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Una escapadita con Damián...

Las fiestas las pasamos en San Justo. Festejos con la familia, reencuentros con amigas y amigos, relajo, diversión, y aunque pensé en "encontrarme" también con el Cholo, esta vez no pudo ser. Cuando salía a correr por las mañanas, pasaba frente a su casa e incluso llegué a tocar el timbre un par de veces, pero nadie respondió. Finalmente me enteré que estaba preso, lo cual era más o menos esperable teniendo en cuenta a lo que se dedica. Igual no creo que pase mucho tiempo adentro, ya que sus "amigos" de La Cámpora se ocupan de que ande libre. Ya les conté que forma parte de la barra de Almirante Brown, mano derecha de uno de los principales punteros políticos de La Matanza, y absoluto mandamás de Villa Palito. Con todo este prontuario, de vez en cuando cae en cana por una pelea entre barras, o un piquete que sale mal. Pero siempre sale, sus "padrinos" siempre se preocupan porque no permanezca demasiado tiempo guardado. Si se preocuparan igual por otros temas más importantes...
El 2 de Enero, ya estaba desesperada. El poco sexo que tenía con mi marido me resultaba insuficiente. Necesitaba más... me urgía más. Esa misma noche subo a la terraza, alegando tomar un poco de aire fresco, y le mando un mensaje a Damián. Claro, directo, conciso, sin lugar a segundas interpretaciones:
“Que ganas tengo de chupártela”
Tarda un rato en responder, pero cuando lo hace, me retribuye:
“Y yo de chupártela a vos”
“¿Estas solo?”, le pregunto poniéndome en plan vigilante.
De nuevo se demora en responder.
“Con una amiga”, asiente finalmente, como dudando si decirme la verdad o no.
“Ah, entonces te dejo...”, le pongo.
No es que esté celosa, pero...
“No, no, no, ya se fue”, se apura en escribir.
Cierro el WhatsApp y lo llamo.
-¿Que amiga es? No sabía que tuvieras otras amigas-
Hasta entonces pensaba que yo era su única amistad femenina.
-Es una vecina, una chica que cobra, la llame porque, bueno, hace varios días que no te veo-
Su sinceridad me enternece, se fue con una puta porque me extraña. ¿No es un amor?
-¿Y te cogió bien?- le pregunto, aunque ya me imagino la respuesta.
-No tan bien como vos- me responde tal como esperaba.
-¿Querés que nos veamos?- le propongo sin pensarlo dos veces.
-¿No estás de vacaciones?-
-¿Querés o no?- le insisto.
-Claro que quiero-
Sin necesidad de agregar más, arreglamos para vernos al día siguiente. Esa noche con mi marido hacemos el amor, pero aun así la calentura que me incita Damián parece seguir creciendo con cada hora que pasa.
Por la mañana, y de acuerdo a lo que había planeado, le pido a mi marido las llaves del coche para salir a hacer unas compras.
-¿Querés que te acompañe?- me pregunta, intentando, sin saberlo, sabotearme la escapada.
-Mira que me voy a probar ropa y zapatos, eh- le advierto, sabiendo de la poca paciencia que me tiene cuando salimos de shopping.
-Ok, entonces te espero para almorzar- asiente, ya sin insistir demasiado.
Saca el auto de la cochera, y me entrega las llaves.
-Con cuidado- me advierte ahora él a mí, como ya es costumbre cada vez que me pongo frente al volante de su preciado "fierro".
Si por mí fuera pisaría el acelerador a fondo, para poder encontrarme con mi hombre lo más rápido posible. Pero no tiene sentido correr el riesgo de estamparme contra un árbol o la parte trasera de otro auto, y quedarme sin el polvo que tanto necesito. Así que conduzco respetando a rajatabla los límites de velocidad. Por suerte cuando llego a la esquina acordada, Damián ya está ahí esperándome. Le toco un par de veces la bocina. Al verme, me saluda de lejos y se acerca al trote. Arroja el cigarrillo que había estado fumando y se sube en el asiento del acompañante. No le digo nada, me lanzo prácticamente sobre él y lo beso en la boca con un desespero que revela a las claras la falta que me hizo durante estos últimos días. Es increíble lo que provoca en mí este tipo. Si lo vieran me dirían que estoy loca, y es verdad, estoy loca, pero de calentura.
-Hola- le digo luego del beso, con su saliva humedeciendo mis labios.
-Hola- me corresponde, acariciándome la parte interna de los muslos.
Los dos estamos sobre excitados, se nos nota en el cuerpo, en el aliento, así que pongo primera y arranco, para meterme raudamente en la cochera de Horóscopo, el que se ha convertido ya en nuestro Centro de operaciones. Ahora sí, no respeto velocidades ni nada, hasta pego un volantazo que casi me hace rayar la carrocería del lado derecho. Por suerte no pasó nada. ¿Qué le decía a mi marido si volvía con el auto abollado?
"Lo siento mi amor, es que estaba tan apurada por coger con mi macho que aceleré de más".
Vamos a la Suite de Sagitario, por el signo de Damián. Apenas entramos nos volvemos a trenzar en un beso por demás jugoso y efusivo, largo, intenso, apasionado, la tan merecida compensación por todos los que no nos dimos durante esos días. Nos besamos con la boca bien abierta, la lengua de uno en el paladar del otro, saboreándonos profundamente, sin respiro alguno.
-¡Te deseo...te deseo tanto!- le digo con la calentura a flor de piel, sintiendo contra mi cuerpo la dureza de su entrepierna.
La libido que me provoca me resulta imposible de contener. No tiene freno ni límite.
Le acaricio el bulto a todo lo largo, reencontrándome después de varios días con la razón de mi locura, con el verdadero detonante de este estado en que me encuentro. Entonces me doy cuenta que mi frustrado encuentro con el Cholo no hubiera cambiado nada. A Damián es a quién verdaderamente deseo, con quien quiero estar, con quien quiero coger. En otro momento, ante tal necesidad, hubiera recurrido al sexo casual, a un polvo callejero con algún ilustre desconocido, como tantos que tuve. Pero por algo lo busque a él, por algo quise este encuentro.
Una de sus manos me acaricia la cola, mientras la otra sube por mi espalda hasta llegar a mi pelo. Me lo agarra en un manojo y tira de él, dejando mi cuello expuesto a su boca, me chupa y muerde despacio, haciéndome suspirar de placer. Sé que va a dejarme la marca de sus chupones, pero no se lo impido. Yo también pienso dejarle las marcas de mi propia lujuria.
