Después de ver como mi leche salía hacia los labios de mi joven hermana, después
de ver como ella se masturbaba, estaba decidido a dar un paso más. Quería
tener ese coño en mi boca, quería saborear su sexo con mi lengua...
y quería hacer el amor salvajemente con mi hermana. Seguía haciéndolo
con mi novia, pero ella jamás había querido masturbarme con sus
labios y jamás consentiría el tipo de sexo que yo quería
con mi hermana.
Aquel día
no había nadie en casa y mi hermana estaba tomando una ducha. Sentado en
el sofá del salón me imaginaba a mi hermana con su maravilloso cuerpo
adolescente, con sus dulces pechos, frotándose su conejito en la ducha.
Llevaba varios días tonteando con ella, me había rozado el pene
de forma más o menos involuntaria en numerosas ocasiones desde que vi como
se masturbaba. Aquel sería mi día. Me levanté del sofá,
estando ya erecto y me dirigí al servicio. La puerta no estaba cerrada
y pude como el agua se deslizaba por los pechos de mi dulce hermana. Creía
que no se había dado cuenta de mi presencia...pero no era así.
"Sabía
que estabas deseando repetir lo de la última vez" dijo mientras salía
de la ducha. "Tu novia no quiere mamártela como yo, ¿no es
así?". Se acercó a mi y me besó muy suavemente en los
labios. "Desnúdate, vamos a pasar un buen rato... (me besó
de nuevo en los labios... hermanito"
Me
desnudé completamente y abracé con fuerza el escultural cuerpo de
mi hermana. Nuestras lenguas se entrecruzaron en su boca, mi mano bajaba decidida
hacia su culo, acariciando suavemente su ano, provocando un respingo de placer
en el cuerpo de mi joven hermana. Seguía pensando que estaba traicionando
de nuevo a mi novia, por un instante tuve la tentación de salir del baño.
"Vamos hermanito. ¿Estás
pensando de nuevo en tu novia, no?, sé que con ella no disfrutas ni la
mitad que conmigo". Bajó su mano muy despacio por mi vientre hasta
la punta de mi erecto miembro, pasando la yema de sus dedos sobre mi pene. "¿Acaso
ella te haría algo así?..." se puso de rodilla, quedando mi
pene muy cerca de sus labios. Me cogió el pene con fuerza, apretándolo
con pasión, moviéndolo de arriba a abajo. Me estaba masturbando
de nuevo, pero esta vez no era como la anterior. Movía mi pene con fuerza,
jadeando de placer, llevada por la excitación. No tardó en meterselo
en la boca, recorriéndolo prácticamente hasta el fondo con sus apretados
labios. Los hizo varias veces pero cuando supo que me iba a correr, fue bajando
el ritmo. Ella no quería acabar aún.
Cogió
una toalla y comenzó a secarse, apenas a unos centímetros de mi.
Jamás había estado tan excitado. Había vuelto a sentir los
besos de mi hermana, las paredes de su boca en mi pene, su lengua recorriendo
mi miembro provocándome un placer que mi novia jamás me haría
sentir. Pensé por un instante en dar media vuelta. Pero no iba a dejar
pasar esa oportunidad. Viendo como mi hermana de 18 años se secaba el pelo,
impaciente de una respuesta, con su coño deseoso de sexo y sus duros pezones.
Casi sin darme cuenta vi como mi mano acariciaba su cara, siguiendo la forma de
sus sensuales y finos labios. Ella sonrió.
"Bien,
fantástico." Me cogió la mano y la llevó hasta su rajita.
Se acercó a mi oído y susurró "hoy vas a sentir algo
que jamás había sentido. Te lo prometo". Salimos del baño
y me condujo hacia su habitación. Me indicó que me sentara. "Te
ha gustado lo que he hecho antes, verdad" soltó un risita maliciosa
"ya casi podía notar el sabor de tu semen en mi lengua". "Vamos...
relájate"
Volvió
a arrodillarse delante de mi pene, introduciéndose en la boca, masturbándome
con sus pequeños labios de adolescente. Su movimiento de arriba a abajo
me estaba volviendo loco, estaba deseando correrme de nuevo en su boca, quería
ver como mi semen desbordaba sus labios y caía por su cuello. Pero esta
vez quería que mi hermana disfrutara. "Para para... si sig... si sigues
me voy a correr y ho... hoy quiero otra cosa para ti, cariño".
Mi
hermana pareció sorprendida, pero paró de masturbarme. "¿Y
qué es esa sorpresa", dijo acercándose a mis labios. La cogí
de las caderas y puse mi pene en su entrada, notaba como su coño estaba
húmedo, deseoso de ser follado. Mi hermana lanzó un ligero gemido
de placer, abrazándome me dijo:
"Así
que hoy quieres que juegue yo también, eh?... muy bien, entonces vamos
a jugar". Puso sus manos en mis hombros, mientras con su cadera hacía
ligeros movimientos para que mi duro pene entrara en su mojado conejito. Inclinó
la cabeza hacia atrás, inundada por el placer de la penetración,
apenas pudiendo suspirar palabras de placer. Cuando mi pene estuvo todo dentro,
acaricié su largo cabello y me acerqué mis labios a los suyos.
