Hola! Soy el pibe más normal del mundo: 24 años, tengo novia, vivo con mis viejos, trabajo y voy a la facultad.
A pesar de eso, mi mayor secreto es que soy un pajero importante; me vivo fisurando con páginas de pajas, y, en cierto grado, he sabido adquirir un pequeño interés (morbo) por los tipos. Al principio eran miraditas a los bultos de los flacos por la calle, luego los brazos, las piernas, y hasta si se depilaban o no (me genera mucho morbo los pibes al natural, sin depilar).
Siempre quise encontrar un buen amigo con el que compartir momentos pajeros, y, por qué no, cruzar, pero las anécdotas con mis amigos quedarán para otra ocasión.
Luego de leer cientos de relatos, principalmente de pibes hetero que tienen su primera experiencia con un amigo, o putos cogidos por un camionero (me re copa la idea de hablar sucio; nada mejor que llamar "trolo" a tu mejor amigo!), decidí que era tiempo de retribuir el placer a otros pajeros que, como yo, les gusta hacer volar su mente a través de la lectura.
(Les prometo que toda esta intro sólo se va a dar en este relato, que, dicho sea de paso, es el primero que publico).
Hace unos días salía de la oficina. Era tarde ya, porque me había quedado terminando un proyecto. Al bajar, estaba el guardia en su cabina, con el que siempre hablo, re buena onda el flaco; unos 30 años, y como muchos de los guardias de seguridad, fue oficial de la armada (él era de la naval), por lo que está muy bien formado: terrible lomo, brazos grandes, cara de tipo laburador, ya medio curtida de tanto haber hecho trabajos pesados, manos grandes y dedos gruesos, medio morocho, típico de cualquier uruguayo del interior: tez blanca, tostada de los años.
Nos quedamos hablando un rato, como de costumbre, y en eso me cuenta que la mujer lo había echado de la casa porque él la descubrió con un amigo, pero fue él quien tuvo que irse, por lo que estaba alquilando una pieza cerca de la oficina -todos sabemos que un hombre dolido por amor es un hombre vulnerable, muy fácilmente alcoholizable, y bueno, ya saben qué pasa luego-, entonces traté de desviar un poco la conversación, no sólo porque no me interesaba, sino porque quería saber si podría corromperlo para incitarlo a algo.
Le dije que ahora que estaba soltero iba a tener más tiempo para salir y poder ver minas, estar con todas las que quisiera y que nadie podía ya controlarlo, que le diera para adelante a todo aquello que se le regalara, que para arrepentirse iba a tener tiempo a la mañana siguiente "pero tené ojo, che, no sea cosa que la mina venga con sorpresita". No puedo describir la sensación que recorrió mi interior cuando me respondió: “nah, cuando uno está en pedo no le hace asco a nada; al fin y al cabo, con tal de que me hagan pasar un buen rato y me hagan olvidar a la trola aquella, le entro a lo que venga". Era eso. ¿Me estaría tirando un centro? ¿Estaría, acaso, queriendo decirme algo? Era mi momento para desviar la charla a donde yo quería.
Yo: Che, entonces si viene un putito, le das nomás?
El: Pff, pero sabés cómo, no? Con un par de tragos arriba le doy a lo que venga.
Yo: Tené cuidado si esta noche salís, entonces, y usa forro, eh!
El: No, esta noche no salgo, voy derecho para el departamento, me quiero tomar una y acostarme tranqui.
Yo: Guarda con la mano, entonces, que no se te canse de tanto darle a la paja, mirá que después te salen callos.
El: (Se ríe muy pícaramente) Si ya no me salieron en estas dos semanas, quedate tranquilo que no me salen con nada!
Yo: Jaja, sos un hijo de puta che, como te banco! Pero me tengo que ir, yo también estoy cansado.
El: Uy, bancame 15 que termino mi horario y vamos para el mismo lado.
Yo: (Tratando de disimular mi emoción al máximo, ya que no podía quemarme solo) Bueno, dale!
Pasó un rato, en el que me fui a hablar por celular con aquella, para decirle que seguramente saldría a tomar algo con un compañero (no habíamos quedado en nada, pero por si acaso, tenía que estar cubierto).
El: Bueno, fiera, nos fuimos?
