No suelo dar clases de apoyo escolar y menos a chicos grandes, para secundario o facultad, pero Clarita llegó hasta mí por amigos en común y no me pude negar. 19 añitos, estudiante de primer año de magisterio y una materia que la tenía loca, no la dejaba avanzar y quería sacársela de encima en febrero para que no le quede colgada.
En diciembre le había ido mal y ahora vino a pedirme ayuda y me pareció bueno ayudarla.
Comenzamos la última semana de enero, hacía calor. Yo estaba con una musculosa medio escotada y un short común.
La frescura de esa niña me impactó, flaquita, menudita, unas pequeñas tetitas y un culito redondito y hermoso…. Una sonrisa encantadora, morocha de cutis blanco, lindos ojos y un par de trencitas que la aniñaban aún más.
Mientras pasaba pensé en cuanto hacía que no me comía una nena así…., mucho tiempo, pero mi costado lésbico debía esperar, no le iba a tirar los galgos a mi alumna, ¡qué iba a pensar de mí!...
Además, como ya les conté mil veces, no mezclo mi profesión con mis andanzas y aunque esta ya era mayor, iba a ser mi alumna.
Nos sentamos en la mesa del living y ella desplegó libros y apuntes para mostrarme lo que habían visto en clase.
La nena era deliciosa, apetecible por donde se la mire, me estaba sacando los más bajos instintos (que convengamos, no se hacen rogar, jaja)
Comenzamos a ver los temas, desde el principio, me di cuenta que el problema era que no le entendía bien a su profesor, me fue resultando fácil hacerla entender los temas y de a poco fuimos avanzando.
Pero algo que noté me terminó de perturbar, dos o tres veces la vi distraída, y enseguida me di cuenta del motivo de su distracción, mi escote!. La nena se estaba regocijando con mis tetas, estaba jugando con fuego, y se iba a quemar.
Para darle el gusto me fui acomodando para que tenga una mejor visión de mis tetas y eso la terminó de matar, me miraba con la boca abierta, y ¿saben algo? Eso me puso muy caliente, sentí la humedad en mi conchita y mis pezones se pusieron muy duros…. Peor! la nena cada vez estaba más desorbitada, llegué a pensar que me iba a decir algo, pero no, no lo hizo, creo que tuvo miedo, ahí yo era su maestra, y la duplico en edad. Y yo también tuve miedo. Miedo de defraudar toda la confianza que habían puesto en mi mis amigos y ella misma.
Pero eso no me impidió que utilice todo mi juego de seducción, y les aseguro que se fue muy caliente.
Cuando terminamos se despidió con un abrazo y un beso en la mejilla, sentí latir fuerte su corazón cuando estuvo en contacto con mi cuerpo.
Cerré la puerta y me desvestí en el acto, mi tanga era un mar de jugos, me tiré en la cama y me hice la más hermosa paja que puedan imaginarse, pensando en esa pendeja hermosa y las ganas que tenía de enseñarle otras cosas de la vida.
Después del segundo orgasmo me fui a duchar.
Pasaron unos días y la pensé más fríamente, ni loca podía pensar en coger con esa pendeja, para nada, sería jugarme mucho…. Es tan linda….pero no, no tenía que dejarme llevar por mi calentura.
A la otra semana volvió, tan linda como siempre, Calzas negras cortas, que marcaban su hermosa colita y una musculosa suelta que me dejó ver que no traía corpiño.
El solo verla me derritió, ¿Cómo haría para cumplir mi promesa? … y digo derritió literalmente, porque comenzaba a sentir humedad entre mis piernas. La pendeja lo había logrado nuevamente.
Otra vez desplegamos los papeles sobre la mesa y otra vez comenzaron mis explicaciones. Por suerte ella mostraba entender lo que le explicaba, pero se ve que se dio cuenta la vez anterior del efecto que había logrado en mí.