Sus labios ascienden por mi cuello, suaves, cálidos, tentadores. Volvemos a besarnos con frenesí y desespero, como si fuéramos a encontrar en la boca del otro el aire que necesitamos para respirar.
Entonces se frena y se aparta levemente, mirándome con los ojos desquiciados.
-Querías chupármela, ¿no?- me dice en obvia alusión al mensaje de la noche anterior.
Se desabrocha el pantalón y se lo baja, se baja también el slip, descubriendo en todo su esplendor la Suprema Gracia de Dios, la obra divina por excelencia, el eje sobre el cual gira el mundo... Mi Mundo.
Me pongo de rodillas en el suelo y se la agarro con las dos manos, chupársela es lo que más deseo en la vida, así que no me tardo nada en metérmela en la boca y mamársela con gula y desenfreno. No sé cómo, pero cada vez que se la chupo la encuentro más rica todavía. Es como el buen vino, su sabor mejora con el tiempo. Y su sabor, dilecto, delicioso, embriagante, me llena los sentidos.
Se la chupo, se la beso, se la lamo y relamo, me la saco de la boca y me la refriego por la cara, oliéndola, sintiéndola, me golpeo con ella las mejillas y la frente, entierro la cara por debajo de sus huevos y aspiro, inhalo profundamente, llenándome los pulmones con tan fragante aroma. Con la lengua le pinto de saliva toda la verga, desde la base hasta la punta, y al llegar a la cima, me la vuelvo a comer, ávida, frugalmente, atragantándome con su carne, con su dureza, con su exuberancia... la mastico, la muerdo, la chuponeo, extasiándome con los suspiros que profiere, intensos, apasionados, provocados exclusivamente por la gratificación que le estoy proporcionando con mis labios.
Damián ya no aguanta, él no me lo dice, pero si sus temblores y estremecimientos, señales inequívocas de que está a punto de acabar.
Un rugido y la leche que empieza a saltar como si hubiese estado esperando siglos por tan ansiada liberación.
El primer lechazo se me escapa, dándome de lleno en la mejilla derecha, pero los siguientes me llenan la boca con esa efusividad láctea que me resulta tan deliciosa. Me trago todo su semen, degustándolo con avidez y lujuria, disfrutando más que nunca esa cremosa tibieza que se derrama por mi garganta. Aun así no se la suelto, se la sigo chupando, por lo que su verga mantiene esa preciada erección que tanto estuve echando de menos en estos días. Me levanto, me saco lo poco que me queda de ropa, y me echo en la cama. Él se echa a mi lado, también desnudo, la verga en su plenitud pese a la reciente descarga. Nos abrazamos, nos besamos, nos acariciamos, disfrutamos el uno del otro, sacándole el máximo provecho hasta al último segundo disponible. Entre besos y caricias, se acomoda arriba mío, entre mis piernas, frotando la hinchada cabeza de su pija por entre mis ya húmedos labios vaginales. Ahí estoy, ansiosa y dispuesta, toda abierta para él, mojada, caliente, sumisa, el sexo hirviéndome de las ganas.
-¡Cogeme... cogeme fuerte... bien fuerte!- le pido entre roncos jadeos, totalmente entregada a esa superlativa virilidad que cada vez parece endurecerse más.
Siento su glande apoyarse entre mis gajos, empujando hacia adentro y acabo, de solo sentirlo ahí, en el sitio indicado, me empapo de placer. Gimo y me retuerzo bajo su delgado cuerpo, y elevando las ancas soy yo la que se une a él, la que se amolda a sus portentosas dimensiones. Damián sonríe y se queda quieto, expectante, dejando que me lo coja con movimientos suaves y ascendentes de mi cadera. Al cabo de un momento se me une y ahora somos dos los que nos movemos, uno contra el otro, facilitando entre ambos una penetración plena y absoluta, un llenado total que me satisface en demasía. Eso es lo que quiero, lo que necesito, lo que tanto me urge: pija, pija y más pija. La quiero toda, entrando y saliendo, bombeando placer a cada rincón de mi cuerpo, arrancándome gemidos, jadeos y suspiros, desquiciándome con cada puntazo, haciendo uso y abuso de cada gramo de testosterona.
En pleno idilio romántico-sexual, rodamos sobre la cama y caemos al suelo, él de espalda y yo encima, pero pese al porrazo y al sorpresivo giro de nuestros cuerpos, no dejamos de cogernos, al contrario, seguimos dándonos con más ímpetu todavía, entre risas y carcajadas.
Aún en el suelo, me pongo en cuatro, la cola en pompa, ofreciéndosela sin reservas. Por supuesto que me la hace, me hunde la pija en el culo bien hasta el fondo, arrancándome gemidos aún más desgarradores. Entra y sale, entra y sale, machacándome sin piedad, haciendo alarde de toda su dureza y vigor. Me coge y culea a la vez, fondeando en ambos agujeros, sin diferencia ni discriminación. Lo gozo, lo disfruto, toda abierta y receptiva, albergando en mi interior, por uno y otro lado, hasta el último pedazo de carne.
No paro de mojarme y de soltar chorro tras chorro de flujo, acabando una y otra vez, envuelta en una agonía sin igual.
Mi culito es el primero en recibir el cálido bautismo seminal. Un par de lechazos adentro y me la saca para acabarme también por la concha, llenándome los dos agujeros con la esencia de la vida misma. Terminamos derrumbados sobre el borde de la cama, el encima mío, con su verga todavía pulsando en mi interior. Estamos agotados, extenuados, demolidos de tanto coger. Un breve descanso, una ducha juntos y de vuelta a la normalidad.
Lo dejo en donde lo levanté, para que se tome el colectivo a Mataderos, y vuelvo a casa de mis viejos. Al llegar mi marido sale a recibirme.
-¿Y, que tal las compras?- me pregunta más pendiente del estado del auto que en mi respuesta.
Recién entonces me acuerdo de la excusa que le di para salir sola y ausentarme toda la mañana.
-Todo muy caro, me probé algunas cosas pero no me gustaron tanto como para comprarlas- repuse, justificando así la ausencia de bolsas.
Por suerte no preguntó más. La próxima vez tengo que acordarme de comprar algo a la pasada.





