Aniversario de casados

Mariel fue siempre muy recatada y hasta un poco mojigata. Yo, Ignacio con el morbo de ver o imaginarme a mi mujer con otro, queria algo diferente para nuestro aniversario pero ella nunca le cuadro la idea y yo tampoco quería insistir mucho por las posibles consecuencias.








Como ella siempre me esta pidiendo que le haga masajes, pensé en buscar un tipo que le de unos masajes medio eróticos y después de eso ir por ahí a hacer el amor como nunca.

Después de un minucioso estudio de mercado di con un aviso que decía: "Andrés masajista profesional y tántrico", llame. Inmediatamente Andrés entendió mis planes, después de explicarme un poco cual era su trabajo, combinamos un día jueves para visitarlo.







Llegó el día y ella sin saberlo la lleve a merendar, al terminar le dije que tenía una sorpresa para ella por nuestro aniversario, como no quería abrumarla le dije que la llevaría para que le den un masaje profesional y sensual. Lo tomó bastante bien pero me preguntó en que consistía que sea sensual y yo le dije que no se preocupe por que yo estaría con ella y no le pasaría nada que no quiera.

Llegamos al dpto de Andrés que era en el centro, los dos muy nerviosos subíamos por el ascensor, no podíamos hablar, al detenerse el ascensor ella me tomó la mano y la tenía húmeda, yo ya estaba excitado.

El mismo Andrés nos recibió, era un poco más alto que yo y delgado, morocho y bien sonriente. Después de conversar un rato sobre masajes y otros temas triviales Andrés invito a mi mujer a pasar al baño, entregándole una bata le dijo a mi mujer que se sacara toda la ropa, medio en tono de orden, ella me consulto con la mirada y yo solo sonreí. .

Al salir del baño la bata que era como seda dejaba entrever sus pesones marcados en la tela, (a mi siempre me gustaron las tetas de mi mujer, ahí dejo unas fotos para que vean de lo que estoy hablando) Andrés rápidamente fijo su vista en esos timbres, no parecía tan profesional como decía el aviso.





Pasamos a una sala, que era una habitación dentro del departamento, estaba con un luz tenue, bien perfumada y con una agradable música sonando. La camilla de masaje era de color azul, pronto la cubrió con una toalla blanca, dejando solo descubierto un orificio para poner la cara. Invitó a Mariel a recostarse boca abajo, yo estaba ya un poco arrepentido de todo esto, ya que veía que no había escapatoria cuando ella se saque la bata, por un momento pensé que se iba a resistir y no! el la ayudo a sacarcela y pronto quedo totalmente desnuda sobre la camilla.

Andrés ya mas suelto le miro la cola y dirigiendose a mí con la vista, se mordió los labios, yo le hice un gesto que no se que habrá entendido y asintió con la cabeza. Comenzó su trabajo, tirando un aceite en la espalda y friccionando con la otra, mientras la miraba de pies a cabeza, comenzó el masaje mientras suavemente le preguntaba si le gustaba a Mariel, más aceite y siguió con sus piernas, llegando a sus pies; en ese momento pensé que no se iba a atrever con la cola, pero me equivoque, con más aceite y dando un suspiro de satisfacción comenzó a masajear las nalgas de mi mujer, esa gemía un un poco más de lo habitual que durante todo el masaje, yo estaba sorprendido, era lo que quería pero no sabía si era lo correcto. La cosa se puso más interesante cuando comenzó con sus dedos a marcarle la ralla de su cola, entraba y salia, cuando menos lo esperamos le dijo, "date vuelta!" casi al instante Mariel giró y sus grandes pechos quedaron a la vista, sin perder tiempo Andrés le tiro aceite encima y comenzó a acariciar suavemente sus pechos, ya liberado de la botella de aceite, con las dos manos la tenía agarrada de sus dos enormes pechos, lo estaba disfrutando mientras mi mujer trataba de acomodarse en el hueco de la camilla, Andrés le dio un almohadón y pronto estuvo cómoda para ver como la estaban tocando entera, cierta cara de satisfacción le noté.



El resto se los cuento otro día!