Siempre muy inquieta se movía mucho para mostrarme los textos. En un momento se arrodilló sobre la silla para tener mayor control sobre los papeles desparramados en la mesa y medio tirada sobre ella sus pequeñas y hermosas tetitas se mostraron por su escote. Entre eso y su colita parada la que estaba con la boca abierta ahora era yo. No sé cómo hice para controlarme y seguir explicándole, estaba muy caliente, mi concha chorreaba sus jugos y una ola de calor recorría mi cuerpo.
Esa pendeja fresca y jovial me estaba volviendo loca y lo único que quería era tenerla entre mis brazos y enseñarle otro tipo de cosas…
El ambiente se llenó de un fuerte olor a sexo, no era yo sola la que estaba empapada, la nena estaba muy caliente conmigo seguro, las dos no dábamos más de calentura, tenía ganas de tirarla sobre la mesa y hacerle el amor ahí nomás, pero no, no era lo correcto.
Cuando se fue me dio un beso muy cerca de la comisura de mis labios, nos miramos con una cara las dos que no dábamos más, pero ninguna de las dos dijo nada.
No pude evitar masturbarme frenéticamente otra vez. Después, tirada en la cama pensaba en todo lo vivido sin saber bien que hacer.
Quedamos en tener otra clase más antes del examen, y otra vez me prometí portarme bien.
El día de la clase llego muy jovial como siempre, esta vez con un vestidito suelto y cortito que le quedaba hermoso.
La nena apostaba fuerte y esta vez se me sentó al lado. Estaba jugando con fuego, me rozaba, me tocaba, me hablaba a centímetros de mi cara. En un momento estiró el brazo para tomar un papel y rozó mis tetas, un escalofrío recorrió mi cuerpo, ya quería poseerla, besarla, lamerla, hacerla delirar, pero, no. No lo hice.
Pero lo que hice fue volver a tomar el control como en el primer día. La pendeja me había encontrado con la guardia baja y manejaba ella mi calentura, pero quería ser yo la que golpeara ahora. Al fin y al cabo era yo la experimentada, era yo la que tenía que tener el control.
La toqué, como si nada, como quien habla y toca a alguien, eso la paralizó, luego seguí más allá, alguna caricia, un roce con la yema de mis dedos, todo muy sutil, muy tranquilo, pero la desarmé y toda su calentura la invadió sin poder manejar la situación.
El golpe más duro fue cuando, descuidadamente, apoyé mi mano sobre su pierna. Un suspiro salió de sus labios y yo hice como si nada, pero ella no daba más.
Aflojé un poco pero el golpe ya estaba dado, seguimos charlando hasta que me pidió pasar al baño.
Tardaba un poco y me pareció oír algo, me acerqué sigilosamente a la puerta y pude escuchar sus gemidos… Se estaba pajeando en mi propio baño!!!!!.... no aguantó más, fue mucho para ella.
Me quedé escuchando y cuando quise darme cuenta me estaba tocando yo también.
No pude silenciar mis gemidos y creo que me escuchó, nos estábamos pajeando puerta de por medio sin animarnos a matarnos en la cama. Las dos sabíamos que la otra había escuchado y gemíamos fuerte para que la otra escuche.
Sentirla acabar me hizo acabar a mí, muy fuerte. Y corrí hasta la cocina para levarme la cara y ocultar un poco mi locura. Ella hizo lo mismo.
Terminamos de estudiar ese día sin más demostraciones sexuales, la paja nos había calmado pero no conformado.
Le marque lo que tenía que repasar y así se fue para rendir a los dos días.
A la tarde del día del examen tocan el timbre de mi casa, era ella, la cara iluminada y la sonrisa que traía evidenciaba el resultado. Había aprobado y con muy buena nota.
Entró y se me arrojó en los brazos de la alegría, cuando nuestras caras se encontraron nuestras bocas se trenzaron en un beso y nuestras lenguas recorrieron nuestras bocas hambrientas de placer. Ya no íbamos a frenar ninguna pasión. Había que festejar.
Me abrazó con sus piernas y así la llevé hasta mi habitación, tirándonos en la cama.
