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Compendio I
Le pedí a mi marido que continuara, porque tardé 3 horas en escribir 5 páginas, cuando él tarda 2…
“Estoy de vacaciones… y no me tengo que ir a faena por la semana, así que no puedes decir que me echas de menos…”
Y a mí, se me hinchan las mejillas. }:8
Pero me dice que escribo bien y que prefiere verme a mí.
😕
La verdad, no sé si creerle o no.
En la casa de al lado están tensos. El bebé llega esta semana. 😮
Pero mi marido no trata de pensar demasiado en eso…
Al parecer, no le preocupa tanto que ese bebe pueda ser su hijo…
XD
Se ha ido a jugar abajo otra vez… 😃
Se lo merece, por perezoso. XD
Aun no me incomoda eso. Yo lo veo como una donación de esperma…
Con mi marido incluido. XD
Pero eso lo sabremos más adelante. Después de todo, también puede ser del vecino.
Al segundo día, por la mañana salimos a los museos. Los 2 teníamos curiosidad por el cambio del Shogunato al Gobierno Meiji y fue bonito, porque como ambos sabemos de historia, podíamos hacer paralelos con lo que pasaba en nuestro país.
Pero por la tarde, fuimos a Akibahara, que es donde están tiendas anime y de video juegos. 😃
¡Había mangas por montones! 😛
Pensé que se iba a comprar juegos, pero me dijo que no eran compatibles con las consolas que tenía.
¡Y encontramos una tienda de disfraces!
En realidad, era una tienda de ropa, pero había trajes de escolares, de esos de marinera. Por suerte, sigo siendo flaquita, porque las faldas me quedaban bien.
Pero mi cuerpo de mujer ponía problemas al probarme las camisas, por mis pechos. XD
¡Parecía que tuviera repollos!
Y es que me quedaban paraditos.
Incluso, me movía y se sacudían y por primera vez, me sentía como mi prima, porque todos me miraban.
Y es que mi busto ha crecido tanto, que se me veía hasta el ombligo y me quedaba muy sexy. 😃
Y los otros chicos otakus pensaron que estaba haciendo cosplay y me tomaban fotos…
Pero mi marido no. }:8
Él me miraba, con una sonrisa mientras cuidaba a las pequeñas.
Pero tenía sus razones.
Los chicos me pasaron un disfraz de guerrera, que me quedaba espectacular.
Como soy blanquita, con ojitos verdes y con un notable par de pechos esponjosos de mamá, en un traje muy escotado y que parecía un leotardo brillante, con una diadema, los tenía babeando a todos (incluso a mi marido, jejeje).
Me sentía una chica anime, con mis ojos grandes y brillantes y lo único que me faltaba era teñirme el pelo, pero soy una otaku discreta y aun me da vergüenza que la gente me mire demasiado por la calle.
Y más poses, más poses me pedían los chicos… y yo lo hacía, porque mi marido me dejaba.
Pero cuando a uno se le fue la mano y rozó uno de mis muslos, le bajaron los celos. <3<3
Era un chico de 15 años, bajito y delgadito y sé que lo hizo de caliente, pero cuando vio la cara furibunda de mi enorme marido de 1.80m, se arrepintió.
Pero mi marido no fue severo. Solamente le dio una sacudida y ya.
Y los niños recuperaron los modales. Pregunté si acaso tenían disfraz de conejita y de gato y me los probé y dejamos que me tomaran fotos, pero siempre manteniendo el respeto.
Me terminé comprando 7 disfraces: 3 de escolares japonesas, uno de enfermera sexy y los otros que los chicos escogieron y cuando le pregunté por qué no me tomo fotos…
“Porque esos trajes quiero verlos solamente yo…” 😃
Y yo, roja de pies a cabeza. 🙂
Y el pobrecito parecía un burrito cargado con las bolsas que llevábamos, cuando vi una enorme tienda con mangas y anime. 😮
Yo me desbande e igual que mi hermanita menor, empecé a apilar varios tankobons (que son tomos de series largas) de mangas que quería leer...
¡Entre esos, por supuesto, estaba “Love Hina”! 😛
Lo malo es que los precios estaban en yenes y eran bastante grandes y por más que me esforzaba y esforzaba por dejar unos de lados (porque me estaban pesando mucho), me puse a llorar…
“¿Por qué lloras?” me preguntaba, con una sonrisa tierna.
“Porque me quiero llevar todos estos…” le respondí, abrazando mi montón.
Él se rió.
“¿Y cuál es el problema?”
“Es que… va a salir muy caro… y tú ya has gastado mucho…”
Y me dio un beso suave en la mejilla…
<3<3<3
“Pero por eso hemos venido, ruiseñor.” Me dijo, sonriendo con la ternura de un sol. “Yo sé cuánto te gusta todo esto y te lo mereces, Marisol, porque eres una excelente esposa, una muy buena mamá y una estudiante aplicada.”
Y yo lloraba como niñita chica, haciendo un escándalo enorme…
Como si me hubiese dicho que no me podía comprar la muñeca que quería.
“Pero es muy caro… y es tu dinero… y no quiero abusar…” le respondía, a moco colgando.
Y lo más bonito es que se quedó mirándome con ternura, acariciándome la cabeza, como la niña inmadura que sigo siendo.
