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Siete por siete (81): El sueño del pibe (X y final)




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Compendio I


¡Me dijo que como empecé yo a contar nuestras vacaciones, tengo que contar el final… de las vacaciones!
😔
Desde que volvimos, lo he notado tristón.
Me dice que se siente bien, pero un poco cansado. Que muchas mujeres que ha querido han venido y se han marchado en estos meses y que las extraña.
Mamá, mi hermana, mi prima…
😞
Y ahora, están las gemelas.
Cuando habla de ellas, le brillan sus ojitos. A mí se me ocurrió ponerle “el sueño del pibe”, porque pensé que para él lo sería: 2 hermanas gemelas, enamoradas de él.
Pero fueron más que eso. A él le gustaba Susana porque era inteligente, pero también le gustaba Nery, por su ternura.
Y ellas lo quieren, porque él puede distinguirlas, sin mucha dificultad.
Yo nunca estuve segura de con quién estaba, salvo los primeros días en la playa, que una usaba un bikini y la otra, el traje térmico.
Él me decía que podía distinguirlas por las miradas y me deja “wow”…
😳 😳 😳
Porque él dice que lo miraban distinto. Pero yo estaba a su lado y no podía darme cuenta.
Y es que eso es lo lindo de él: que te mira a los ojos profundamente.
A muchos chicos le han gustado mis ojos (incluso ahora, que saben que estoy casada) y los miran, sonriéndome.
Pero él siempre me los ha mirado serios y dice que no le gustan tanto (que también lo distingue del resto, porque es el único que se fija en mi lunar, en vez de ellos XD).
Pero hay algo en su mirada. Desde que me hacía clases que yo quedaba loca por esos ojos.
Porque yo sé que sabe mucho, pero cuando te mira, te sientes que te tratara como si fueras su igual.
😌 😌 😌
¿Cómo se los explico?
Yo sabía que era una niña, comparada con él. Pero cuando me hacía clases y me miraba, sentía que no me veía como una adolescente o que me deseara de alguna manera.
Sentía como cuando mamá me mira a los ojos. Algo así, como que me tuviera confianza.
No sé si les queda más claro, pero hay algo en su mirada.
Y eso es lo curioso: porque cuando salimos juntos, él no mira a nadie.
Tiene una mirada seria, fija en un punto del horizonte.
Y es porque es muy mecánico: cada vez que sale, tiene un propósito.
Entonces, pasan mujeres por su lado y lo miran, pero él no les presta atención y se quedan mirándolo y yo me río a solas, porque ya lo conozco.
Y eso también le gustaba a las gemelas. Porque mirándolas a los ojos, podía distinguirlas bien.
😊 😊 😊
¡Le pedí permiso para copiarle una parte de lo que escribió y no se pudo leer! Porque si él me lo explica, no puedo hacerlo bien y ha sido una de las pocas cosas que lo ha puesto más alegre (Aunque dice que se siente alegre con estar a mi lado. ¡A veces, me falta corazón para amarlo tanto! :D).
“Pero afortunadamente, las cosas están más tranquilas: el problema en el trabajo se arregló y fue una suerte que no hubiese escalado en proporciones.
Al poco tiempo de salir de vacaciones, ascendieron al pendejo que meses atrás obligó a Hannah a revisar la retroexcavadora, cuando uno de los hombres de su equipo se accidentó.
Un lameculos ilustrado, que hizo su debut en su nuevo cargo cuando terminaron las auditorias y que por alguna razón, le tiene odio al personal de mantención.
Fue este tarado quien intentó culpar a Tom y su equipo del accidente y tenía una campaña para denunciarlos a la oficina principal.
Era por ese motivo que todos me buscaban, porque como soy metiche, soy uno de los jefes de planta más informados.
Pero su tonta campaña cayó por su propio peso, porque quiso usar las mismas auditorias para mostrar negligencia en la mantención de la correa y en esos documentos (como se tienen que declarar al gobierno), claramente salen que esos servicios son realizados por terceros.
