Luego de un enero bastante agitado con las vacaciones familiares en Brasil y Mar del Plata con mis amigas, volví a mi rutina en Rosario. Empecé a rendir unas materias, seguí trabajando con mi hermano, sumado a disfrutar el resto del verano con mis amigas.
Un día me llamó mi prima para darme una noticia que iba a cambiar mi vida. Me había conseguido un contacto de una agencia que estaban necesitando fotógrafa y diseñadora gráfica. Lo único que me hizo ruido fue que era en Buenos Aires.
Al principio, la verdad, no quería saber nada. El trabajo me encantaba pero me daba terror irme sola allá. Fue fundamental el apoyo de mi familia y amigas que me acompañaron y ayudaron a tomar una decisión.
Hasta Lucas me ofreció un departamento que tienen en Capital para que vaya a vivir sin costo (bueno... un costo iba a tener). De hecho, un finde fuimos Lucas y yo a conocer el departamento y aprovechamos para pasear, ya que las únicas veces que había ido a Buenos Aires era a entrenar o jugar.
La cuestión es que me decidí a ir y probar suerte. Llegué acompañada de mis viejos al departamento y se quedaron el finde a ayudarme a acomodar un poco. En una de las idas y venidas, me crucé con quien sería mi vecina de piso. Una señora de unos 45/50 años muy amable que me dio la bienvenida y se ofreció a ayudarme en lo que necesite.
La cuestión es que esta señora vivía con su esposo (al que casi ni veía) y un hijo. El nene (porque era eso, un nene que estaba terminando el colegio) se llamaba Agustín. Un pibito divino hermoso, nadador de competición, medio tímido... le clavé la mirada de una. Él también.
Pero sin embargo, toda la semana siguiente fue de cruce de mirada y nada más. El edificio no tiene ascensor, así que muchas veces compartíamos subidas o bajadas de la escalera cuando venía de entrenar o cuando yo volvía del gimnasio. Me aseguraba de ir adelante para que me viera mover bien el culo.
A pesar de todo lo que hiciera, el pendejo no activaba. Calculo que era normal, yo tenía 22 años y él recién terminando la secundaria, un poco se inhibía. Hasta que un domingo, 8am; yo me había levantado (no conocía a nadie así que cero joda) para salir a correr y cuando estoy bajando me lo cruzo al pibito que volvía re dado vuelta de la joda.
Lo saludé y nos quedamos charlando un rato. Lo invité a tomar un café asegurándole que con eso no iba a tener resaca al otro día. Entramos y le preparé un desayuno. Antes que lo termine, decidí que tenía que moverme yo. Corrí la silla donde estaba sentado y me senté arriba de él.
"Qué hacés?", me preguntó. Me quedé quieta sin hablarle. Mirándolo a los ojos. Acercando mi boca a la suya. Sentí como su respiración se agitaba, estaba nervioso. Cuando mi boca estaba prácticamente tocando la suya, Agustín movió su cabeza y nos fundimos en un beso apasionado donde nuestras lenguas se trenzaron en una lucha dentro de nuestras bocas.
Le arranqué la camisa y me saqué la remera. Con sus manos sacó torpemente mi corpiño. Me paré y puse mis tetas en su boca. Me abrazaba fuerte del culo mientras pasaba su lengua por mis pezones, mis tetas, mi cuello. Estaba desesperado y yo lo tenía agarrado de la cabeza fuerte para que no se moviera.
Lo solté y me arrodillé. Le saqué el pantalón junto al boxer y lo dejé totalmente desnudo. Pasé mis manos desde sus rodillas, por el interior de sus muslos, subiendo por sus bolas y rozando su pija que al sentir el roce de mis dedos pegaba unos saltos poniéndose aún más tiesa. Agustín deliraba.
Agarré su verga con una de mis manos y sin apartar mi mirada de la suya metí la cabeza en mi boca. La tuve un rato, jugué con mi lengua, la saqué y empecé a pajearlo. Después me la metí hasta el fondo de mi garganta. La saqué de mi boca y dejé caer saliva sobre su cabeza. Cuando caía por el tronco, pasé mi mano por encima mojando toda la pija. Estaba lustradita y mojadita. Volví a meterme toda la pija de una en la boca y ahora el pete era más intenso, violento y rápido.
Cuando sentí que estaba por acabar, lo agarré de la mano y lo llevé a mi habitación. Me tiré yo primera en el colchón (todavía no tenía cama) y lo acosté a él arriba mío. Seguimos chapando con ganas, lo pajeaba fuerte; él me tenía agarrada de los pelos. Lo separé y le agarré la cabeza empujándolo hacia abajo.
