua para que yo no chillara y gimiera, pues me sentía loca de placer, con la follada que mi hijo me estaba pegando.
Arrastrada por la lujuria de nuestro incesto, oyendo a Luis, solo quería que no parara de follarme como un animal, como estaba haciendo, susurrándole para que mis primos no me oyeran—Aaahhh...Aaahhh...Sí...¡¡LUIS!!...¡¡FÓLLAME!!...no...pares...de...clavármela... así...toda...Aaahhh...hasta...el...fondo...de...mi...coño..., follate...a...la...guarra...de...tu...madre... así...eres...un...aprovechado...AAAHHH...¡¡CABRÓN!!...que...follada...me...estás...pegando..., folla...así...a...mamá...hijo...de...puta...—Excitado por cómo le hablaba, mi hijo me la sacó poniéndose entre mis muslos encima mio. Me cogió pasándome las manos debajo del culo, teniéndome así bien cogida, me la clavo toda hasta los huevos chillando yo, por cómo me la clavo toda de una vez.
Al follarme así de bien, lo atenacé por los riñones con mis muslos, bien fuerte, para que no me la sacara, levantando mí culo en el aire para que me la clavara más. Teniéndolo así atenazado, me cogí a su cuello sin casi dejarlo respirar.
Al ver cómo lo tenía atenazado, Luis me la clavó como a una guarra, sintiendo sus huevos golpear mí coño en cada embestida, en un mete saca morboso, follándome el golfo como un perro rabioso, llenándome todo el coño en cada embestida—Ooohhh...Ooohhh...mamá...como...me tienes...cogido...¡¡PUTA!!...toma...toda...la... polla...así...hasta...el...fondo..., cómo...follas... guarra...¿así...quieres... que...te...folle...PUTONA...así?—AAAHHH...AAAHHH...SÍ...me...la...estás...clavando...toda...aprovechado...OH... folla...mi...coño...así...golfo...,me...matas...con...esa...polla...—Ooohhh...te...voy...a...matar...a...pollazos...mamá...tómala...toda ...aaahhh...¡¡que chocho!!—Ooohhh...Ooohhh... sí...folla...así...a...la...guarra...de...tu...madre...¡¡CABRÓN!!...me...matas...de...placer..., me...corro...sin...parar ...AAAHHH...AAAHHH...sí...clávamela...así...todaaa...nadie...me...la...ha...metido...tanto...cómo...tú..., no...me...la...saques..., me...corro...sin...parar...Luis...AAAHHH...lléname...de...leche ...el...coño... hijo...—OH...MAMÁ...OH...MAMÁ...ME...CORRO...CONTIGO.. ¡¡PUTA!!...TOMA...MI...LECHE...YA...SÍ...ME...CORROOO...OH...—.
Luis excitado por mis palabras aceleró el mete saca con un ritmo diabólico, llenándome toda de leche, mientras no dejaba de empalarme con su polla haciendo que casi perdiera el sentido.
Mi marido ha sido siempre un negado para el sexo, no habiendo sabido satisfacerme jamás, tanto es así que nunca había llegado con él al orgasmo.
Yo siempre he sido una mujer más bien apasionada, teniéndome que consolarme yo misma utilizando mis dedos y un vibrador comprado discretamente por correos.
Soy una mujer maciza sin llegar siquiera a ser rellenita para nada, de carnes apretadas, con un culo duro y muslos tersos. Mis pechos son medianos, pero debido a que práctico bastante ejercicio físico, se mantienen bastante levantados.
Mí pelo es oscuro, llevando una melena abundante, por debajo de mis pechos. Los hombres me suelen mirar con ganas cuándo voy por la calle. A mí hijo Luis lo he “cazado” más de una vez devorándome las tetas y los muslos. Luis no se parece en nada a su padre, afortunadamente. Es un chico de 20 años muy guapo, varonil, es velludo con un torso musculado debido a la gran cantidad de deporte que hace.
Además es alto, mide un metro ochenta y cinco, yo no mido más de uno sesenta. Cuándo sucedió lo que quiero contaros resultó, que Paco mí marido se iba a ir esa misma semana a la vendimia a Francia.
Por esta razón, vinieron a casa unos familiares para despedir a mí marido, antes de que se fuera durante un mes.
