No he sido una prostituta. Lo se interiormente. No por eso deje de acostarme con todos los hombres en que se me presento la oportunidad. No fui mujer de lugares originales, ni de hechos insólitos. Siempre quise estar cómoda a la hora de tener sexo. Me inicié estando enamorada, por lo cual perder mi virginidad no fue un contratiempo, y mirado a la distancia puedo afirmar que sin ser una locura fue un buen comienzo. Ni que soñar en chupar pijas o entregar mi culo. En principio fueron cosas prohibidas por mí y ajenas a mis gustos. Por un tiempo creí que este credo era cierto. Pero siempre se cruza algún tipo que te mueve la estantería. Llego y por fin disfrute chupar una buena pija. Eso sí, no quería que me acabaran en la boca. Fueron bastantes tipos que optaron por acabarme en la cara mientras yo cerraba fuerte los ojos ya que la salida del chorro hace que instintivamente así lo hagamos. Muchas veces he puteado por quedar toda acabada en el pelo y era un enchastre. Pero poco a poco me anime. Alguno mueve la estantería y fue así que un día sin darme cuenta sentí toda mi boca llena de leche, su sabor no me resulto desagradable y mucho menos cuando media al tipo y lo bese con su leche en mi boca. Eso hizo que pagara el doble la aceptación de mi compañero a la hora de acabarme, no podía disfrutar su leche si el mismo no la disfrutaba. Alguna vez también con mi concha llena de leche yo no llegaba al orgasmo, pocos fueron los que me ayudaron con un cunnilingus para poder tener yo mi orgasmo. Debo confesar que con el primero que consiguió eso y me entendió, supe que le podía entregar el culo. Por ese entonces estaba bastante desatada y creí que lograría superar la prueba sin rigor. Estaba ante el hombre acertado. Pedí que me lo hicieran de atrás, pedí que se pusiera un poco de vaselina liquida, pedí que dejara poner mi palma de la mano en su vientre como para avisar que todo iba bien. Que la presión de ella sobre su vientre indicara que no siguiera provisoriamente para adelante.
En la pasión de un encuentro se deslizo toda dentro de mi culo sin que sintiera el más mínimo dolor. Me sorprendió como se dilataba mi ano para recibir una pija y que esa era justamente larga y gorda. Mucho más me sorprendió mi tendencia corporal a buscar que esa pija me acabe en el orto, es decir como mi culo se movía para darle luego todo el movimiento a mi cuerpo para lograr mi premio, toda su leche.
Sentir su pija reventar de leche en mi culo fue algo inolvidable. Pocos hombres fueron los que lograron hacerme gozar por el culo de una manera hermosa. Los hay apresurados, los hay lentos, los hay complacientes. A todos los recibí, debo ser sincera, no a todos los disfrute.
También debo ser sincera, no todo semen que llego a mi boca fue de mi gusto. No sé bien porque, quizás por su alimentación o su sistema hormonal había leche que tenía un gusto muy peculiar, no siempre me gusto. Lo que si me gusto era ver como muchos disfrutaban viéndome con la leche en mi boca y chorreando por mis tetas.
Convengamos que en el sexo es cosa de lucha entre poderes, y nada de esto dicho por ser poderoso, simplemente de lograr la exasperación con nuestras habilidades del otro.
Por lo que muchas veces me gustaba pajearme ante mi pareja sin dejarlo que me toque. Eso sí, solo por algunos momentos. Me gusta ver su ansiedad y luego sentir su relajamiento cuando me ponga su pija en mi boca.
Mi boca puede con saliva pastosa y mucha miel de la pija ponerse en un lugar muy confortable para la mayoría. Odio a los que quieren pajearse para acabarme y no me dejan llevarlos hasta el fin. No digo que no los entiendo, lamento que no puedan controlarse. A más de uno deje el luego del primer polvo ya que sus urgencias son incompatibles con mis gustos.
Ahora a los 42 años me siento más segura, y solo es cuestión de oportunidad y escuchar ofertas nuevas. Ya no estoy cerrada y no tengo códigos. Solo el placer me lleva y la confianza que me inspira mi compañero hace que me suelte cada vez más.
PS: Trate de ser fiel a su narración. Es difícil encontrarse con una mujer que pueda contar sin pelos en la lengua sus experiencias.
En la pasión de un encuentro se deslizo toda dentro de mi culo sin que sintiera el más mínimo dolor. Me sorprendió como se dilataba mi ano para recibir una pija y que esa era justamente larga y gorda. Mucho más me sorprendió mi tendencia corporal a buscar que esa pija me acabe en el orto, es decir como mi culo se movía para darle luego todo el movimiento a mi cuerpo para lograr mi premio, toda su leche.
Sentir su pija reventar de leche en mi culo fue algo inolvidable. Pocos hombres fueron los que lograron hacerme gozar por el culo de una manera hermosa. Los hay apresurados, los hay lentos, los hay complacientes. A todos los recibí, debo ser sincera, no a todos los disfrute.
También debo ser sincera, no todo semen que llego a mi boca fue de mi gusto. No sé bien porque, quizás por su alimentación o su sistema hormonal había leche que tenía un gusto muy peculiar, no siempre me gusto. Lo que si me gusto era ver como muchos disfrutaban viéndome con la leche en mi boca y chorreando por mis tetas.
Convengamos que en el sexo es cosa de lucha entre poderes, y nada de esto dicho por ser poderoso, simplemente de lograr la exasperación con nuestras habilidades del otro.
Por lo que muchas veces me gustaba pajearme ante mi pareja sin dejarlo que me toque. Eso sí, solo por algunos momentos. Me gusta ver su ansiedad y luego sentir su relajamiento cuando me ponga su pija en mi boca.
Mi boca puede con saliva pastosa y mucha miel de la pija ponerse en un lugar muy confortable para la mayoría. Odio a los que quieren pajearse para acabarme y no me dejan llevarlos hasta el fin. No digo que no los entiendo, lamento que no puedan controlarse. A más de uno deje el luego del primer polvo ya que sus urgencias son incompatibles con mis gustos.
Ahora a los 42 años me siento más segura, y solo es cuestión de oportunidad y escuchar ofertas nuevas. Ya no estoy cerrada y no tengo códigos. Solo el placer me lleva y la confianza que me inspira mi compañero hace que me suelte cada vez más.
PS: Trate de ser fiel a su narración. Es difícil encontrarse con una mujer que pueda contar sin pelos en la lengua sus experiencias.
11 comentarios - Confesiones de una amiga después de un polvo