Lunes, siete de la tarde y yo esquivando gente en el microcentro, con el celular en la mano. Lo llamo? Le mando un mensaje?
Ultima conexión de whatsapp: 18:56
Le escribo
-como estas?
-hola hermosa! Todo bien
(Señal de que está solo y desocupado)
-bien, cerquita tuyo, no sentis que estoy cerca?
-como? Donde estas?
-en el centro, cerca de tu trabajo, si me das la dirección puedo ir a verte
4 cuadras después lo vi, parado en la puerta tratando de disimular, pero mirando para todos lados.
-se te perdió algo?
-Hola! No puedo creer que estés acá!
-y... Si Mahoma no va a la montaña...
-no seas mala, no te imaginas cuanto intenté poder ir a verte
-es una broma, se que no pudiste.
Entramos al edificio y nos dirigimos al segundo piso por las escaleras, cuando llegamos al primer descanso me arrinconó contra la pared y me besó desesperadamente, sus manos me recorrieron ansiosas sobre mi ajustada ropa, acercó su pelvis y pude sentir su erección.
-te extrañe... Me dijo antes de seguir subiendo.
Cuando llegamos había gente dando vueltas todavía, me hablo de su trabajo como si yo estuviese ahí por ese motivo y me invitó a entrar a la oficina.
- no te preocupes que se están yendo, en un ratito nos quedamos solos
-así que este es el famoso escritorio? Le dije acariciando uno de los lados del mueble e inclinandome un poco
Segundos después lo tenia atrás mio, agarrándome de la cadera y apoyando descaradamente su verga en mi cola.
-te pones así y no me puedo resistir!
Me hizo girar y volvió a besarme, esta vez mas suave, como degustando mi boca, le rodeé el cuello con mis brazos, su perfume era exquisito. Acarició mis pechos sobre la ropa hasta encontrar los botoncitos de mi camisa, la fue abriendo con una paciencia admirable. Cuando por fin me liberó de ella metió sus pulgares en mi corpiño y rozó mis pezones que al instante reaccionaron, me miraba a los ojos lleno de lujuria.
Afuera ya no había ruido, estábamos solos, en su oficina, como tantas veces lo habiamos deseado. Era el momento ideal para sacarle la ropa.
Un instante después estábamos desnudos, me sentó en el escritorio y se apoderó de mi cuello, me llenó de besos y sensaciones, un leve gemido salio de mi boca...
-cuanto deseaba escucharte gozar, me dijo al oído, sus manos en mi espalda fueron testigos de lo erizada que estaba mi piel.
Sus besos fueron bajando hasta encontrarse con mis pechos, mis pezones necesitaban sentirlo y él no tardó en corresponderles. Los besó, los chupó y hasta los mordisqueó haciéndome estremecer.
Una de sus manos dejó mi espalda y se posó entre mis piernas, un dedo comenzó a explorar, luego otro. Me acarició intensamente, metió sus dedos y los movió dándome un placer absoluto.
Ubicó estratégicamente la silla delante mio, comenzó a besar una de mis rodillas, subió por la pierna sin separa la boca de mi piel y llegó hasta mi vulva, jugó con su lengua en cada milímetro de mi entrepierna. Me recoste en el escritorio separando bien las piernas, puse mis pies en su espalda y le entregué el primer orgasmo de esa tarde.
Se puso encima mio y me beso con la boca llena de mis propios jugos, usó su durísimos miembro para acariciar los labios de mi vagina e intentó penetrarme.
-no, le dije entre suspiros, -yo también tengo hambre...
Me incorporé y lo hice sentar en la silla, me bajé del escritorio y me arrodillé frente a él.
Lo acaricié y comencé a lamerlo, de a poco me lo metí en la boca saboreandolo, alternaba los movimientos con la mano con la succión, parecía que iba a estallar. Le puse mas y mas intensidad a la tarea hasta que sentí la explosión de semen que no pudo contener.
Me trague cada gota y seguí chupando, no tardó en recuperar la dureza, me levanté y me acomodé arriba suyo dejando nuevamente mis pechos al alcance de sus besos. Me senté en su hinchadisima verga y agarrándome de su espalda empecé a cabalgarlo. El roce, la penetración y los besos me llevaron a una nueva y bestial acabada.
Me desplome sobre su cuerpo y agarrándome de la cola aprovechó para levantarse sin salir de adentro mio y hacerme sentar de nuevo sobre el escritorio.
Me hizo acostar y elevó mis piernas apoyándolas en sus hombros, en esta posición se vio tentado a presionar con el glande en mi cola a la vez que con sus dedos se ocupó de acariciarme el clítoris que ya a esta altura estaba mas que sensible.
Mi cola no se resistió demasiado y en poco tiempo se había dilatado permitiendo la deliciosa penetración. Me agarró de la cadera y bombeó con fuerza. Yo seguí con la tarea de masturbarme alcanzando así un nuevo y glorioso orgasmo al mismo tiempo que él descargaba grandes cantidades de semen que se escurrieron hasta el escritorio.
Cuando ya nos habíamos refrescado un poco nos vestimos y nos despedimos hasta el fin de semana, nos íbamos a ver en la casa de nuestros suegros, ya no como amantes, sino como concuñados, otra vez disimulando frente a la familia.
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Le escribo
-como estas?
-hola hermosa! Todo bien
(Señal de que está solo y desocupado)
-bien, cerquita tuyo, no sentis que estoy cerca?