No dejábamos de besarnos, mis manos recorrían su fresco cuerpo, lo sentía palpitar, sus pequeñas tetitas, su culito hermoso… sus manos se prendieron a mis tetas y se quedaron allí, era obvio que las deseaba desde el primer día.
Mientras la besaba desabroché su blusa, tiré su corpiño para arriba y acaricié sus pezones, durísimos, oscuros que contrastaban hermosamente con la blancura de su piel, besé su cuello, su perfume me embriagó, su piel era tan suave…..
La recorrí con la lengua y fui derechito a sus tetitas, esos pezones estaban muy ricos, disfruté chupándolos, ella solo gemía, yo estaba encima de ella, me incorporé un poco y me saqué la remera y el corpiño, la comencé a besar nuevamente y ella me pidió que espere.
Se sacó toda la ropa y yo hice lo mismo, su conchita bien depilada brillaba de humedad. Nos abrazamos y besamos nuevamente, la energía sexual recorriendo nuestras pieles era tremenda.
Volví a sus tetas, que ricas, las chupé hasta que me cansé y después bajé por su cuerpo, saboreando toda su juvenil piel hasta llegar a su concha muy mojada, que requería atención urgente.
No sé si era que hacía bastante que no comía una conchita, pero esa era la conchita más rica que tenga memoria….
No muy grande, delicada, rosadita, bien depilada, sus suaves labios estaban hinchados por la excitación.
Besé su clítoris y el suspiro de ella retumbó en toda la habitación. Después recorrí con mi lengua esos labios de arriba a abajo, para volver a subir otra vez…. Seguí mis movimientos muy lentamente, saboreándola, acariciándola con mi lengua… sus suspiros eran gritos… cuando mi lengua entró en su interior su locura fue total y cuando también comencé a jugar con su botoncito explotó en un gran orgasmo, la nena se mojaba muchísimo y yo me encargué de tomarme todos sus jugos.
Subí nuevamente con mi lengua por su cuerpo y cuando pasé por sus tetitas se volvió a sacudir en espasmos, resabios del gran orgasmo que había tenido.
La besé en la boca y me puso de espaldas, ahora ella comenzó a chuparme las tetas con desesperación, mi calentura era mucha, tenerla a la nena ahí, en mis tetas me volvía loca, sentía cosquillas en todo mi cuerpo, sentía que me podía hacer acabar así….
-No pares…. Seguí….seguí….
Le dije y sentí que estaba por acabar. La nena mordía y chupaba mis tetas sin parar y ahí todo mi cuerpo se estremeció y exploté en un fuerte orgasmo. Clarita se sorprendió de lo que había logrado y sonriendo bajó hasta mi concha que ya, a esta altura era un fuego
-Es mi primera concha…. Sos mi primera mujer….
Dibujó una sonrisa angelical en su cara antes de hundirse entre mis piernas.
No lo hacía muy hábilmente, la torpeza de sus movimientos estaba acorde con su primera vez, pero no importaba, m estaba volviendo loca y me iba a hacer acabar de nuevo en cualquier momento.
Me dediqué a cerrar los ojos y disfrutarlo, decirle cosas lindas y gritar cuando estaba llegando mi orgasmo. Acabé muy fuerte, gritando, liberándome, expulsando muchos jugos.
Me dio risa ver su carita salir de entre mis piernas empapada por completo. Ella estaba feliz y yo también.
Nos abrazamos y besamos con muchísima pasión.
Volví a ponerme encima de ella pero ahora abrí mis piernas hasta que nuestras conchas se tocaran, la famosa tijera, y le dije: - Ahora vas a saber cómo cogen dos mujeres…
Comencé a frotarla mientras besaba sus tetas, su cuello, su boca, se volvía loca con el juego y así estuvimos bastante tiempo hasta que acabamos casi juntas…así abrazadas nos quedamos calmándonos.
Se fue feliz, por haberse sacados las ganas y por la fuerte experiencia que habíamos vivido….
Llegaba el momento de que a la nena le de otras clases en las que también soy experta.