Su cabeza fue arrastrando por todo mi cuerpo, mientras me miraba fijo. Hasta que llegó a mi entre pierna y ahí lo perdí de vista. Primero, porque su cabeza se enterró en mi concha y segundo porque cerré los ojos y tiré mi cabeza hacia atrás para disfrutar de su lengua.
A pesar de que no era un gran experto, estaba ya totalmente mojada. Lo saqué de los pelos y lo tiré en la cama. Sin decirle nada, me subí arriba. Me moví dos veces y acabó. Me quedé con su pija adentro mientras él recuperaba el aliento, con una cara que era mezcla de sorpresa, frustración y calentura.
La saqué y la limpié. Todavía seguía media dura. Seguí chupándosela, hasta que volvió otra vez a estar bien al palo. Me tiré en la cama y le dije "esta vez mejor que dures más", mientras lo agarraba de la pera apretándole las mejillas. Abrió los ojos asustado y asintió sin decir una palabra.
Se puso arriba mío y me pegó una cogida terrible. Se movía con todas sus fuerzas. El colchón se paseaba por toda la habitación. No pude aguantar mis gritos de placer. Calculo que no fue la mejor forma de presentación ante el consorcio.
Lo frené y me di vuelta. Me puse de costado, y el atrás, como haciendo cucharita pero su pija adentro. De la calentura que tenía, me empecé a mover yo y otra vez lo hice terminar. Esta vez, la sacó a tiempo y me pintó de un blanco espeso la cola. Me acosté boca abajo y agarrando fuerte mi cola me limpié su leche con mis manos. Agustín miraba sin poder creer lo que veía. Su pija estaba perdiendo dureza. Me acerqué arrastrándome por el colchón y se la limpié con mi boca.
Después de un rato, estaba al palo de nuevo el pendejo. Me tiré en el colchón en 4 y él arrodillado me la puso de una. Arqueaba mi espalda y levantaba mi cola para que su pija entrara lo más profundo que pudiera. Casi la sentía tocar fondo.
El meta y saca empezó a volverse cada vez más violento e intenso. Yo terminé acostada y él arriba taladrándome con fuerza. Agarraba las sábanas y mordía la almohada para no gritar tan fuerte. "Ay... ay... siii... dale!" gritaba yo entre gemidos cada vez que su poronga se metía entera en mi conchita.
Me volví a dar vuelta. Rápido sacó la pija y la volvió a clavar. Su ritmo no bajó. Lo tenía agarrado fuerte de la espalda y con mis piernas no lo dejaba moverse mucho. Las penetraciones eran cortas y fuertes. De la fuerza que hacíamos, terminamos cogiendo en el piso, las sábanas tiradas y mi cabeza contra la pared.
Agustín empezó a gritar que acababa de nuevo. Me arrodillé y él parándose se pajeó delante mío. Agarré su pija y la empecé a chupar. Cuando sentí salir la leche apunté su pija a mis tetas. Era impresionante todo lo que tenía guardado el nene. La leche me saltó a las tetas y fue cayendo por mi panza hasta el piso. Había estrenado el depto ya con un lechazo en el parquet!!
El pendejo volvió a su casa para no preocupar a su madre. Días más tarde, me enteré que esa fue su primera vez. Y se le volvió un vicio. Varias veces después del colegio venía para mi casa, o después de trabajar o cenar. Los findes después de bailar, a veces se volvía antes y pasaba por mi departamento antes de ir a dormir.
Un día, me crucé a su mamá en las escaleras.
- Hola Julieta, como estás? no perdés el tiempo, te escuché la otra noche... parece que conseguiste un amigo para que te haga compañía.- me dijo, dando a entender que mis gritos se escuchaban bastante (yo venía acostumbrada a telos, casas o departamentos que no eran míos jeje). Lo que no sabía la señora es que el que me hacía gritar así era su hijo. Yo no sabía donde meterme de la vergüenza que me dio! Aunque por suerte, no me hizo problema y antes de meterse en su departamento me dijo "disfrutalo".
Al pendejo me lo seguí cogiendo. Lástima que se iba a terminar enamorando. Pero eso tampoco me detuvo mucho. Estaba sola en una ciudad grande y desconocida para mi, y nunca está mal un poco de compañía.
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Indice
Un día me llamó mi prima para darme una noticia que iba a cambiar mi vida. Me había conseguido un contacto de una agencia que estaban necesitando fotógrafa y diseñadora gráfica. Lo único que me hizo ruido fue que era en Buenos Aires.