En casa no teníamos sitio para todos, así que decidí que mí hijo durmiera con nosotros. La primera noche nada más acostarme se metió Luis detrás mio, mi marido roncaba cómo un cerdo.
Al poco de acostarnos noté como Luis se me pegaba, notando una presión dura entre mis muslos, quedándome helada de cómo mí hijo se atrevía a rozarme así con ese descaro y con su padre allí mismo. Yo al sentir la presión, me separé un poco, haciendo que él se quedara cortado o eso creí yo.
Después de unos minutos volvió a acercárseme notando como se rozaba más, y notando como me frotaba la cabeza de la polla contra mis muslos, que mantuve cerrados.
Pasado un rato muy largo, Luis aumento el roce contra mis muslos, para mí sorpresa noté mí coño húmedo. Luis cómo decía se me acercó más, metiendo su cara en mí melena, susurrándome al oído el muy sinvergüenza y descarado—Oh mamá que buena estás, me voy a correr en tus bragas—diciéndome esto, noté varios chorros en mí culo, notándome a la vez muy nerviosa y enojada, no pudiendo evitar que dos lagrimas bajaran por mis mejillas, por la rabia que sentía de que mí hijo se aprovechara así de su madre.
A la vez me sentí también excitada sin entender como eso era posible, al notar cómo me mancho toda de leche, el muy golfo. Al día siguiente al irse su padre, Luis estuvo por mí como nunca lo había estado antes, mostrándose atento y muy atrevido también, haciendo que se me pasara el cabreo por ser tan aprovechado y sinvergüenza la noche anterior.
Aprovechando que tenemos piscina en casa, estuvo jugando conmigo en el agua, tocándome por debajo del agua, el descarado, poniéndome nerviosa y excitada. Se atrevió a tocarme el coño, cuándo los primos no nos podían ver, cogiéndome las tetas varias veces. Yo no pude evitar fijarme en su enorme paquete, que tenía un tamaño de escándalo, haciendo Luis que mis manos le tocaran el paquete, poniéndome excitada, hasta notar mí coño muy húmedo.
Viéndonos jugar así, los primos nos dijeron—Hacéis muy buena pareja los dos, no parecéis madre e hijo—. Al oír aquel comentario mí hijo y yo nos miramos los dos a los ojos, sin que nadie se diera cuenta. Esa noche nada más acostarme, vino Luis detrás de mí pegándose a mí más que la noche anterior, notando su paquete pegado a mí culo como una piedra. Luis tenía pegada su cara a mí pelo, notando como me olía y sintiendo su respiración agitada.
Pasados unos minutos que se me hicieron muy largos, mi hijo se atrevió a subirme el camisón hasta la cintura, acariciándome los muslos, susurrándome al oído—que bonita eres mamá, tienes unos muslos macizos tía buena, me voy a dar el lote esta noche contigo, so cachonda—.
Al sentir como me hablaba así de atrevido, apreté mis muslos pues noté como mí coño se mojaba como nunca lo había hecho antes igual. Luis me acarició los muslos por dentro, y me pasó la mano por encima del coño, palpando la tela húmeda de mis jugos. De repente noté su polla desnuda en mí piel, el atrevido se quitó el slip, haciéndome notar lo dura que estaba.
Luis presionó la cabeza de la polla contra mis muslos cerrados, notando lo dura y caliente que la tenía. Cada vez más atrevido me metió un dedo por dentro de las bragas, acariciándome la pelambrera que estaba húmeda. El dedo me hurgo con descaro los labios, hasta conseguir abrírmelos y acariciarme el coño, mojando el dedo con mis jugos.
A esto, notaba la polla más dura y caliente. Más excitada de lo que quería yo reconocer, entreabrí los muslos un poco, el aprovechado de mí hijo, metió la polla entre los muslos, rozándome todo el coño, dejándome sentir lo gruesa que era. Yo no pude evitar gemir al notar cómo me frotaba la polla contra mis bragas, mientras me chupaba la oreja y me susurraba cosas excitantes, calentándome con su descaro—Ah mamá ¿notas como me la has puesto? eso es por lo buena que estás, so cachonda, necesitas lo que yo sé, tía buena, que ganas tengo de follarte—.
Yo me mordía los labios para no gemir y sollozar de excitación, notando la polla de mí hijo frotarme todo el coño, solo cubierto por las bragas empapadas de jugos.