En diciembre le había ido mal y ahora vino a pedirme ayuda y me pareció bueno ayudarla.
Comenzamos la última semana de enero, hacía calor. Yo estaba con una musculosa medio escotada y un short común.
La frescura de esa niña me impactó, flaquita, menudita, unas pequeñas tetitas y un culito redondito y hermoso…. Una sonrisa encantadora, morocha de cutis blanco, lindos ojos y un par de trencitas que la aniñaban aún más.
Mientras pasaba pensé en cuanto hacía que no me comía una nena así…., mucho tiempo, pero mi costado lésbico debía esperar, no le iba a tirar los galgos a mi alumna, ¡qué iba a pensar de mí!...
Además, como ya les conté mil veces, no mezclo mi profesión con mis andanzas y aunque esta ya era mayor, iba a ser mi alumna.
Nos sentamos en la mesa del living y ella desplegó libros y apuntes para mostrarme lo que habían visto en clase.
La nena era deliciosa, apetecible por donde se la mire, me estaba sacando los más bajos instintos (que convengamos, no se hacen rogar, jaja)
Comenzamos a ver los temas, desde el principio, me di cuenta que el problema era que no le entendía bien a su profesor, me fue resultando fácil hacerla entender los temas y de a poco fuimos avanzando.
Pero algo que noté me terminó de perturbar, dos o tres veces la vi distraída, y enseguida me di cuenta del motivo de su distracción, mi escote!. La nena se estaba regocijando con mis tetas, estaba jugando con fuego, y se iba a quemar.
Para darle el gusto me fui acomodando para que tenga una mejor visión de mis tetas y eso la terminó de matar, me miraba con la boca abierta, y ¿saben algo? Eso me puso muy caliente, sentí la humedad en mi conchita y mis pezones se pusieron muy duros…. Peor! la nena cada vez estaba más desorbitada, llegué a pensar que me iba a decir algo, pero no, no lo hizo, creo que tuvo miedo, ahí yo era su maestra, y la duplico en edad. Y yo también tuve miedo. Miedo de defraudar toda la confianza que habían puesto en mi mis amigos y ella misma.
Pero eso no me impidió que utilice todo mi juego de seducción, y les aseguro que se fue muy caliente.
Cuando terminamos se despidió con un abrazo y un beso en la mejilla, sentí latir fuerte su corazón cuando estuvo en contacto con mi cuerpo.
Cerré la puerta y me desvestí en el acto, mi tanga era un mar de jugos, me tiré en la cama y me hice la más hermosa paja que puedan imaginarse, pensando en esa pendeja hermosa y las ganas que tenía de enseñarle otras cosas de la vida.
Después del segundo orgasmo me fui a duchar.
Pasaron unos días y la pensé más fríamente, ni loca podía pensar en coger con esa pendeja, para nada, sería jugarme mucho…. Es tan linda….pero no, no tenía que dejarme llevar por mi calentura.
A la otra semana volvió, tan linda como siempre, Calzas negras cortas, que marcaban su hermosa colita y una musculosa suelta que me dejó ver que no traía corpiño.
El solo verla me derritió, ¿Cómo haría para cumplir mi promesa? … y digo derritió literalmente, porque comenzaba a sentir humedad entre mis piernas. La pendeja lo había logrado nuevamente.
Otra vez desplegamos los papeles sobre la mesa y otra vez comenzaron mis explicaciones. Por suerte ella mostraba entender lo que le explicaba, pero se ve que se dio cuenta la vez anterior del efecto que había logrado en mí.
Siempre muy inquieta se movía mucho para mostrarme los textos. En un momento se arrodilló sobre la silla para tener mayor control sobre los papeles desparramados en la mesa y medio tirada sobre ella sus pequeñas y hermosas tetitas se mostraron por su escote. Entre eso y su colita parada la que estaba con la boca abierta ahora era yo. No sé cómo hice para controlarme y seguir explicándole, estaba muy caliente, mi concha chorreaba sus jugos y una ola de calor recorría mi cuerpo.