El tarado casi pierde su propia promoción y lo único que consiguió fue ganarse el odio del resto de la planta. En mi departamento, mis hombres se esforzaron para socorrer al equipo de Hannah y fue mi reemplazo el que se llevó las flores (porque también es un vanidoso de porquería), aunque tanto mis hombres y el personal de mantención saben que yo ya tenía mis “ases bajo la manga”, a pesar que mi ayuda resultó innecesaria.
Pero eso no impidió que los 8 hombres a mi cargo me mandaran correos en agradecimiento. Todos ellos me recalcaron que Hannah fue llorando una o 2 veces a la oficina, buscándome y que les había afectado sentirse incapaces de ayudarle y que agradecían mi buen tino, capacidad de liderazgo y otros halagos, que realmente no me interesa que ellos me reconozcan.
Tom, como me conoce mejor, mandó uno solo, en nombre de todo su grupo. Que el problema estaba resuelto y que muchas gracias.
Y Hannah, que estaba muy asustada; que agradecía que la hubiese cuidado, a pesar de no estar presente; que me ha extrañado mucho y que cuando llegue, “me recibirá como me lo merezco…”
Y Marisol se ríe, porque salto de un sartén ardiendo para caer en otro.
Pero entre otras noticias, a Fio ya le dieron el alta y pude ver en persona a su hijo.
Es demasiado pequeño para encontrarle un parecido y el único rasgo similar es el color de sus ojos, que están entre el negro de Fio y el café de los míos (Kevin tiene ojos celestes), pero pueden ir ganando pigmentación con el pasar de los días.
Lo que sí puedo decir es que está saludable y que los pechos de Fio lucen del mismo tamaño, pero más hinchados con leche materna, que los hace ver apetitosos.”
Tampoco sé porque no se pudo escribir. Él contaba de su salida a la playa con Susana esa mañana y fue lindo, porque él siempre fue sincero con ellas y les confesó a las 2 que les gustaba ella y la hermana…
Y claro… había quedado antojo de hacerle la cola.
😛
Y esa noche, dormí bien. Yo amo a mi marido y sé que para él, tengo un lugar especial en su corazón, que solamente algunas pueden igualar (mi prima, mi hermana y mamá, por ejemplo).
Pero también reconozco que no soy suficiente para él. ¡No digo que mi marido sea un mañoso que ande buscando mujeres mientras no lo vea!
¡Para nada!
Pero siempre he sido la más fogosa, la que lo busca. ¡Porque si espero a que él lo haga, podrían pasar un par de días y eso sería una tortura! XD
Y cuando nos acostamos, podemos hacer de todo y sé que queda con ganas de más. Si él me expresara todo su amor de golpe… ¡La cama sufriría mucho!
Y por eso, cuando él se va en faena, entreno a solas, con diferentes cosas: zanahorias, pepinos y los que han sido más útiles: las longanizas que envía mamá.
XD
Porque quiero dejarlo rendido alguna vez, así como él siempre me deja a mí y por eso, hago trampa.
Que otras me ayuden a sacarle fuerzas.
XD
En un mundo ideal, no necesitaría otras y sería solamente de él, como siempre lo ha querido.
Pero me hace sentir tan bien, que encuentro injusto que sea yo la que me lo quede todo el tiempo.
Esa mañana, desperté feliz.
Él, malcriado como siempre, me punteaba para que le diera la mamada de las mañanas. Le di el beso de buenos días y me puse a ordeñarlo.
Literalmente, “a tomar leche al pie de la vaca”…
Pero la otra no sabe tan saladita ni huele tan rica como la de él.
Se duchó y se despidió de mí, para juntarse con Susana.
Lo llevó nuevamente en su jeep, porque para los 2 era incomodo tener relaciones en el vehículo que llevamos a las pequeñas.
Y yo me quede cuidándolas, preparando las cosas para volver y cocinando fideos.
¡Él cocina tan rico y se conforma con mis humildes fideos!
😊 😊 😊
Al almuerzo, me contó que Susana se dedicó a enseñarle. Que se besaron y se corrieron mano un poco, pero se puso sería y le obligó a usar la tabla.