Luis aceleró sus embestidas, notando como su polla se ponía más gruesa. Excitada por cómo me la frotaba, aparté las bragas facilitándole a Luis me la frotara directamente en el coño, sin barrera alguna.
En cada embestida, al aparecer la polla entre mis muslos, la apretaba con la palma de la mano contra mí coño, notando lo dura que estaba, empapándola con mis jugos. Luis al notar cómo yo misma me la frotaba así, se corrió haciendo me corriese con él, frotándomela más fuerte y echándome toda la leche en mis muslos y el coño.
Me corrí sin poder chillar por estar nuestros primos en la habitación de al lado. Al día siguiente era el último que los primos estarían en casa.
Durante el día mí hijo y yo apenas hablamos, cruzándonos miradas como dos amantes. Esa noche me excusé de mis primos aduciendo que estaba más cansada de lo normal. Luis dijo lanzándome una mirada que solo yo vi—Estoy igual de cansado, necesito esa cama cómo nunca—. Mi cuerpo al oírlo reaccionó haciendo se me mojara el coño y mis pezones se pusieran duros.
A los cinco minutos entró Luis, encontrándose encendida una lamparita de color rojo que iluminaba sobre todo la cama, dándole un aspecto de cama de burdel, dejando el resto de la estancia en penumbra. Echada de lado en el centro de la cama, estaba atenta a todo con mí respiración alterada por lo excitada que estaba, con mí coño húmedo latiendo de lujuria y lascivia.
Llevaba puesto un babydoll, que apenas me cubría el comienzo de mis rotundos muslos. Era de color lila eléctrico con los bordes de blonda negra, era muy vaporoso, dejando a la vista mis tetas, que mostraban los pezones duros.
La mente mí iba a mil por hora, sintiéndose una parte de mí culpable por estar así vestida cómo una guarra esperando a mí hijo...pero nadie nunca me había hecho sentir tan mujer como él, la noche anterior. Mi cuerpo quería lo que mi hijo sabía que tanto necesitaba, y estaba dispuesta a conseguirlo y no renunciar a ello.
Estaba casada con un calzonazos y le iba a poner los cuernos con mi hijo, y eso hacía que el olor de mí coño, se oliera en la alcoba, olía a chocho caliente, tal cual lo explico. Me pareció oír como mí hijo se quitó el slip, oyendo caer la prenda al suelo, haciendo que se me acelerara la respiración. Luis se pegó a mí espalda, dejándome sentir la dureza y grosor de la polla, que me pareció una barra al rojo.
El aprovechado me la pegó a mis nalgas, descubriendo que no las cubría ninguna tela. Envalentonado al descubrirme así, viendo lo sumisa que yo me mostraba, hundió su cara en mí abundante melena oliéndome profundamente mientras se atrevió a cogerme las tetas, no tardando nada en sacarlas fuera del babydoll, diciéndome lo bien que olía, y lo guarra y cachonda que era, por provocarlo así, sin ponerme bragas.
—Mmm...uuufff mamá que bien hueles, estás preciosa con este babi, pareces una chica de las revistas, no te has puesto ni bragas so cachonda, ¿notas cómo me has puesto la polla por ponerte así? ¡¡ qué buenas estás guarra!!...voy a follarte como el cabrón de tu marido nunca te ha follado ¡¡guarra!! como voy a meterte la polla, so cachonda.
Oyendo a Luis como me hablaba así de caliente, sin dejar de acariciar mis tetas, y notando como me había encajado la polla entre las nalgas, hizo que los jugos me chorrearan los muslos.
Además mí culo no paraba de empujar la verga de mí hijo, que me embestía más fuerte el muy atrevido. Luis me fue mordiendo el cuello, y chupándome la oreja haciendo que me pusiera a mil, mientras me cogió todo el chocho con una mano, abriéndome los labios hinchados de deseo, hurgándome todo el coño sin prisa, haciendo le mojara los dedos. Al sentirme así acariciada y manoseada por mí hijo, me besó dándome la lengua, atrapándome la lengua y chupándola con lujuria.