"Estoy
loco por ti, hermanita. Nunca antes había disfrutado tanto con el sexo.
Lo que me hiciste el otro día fue fantástico. Y hoy quiero pagarte
por ello" la besé "ahora quiero que follemos, hermanita, que
follemos como nunca antes hemos follado. Quiero correrme dentro de tu coño,
quiero que sientas como mi semen entra dentro de ti y quiero que disfrutes como
nunca antes habías soñado".
De
nuevo la besé, pero ahora apasionadamente, con fuerza, nuestras lenguas
se frotaban con pasión mientras mi dulce hermanita de 18 años comenzaba
un movimiento de caderas que me volvía loco de placer. Su coño entraba
y salía de mi pene, con su movimiento de caderas hacia que este entrara
y saliera hasta la punta. Yo la besaba en los labios y en el cuello mientras acariciaba
con firmeza sus pechos. Había soñado con ese momento durante muchos
días y ahora por fin estaba haciendo realidad mi deseo, estaba follando
con mi hermana.
Incliné su
cuerpo hacia atrás de manera que pudiera besar sus pechos sin que cesará
ese fantástico movimiento de caderas. Mientras yo mordisqueaba sus duros
pezones, ella rodeó mi cintura con sus piernas para poder inclinarse más.
Recorrí con mi lengua todo su pecho, saboreando su escultural cuerpo. De
repente ella dio un respingo, su cuerpo empezó a temblar y se acercó
su sus labios a los míos al compás de unos movimientos cada vez
más rápidos.
"Ya
viene, cariño, ya.. ya.. ya viene, Dios... aggghh... por favor... si...
si si si". Yo también estaba a punto de correrme. Contemplar de nuevo
la escena de mi hermana trotando sobre mi pene, con sus pechos moviéndose
arriba y abajo y ella sumida en el placer del orgasmo, no pude aguantar más.
Mi leche comenzó a salir de mi pene, inundando el delicioso coño
de mi hermana, mientras ella alcanzaba un orgasmo increíble "si si
hermanito si SI SI SI, DIOS ME CORRO, HERMANITO... AGGGHGH". Poco a poco
sus movimientos fueron bajando el ritmo tras un explosivo y espectacular orgasmo.
Se abrazó a mi y me besó dulcemente. "jamás había
sentido algo así, hermanito, quiero que me prometas que volverás
a follarme como me has follado hoy, quiero volver a sentir tu dura poya corriéndose
dentro de mi".
"Te lo
prometo" dije antes de besarla.
de ver como ella se masturbaba, estaba decidido a dar un paso más. Quería
tener ese coño en mi boca, quería saborear su sexo con mi lengua...
y quería hacer el amor salvajemente con mi hermana. Seguía haciéndolo
con mi novia, pero ella jamás había querido masturbarme con sus
labios y jamás consentiría el tipo de sexo que yo quería
con mi hermana.
Aquel día
no había nadie en casa y mi hermana estaba tomando una ducha. Sentado en
el sofá del salón me imaginaba a mi hermana con su maravilloso cuerpo
adolescente, con sus dulces pechos, frotándose su conejito en la ducha.
Llevaba varios días tonteando con ella, me había rozado el pene
de forma más o menos involuntaria en numerosas ocasiones desde que vi como
se masturbaba. Aquel sería mi día. Me levanté del sofá,
estando ya erecto y me dirigí al servicio. La puerta no estaba cerrada
y pude como el agua se deslizaba por los pechos de mi dulce hermana. Creía
que no se había dado cuenta de mi presencia...pero no era así.
"Sabía
que estabas deseando repetir lo de la última vez" dijo mientras salía
de la ducha. "Tu novia no quiere mamártela como yo, ¿no es
así?". Se acercó a mi y me besó muy suavemente en los
labios. "Desnúdate, vamos a pasar un buen rato... (me besó
de nuevo en los labios... hermanito"
Me
desnudé completamente y abracé con fuerza el escultural cuerpo de
mi hermana. Nuestras lenguas se entrecruzaron en su boca, mi mano bajaba decidida
hacia su culo, acariciando suavemente su ano, provocando un respingo de placer
en el cuerpo de mi joven hermana. Seguía pensando que estaba traicionando
de nuevo a mi novia, por un instante tuve la tentación de salir del baño.
"Vamos hermanito. ¿Estás
pensando de nuevo en tu novia, no?, sé que con ella no disfrutas ni la
mitad que conmigo". Bajó su mano muy despacio por mi vientre hasta
la punta de mi erecto miembro, pasando la yema de sus dedos sobre mi pene. "¿Acaso
ella te haría algo así?..." se puso de rodilla, quedando mi
pene muy cerca de sus labios. Me cogió el pene con fuerza, apretándolo
con pasión, moviéndolo de arriba a abajo. Me estaba masturbando
de nuevo, pero esta vez no era como la anterior. Movía mi pene con fuerza,
jadeando de placer, llevada por la excitación. No tardó en meterselo
en la boca, recorriéndolo prácticamente hasta el fondo con sus apretados
labios. Los hizo varias veces pero cuando supo que me iba a correr, fue bajando
el ritmo. Ella no quería acabar aún.