T-T (Emoticón de niña llorona)
“¡Oye!” me dijo, como si estuviera ligeramente enfadado. “Tú misma has visto que no nos llegan cuentas tan caras. Casi todo lo cubre la compañía. Además, ni tú ni yo somos de los que nos damos muchos lujos y esto es especial para ti, así como tú me dejas comprar mis consolas.”
“¡Pero es distinto! ¡Es tu dinero!” le respondí.
Y él se volvió a reír.
“¡Es nuestro dinero, amor! Porque tú también te preocupas de las pequeñas y te lo mereces. Si quieres llevarte estos libros, puedes hacerlo.” Y luego me hizo sonreír, diciendo. “Además, no es que podamos venir todas las semanas a comprar mangas, por lo que tienes que aprovechar…”
Pero me pesaba mucho y a pesar de todo, he madurado con él…
“Amor… son muchas. ¿Qué pasará si me ponen problemas por el peso?” pregunté, porque con el coche de las pequeñas ya habíamos tenido problemas en el vuelo.
Y lo más lindo es que su mirada en ningún momento cambió.
Estaba sereno. Tranquilo.
Como si no le preocupara…
Y simplemente, como toda esta experiencia de ser su esposa, puso esos ojos que me derriten…
“¿Qué más da? Se puede enviar por encomienda…”
Le salté encima y me esforcé por darle el mejor de mis besos, porque lo amo tanto y quiero ser feliz con él y solamente él.
Hay hombres guapos y todo eso, pero mi marido… yo soy su fan nº 1.
Y compramos todas esas revistas (16 volúmenes, de diferentes series :O) y en cambio, él se llevó un simple tankobon de Rurouni Kenshin, que es una de sus series favoritas, a pesar que estaba la colección completa.
Cuando le pregunté, él simplemente sonrió y me dijo.
“Con uno basta por ahora. Después, volveremos a comprar más…”
Y yo me quedé como si hubiese tenido un orgasmo… XD
¿Tiene pensado volver a Japón?
Ahora que lo pienso, tal vez fui un poquito mala al principio. El asunto del bebe de los vecinos lo tiene muy inquieto.
Y como les digo, mi marido es responsable y si hace cosas, es porque yo se lo pido. 😞
Pero tengo que contar lo que pasó esa noche.
Me gusta tener sexo al aire libre. Esa sensación, que te van a pillar justo cuando estás gozando como loca, se vuelve bastante adictiva.
Pero él no lo disfruta tanto, porque teme que alguien que lo conozca nos descubra.
Y eso pensaba esa noche, cuando miraba la ciudad por el balcón de la habitación.
Hay mucha, mucha, mucha gente…
Pero nadie que nos conozca. 😃
Y él llegó a mi lado, pensando que solamente veía las luces.
“¿Qué piensas, ruiseñor?”
“Que me encantaría que me la metieras aquí…” le confesé, chorreando por la sola idea.
Él se rió y me miró a los ojos.
“¿Aquí?” preguntó, abrazándome por la cintura.
“Si. Nadie nos puede ver…”
Estaba incómodo y pone una cara tan graciosa… XD
“¿Y el edificio del frente?”
Estábamos en un 3er piso y al frente había un apartamento normal, con ventanas y se podía ver los televisores encendidos.
“¿Conoces a alguien que viva ahí?”
“No, pero…”
Y lo besé, porque si lo piensa demasiado, se me arranca… 😃
Se la empecé a tocar, mientras él me tocaba los pechos.
“Imagínate, amor. Podría ponerme uno de los uniformes de marinera y me podrías levantar la falda y meterla a lo perrito…”
Lo gracioso era que usaba unos blue jeans, que muy impaciente me los quería bajar.
“¿Te imaginas?... podrías meterla y apretarme los pechos, como te gusta… y empezarías a rozarme, así, bien rico como lo haces tú….”
Se notaba que el bóxer se le había hecho pequeño… y sus manos tibiecitas me apretaban suavemente los pechos por encima de la blusa, mientras que yo me ofrecía entera.
A los 2 nos gustó cuando la sacó y la acomodaba entre mis piernas.
“Y tú me conoces… yo me quedaría tranquilita, porque eres mi marido y puedes hacer conmigo lo que quieras…”
XD
¡Nunca falla que le digan eso!
“O a lo mejor, podría usar el disfraz de guerrera… tú tendrías que elegir cuál me queda más mono…” le decía, disfrutando cómo me la metía y sacaba.
Y eso es lo curioso. Porque antes no tenía pechos, pero mi cola no estaba mal y aunque le gusta apretarlos cuando lo hacemos así, siempre termina con las manos en la cintura y dándome con tanta fuerza, que me sacude entera.
Tuve que engrifarme en la baranda, porque me empujaba. Pero no por eso me arrepentía.
“Y cuando vayas a acabar… tendrías que acabar adentro mío… porque eso me prometiste… que siempre ibas a acabar adentro cuando nos casáramos…”
¡Y me llenó con su leche y afirmándose bien fuerte de mi cintura, para llenarme y rellenarme con su jugo!
Quedé chascona, casi desnuda y con un poquito de frio…
Pero muy satisfecha y pegada a la persona que más amo.
¡Lo iré a buscar para que se despreocupe un poco conmigo! ¡Besos!
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