Y arrancamos derecho a la parada a esperar el bondi. Charla placentera, aunque incómoda, porque casi se larga a llorar de lo triste que estaba, así que agarré valor y le dije: "Viejo, no podés estar mal por una trola, no te quería, a veces es mejor pasar el rato con un buen compañero de barra y te aseguro que disfrutás más... Te pinta ir a tomar algo?"
El: Uh.. Qué bien me haría, pero no me da el cuerpo para salir ahora, estoy cansado… (Nooooooooo! Qué mal! No podés dejarme así justo ahora, me cagás todos los planes!) …por qué no vamos para casa? Podemos parar en algún kiosco 24 horas a comprar unas cervezas, algo para picar y pasamos el rato ahí, si no te jode… (Ufhh! Qué alivio! Pensé que esto terminaría acá; no saben la alegría que me dio escuchar eso -Imagínense que mi verga estaba ya durísima, y hasta podría decir que babosa).
Yo: Si, obvio! Con tal de que no estés de bajón... (Me animo, no me animo, me animo, no me animo? Me animo.) ...hacemos lo que vos quieras, y como vos quieras (espero haber sonado fraternal).
El: Sos un capo, loco, gracias por hacerme el aguante!
De camino a su casa, si bien no fuimos mucho mas profundo en la charla, cada tanto tirábamos alguna boludez, como todo hombre, acerca de sexo o de pajas, pero siempre hablando de fútbol, de autos, de minas... De lo buena que estaba una de las secretarias, y de cómo le acabaría en la cara...
Llegamos a su departamento, y me ofreció ponerme cómodo: me prestó una camiseta, un short de fútbol (sí, de esos con los que se te nota re bien el bulto), y me invitó a descalzarme; él hizo lo mismo.
Destapamos las cervezas, nos tiramos en el sillón, encendimos la tele para tenerla de fondo, y nos pusimos a hablar de la vida. No pasan 5 minutos que el olor a hombre empezó a apoderarse del aire, que ya estaba cálido por ser un día caluroso: olor a pata, a bola, a desodorante mezclado con chivo, que deja un leve aroma a perfume que a muchos nos gusta oler antes de pegarnos un baño...Me equivoco? Como no podía ser de otra manera, en la tele dos minas estaban comiéndose la boca, mal; típica película de trasnoche.
El: Uuuy, mirá esas hijas de puta. No pueden mostrar eso en la tele con las ganas de garchar que tengo!
Yo: Che, mirá que estamos en confianza, no me molesta si te querés ir al baño, eh!
El: Tranqui, no te voy a dejar solo. Ahora, qué te parece si ponemos unas porno en la compu?
Yo: Si, dale! No me jode para nada, además, capaz que te podés descargar, y bueno, yo hace tanto no veo una, que me tienta, la verdad; yo hace días también que no la pongo.
El: Uuuh, qué grosso qué sos che!
Empezamos a ver todo tipo de videos: colegialas, profesora vs. alumno, compañeritas de cuarto curiosas, orgías de universitarios. Yo empecé a notar cómo le crecía el bulto al flaco: grande, gomoso, grueso, posiblemente pesado y, por qué no, peludo. Obviamente que todo el tiempo estuvimos amasando la pija a lo loco, por arriba del short, y hasta metiendo la mano por debajo.
"No aguanto más. Te molesta si la pelo acá? No quiero hacerte sentir incómodo en casa ajena, pero vos podés hacer lo mismo, hacé de cuenta que estás en tu casa".
Para qué me dijo eso! No pude conmigo y tomé la iniciativa: saqué un pedazo de verga ya dura, toda babosa, con mis bolas llenas de leche.
Para su sorpresa, comencé a pajearme, muy lentamente, pero mirándolo a él, como dándole pie a que me siguiera (si vos me preguntaste, ahora no arrugués y seguime!)
Para MI sorpresa, el muy hijo de puta peló una terrible pija, semi dura, gomosa, muy gruesa, y (sí, como yo esperaba) peluda. Un olor a bola salió de ese calzoncillo…! Ese olor que dice que estuvo todo el día al sol, transpirando. Fue hermoso ver tal espectáculo: una verga normal, de unos 17 cms, de un tipo, digamos, grande, no sólo de edad, sino de físico, con vello negro, rizado, espeso, que denotaba una virginidad imponente (seguramente jamás se lo había rasurado), acompañada de unas bolas más grandes que las mías, mucho más grandes, que colgaban, y parecían pesadas; evidentemente no cabrían en mis manos, mas sí en las suyas.