Cogió
una toalla y comenzó a secarse, apenas a unos centímetros de mi.
Jamás había estado tan excitado. Había vuelto a sentir los
besos de mi hermana, las paredes de su boca en mi pene, su lengua recorriendo
mi miembro provocándome un placer que mi novia jamás me haría
sentir. Pensé por un instante en dar media vuelta. Pero no iba a dejar
pasar esa oportunidad. Viendo como mi hermana de 18 años se secaba el pelo,
impaciente de una respuesta, con su coño deseoso de sexo y sus duros pezones.
Casi sin darme cuenta vi como mi mano acariciaba su cara, siguiendo la forma de
sus sensuales y finos labios. Ella sonrió.
"Bien,
fantástico." Me cogió la mano y la llevó hasta su rajita.
Se acercó a mi oído y susurró "hoy vas a sentir algo
que jamás había sentido. Te lo prometo". Salimos del baño
y me condujo hacia su habitación. Me indicó que me sentara. "Te
ha gustado lo que he hecho antes, verdad" soltó un risita maliciosa
"ya casi podía notar el sabor de tu semen en mi lengua". "Vamos...
relájate"
Volvió
a arrodillarse delante de mi pene, introduciéndose en la boca, masturbándome
con sus pequeños labios de adolescente. Su movimiento de arriba a abajo
me estaba volviendo loco, estaba deseando correrme de nuevo en su boca, quería
ver como mi semen desbordaba sus labios y caía por su cuello. Pero esta
vez quería que mi hermana disfrutara. "Para para... si sig... si sigues
me voy a correr y ho... hoy quiero otra cosa para ti, cariño".
Mi
hermana pareció sorprendida, pero paró de masturbarme. "¿Y
qué es esa sorpresa", dijo acercándose a mis labios. La cogí
de las caderas y puse mi pene en su entrada, notaba como su coño estaba
húmedo, deseoso de ser follado. Mi hermana lanzó un ligero gemido
de placer, abrazándome me dijo:
"Así
que hoy quieres que juegue yo también, eh?... muy bien, entonces vamos
a jugar". Puso sus manos en mis hombros, mientras con su cadera hacía
ligeros movimientos para que mi duro pene entrara en su mojado conejito. Inclinó
la cabeza hacia atrás, inundada por el placer de la penetración,
apenas pudiendo suspirar palabras de placer. Cuando mi pene estuvo todo dentro,
acaricié su largo cabello y me acerqué mis labios a los suyos.
"Estoy
loco por ti, hermanita. Nunca antes había disfrutado tanto con el sexo.
Lo que me hiciste el otro día fue fantástico. Y hoy quiero pagarte
por ello" la besé "ahora quiero que follemos, hermanita, que
follemos como nunca antes hemos follado. Quiero correrme dentro de tu coño,
quiero que sientas como mi semen entra dentro de ti y quiero que disfrutes como
nunca antes habías soñado".
De
nuevo la besé, pero ahora apasionadamente, con fuerza, nuestras lenguas
se frotaban con pasión mientras mi dulce hermanita de 18 años comenzaba
un movimiento de caderas que me volvía loco de placer. Su coño entraba
y salía de mi pene, con su movimiento de caderas hacia que este entrara
y saliera hasta la punta. Yo la besaba en los labios y en el cuello mientras acariciaba
con firmeza sus pechos. Había soñado con ese momento durante muchos
días y ahora por fin estaba haciendo realidad mi deseo, estaba follando
con mi hermana.
Incliné su
cuerpo hacia atrás de manera que pudiera besar sus pechos sin que cesará
ese fantástico movimiento de caderas. Mientras yo mordisqueaba sus duros
pezones, ella rodeó mi cintura con sus piernas para poder inclinarse más.
Recorrí con mi lengua todo su pecho, saboreando su escultural cuerpo. De
repente ella dio un respingo, su cuerpo empezó a temblar y se acercó
su sus labios a los míos al compás de unos movimientos cada vez
más rápidos.
"Ya
viene, cariño, ya.. ya.. ya viene, Dios... aggghh... por favor... si...
si si si". Yo también estaba a punto de correrme. Contemplar de nuevo
la escena de mi hermana trotando sobre mi pene, con sus pechos moviéndose
arriba y abajo y ella sumida en el placer del orgasmo, no pude aguantar más.
Mi leche comenzó a salir de mi pene, inundando el delicioso coño
de mi hermana, mientras ella alcanzaba un orgasmo increíble "si si
hermanito si SI SI SI, DIOS ME CORRO, HERMANITO... AGGGHGH". Poco a poco
sus movimientos fueron bajando el ritmo tras un explosivo y espectacular orgasmo.
Se abrazó a mi y me besó dulcemente. "jamás había
sentido algo así, hermanito, quiero que me prometas que volverás
a follarme como me has follado hoy, quiero volver a sentir tu dura poya corriéndose
dentro de mi".
"Te lo
prometo" dije antes de besarla.
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