Quiero compartir la historia de mi feminización en el matrimonio y cómo evolucionó para que los que estén interesados en esta práctica puedan tener más antecedentes para decidir si les conviene o no seguir adelante. Nos casamos relativamente jóvenes (ella 24 y yo 26) y tuvimos un matrimonio típico los primeros 3 años. Un día ella llegó con unos calzones realmente sexys (colaless les decimos por aquí) y yo me excité muchísimo. Tuvimos sexo de maravilla. No podía dejar de pedirle que se los pusiera. Fue por esos días que me dijo que si me gustaban tanto sus colaless, que por qué no me los ponía yo, cosa que hice y que llevó al más increíble sexo. Ella se dió cuenta del poder de ese pedacito de tela en mi comportamiento y me dijo que debería usarlos más seguido si me hacía feliz. La verdad no los iba a usar fuera del juego erótico porque me quedaban incómodos. Entonces ella llegó con el regalo especial. Seis calzones bastante normales pero para mujer. Me dijo que entendía que me gustaban sus calzones y que a ella también le gustaba verme usarlos. La cosa es que fuimos reemplazando mi ropa interior por ropa de mujer. El proceso duró unos 4 meses, hasta que ella eliminó mi último boxer. No puedo negar que la mezcla de confusión y excitación era deliciosa al principio. Casi un año desde mi primer calzón estaba ella pintándose las uñas y me pidió que le ayudara con la mano derecha. Lo hice, y me dijo si quería yo probar. Le dije que me gustaría pero que no podría ni siquiera ir a trabajar.Ella sugirió que me pintaría las uñas de los pies, que no había nada de malo, que a ella le gustaba etc. Lo hice y denuevo me excité al máximo. Después de un buen tiempo (no recuerdo cuanto) ella me dijo que estaba un poco cansada de mi pelo corporal y que me vería muy bien depilado. Haciendo el cuento corto, me depilé con crema depilatoria y denuevo me sentí muy excitado. Ella me decía siempre que me veía muy bien, que le gustaba el nuevo yo que estaba emergiendo, pero yo me sentía un poco confundido. Una cosa llevó a otra la cosa es que la depilación, el pintarme las uñas y el usar calzones se transformó en rutina. El sexo nunca falló, pero me empecé a sentir atraído a sus prendas, blusas, faldas, poleras, etc. Soy delgado y no tan alto con lo que me pude ver bastante pasable. Ella se asustó cuando me vió vestido (exteriormente) de mujer. Quiso parar y yo ya no quería !!! Al tiempo, ella recapacitó y me dijo que si me hacía feliz que lo hiciera e incluso compramos algunas prendas para mi. Nunca salí vestido de mujer hasta aquel verano que fuimos de vacaciones a la Serena, balneario que queda como a 400km de donde vivimos. Para ese viaje le dije que quería probar el estar 100% del tiempo vestido de mujer, ella no lo podía creer, creo que se sentía confundida y hablamos largo rato de que era un juego solamente y que yo me lo había tomado muy en serio. Pero finalmente accedió y nos fuimos a la Serena con dos maletas con ropa de mujer en el auto. No les cuento como iba de contento y excitado, ni tampoco cómo paramos a cargar combustible y cómo me miraban los empleados del peaje y los del hotel. Estábamos creo, bastante felices con el jueguito. Fue difícil salir y entrar del hotel con poleras de mujer, shorts (no muy cortos pero evidentemente femeninos), jeans y hawaianas planas, mostrando a veces mis brazos y piernas depilados. Aunque parezca extraño, nadie me dijo nada ni en el hotel ni en la calle !! Fuimos a la playa 4 días. Yo me había puesto un bikini negro de mi esposa pero no pensaba sacarme los shorts ni la polera, me contentaría con estar en la arena bajo el quitasol y mojarme los pies a la orilla. Ella es buena nadadora y me insistía que la acompañara a nadar. Obviamente yo lo quería hacer pero no encontraba el coraje para sacarme la polera y el short !! El último día, dije es ahora o nunca. Mi problema era que si dejarme la parte de arriba o no. Si me la dejaba, parecería una mujer muy extraña pero al menos no pensarían que era una mujer en topless. Bueno pensé mucho en la mejor alternativa hasta que decidí ir sin la parte de arriba. Me bajé el short, me solté el sostén del bikini aún con la polera puesta y me saqué ambos de manera que nadie sospechara que llevaba un sostén de bikini. Luego caminé al agua (unos 30m). Sentí que era el centro de atracción, y no me sentí cómodo en absoluto. Algunos sacaban sus teléfonos y me sacaban fotos. Horror. Me metí lo más rápido que pude al mar y reuní con mi esposa que estaba con una sonrisa de oreja a oreja! Fue muy estresante. Para acortar el cuento, a la vuelta del viaje pasamos a la casa de la mejor amiga de mi esposa que veranea cerca de los Vilos. Estaba con su nana y su hijo de 6 meses. Era miércoles y su marido viajaba los viernes desde santiago y se quedaba hasta el lunes. La casa era muy acogedora y con una piscina y un jardín preciosos. Esta amiga estaba muy ansiosa de vernos, pero especialmente de verme, en mi nuevo rol femenino. Despues de lo de la playa sentía que era capaz de cualquier cosa, así que me sentí muy bien, nos bañamos en la piscina y me vestí con ropa bonita pero normal para una mujer joven (tops, shorts, minifaldas, etc). La amiga no paraba de preguntarnos de nuestra experiencia y nos pidió que se la contáramos a su marido que llegaba el viernes. La cosa es que el jueves llegaron los sobrinos adolescentes de nuestra amiga, y yo no tuve valor para hacerme ver. Me sentí muy tonto perdiendo un día de sol, pudiendo estar en la piscina conversando y pasándolo bien estaba encerrado en nuestra pieza. En ese momento decidí que el cuento había terminado para mi. No quería seguir con el juego. Recpaitulando esta experiencia, fue sin duda exitanate, pero no diría que estaba feliz. Estaba confundido, ansioso y temeroso de ser "descubierto", lo cual era tonto ya que andaba a plena luz del día, pero era así. Soy más feliz en mi rol de hombre normal! Para que lo tengan en cuenta los que empiezan con la feminización.
3 comentarios - Mi historia con la feminización