Al principio, la verdad, no quería saber nada. El trabajo me encantaba pero me daba terror irme sola allá. Fue fundamental el apoyo de mi familia y amigas que me acompañaron y ayudaron a tomar una decisión.
Hasta Lucas me ofreció un departamento que tienen en Capital para que vaya a vivir sin costo (bueno... un costo iba a tener). De hecho, un finde fuimos Lucas y yo a conocer el departamento y aprovechamos para pasear, ya que las únicas veces que había ido a Buenos Aires era a entrenar o jugar.
La cuestión es que me decidí a ir y probar suerte. Llegué acompañada de mis viejos al departamento y se quedaron el finde a ayudarme a acomodar un poco. En una de las idas y venidas, me crucé con quien sería mi vecina de piso. Una señora de unos 45/50 años muy amable que me dio la bienvenida y se ofreció a ayudarme en lo que necesite.
La cuestión es que esta señora vivía con su esposo (al que casi ni veía) y un hijo. El nene (porque era eso, un nene que estaba terminando el colegio) se llamaba Agustín. Un pibito divino hermoso, nadador de competición, medio tímido... le clavé la mirada de una. Él también.
Pero sin embargo, toda la semana siguiente fue de cruce de mirada y nada más. El edificio no tiene ascensor, así que muchas veces compartíamos subidas o bajadas de la escalera cuando venía de entrenar o cuando yo volvía del gimnasio. Me aseguraba de ir adelante para que me viera mover bien el culo.
A pesar de todo lo que hiciera, el pendejo no activaba. Calculo que era normal, yo tenía 22 años y él recién terminando la secundaria, un poco se inhibía. Hasta que un domingo, 8am; yo me había levantado (no conocía a nadie así que cero joda) para salir a correr y cuando estoy bajando me lo cruzo al pibito que volvía re dado vuelta de la joda.
Lo saludé y nos quedamos charlando un rato. Lo invité a tomar un café asegurándole que con eso no iba a tener resaca al otro día. Entramos y le preparé un desayuno. Antes que lo termine, decidí que tenía que moverme yo. Corrí la silla donde estaba sentado y me senté arriba de él.
"Qué hacés?", me preguntó. Me quedé quieta sin hablarle. Mirándolo a los ojos. Acercando mi boca a la suya. Sentí como su respiración se agitaba, estaba nervioso. Cuando mi boca estaba prácticamente tocando la suya, Agustín movió su cabeza y nos fundimos en un beso apasionado donde nuestras lenguas se trenzaron en una lucha dentro de nuestras bocas.
Le arranqué la camisa y me saqué la remera. Con sus manos sacó torpemente mi corpiño. Me paré y puse mis tetas en su boca. Me abrazaba fuerte del culo mientras pasaba su lengua por mis pezones, mis tetas, mi cuello. Estaba desesperado y yo lo tenía agarrado de la cabeza fuerte para que no se moviera.
Lo solté y me arrodillé. Le saqué el pantalón junto al boxer y lo dejé totalmente desnudo. Pasé mis manos desde sus rodillas, por el interior de sus muslos, subiendo por sus bolas y rozando su pija que al sentir el roce de mis dedos pegaba unos saltos poniéndose aún más tiesa. Agustín deliraba.
Agarré su verga con una de mis manos y sin apartar mi mirada de la suya metí la cabeza en mi boca. La tuve un rato, jugué con mi lengua, la saqué y empecé a pajearlo. Después me la metí hasta el fondo de mi garganta. La saqué de mi boca y dejé caer saliva sobre su cabeza. Cuando caía por el tronco, pasé mi mano por encima mojando toda la pija. Estaba lustradita y mojadita. Volví a meterme toda la pija de una en la boca y ahora el pete era más intenso, violento y rápido.
Cuando sentí que estaba por acabar, lo agarré de la mano y lo llevé a mi habitación. Me tiré yo primera en el colchón (todavía no tenía cama) y lo acosté a él arriba mío. Seguimos chapando con ganas, lo pajeaba fuerte; él me tenía agarrada de los pelos. Lo separé y le agarré la cabeza empujándolo hacia abajo.
Su cabeza fue arrastrando por todo mi cuerpo, mientras me miraba fijo. Hasta que llegó a mi entre pierna y ahí lo perdí de vista. Primero, porque su cabeza se enterró en mi concha y segundo porque cerré los ojos y tiré mi cabeza hacia atrás para disfrutar de su lengua.
A pesar de que no era un gran experto, estaba ya totalmente mojada. Lo saqué de los pelos y lo tiré en la cama. Sin decirle nada, me subí arriba. Me moví dos veces y acabó. Me quedé con su pija adentro mientras él recuperaba el aliento, con una cara que era mezcla de sorpresa, frustración y calentura.
