Cuando le conté entre lágrimas al doctor Luis Gómez de mi embarazo no deseado, él sólo tuvo compasión por mí, pero le parecía pecaminoso y terrible que quisiera abortar. Y luego de largarme a llorar desconsoladamente y de que ya me iba, fue que él me detuvo y me dijo dulcemente:
— Quizás pueda ayudarte, Belén...
Y me detuve en la puerta y lo miré ilusionada y dije:
— ¿En serio doctor? Hago lo que haga falta, le pago lo que quiera, le juro que mis papás nunca se enterarán!!! Porfi!!!!
— Está bien Belén —me dijo— pero antes te daré lecciones de vida que te servirán, y has de escuchar y obedecer atentamente. ¿Sí?
Yo dije sin entender del todo, pero algo más calma al fin:
— Sí doctor, por favor, esto es muy angustiante y bueno, no sabía donde ir y...
— Está bien Belu, pero no le dirás nada a tus papás, son mis amigos hace mucho tiempo, y te conozco de nenita, te juro que esto es duro para mí...
— Se lo juro doctor, nunca diré nada y se lo agradeceré siempre y....
— Date vuelta. Belu.— dijo con voz ahora más grave y autoritaria.
Sin entender del todo, me di vuelta, y pregunté:
— Así doctor...?
— Muy bien, nena, lo que te enseñaré es a hacer el amor sin hacer bebés, porque lo que haremos luego es muy pecaminoso y alguien debe enseñarte a ser mujer.
— Lo que usted desee doctor — dije mientras mi ojete se relajaba, temiendo, deseando lo que se avecinaba... mmm, cómo me gustaba que el doctor amigo de mis papis esté al fin detrás mío.
— Levantate el vestido, separate los cachetes del culo. — dijo mi doctor del modo más firme.
— Sí, doctor, soy una nena obedienta y quiero que me cuide, cure y enseñe...— dije mientras la concha se me humedecía y el ojete se relajaba y abría apenitas, como lo hacía mi boquita mientras me sentía toda una puta.
— Te voy a enseñar a hacer el amor por el orto, nena tierna. ¡no podés volver a hacer poner en riesgo la reputación de tus padres porque te embarazó cualquiera!.
Yo ya sabía hacer el amor por la cola, mi primo y mis dos amigos solían trabajarme la colita, y era divertido en verdad, pero igual le seguí el juego, después de todo necesitaba un favor y le había prometido cualquier cosa. Pero no sabía lo que me esperaba...
— Hágame el amor por la cola, doctor Gómez, llénemelo de semen calentito, enséñeme, por favor.
— Escupite la mano, mojá tu orto e introducite dos dedos.
— Bueno, doctor. — Y trabajosamente mojé mi colita y metí un dedo, lo metí y saqué una y otra vez mientras gemía suavecito, como nena, y luego el otro dedo y dios, qué placentero tener ahí detrás la figura de mi doctor presenciando mi pajeo anal y, dios... lo que ví: el doctor se había quitado la verga del pantalón y se pajeaba un pedazo de carne inmenso, y a mí se me hizo agua la boca y la concha. Y tuve algo de miedo: eso me iba a romper el orto. Pero era tarde para huir.
— Muy bien, puta Belu, lo hacés muy bien, quiero ahora que saboreés tus dedos y me cuentes lo rico que sabe tu ojete. ¡Dale, puta!.
Yo obedecí y saboreé mi orto y, quizás haya sido la calentura, pero sabía rico, y lamí bien mis dedos mientras mi doctor me miraba y se pajeaba su tremenda vergota. Finalmente dije, muy caliente:
— Rómpame el ojete, doctor, rellénemelo de verga, enséñeme a hacer el amor por atrás, ¡¡¡porrrfiiii!!!
— Claro que sí, nena puta, pero antes servite vaselina y lubricate el ojete, quizás te vaya a doler, pero es tu merecido, por puta, ¿ok? Jajaja...— y se rió maléficamente.
Y yo dije:
— Bueno, doctor, lo que quiera, es mi merecido que duela, soy su puta y haré lo que quiera, no le diga nunca a mis papis si, por favor..
— Callate, puta — me dijo dulcemente y luego de meterme dos de sus gruesos dedos, con vaselina en mi orto, me culeó, como si fuera mi primera vez, con su vergota caliente, tiesa y latiente.
Y gemí, gemí como nunca, grité y unas lagrimitas cayeron de mis ojos, pero dios, qué placer que me rompan el culo así, que me desvirgen la cola al fin, era mucho más que la primera vez, estaba siendo muy puta y muy rota, y me encataba!!! Y no pude sino agradecerle entre gemidos y quejidos a mi doctor la verga que me servía por la cola, entre gemidos y gritos decía "gracias, doctor, rómpame el ojeteeee" le decía. Jeje, dios, qué mañana inolvidable...
Y el doctor dijo luego de bombearme el ojete del modo más intenso que jamás haya sentido:
— Vení a saborear tu orto, puta, mamame la verga, tragátela toda, sentí tu gustito a puta anal pecadora y embarazada, jaja... — dijo el doctor, con voz algo perversa pero yo obedecí, porque me gustaba que mi respetuoso doctor me trate así, además... estaba agredecida de que me haya hecho mujer por la cola. Qué delicia, dios.