-como? Donde estas?
-en el centro, cerca de tu trabajo, si me das la dirección puedo ir a verte
4 cuadras después lo vi, parado en la puerta tratando de disimular, pero mirando para todos lados.
-se te perdió algo?
-Hola! No puedo creer que estés acá!
-y... Si Mahoma no va a la montaña...
-no seas mala, no te imaginas cuanto intenté poder ir a verte
-es una broma, se que no pudiste.
Entramos al edificio y nos dirigimos al segundo piso por las escaleras, cuando llegamos al primer descanso me arrinconó contra la pared y me besó desesperadamente, sus manos me recorrieron ansiosas sobre mi ajustada ropa, acercó su pelvis y pude sentir su erección.
-te extrañe... Me dijo antes de seguir subiendo.
Cuando llegamos había gente dando vueltas todavía, me hablo de su trabajo como si yo estuviese ahí por ese motivo y me invitó a entrar a la oficina.
- no te preocupes que se están yendo, en un ratito nos quedamos solos
-así que este es el famoso escritorio? Le dije acariciando uno de los lados del mueble e inclinandome un poco
Segundos después lo tenia atrás mio, agarrándome de la cadera y apoyando descaradamente su verga en mi cola.
-te pones así y no me puedo resistir!
Me hizo girar y volvió a besarme, esta vez mas suave, como degustando mi boca, le rodeé el cuello con mis brazos, su perfume era exquisito. Acarició mis pechos sobre la ropa hasta encontrar los botoncitos de mi camisa, la fue abriendo con una paciencia admirable. Cuando por fin me liberó de ella metió sus pulgares en mi corpiño y rozó mis pezones que al instante reaccionaron, me miraba a los ojos lleno de lujuria.
Afuera ya no había ruido, estábamos solos, en su oficina, como tantas veces lo habiamos deseado. Era el momento ideal para sacarle la ropa.
Un instante después estábamos desnudos, me sentó en el escritorio y se apoderó de mi cuello, me llenó de besos y sensaciones, un leve gemido salio de mi boca...
-cuanto deseaba escucharte gozar, me dijo al oído, sus manos en mi espalda fueron testigos de lo erizada que estaba mi piel.
Sus besos fueron bajando hasta encontrarse con mis pechos, mis pezones necesitaban sentirlo y él no tardó en corresponderles. Los besó, los chupó y hasta los mordisqueó haciéndome estremecer.
Una de sus manos dejó mi espalda y se posó entre mis piernas, un dedo comenzó a explorar, luego otro. Me acarició intensamente, metió sus dedos y los movió dándome un placer absoluto.
Ubicó estratégicamente la silla delante mio, comenzó a besar una de mis rodillas, subió por la pierna sin separa la boca de mi piel y llegó hasta mi vulva, jugó con su lengua en cada milímetro de mi entrepierna. Me recoste en el escritorio separando bien las piernas, puse mis pies en su espalda y le entregué el primer orgasmo de esa tarde.
Se puso encima mio y me beso con la boca llena de mis propios jugos, usó su durísimos miembro para acariciar los labios de mi vagina e intentó penetrarme.
-no, le dije entre suspiros, -yo también tengo hambre...
Me incorporé y lo hice sentar en la silla, me bajé del escritorio y me arrodillé frente a él.
Lo acaricié y comencé a lamerlo, de a poco me lo metí en la boca saboreandolo, alternaba los movimientos con la mano con la succión, parecía que iba a estallar. Le puse mas y mas intensidad a la tarea hasta que sentí la explosión de semen que no pudo contener.
Me trague cada gota y seguí chupando, no tardó en recuperar la dureza, me levanté y me acomodé arriba suyo dejando nuevamente mis pechos al alcance de sus besos. Me senté en su hinchadisima verga y agarrándome de su espalda empecé a cabalgarlo. El roce, la penetración y los besos me llevaron a una nueva y bestial acabada.
Me desplome sobre su cuerpo y agarrándome de la cola aprovechó para levantarse sin salir de adentro mio y hacerme sentar de nuevo sobre el escritorio.
Me hizo acostar y elevó mis piernas apoyándolas en sus hombros, en esta posición se vio tentado a presionar con el glande en mi cola a la vez que con sus dedos se ocupó de acariciarme el clítoris que ya a esta altura estaba mas que sensible.
Mi cola no se resistió demasiado y en poco tiempo se había dilatado permitiendo la deliciosa penetración. Me agarró de la cadera y bombeó con fuerza. Yo seguí con la tarea de masturbarme alcanzando así un nuevo y glorioso orgasmo al mismo tiempo que él descargaba grandes cantidades de semen que se escurrieron hasta el escritorio.
Cuando ya nos habíamos refrescado un poco nos vestimos y nos despedimos hasta el fin de semana, nos íbamos a ver en la casa de nuestros suegros, ya no como amantes, sino como concuñados, otra vez disimulando frente a la familia.
22 comentarios - Dueña de tu escritorio
Muy bueno!!
Excelente relato, mañana vendré con puntos
Puntos y besos!
A quien no le gusta hacerlo en el lugar de trabajo ..... !!?? 🔥 🔥 🔥
Para variar EXCELENTE el relato amiga mia!! Besitos ❤️
Me faltan algunos, y ya los comentaremos, pero vamos piano, piano...Besitos amiga!!