La saqué y la limpié. Todavía seguía media dura. Seguí chupándosela, hasta que volvió otra vez a estar bien al palo. Me tiré en la cama y le dije "esta vez mejor que dures más", mientras lo agarraba de la pera apretándole las mejillas. Abrió los ojos asustado y asintió sin decir una palabra.
Se puso arriba mío y me pegó una cogida terrible. Se movía con todas sus fuerzas. El colchón se paseaba por toda la habitación. No pude aguantar mis gritos de placer. Calculo que no fue la mejor forma de presentación ante el consorcio.
Lo frené y me di vuelta. Me puse de costado, y el atrás, como haciendo cucharita pero su pija adentro. De la calentura que tenía, me empecé a mover yo y otra vez lo hice terminar. Esta vez, la sacó a tiempo y me pintó de un blanco espeso la cola. Me acosté boca abajo y agarrando fuerte mi cola me limpié su leche con mis manos. Agustín miraba sin poder creer lo que veía. Su pija estaba perdiendo dureza. Me acerqué arrastrándome por el colchón y se la limpié con mi boca.
Después de un rato, estaba al palo de nuevo el pendejo. Me tiré en el colchón en 4 y él arrodillado me la puso de una. Arqueaba mi espalda y levantaba mi cola para que su pija entrara lo más profundo que pudiera. Casi la sentía tocar fondo.
El meta y saca empezó a volverse cada vez más violento e intenso. Yo terminé acostada y él arriba taladrándome con fuerza. Agarraba las sábanas y mordía la almohada para no gritar tan fuerte. "Ay... ay... siii... dale!" gritaba yo entre gemidos cada vez que su poronga se metía entera en mi conchita.
Me volví a dar vuelta. Rápido sacó la pija y la volvió a clavar. Su ritmo no bajó. Lo tenía agarrado fuerte de la espalda y con mis piernas no lo dejaba moverse mucho. Las penetraciones eran cortas y fuertes. De la fuerza que hacíamos, terminamos cogiendo en el piso, las sábanas tiradas y mi cabeza contra la pared.
Agustín empezó a gritar que acababa de nuevo. Me arrodillé y él parándose se pajeó delante mío. Agarré su pija y la empecé a chupar. Cuando sentí salir la leche apunté su pija a mis tetas. Era impresionante todo lo que tenía guardado el nene. La leche me saltó a las tetas y fue cayendo por mi panza hasta el piso. Había estrenado el depto ya con un lechazo en el parquet!!
El pendejo volvió a su casa para no preocupar a su madre. Días más tarde, me enteré que esa fue su primera vez. Y se le volvió un vicio. Varias veces después del colegio venía para mi casa, o después de trabajar o cenar. Los findes después de bailar, a veces se volvía antes y pasaba por mi departamento antes de ir a dormir.
Un día, me crucé a su mamá en las escaleras.
- Hola Julieta, como estás? no perdés el tiempo, te escuché la otra noche... parece que conseguiste un amigo para que te haga compañía.- me dijo, dando a entender que mis gritos se escuchaban bastante (yo venía acostumbrada a telos, casas o departamentos que no eran míos jeje). Lo que no sabía la señora es que el que me hacía gritar así era su hijo. Yo no sabía donde meterme de la vergüenza que me dio! Aunque por suerte, no me hizo problema y antes de meterse en su departamento me dijo "disfrutalo".
Al pendejo me lo seguí cogiendo. Lástima que se iba a terminar enamorando. Pero eso tampoco me detuvo mucho. Estaba sola en una ciudad grande y desconocida para mi, y nunca está mal un poco de compañía.
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62 comentarios - Mi llegada a Buenos Aires
me alegro que te haya gustado!
Que leeeeeeeendo... al palo me dejas con tus relatos!
Gracias!
gracias por pasar!
gracias por pasar
gracias por pasar!
gracias por pasar!
gracias por pasar!
q mala suerte q tengo!!
jajaja queres mudarte alado de mi casa? jajaja
nos vemos
caliente me pones como todos tus relatos cheta putita!! jaja
chau
gracias por comentar!
gracias por pasar!
gracias por pasar!
gracias por pasar!
espero lo que le siguio a eso!!!
Genial como siempre diosa.
gracias por pasar!
Vale 10 puntines 😉
Muy caliente!!
Y que afortunado el muchachito! je
Gracias por compartir
gracias por pasar!
Como siempre impecable.....Te dejo puntos.
gracias por pasar!
Vos no perdés el tiempo nunca!
Te mando un besote!