Lleve mí mano a mis nalgas, atrapando la verga que no podía estar más dura y gruesa—QUÉ POLLA— pensé para mí, era el doble que la de su padre que era una birria de apenas 10 cm. Acaricié toda la polla apretando mis dedos alrededor de la barra repetidamente, de forma morbosa, como no creyendo que mi hijo tuviese una polla como aquella.
Mi hijo excitado por como yo empujaba mí culo contra su polla, y como le se la acariciaba, me separó los muslos frotándome adelante y atrás toda la polla a lo largo de mí coño. Cada vez que me frotaba la polla, yo la apretaba con la palma de la mano contra mí chocho, notando como me abría los labios, empapándola con mis jugos.
En una de las embestidas, Luis me la clavó toda, notando sus huevos rozar mí coño—Ooohhh mamá sí...Ooohhh que chocho para mí polla, tómala así toda dentro, de lo bien que follas te la estoy metiendo toda ¡¡GUARRA!!—.
Al sentir el cipote de mí hijo en el fondo de mí coño me corrí a los pocos segundos, haciendo mis abundantes jugos con su polla un chapoteo muy guarro, excitándonos muchísimo los dos, haciendo que Luis me la clavara toda sin ningún miramiento, mientras yo no paraba de correrme, al sentirme así de follada.
Mientras me la metía, le cogí los huevos pegándolos a mí coño, besándome Luis con la lengua para que yo no chillara y gimiera, pues me sentía loca de placer, con la follada que mi hijo me estaba pegando.
Arrastrada por la lujuria de nuestro incesto, oyendo a Luis, solo quería que no parara de follarme como un animal, como estaba haciendo, susurrándole para que mis primos no me oyeran—Aaahhh...Aaahhh...Sí...¡¡LUIS!!...¡¡FÓLLAME!!...no...pares...de...clavármela... así...toda...Aaahhh...hasta...el...fondo...de...mi...coño..., follate...a...la...guarra...de...tu...madre... así...eres...un...aprovechado...AAAHHH...¡¡CABRÓN!!...que...follada...me...estás...pegando..., folla...así...a...mamá...hijo...de...puta...—Excitado por cómo le hablaba, mi hijo me la sacó poniéndose entre mis muslos encima mio. Me cogió pasándome las manos debajo del culo, teniéndome así bien cogida, me la clavo toda hasta los huevos chillando yo, por cómo me la clavo toda de una vez.
Al follarme así de bien, lo atenacé por los riñones con mis muslos, bien fuerte, para que no me la sacara, levantando mí culo en el aire para que me la clavara más. Teniéndolo así atenazado, me cogí a su cuello sin casi dejarlo respirar.
Al ver cómo lo tenía atenazado, Luis me la clavó como a una guarra, sintiendo sus huevos golpear mí coño en cada embestida, en un mete saca morboso, follándome el golfo como un perro rabioso, llenándome todo el coño en cada embestida—Ooohhh...Ooohhh...mamá...como...me tienes...cogido...¡¡PUTA!!...toma...toda...la... polla...así...hasta...el...fondo..., cómo...follas... guarra...¿así...quieres... que...te...folle...PUTONA...así?—AAAHHH...AAAHHH...SÍ...me...la...estás...clavando...toda...aprovechado...OH... folla...mi...coño...así...golfo...,me...matas...con...esa...polla...—Ooohhh...te...voy...a...matar...a...pollazos...mamá...tómala...toda ...aaahhh...¡¡que chocho!!—Ooohhh...Ooohhh... sí...folla...así...a...la...guarra...de...tu...madre...¡¡CABRÓN!!...me...matas...de...placer..., me...corro...sin...parar ...AAAHHH...AAAHHH...sí...clávamela...así...todaaa...nadie...me...la...ha...metido...tanto...cómo...tú..., no...me...la...saques..., me...corro...sin...parar...Luis...AAAHHH...lléname...de...leche ...el...coño... hijo...—OH...MAMÁ...OH...MAMÁ...ME...CORRO...CONTIGO.. ¡¡PUTA!!...TOMA...MI...LECHE...YA...SÍ...ME...CORROOO...OH...—.
Luis excitado por mis palabras aceleró el mete saca con un ritmo diabólico, llenándome toda de leche, mientras no dejaba de empalarme con su polla haciendo que casi perdiera el sentido.
16 comentarios - Mi Hijo Me Descubrio Un Nuevo Mundo
sin palabras
gracias por compartir el relato aca