Cogiendo con mi esposa mientras me cuenta lo cornudo que soy

Se cumplía el primer aniversario de nuestro casamiento. Salimos a cenar a un lugar muy romántico, y en lugar de volver a casa, nos fuimos a un telo. Champagne, luces bajas, musiquita, todo muy sensual, todo listo para gozar.

Mariana empezó a chupármela muy rico. Un rato largo, aunque no quise que me hiciera acabar. Después yo le comí la conchita (modestia aparte, lo hago muy bien) regalándole su primer orgasmo. Y así como estaba, muy caliente, muy excitada, se me subió arriba y empezó a cogerme muy rico, muy lento, con expertos movimientos, mientras yo le comía esas tetas increíbles que tiene.

Estabamos gozando mucho, verdaderamente haciendo el amor como dos esposos enamorados. Hasta que ella, extasiada de placer, me dice: "Te tengo que contar algo". Fue como si tocara un botón y me diera 220 watts de electricidad a través de la pija. Me recontra excité porque me imaginé por dónde venía la mano. "Anoche estuve con mi primo". Ahí mismo tuve que hacer un esfuerzo gigante por no acabar.

"¿Por eso anoche llegaste tan tarde? ¿No fuiste a tomar algo con las pibas del laburo...?". Mariana negó con la cabeza, con carita de traviesa. "Contame todo", le dije mientras empecé a penetrarla con un poco más de fuerza. "Sabía que ibas a querer que te cuente, mi amor", me dijo ella con los ojos en blanco del placer, seguramente recordando el garche que le había pegado el primo la noche anterior.

Tuve ganas de empezar a festejar nuestro aniversario desde el minuto cero, por eso lo llamé a mi primo Ezequiel para que me pase a buscar por el trabajo, y poder estar con él toda la noche, para que se hicieran las doce teniendo su pija adentro mío".

No puedo explicar con palabras lo que me estaba pasando en la pija. Juro que sentía cómo se me estaba llenando de cantidades inimaginables de leche. Estaba por explotar en cualquier momento.

Me pasó a buscar con el auto, y teniendo a mi primo al lado no pude aguantar hasta llegar al telo. En un semáforo, sin decirle nada, le empecé a frotar la pija por arriba del pantalón. Obviamente se le puso durita como a mi me gusta en un segundo. Liberé esa belleza que tiene y se la empecé a chupar muy, muy rico, como te hago a vos también, pero él sí me dejó hacerlo acabar. Hmmm, qué rica toda esa lechita pasando por mi garganta..."

Ahí sentí la necesidad de sentir mi pija más adentro de mi mujer. Me senté en el borde de la cama y me subí a Mariana arriba, dándome la espalda. Empezó a saltarme arriba como loca.

Llegamos al telo y me arrancó la ropa. Me tiró en la cama y me empezó a coger con todo, como una bestia salvaje. Le dije que pare, que quería tenerlo adentro pero en cuatro. En un segundo me dio vuelta y me empezó a garchar con todo, pidiéndole que le diga muchas veces que era mi primo y que me encantaba que me coja".

Tuve que sacarle la pija a Mariana porque no podía más. Estaba a punto de acabar y no quería, quería seguir cogiéndola y escuchando los detalles. La acosté en la cama y volví a chuparle la conchita, mientras ella seguía contándome todo.

Mi primito me cogía como un animal, tratándome como lo puta que soy. Y me morí cuando sentí su dedo metiéndose en mi colita. Sabe que me vuelve loca. Me abrió bien el culito y cuando estaba sintiendo la punta de su pija entrando le pedí por favor, como regalo de aniversario, que se saque el forro".

¡Qué hija de puta! Le vive entregando al cola al primo, cosa que jamás me deja hacerle, y encima le pide que la coja sin forro. Me estaba volviendo loco de calentura. La puse de nuevo arriba mío para que me coja mientras le escupía y manoseaba las tetas. Mariana siguió relatando, pero mordiéndose los labios de placer. No sé si por la cogida que le estaba pegando o por el recuerdo de la noche anterior...

No sabés qué rico sentir a mi primo haciéndome la colita sin forro, por favor. Y él estaba desenfrenado, me decía todo el tiempo que no lo podía creer. Y yo le gritaba y le pedía que coja más fuerte, diciendole muchas veces primo, que le vuela la cabeza del morbo".

No podía más, sabía que iba a acabar en cualquier momento.

Y ahí sentí cómo la pija de mi primo se ponía más gordita y el calorcito de sus tremendos chorros de leche llenandome la cola... Mordía la almohada porque ya no podía gritar más... Él seguía y seguía, tratando de no dejar ni una gota de leche en su pija... Me la quería dejar toda en la cola, me dijo...

Con fuerza saqué la pija porque estaba por acabar, y no quería. ¡Quería seguir cogiendo y escuchando! Mariana quedó arriba mío, inmóvil, con la punta de mi pija a cinco centímetros de su conchita caliente y jugosa. Nos quedamos así unos segundos, mientras yo trataba de calmarme, cuando ella acercó su cara a la mía y me dijo al oído:

¿Y sabés en dónde me llenó la cola de leche mi primo anoche? En este mismo telo, en esta misma cama..."

¡Exploté! Mi pija se convirtió en una fuente de leche que cubrió toda la conchita re cogida de Mariana. Nos tiramos los dos en la cama, boca arriba, mientras a ella la leche le recorría todas las piernas y la cola. Después de unos minutos de estar abrazados mirando el techo, me dijo: "¿Te gustó?". "Feliz aniversario", le contesté.