El doctor se acostó en el escritorio y me ordenó tiernamente que vaya a caballito, que me siente en su verga, por un momento pensé en quería al fin cogérme, pero no: quería seguir culeándome disfrutando del paisaje de mis tetas y mi carita sufriente y gozosa, mi carita de nena y puta.
Y obedecí y dificultosamente acomodé la verga en mi colita, pero cuando lo hice, dios, no quería,
no podía bajarme de ahí, pero también quería mi leche, la quería bien dentro de mi orto... mmm.
— Quiero la leche en la cola, la quiiiieeeerooo, papiiii — le dije.
El bombeo de mi ojete prosiguió hasta que afectuosamente, el doctor Gómez me regaló uno, dos, tres chorros de semen que yo sentí bien dentro mío, como si me tocaran el corazón, mmm, cuánto amor, y mientras me rellenaba el ojete lo miraba y el también, y me tomaba del cuello diciéndome con amor:
— Tomá tu leche, puta hermosa, jajaja, si se entera tu papá de lo puta que sos, de cómo te rompí el ojete, jajajaja, tomá puta, tomá Belu, tomá toda la leche en en el orto, puta de mierda... mmmm.
El doctor me dejó acostada, pensando sobre el escritorio, con mi cola rota y con semen cayendo desde mi ano, mientras él se había ido a refrescarse.
Volvió del toilet y vió el semen que caía de mi ano al suelo, yo aún recostada y me dijo dulcemente:
— No ensucies el piso de mi consultorio, puta, ya te ponés en cuatro y limpías el piso a lamidas y te tragás todo ese semen. No se derrama la leche!
Yo obedecí y dejé limpito el suelo, tragué todo el semen y me acomodé la ropa, le agradecí con un beso en la mejilla (que él rechazó, "salí de acá, puta sucia me dijo" y me acaricio la carita y el culo, y aún agregó:
— Esta noche vas a mi casa y te curo tu malestar, no estés preocupada, puta divina. Saludos a papá, jajajaja.
No entendía tanta perversión, pero me gustaba, jiji, además al fin me iban a curar el embarazo y se terminaba la angustia y me había premiado el doctor, no ya con un chupetín, sino con gruesa verga en la cola y leche que me llevaba dentro de la cola. Me fui de ese consultorio feliz de ser mujer por el orto, dolorida y feliz, subí al auto donde me esperaba mamá y aay, si ella supiera lo puta que había sido su nenita.
— Quizás pueda ayudarte, Belén...
Y me detuve en la puerta y lo miré ilusionada y dije:
— ¿En serio doctor? Hago lo que haga falta, le pago lo que quiera, le juro que mis papás nunca se enterarán!!! Porfi!!!!
— Está bien Belén —me dijo— pero antes te daré lecciones de vida que te servirán, y has de escuchar y obedecer atentamente. ¿Sí?
Yo dije sin entender del todo, pero algo más calma al fin:
— Sí doctor, por favor, esto es muy angustiante y bueno, no sabía donde ir y...
— Está bien Belu, pero no le dirás nada a tus papás, son mis amigos hace mucho tiempo, y te conozco de nenita, te juro que esto es duro para mí...
— Se lo juro doctor, nunca diré nada y se lo agradeceré siempre y....
— Date vuelta. Belu.— dijo con voz ahora más grave y autoritaria.
Sin entender del todo, me di vuelta, y pregunté:
— Así doctor...?
— Muy bien, nena, lo que te enseñaré es a hacer el amor sin hacer bebés, porque lo que haremos luego es muy pecaminoso y alguien debe enseñarte a ser mujer.
— Lo que usted desee doctor — dije mientras mi ojete se relajaba, temiendo, deseando lo que se avecinaba... mmm, cómo me gustaba que el doctor amigo de mis papis esté al fin detrás mío.
— Levantate el vestido, separate los cachetes del culo. — dijo mi doctor del modo más firme.
— Sí, doctor, soy una nena obedienta y quiero que me cuide, cure y enseñe...— dije mientras la concha se me humedecía y el ojete se relajaba y abría apenitas, como lo hacía mi boquita mientras me sentía toda una puta.
— Te voy a enseñar a hacer el amor por el orto, nena tierna. ¡no podés volver a hacer poner en riesgo la reputación de tus padres porque te embarazó cualquiera!.
Yo ya sabía hacer el amor por la cola, mi primo y mis dos amigos solían trabajarme la colita, y era divertido en verdad, pero igual le seguí el juego, después de todo necesitaba un favor y le había prometido cualquier cosa. Pero no sabía lo que me esperaba...
— Hágame el amor por la cola, doctor Gómez, llénemelo de semen calentito, enséñeme, por favor.
— Escupite la mano, mojá tu orto e introducite dos dedos.