Esa pendeja fresca y jovial me estaba volviendo loca y lo único que quería era tenerla entre mis brazos y enseñarle otro tipo de cosas…
El ambiente se llenó de un fuerte olor a sexo, no era yo sola la que estaba empapada, la nena estaba muy caliente conmigo seguro, las dos no dábamos más de calentura, tenía ganas de tirarla sobre la mesa y hacerle el amor ahí nomás, pero no, no era lo correcto.
Cuando se fue me dio un beso muy cerca de la comisura de mis labios, nos miramos con una cara las dos que no dábamos más, pero ninguna de las dos dijo nada.
No pude evitar masturbarme frenéticamente otra vez. Después, tirada en la cama pensaba en todo lo vivido sin saber bien que hacer.
Quedamos en tener otra clase más antes del examen, y otra vez me prometí portarme bien.
El día de la clase llego muy jovial como siempre, esta vez con un vestidito suelto y cortito que le quedaba hermoso.
La nena apostaba fuerte y esta vez se me sentó al lado. Estaba jugando con fuego, me rozaba, me tocaba, me hablaba a centímetros de mi cara. En un momento estiró el brazo para tomar un papel y rozó mis tetas, un escalofrío recorrió mi cuerpo, ya quería poseerla, besarla, lamerla, hacerla delirar, pero, no. No lo hice.
Pero lo que hice fue volver a tomar el control como en el primer día. La pendeja me había encontrado con la guardia baja y manejaba ella mi calentura, pero quería ser yo la que golpeara ahora. Al fin y al cabo era yo la experimentada, era yo la que tenía que tener el control.
La toqué, como si nada, como quien habla y toca a alguien, eso la paralizó, luego seguí más allá, alguna caricia, un roce con la yema de mis dedos, todo muy sutil, muy tranquilo, pero la desarmé y toda su calentura la invadió sin poder manejar la situación.
El golpe más duro fue cuando, descuidadamente, apoyé mi mano sobre su pierna. Un suspiro salió de sus labios y yo hice como si nada, pero ella no daba más.
Aflojé un poco pero el golpe ya estaba dado, seguimos charlando hasta que me pidió pasar al baño.
Tardaba un poco y me pareció oír algo, me acerqué sigilosamente a la puerta y pude escuchar sus gemidos… Se estaba pajeando en mi propio baño!!!!!.... no aguantó más, fue mucho para ella.
Me quedé escuchando y cuando quise darme cuenta me estaba tocando yo también.
No pude silenciar mis gemidos y creo que me escuchó, nos estábamos pajeando puerta de por medio sin animarnos a matarnos en la cama. Las dos sabíamos que la otra había escuchado y gemíamos fuerte para que la otra escuche.
Sentirla acabar me hizo acabar a mí, muy fuerte. Y corrí hasta la cocina para levarme la cara y ocultar un poco mi locura. Ella hizo lo mismo.
Terminamos de estudiar ese día sin más demostraciones sexuales, la paja nos había calmado pero no conformado.
Le marque lo que tenía que repasar y así se fue para rendir a los dos días.
A la tarde del día del examen tocan el timbre de mi casa, era ella, la cara iluminada y la sonrisa que traía evidenciaba el resultado. Había aprobado y con muy buena nota.
Entró y se me arrojó en los brazos de la alegría, cuando nuestras caras se encontraron nuestras bocas se trenzaron en un beso y nuestras lenguas recorrieron nuestras bocas hambrientas de placer. Ya no íbamos a frenar ninguna pasión. Había que festejar.
Me abrazó con sus piernas y así la llevé hasta mi habitación, tirándonos en la cama.
No dejábamos de besarnos, mis manos recorrían su fresco cuerpo, lo sentía palpitar, sus pequeñas tetitas, su culito hermoso… sus manos se prendieron a mis tetas y se quedaron allí, era obvio que las deseaba desde el primer día.
Mientras la besaba desabroché su blusa, tiré su corpiño para arriba y acaricié sus pezones, durísimos, oscuros que contrastaban hermosamente con la blancura de su piel, besé su cuello, su perfume me embriagó, su piel era tan suave…..