¡Le había propuesto mostrarle los pechos, si montaba una ola como corresponde!
¡Y él se enfocó, pero no pudo hacerlo!
XD
Y por la tarde, nos juntamos nuevamente en la playa.
Pero era distinto. Nery, que durante todos los otros días había hablado hasta por los codos, esa tarde estaba callada.
Y Susana, que todos los otros días había surfeado con su traje térmico, estaba con un bikini muy parecido al de su hermana (una usaba uno rojo, bien bonito y la otra, uno rojo, con rayas blancas), por lo que no estaba segura de cuál era cuál.
Las 2 lo miraban, mientras mi marido se pegaba una última zambullida en la playa.
Cuando volvió, puse mi plan en marcha…
😈 😈 😈
“¡Amor, me quiero sacar el bikini, porque quiero broncearme bien! ¿Te molesta?”
“¡Para nada!” me respondió y se volteó a la playa.
Él es un caballero y sabe que si me mira, se calienta, así que lo hizo por respeto.
Entonces, le di un guiño a las gemelas…
“Bueno… si Mari lo hace… no veo porque no lo hagamos también…” dijo una de ellas.
Y empezaron a sacarse los tops.
“¡Que buenas lolas tenés, Mari! ¡Ya las quisiera tener yo tan grandes!” me dijo la misma, riéndose.
“Pero las suyas son bonitas también…” le respondí.
Y pude notar, al fin, una diferencia: una tenía los pezones más marcados que la otra.
Eran iguales, pero una tenía las tetillas un poquito más paradas que las de la hermana.
“¿Y te crecieron con las nenas?”
“Si, antes yo era plana…” le respondí, sonriendo como boba. “¿Quieren tocarlas?”
“¿De verdad nos dejás?” preguntó la otra.
“¡Sí! ¡Mira!”
Y sin decir más, le tomé la mano y la puse en mis pechos.
“¡Son blanditas, Susana! ¡Tocá! ¡Tocá!”
Al fin, pude saber cuál era Nery…
XD
“¡Tenés razón! ¡Se sienten tan suavecitas!”
“Pero las suyas no se ven tan mal…” les respondí.
Y sin decir más, le agarre a cada una un pecho.
“¡Mari!” exclamaron las 2, sin soltarme los míos.
“Es lo más justo, porque tocaron los míos… ¿Cierto, amor?”
“¡Cierto!”
Tardó un poquito en responder… XD
“Pero Mari… ¡No seás brusca!” dijo Susana.
“¡Si, Mari!... ¡Soltáme la teta!...”
No las agarraba tan fuerte. Solamente tomaba el pezón y lo apretaba un poquito, subiéndolo y bajándolo.
¡Me divierten mucho los pechos elásticos!
“Bueno, bueno… ¿Les gustaría probar mi leche?”
Las 2 pusieron una cara graciosísima.
“¿Cómo decís?” preguntaron en coro.
“Si quieren probar mi leche.” Les repetí. “¡De verdad! ¡Se siente bien!... es como cuando los chicos te comen los pechos, pero mejor, porque se siente la leche pasar por el pezón.”
Las 2 se pusieron coloradas, porque yo sé bien cómo come mi marido los pechos…
😈 😈 😈
“¡Vamos, vamos! ¡Una teta para cada una!” les ordené, aprovechando su confusión.
“Pero… ¿Las nenas?” preguntó Nery, que tiene las tetillas más paradas.
“¡No te preocupes! ¡No van a pedir hasta la noche y por la tarde, se vuelve a cargar!” le respondí.
“Si les incomoda tanto, cierren los ojos…”
Y empezaron a chupar… ¡Se sintió tan bien, que me mojé un poquito!
“¡Tenés un sabor distinto!” dijo Nery, luego de probar.
“¡Si, como un sabor entre mango y melón!” dijo Susana.
“¡Marisol, me voy a bañar otra vez!” nos avisó, poniéndose de pie y casi corriendo al mar.
XD
Nos reímos y fuimos a cazarlo.
Lo rodeamos en forma de triángulo, con una de las hermanas en la playa.