— Bueno, doctor. — Y trabajosamente mojé mi colita y metí un dedo, lo metí y saqué una y otra vez mientras gemía suavecito, como nena, y luego el otro dedo y dios, qué placentero tener ahí detrás la figura de mi doctor presenciando mi pajeo anal y, dios... lo que ví: el doctor se había quitado la verga del pantalón y se pajeaba un pedazo de carne inmenso, y a mí se me hizo agua la boca y la concha. Y tuve algo de miedo: eso me iba a romper el orto. Pero era tarde para huir.
— Muy bien, puta Belu, lo hacés muy bien, quiero ahora que saboreés tus dedos y me cuentes lo rico que sabe tu ojete. ¡Dale, puta!.
Yo obedecí y saboreé mi orto y, quizás haya sido la calentura, pero sabía rico, y lamí bien mis dedos mientras mi doctor me miraba y se pajeaba su tremenda vergota. Finalmente dije, muy caliente:
— Rómpame el ojete, doctor, rellénemelo de verga, enséñeme a hacer el amor por atrás, ¡¡¡porrrfiiii!!!
— Claro que sí, nena puta, pero antes servite vaselina y lubricate el ojete, quizás te vaya a doler, pero es tu merecido, por puta, ¿ok? Jajaja...— y se rió maléficamente.
Y yo dije:
— Bueno, doctor, lo que quiera, es mi merecido que duela, soy su puta y haré lo que quiera, no le diga nunca a mis papis si, por favor..
— Callate, puta — me dijo dulcemente y luego de meterme dos de sus gruesos dedos, con vaselina en mi orto, me culeó, como si fuera mi primera vez, con su vergota caliente, tiesa y latiente.
Y gemí, gemí como nunca, grité y unas lagrimitas cayeron de mis ojos, pero dios, qué placer que me rompan el culo así, que me desvirgen la cola al fin, era mucho más que la primera vez, estaba siendo muy puta y muy rota, y me encataba!!! Y no pude sino agradecerle entre gemidos y quejidos a mi doctor la verga que me servía por la cola, entre gemidos y gritos decía "gracias, doctor, rómpame el ojeteeee" le decía. Jeje, dios, qué mañana inolvidable...
Y el doctor dijo luego de bombearme el ojete del modo más intenso que jamás haya sentido:
— Vení a saborear tu orto, puta, mamame la verga, tragátela toda, sentí tu gustito a puta anal pecadora y embarazada, jaja... — dijo el doctor, con voz algo perversa pero yo obedecí, porque me gustaba que mi respetuoso doctor me trate así, además... estaba agredecida de que me haya hecho mujer por la cola. Qué delicia, dios.
El doctor se acostó en el escritorio y me ordenó tiernamente que vaya a caballito, que me siente en su verga, por un momento pensé en quería al fin cogérme, pero no: quería seguir culeándome disfrutando del paisaje de mis tetas y mi carita sufriente y gozosa, mi carita de nena y puta.
Y obedecí y dificultosamente acomodé la verga en mi colita, pero cuando lo hice, dios, no quería,
no podía bajarme de ahí, pero también quería mi leche, la quería bien dentro de mi orto... mmm.
— Quiero la leche en la cola, la quiiiieeeerooo, papiiii — le dije.
El bombeo de mi ojete prosiguió hasta que afectuosamente, el doctor Gómez me regaló uno, dos, tres chorros de semen que yo sentí bien dentro mío, como si me tocaran el corazón, mmm, cuánto amor, y mientras me rellenaba el ojete lo miraba y el también, y me tomaba del cuello diciéndome con amor:
— Tomá tu leche, puta hermosa, jajaja, si se entera tu papá de lo puta que sos, de cómo te rompí el ojete, jajajaja, tomá puta, tomá Belu, tomá toda la leche en en el orto, puta de mierda... mmmm.
El doctor me dejó acostada, pensando sobre el escritorio, con mi cola rota y con semen cayendo desde mi ano, mientras él se había ido a refrescarse.
Volvió del toilet y vió el semen que caía de mi ano al suelo, yo aún recostada y me dijo dulcemente:
— No ensucies el piso de mi consultorio, puta, ya te ponés en cuatro y limpías el piso a lamidas y te tragás todo ese semen. No se derrama la leche!
Yo obedecí y dejé limpito el suelo, tragué todo el semen y me acomodé la ropa, le agradecí con un beso en la mejilla (que él rechazó, "salí de acá, puta sucia me dijo" y me acaricio la carita y el culo, y aún agregó:
— Esta noche vas a mi casa y te curo tu malestar, no estés preocupada, puta divina. Saludos a papá, jajajaja.
No entendía tanta perversión, pero me gustaba, jiji, además al fin me iban a curar el embarazo y se terminaba la angustia y me había premiado el doctor, no ya con un chupetín, sino con gruesa verga en la cola y leche que me llevaba dentro de la cola. Me fui de ese consultorio feliz de ser mujer por el orto, dolorida y feliz, subí al auto donde me esperaba mamá y aay, si ella supiera lo puta que había sido su nenita.
5 comentarios - Nena fascinada con el doctor, y bien culeada
me decis algo para inspirarme