La recorrí con la lengua y fui derechito a sus tetitas, esos pezones estaban muy ricos, disfruté chupándolos, ella solo gemía, yo estaba encima de ella, me incorporé un poco y me saqué la remera y el corpiño, la comencé a besar nuevamente y ella me pidió que espere.
Se sacó toda la ropa y yo hice lo mismo, su conchita bien depilada brillaba de humedad. Nos abrazamos y besamos nuevamente, la energía sexual recorriendo nuestras pieles era tremenda.
Volví a sus tetas, que ricas, las chupé hasta que me cansé y después bajé por su cuerpo, saboreando toda su juvenil piel hasta llegar a su concha muy mojada, que requería atención urgente.
No sé si era que hacía bastante que no comía una conchita, pero esa era la conchita más rica que tenga memoria….
No muy grande, delicada, rosadita, bien depilada, sus suaves labios estaban hinchados por la excitación.
Besé su clítoris y el suspiro de ella retumbó en toda la habitación. Después recorrí con mi lengua esos labios de arriba a abajo, para volver a subir otra vez…. Seguí mis movimientos muy lentamente, saboreándola, acariciándola con mi lengua… sus suspiros eran gritos… cuando mi lengua entró en su interior su locura fue total y cuando también comencé a jugar con su botoncito explotó en un gran orgasmo, la nena se mojaba muchísimo y yo me encargué de tomarme todos sus jugos.
Subí nuevamente con mi lengua por su cuerpo y cuando pasé por sus tetitas se volvió a sacudir en espasmos, resabios del gran orgasmo que había tenido.
La besé en la boca y me puso de espaldas, ahora ella comenzó a chuparme las tetas con desesperación, mi calentura era mucha, tenerla a la nena ahí, en mis tetas me volvía loca, sentía cosquillas en todo mi cuerpo, sentía que me podía hacer acabar así….
-No pares…. Seguí….seguí….
Le dije y sentí que estaba por acabar. La nena mordía y chupaba mis tetas sin parar y ahí todo mi cuerpo se estremeció y exploté en un fuerte orgasmo. Clarita se sorprendió de lo que había logrado y sonriendo bajó hasta mi concha que ya, a esta altura era un fuego
-Es mi primera concha…. Sos mi primera mujer….
Dibujó una sonrisa angelical en su cara antes de hundirse entre mis piernas.
No lo hacía muy hábilmente, la torpeza de sus movimientos estaba acorde con su primera vez, pero no importaba, m estaba volviendo loca y me iba a hacer acabar de nuevo en cualquier momento.
Me dediqué a cerrar los ojos y disfrutarlo, decirle cosas lindas y gritar cuando estaba llegando mi orgasmo. Acabé muy fuerte, gritando, liberándome, expulsando muchos jugos.
Me dio risa ver su carita salir de entre mis piernas empapada por completo. Ella estaba feliz y yo también.
Nos abrazamos y besamos con muchísima pasión.
Volví a ponerme encima de ella pero ahora abrí mis piernas hasta que nuestras conchas se tocaran, la famosa tijera, y le dije: - Ahora vas a saber cómo cogen dos mujeres…
Comencé a frotarla mientras besaba sus tetas, su cuello, su boca, se volvía loca con el juego y así estuvimos bastante tiempo hasta que acabamos casi juntas…así abrazadas nos quedamos calmándonos.
Se fue feliz, por haberse sacados las ganas y por la fuerte experiencia que habíamos vivido….
Llegaba el momento de que a la nena le de otras clases en las que también soy experta.
31 comentarios - Clases particulares.
me dejaste la pija tan dura que me está doliendo
de lo más caliente que lei en mi vida... y mira que leo eh!??!
terriblemente excitante... te voy a tener que dedicar una paja ya mismo...
te sigo... si queres leer relatos tengo algunos personales en mis post... te debo los puntines... beso bombon
A.favoritos ,y a tratat de bajar mi calentura