“¡No es justo que nosotras estemos en bolas y vos tengas traje de baño!” le dijo la que estaba más adentro.
“¡Así es!” le dije yo, avanzando despacio hacia él.
Pero él es muy astuto… y nos tenía otra sorpresa más.
“¿Ah, sí?... entonces, ¡Me secuestro a Nery y me la llevo al mar!...”
Susana y yo quedamos sorprendidas, porque él salió corriendo a la playa.
Nery, en lugar de atraparlo, se puso a gritar, mientras la tomaba por la cintura y la colocaba sobre sus hombros.
“¡No, Marco! ¡No, Marco! ¡Déjame! ¡Déjame!” gritaba ella, llorando muy asustada, mientras que Susana y yo veíamos como se acercaba a nosotras.
Pero él es tierno y la bajó de la cintura.
“¡Tranquilízate!” le dijo. “¡Sé que no sabes nadar!”
😳 😳 😳
Susana y yo quedamos con la boca abierta.
“¿Lo sabés?” le preguntó.
“¡Por supuesto! En todos estos días, el agua no te ha llegado más allá de la cintura…”
Y Nery le dio un besito tierno. Susana y yo nos reímos y me miraba, como esperando que hiciera algo.
“¡Mari, lo siento!” se disculpó. “¡Fue sin intención!”
“¡Esta bien, Nery! ¡También te lo presto!” le dije y volvimos a la playa.
“Pero ¿Cómo no sabés nadar, boluda?... ¡Siempre hemos tenido piscina!” le reclamaba Susana.
“Sabés bien que papá nunca tiene tiempo…”
“¡Pelotuda, debiste haberme dicho!” le dijo, abrazándola con ternura. “¡Soy tu hermana!”
Y Nery se puso más roja…
“Me daba vergüenza… porque vos sos valiente y nadas re bien…”
Y Susana miró a mi marido, porque eso mismo le había dicho él en la mañana anterior (¡Ojalá que pueda subir el relato que falta!): que Nery le había robado los novios por envidia y que en el fondo, Susana era la más fuerte de las 2.
Y seguimos conversando, pero a ellas se les iba el ojo al miembro de mi marido, que también había aceptado a desnudarse.
“¿Ven que no les mentía cuando les dije que la tiene gordita?” les dije, en una ocasión en que las 2 se la miraban.
“¡Disculpáme, Mari!... pero hace tiempo que no tengo un mino… y la de él se ve muy buena.” Me mintió Nery.
“¡No te preocupes, Nery!” le sonreí con ternura. “Ya le dije a tu hermana y también te lo presto, porque eres una chica buena…”
“¿De qué hablás?” me preguntó confundida.
“A Mari le gusta que otras chicas estén con su esposo.” Le explicó su hermana. “Vos sabés… ¡Le da muy duro en la cama!...”
“¿Es verdad?” me preguntó.
¡Me enoja que la gente no me crea!
👿 👿 👿
Pero en estas cosas, me pasa tan a menudo, que trato de no enfadarme.
“¡Sí!” le respondí yo. “Aparte que ustedes 2 lo quieren y él también las quiere a ambas…”
Los 3 se pusieron colorados…
XD
Y me puse a su lado, para relajarlo.
“Si quieren, pueden probarla…”
Yo no me aguanté, porque la tenía tan paradita que había que probarla.
Ellas me miraban sorprendidas, mientras subía y bajaba sobre su deliciosa cabeza.
“Mari… ¿Me dejás probar?” me preguntó Susana.
Yo le sonreí y se la cedí.
¡Y vi su manera de chupar tan extraña!
“Susi, ¿No has hecho nunca mamadas?” le preguntó Nery.
“¡Si he hecho!” respondió, avergonzada. “Con Giacopo, con Luis, con Alberto…”
“¿Pero siempre los chupas tan raro?”
“Siempre me piden que les haga pajas…”
“¡Boluda! Cuando chupás, ¡Vos sólo chupás!…” dijo Nery.
Y le dio una demostración, que puso inquieto a mi marido.
Tiene un buen ritmo.
