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Ideas que no se van... (gay)

Esta es una fantasía ficticia.


Anoche lo volví a pensar, porque no lo pude olvidar.
Hace tiempo que está en mi cabeza.
Mis poluciones se incrementaron, y más aún las autosatisfacciones.
No dejo de imaginarlo sobre mí, en su total desnudez, exhibiendo la dureza de su abdomen, la fortaleza de sus brazos, el tono de su voz, lascivo e irresistible.

Lo imagino como un macho indomable, altamente seductor, que no le teme a nada ni a nadie, altanero, atlético, orgulloso, pero también protector y pasional.
Lo imagino en una noche de placer, acariciándome la espalda, el torso y la ingle, y yo rogándole para que me bese sin detención. Que me dé órdenes de bajar hasta sus abdominales y alabarlos con mis labios, que me grite “maricón”, pero que al mismo tiempo acepte que un hombre tenga acceso a su cuerpo. Que quiera forzarme a gemir porque sabe lo que me causa tenerlo cerca, porque se dio cuenta recién, pero lo asimiló.

Que se olvide de que alguna vez fue un “cazador furtivo de polleras” y le dé una oportunidad a alguien de su mismo sexo que lo desea hace mucho.

Quiero que me devore, que no tenga final, que se introduzca en mí con suavidad, y si siento malestares, que me asista. Que me coloque boca abajo, así puedo estar más cómodo recibiendo sus dulces besos, sintiendo cómo su piel suave frota en mi espalda. No quiero un “te amo” porque nunca lo amé, lo deseo con una connotación sexual. Al concluir el coito, que eyacule sobre mis nalgas y las deje secar, mientras, que use su lengua para lamerme el ano y hacerme acabar.

Cuando se termine todo, quiero abrazarlo y no despegarme de su pecho. Darle picos en los hoyuelos para que se sonroje y bromear, conversar sobre la vida y no olvidar algo: el amor no interviene aquí.

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