"Che, nos quedamos en bolas, decís?" Me dijo casualmente. "Ya que estamos, para qué andar con vueltas, no?"
A lo que respondí: "Pero por supuesto! Además hace mucho calor, yo estoy todo sudado"
Y así estuvimos, hasta que en el video, dos de los flacos que estaban en la orgía, comenzaron a cruzar: dos locos súper hetero, bien formados, los típicos universitarios populares que juegan al fútbol americano, agarrándose las vergas uno al otro, y dándose placer.
Qué momento! Me traicionó la mente, y no pude evitar desviar mi mirada a su pedazo: nunca había visto la verga de alguien diez años mayor que yo; era hermosa, perfecta: morochita, con mucho pelo tanto en la base como en la parte posterior, de donde se dejaba ver una bolsa de bolas importante.
Y menos mal que fui imprudente, que mi vista estaba concentrada, no en la película, sino en ese movimiento de pija espectacular, porque, si al levantar la vista, yo hubiera mirado a la pantalla, jamás habría notado que mi querido compañero estaba de costado en el sillón, apoyado en el posabrazos, con las piernas abiertas… Observándome... Sí! El tipo con el que me venía haciendo la cabeza desde hacía unos meses estaba, no sólo al lado mío, un poco tomado, sino que, desnudo, agarrándose la verga, pajeándose, MIRÁNDOME A MÍ para obtener inspiración y darse placer.
Lo miré, no dijimos nada, y lo que siguió no lo van a poder creer: lo voy a publicar en mi próximo relato.
Me voy a hacer desear, sólo para ver si lo que escribo le llega a alguien, sólo para estar seguro de que alguno se copó y quiere saber más. Me conecto todos los días, así que déjenme un comentario, o un mensaje privado, y con gusto la seguiré... O pueden pedirme skype y más que dispuesto lo seguiremos por ahí 😉
Abrazo pajero, pajeros!
Nos vemos en el próximo?
PD: Las imágenes fueron todas googleadas, y, por desgracia, no recuerdo las páginas, pero de seguro si buscan "hot dudes jerk off" aparecen (menos la de Hetfield, cuyo link sí especifiqué).
A pesar de eso, mi mayor secreto es que soy un pajero importante; me vivo fisurando con páginas de pajas, y, en cierto grado, he sabido adquirir un pequeño interés (morbo) por los tipos. Al principio eran miraditas a los bultos de los flacos por la calle, luego los brazos, las piernas, y hasta si se depilaban o no (me genera mucho morbo los pibes al natural, sin depilar).
Siempre quise encontrar un buen amigo con el que compartir momentos pajeros, y, por qué no, cruzar, pero las anécdotas con mis amigos quedarán para otra ocasión.
Luego de leer cientos de relatos, principalmente de pibes hetero que tienen su primera experiencia con un amigo, o putos cogidos por un camionero (me re copa la idea de hablar sucio; nada mejor que llamar "trolo" a tu mejor amigo!), decidí que era tiempo de retribuir el placer a otros pajeros que, como yo, les gusta hacer volar su mente a través de la lectura.
(Les prometo que toda esta intro sólo se va a dar en este relato, que, dicho sea de paso, es el primero que publico).
Hace unos días salía de la oficina. Era tarde ya, porque me había quedado terminando un proyecto. Al bajar, estaba el guardia en su cabina, con el que siempre hablo, re buena onda el flaco; unos 30 años, y como muchos de los guardias de seguridad, fue oficial de la armada (él era de la naval), por lo que está muy bien formado: terrible lomo, brazos grandes, cara de tipo laburador, ya medio curtida de tanto haber hecho trabajos pesados, manos grandes y dedos gruesos, medio morocho, típico de cualquier uruguayo del interior: tez blanca, tostada de los años.
Nos quedamos hablando un rato, como de costumbre, y en eso me cuenta que la mujer lo había echado de la casa porque él la descubrió con un amigo, pero fue él quien tuvo que irse, por lo que estaba alquilando una pieza cerca de la oficina -todos sabemos que un hombre dolido por amor es un hombre vulnerable, muy fácilmente alcoholizable, y bueno, ya saben qué pasa luego-, entonces traté de desviar un poco la conversación, no sólo porque no me interesaba, sino porque quería saber si podría corromperlo para incitarlo a algo.