“Pero… ¿No te cansás del cuello?...” nos preguntó Susana.
“¿Cansarse del cuello?” le pregunté. “¿Y él no se cansa cuando te chupa?”
Me miró con una cara…
“¿Nunca te han chupado?”
Se sintió incomoda cuando puso su pompa en la cara.
“¡Amor! ¿Puedes ayudarla?”
Y él, siempre tan caritativo, brindando una lengua cooperadora.
XD
Fue un momento especial, porque mientras Susana gozaba por primera vez del placer oral que pueden dar los hombres, Nery la chupaba como si no hubiese mañana, que era cierto, porque al día siguiente regresábamos.
Y ellas, tan bonitas y disfrutando de mi marido, que empecé a tocarme.
Mi marido acabó en los labios de Nery, pero era mucho y quedó manchada. Le di besos tiernos, limpiando sus jugos de las mejillas y no le importó, porque era una atmosfera ardiente.
Su hermana, arrebatada de placer, nos miraba con lujuria, mientras subía y bajaba de los labios de mi marido y no tardó mucho tiempo en correrse en su boca.
Cambiaron de lugares y le enseñé a Susana a hacer una mamada como corresponde, lo que le daba a mi esposo un placer adicional, por la manera que sus piernas se sacudían.
Para el final de la orgía, sabía que las 2 querían más de él y de no haber sido porque se estaba haciendo tarde, lo habríamos hecho.
Pero me conformaba con que supieran que no les mentía.
Cuando llegamos al estacionamiento, ya estaban más relajadas. Lo besaron, sin miramientos, dándole un beso cálido y apasionado, digno de una chica enamorada.
Por la noche, tuvimos una noche ardiente, durmiendo solamente un par de horas.
Y para la mañana, ellas también estaban en el terminal, vistiendo vestidos idénticos.
“¡Adiós, Nery! ¡Cuídate mucho!” le dijo mi marido.
“¡Vos siempre sabés!” le respondió, dándole un lindo beso.
“¡Susana, aquí tienes nuestra dirección en Adelaide y nuestro teléfono, por si quieren irnos a visitar!”
Ella lo recibió con gusto, aunque las posibilidades son bajas.
“¡Gracias, Mari! ¡Sos muy atenta!” me dijo ella, dándome un abrazo cálido. “Y tenés razón: yo también me merezco un mino que me quiera como tu marido…”
“¿Y Giacopo?” le pregunté, divertida.
“¿Cúal Giacopo?” me respondió, con una sonrisa que lo decía todo.
Y lo besó a él, mientras Nery se despedía de mí.
“¡Cuidá bien a las nenas!” me pidió, como la chica buena que sé que es.
“Si, lo haré.” Le respondí. “Él es buen papá…”
Mientras pasábamos por la zona de inspección, Nery abrazaba a su hermana, poniéndose a llorar. Susana nos despedía con sus manos y también estaba triste.
Mi marido no quería mirarlas mucho, porque también le dolía la partida. Pero teníamos que marcharnos, porque tenía que prepararme para las clases y ordenar la casa.
Pero al final, igual les dio una mirada, antes de entrar a la manga del avión.
“¿Y qué se sintió cumplir el “sueño del pibe”?” le pregunté, para aliviar un poco su dolor.
“Bastante bien… aunque lo cumplí hace tiempo…” me respondió.
Pensé que se refería cuando estuvo con mi hermana y conmigo, pero agregó.
“Lo cumplí el día que me casé con vos.”
Y ahora, me está mandando a dormir. ¡Besos!


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2 comentarios - Siete por siete (81): El sueño del pibe (X y final)

dorasanchez52090
me busco toda la historia
gracias por compartir
metalchono
En representación de mi esposa, te doy las gracias.
pepeluchelopez
Valla que sueño del pibe! Cuanto pibe no tendria ese sueño pero definitivo la vida se lo da a quien lo merece! Esperando el relato que falta mando abrazos para ambos y felicitaciones, gracias x compartir
metalchono
¡Ahí lo saqué recién! Tuve que meterme a editar con sierra, martillo y clavos.