20 comentarios - Una escapadita con Damián...

pabloinvincible
Increible!!! cada relato es Sorprendente, me caliento con los detalles, gracias por arrancarme tantas calenturas y acabadas
visor_capo
Y tu marido jamas sospecha nada? nunca jamas sospencha?
polvorojo
que rica putita, re al palo estoy
exiliado39
perra me vas a matar animal+1
tamyali
Sos una genia!! Te admiro. Besos y que sigas asi de bien.
julioc200011
muy buen relato y me encanta las mujeres calientes como vos para disfrutar al 100%
garcheskikpo
Muy buen relato, tanto como todas tus otras historias, sos tremenda!!
ldrja
IMPECABLE.... entro todos los dias para leerte, y paseo por san justo buscandote
elfacalarga
Excelente relato!! ahora,, pone una foto de perfil tuya, TinyEye te manda al frente!
garrote2373
Como era de esperar muy buen relato. Me clavé dos pajas leyéndola, creo que ese es mi puntaje.
bubita
como me pones...cdo sea grande quiero una putona calentona como vos.....

Che t paso un reclamo...ya no hay fotitos dando vueltas...esas tetas hermosas queremos ver con mi chica...
22colores
exelente relatooo,, me pusiste al re palo no te imaginas como te busco por el barrio .... van puntos
borracho_tuerto
Como me calientan tus relatos,sobre todo esos detalles tan lujuriosos...UNA LOCURA porque SIEMPRE me dejas muy muy caliente!

Una escapadita con Damián...
elmogia
Divina! Me vuelve loco que seas así!
Elpndjomacho
que rica hembra!!! me dejaste al palo....excelente relato!!! muy buenas descripciones, recien comento porque recien lo veo, dejo +3 y sale reco tambien
kramalo
muy bueno...!! que pedazo de mujer que debes ser en el catre....jeje..!! tenes fuego en la argoya, Nena..!! prestamela un ratito...pero un ratito, nomas. eeehh!! jaja.!1