Le dije que ahora que estaba soltero iba a tener más tiempo para salir y poder ver minas, estar con todas las que quisiera y que nadie podía ya controlarlo, que le diera para adelante a todo aquello que se le regalara, que para arrepentirse iba a tener tiempo a la mañana siguiente "pero tené ojo, che, no sea cosa que la mina venga con sorpresita". No puedo describir la sensación que recorrió mi interior cuando me respondió: “nah, cuando uno está en pedo no le hace asco a nada; al fin y al cabo, con tal de que me hagan pasar un buen rato y me hagan olvidar a la trola aquella, le entro a lo que venga". Era eso. ¿Me estaría tirando un centro? ¿Estaría, acaso, queriendo decirme algo? Era mi momento para desviar la charla a donde yo quería.
Yo: Che, entonces si viene un putito, le das nomás?
El: Pff, pero sabés cómo, no? Con un par de tragos arriba le doy a lo que venga.
Yo: Tené cuidado si esta noche salís, entonces, y usa forro, eh!
El: No, esta noche no salgo, voy derecho para el departamento, me quiero tomar una y acostarme tranqui.
Yo: Guarda con la mano, entonces, que no se te canse de tanto darle a la paja, mirá que después te salen callos.
El: (Se ríe muy pícaramente) Si ya no me salieron en estas dos semanas, quedate tranquilo que no me salen con nada!
Yo: Jaja, sos un hijo de puta che, como te banco! Pero me tengo que ir, yo también estoy cansado.
El: Uy, bancame 15 que termino mi horario y vamos para el mismo lado.
Yo: (Tratando de disimular mi emoción al máximo, ya que no podía quemarme solo) Bueno, dale!
Pasó un rato, en el que me fui a hablar por celular con aquella, para decirle que seguramente saldría a tomar algo con un compañero (no habíamos quedado en nada, pero por si acaso, tenía que estar cubierto).
El: Bueno, fiera, nos fuimos?
Y arrancamos derecho a la parada a esperar el bondi. Charla placentera, aunque incómoda, porque casi se larga a llorar de lo triste que estaba, así que agarré valor y le dije: "Viejo, no podés estar mal por una trola, no te quería, a veces es mejor pasar el rato con un buen compañero de barra y te aseguro que disfrutás más... Te pinta ir a tomar algo?"
El: Uh.. Qué bien me haría, pero no me da el cuerpo para salir ahora, estoy cansado… (Nooooooooo! Qué mal! No podés dejarme así justo ahora, me cagás todos los planes!) …por qué no vamos para casa? Podemos parar en algún kiosco 24 horas a comprar unas cervezas, algo para picar y pasamos el rato ahí, si no te jode… (Ufhh! Qué alivio! Pensé que esto terminaría acá; no saben la alegría que me dio escuchar eso -Imagínense que mi verga estaba ya durísima, y hasta podría decir que babosa).
Yo: Si, obvio! Con tal de que no estés de bajón... (Me animo, no me animo, me animo, no me animo? Me animo.) ...hacemos lo que vos quieras, y como vos quieras (espero haber sonado fraternal).
El: Sos un capo, loco, gracias por hacerme el aguante!
De camino a su casa, si bien no fuimos mucho mas profundo en la charla, cada tanto tirábamos alguna boludez, como todo hombre, acerca de sexo o de pajas, pero siempre hablando de fútbol, de autos, de minas... De lo buena que estaba una de las secretarias, y de cómo le acabaría en la cara...
Llegamos a su departamento, y me ofreció ponerme cómodo: me prestó una camiseta, un short de fútbol (sí, de esos con los que se te nota re bien el bulto), y me invitó a descalzarme; él hizo lo mismo.
Destapamos las cervezas, nos tiramos en el sillón, encendimos la tele para tenerla de fondo, y nos pusimos a hablar de la vida. No pasan 5 minutos que el olor a hombre empezó a apoderarse del aire, que ya estaba cálido por ser un día caluroso: olor a pata, a bola, a desodorante mezclado con chivo, que deja un leve aroma a perfume que a muchos nos gusta oler antes de pegarnos un baño...Me equivoco? Como no podía ser de otra manera, en la tele dos minas estaban comiéndose la boca, mal; típica película de trasnoche.
El: Uuuy, mirá esas hijas de puta. No pueden mostrar eso en la tele con las ganas de garchar que tengo!
Yo: Che, mirá que estamos en confianza, no me molesta si te querés ir al baño, eh!
El: Tranqui, no te voy a dejar solo. Ahora, qué te parece si ponemos unas porno en la compu?
Yo: Si, dale! No me jode para nada, además, capaz que te podés descargar, y bueno, yo hace tanto no veo una, que me tienta, la verdad; yo hace días también que no la pongo.
El: Uuuh, qué grosso qué sos che!
Empezamos a ver todo tipo de videos: colegialas, profesora vs. alumno, compañeritas de cuarto curiosas, orgías de universitarios. Yo empecé a notar cómo le crecía el bulto al flaco: grande, gomoso, grueso, posiblemente pesado y, por qué no, peludo. Obviamente que todo el tiempo estuvimos amasando la pija a lo loco, por arriba del short, y hasta metiendo la mano por debajo.
"No aguanto más. Te molesta si la pelo acá? No quiero hacerte sentir incómodo en casa ajena, pero vos podés hacer lo mismo, hacé de cuenta que estás en tu casa".
Para qué me dijo eso! No pude conmigo y tomé la iniciativa: saqué un pedazo de verga ya dura, toda babosa, con mis bolas llenas de leche.
Para su sorpresa, comencé a pajearme, muy lentamente, pero mirándolo a él, como dándole pie a que me siguiera (si vos me preguntaste, ahora no arrugués y seguime!)
Para MI sorpresa, el muy hijo de puta peló una terrible pija, semi dura, gomosa, muy gruesa, y (sí, como yo esperaba) peluda. Un olor a bola salió de ese calzoncillo…! Ese olor que dice que estuvo todo el día al sol, transpirando. Fue hermoso ver tal espectáculo: una verga normal, de unos 17 cms, de un tipo, digamos, grande, no sólo de edad, sino de físico, con vello negro, rizado, espeso, que denotaba una virginidad imponente (seguramente jamás se lo había rasurado), acompañada de unas bolas más grandes que las mías, mucho más grandes, que colgaban, y parecían pesadas; evidentemente no cabrían en mis manos, mas sí en las suyas.
"Che, nos quedamos en bolas, decís?" Me dijo casualmente. "Ya que estamos, para qué andar con vueltas, no?"
A lo que respondí: "Pero por supuesto! Además hace mucho calor, yo estoy todo sudado"
Y así estuvimos, hasta que en el video, dos de los flacos que estaban en la orgía, comenzaron a cruzar: dos locos súper hetero, bien formados, los típicos universitarios populares que juegan al fútbol americano, agarrándose las vergas uno al otro, y dándose placer.
Qué momento! Me traicionó la mente, y no pude evitar desviar mi mirada a su pedazo: nunca había visto la verga de alguien diez años mayor que yo; era hermosa, perfecta: morochita, con mucho pelo tanto en la base como en la parte posterior, de donde se dejaba ver una bolsa de bolas importante.
Y menos mal que fui imprudente, que mi vista estaba concentrada, no en la película, sino en ese movimiento de pija espectacular, porque, si al levantar la vista, yo hubiera mirado a la pantalla, jamás habría notado que mi querido compañero estaba de costado en el sillón, apoyado en el posabrazos, con las piernas abiertas… Observándome... Sí! El tipo con el que me venía haciendo la cabeza desde hacía unos meses estaba, no sólo al lado mío, un poco tomado, sino que, desnudo, agarrándose la verga, pajeándose, MIRÁNDOME A MÍ para obtener inspiración y darse placer.
Lo miré, no dijimos nada, y lo que siguió no lo van a poder creer: lo voy a publicar en mi próximo relato.
Me voy a hacer desear, sólo para ver si lo que escribo le llega a alguien, sólo para estar seguro de que alguno se copó y quiere saber más. Me conecto todos los días, así que déjenme un comentario, o un mensaje privado, y con gusto la seguiré... O pueden pedirme skype y más que dispuesto lo seguiremos por ahí 😉
Abrazo pajero, pajeros!
Nos vemos en el próximo?
PD: Las imágenes fueron todas googleadas, y, por desgracia, no recuerdo las páginas, pero de seguro si buscan "hot dudes jerk off" aparecen (menos la de Hetfield, cuyo link sí especifiqué).
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