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Siete por siete (66): San Valentín en la playa




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Compendio I


¡Hoy ha sido el mejor día de los enamorados de mi vida! 🙂
Y ahora, él también se está esforzando, para hacérmelo incluso mejor.
Sigo triste por la partida de mi prima, pero ya he hablado con ella y afortunadamente, llegaron sin ninguna novedad.
Le hice saber de mi descontento y me pidió disculpas. 😃
¡No pensó que me fuera a doler tanto y que tal como piensa mi marido, quiere volver para las vacaciones de invierno!
Incluso, me preguntó los requerimientos para solicitar una transferencia de universidad, como lo hice yo el año pasado.
¿Se imaginan? El próximo semestre podríamos estar las 2 juntas de nuevo. 🙂
¡Qué emoción!
Pero acordamos hacer una competencia con mi esposo. Yo quería terminar el día con un relato romántico de su parte, pero como hoy fue muy entretenido, se le ocurrió que los 2 escribiéramos historias por separado, a modo de carrera.
A mí me tocó contar lo que pasó hoy, mientras que él me debe sobre la ida al cine con mi prima la semana pasada.
Así que vamos contando. 😛
Como es San Valentín, quería que me llevara al cine para ver las “50 sombras de Grey”.
¡Le he implorado un montón que me compre los libros, pero se rehúsa! 😕
¡Me dice que tengo suficiente con las cosas que hacemos y que no cree apropiado que lea sobre una relación sadomasoquista! 😞
Yo ya aprendí mi lección. Disfruto mucho con que me ate las manos a la cama.
A él le incomoda, pero yo disfruto mucho de someterme a su voluntad, porque me siento su esclava... aunque sea demasiado tierno para poder tratarme mal.<3<3
Pero una noche que lo intentamos, una de las pequeñas se despertó y se largó a llorar y yo estaba amarrada a la cama, sin poder liberarme.
Entendí que hacer eso podía ser peligroso y no lo hemos vuelto a hacer más.
Pero tengo curiosidad y por eso quiero verla. 😞
Pero él dijo que no, porque estábamos casados y teníamos bebes.
Entonces, decidió que fuésemos a las playas buenas de Adelaide.
Pensé en dejar a las pequeñas con la vecina, pero resulta que ellos ya están en alerta, porque la vecina tiene 8 meses de embarazo y su barriga está enorme.
Me da pena ir con él así, porque va muy cargado, con el coche de las pequeñas, la tienda para protegerlas del sol y el cooler para los alimentos. 😞
Yo le ayudo llevando el bolso con la ropa y las toallas. Pero no es suficiente.
Nos sentamos cerca de la orilla. A nuestra derecha, había una pareja de abuelitos de unos 50 años.
Pero a nuestra izquierda, había un grupo de chicos de mi edad, celebrando con cerveza, cigarros y música y no me gustaban nada las miradas que me daban. 😞
Me vestí con el sombrero de paja que me regaló mi esposo, una polera blanca y ligera y unos bermudas de mezclilla.
Pero por debajo, usaba uno de esos trajes de baños que ponen celoso a mi marido: una tanga delgadita por debajo, pero más elegante y generosa por los pechos. 😛
Al parecer, no solamente mi marido me encuentra mona, porque apenas me saqué los bermudas, los chicos del lado se quedaron mirándome. 😞
No tengo problemas que me miren cuando estoy en la universidad. Pero cuando estoy con las pequeñas y con mi esposo, me pone furiosa. 😞
El pobrecito estaba asado, armando la tienda para las pequeñas, mientras que esos chicos me sonreían con malicia.
Finalmente, cuando terminó de armar la tienda, colocamos a las pequeñas y querían el pecho de la tarde.
La gente acá es mucho más considerada y no me miran demasiado cuando amamanto a mis pequeñitas.
Pero si antes me irritaban las miradas de esos chicos, ahora me hacían enojar mientras me comían con los ojos cuando alimentaba a mi pequeñita.
Mi marido se dio cuenta también y los muchachos trataron de hacerse los desentendidos. 😕
Pero mi esposo confía en mí. 😃
¡Por eso yo lo adoro!<3<3
Y me cubrió con una toalla, para poder tener privacidad con mi niñita.
Luego de alimentar a una, le di comida a la otra, las acostamos en la tienda y aproveché de tomar sol.
Como estaba molesta con esos chicos, le pedí a mi marido si podía aplicarme bronceador. 😛
Es un caballero y se quedó en mis hombros.
Pero me desabroché el top, para broncearme pareja. 😃
Le costó llegar a la altura de mi cintura y de mi cola, porque sentía cómo le hacía el quite.
Entonces, le pedí que se encargara de la otra mitad. 🙂
Pensó que estaba bromeando, pero no quería quedar con mis nalgas rojas, así que le fui pidiendo que esparciera el bronceador por mis muslos, mis rodillas, mis tobillos y la planta de mis pies, ya que me las he quemado un par de veces.
Miré con cuidado a los chicos, que babeaban por la suerte de mi esposo y sonriéndole muy contenta, me pegué una siestecilla.
Como a las 3, me dio calor y le pregunté a mi marido si quería nadar. Respondió que quería cuidar a las pequeñas, así que fui sola. 😞
Al poco rato, llegaron esos chicos a molestarme. Cuando voy a la playa, me gusta nadar tranquila, pero esos chicos estaban algo tomados y buscaban llamar mi atención.
Al final, entre sus juegos, interrumpieron mi pista imaginaria para nadar y no tuve más opción que quedarme flotando. 😞
No pasó mucho para que me metieran charla. Que “Cómo me llamaba”, “Dónde vivía” y cosas como esa.
Eran chicos universitarios de Melbourne, que andaban de viaje por las vacaciones.
Mi marido, en la orilla, frente a la tienda con las pequeñas en sus brazos, no me perdía de vista. 🙂
El pobrecito me daba pena, porque se pone celoso conmigo. 😃
Él sabe que no lo voy a traicionar. Pero le preocupan que otros chicos se aprovechen de mí y por eso me da espacio, pero me cuida, lo que me hace muy feliz.<3<3
Entonces, empezaron a decirme que me veía bonita y a preguntarme que “qué hacía con un viejo como ese”. 😞
Mi marido será mayor que yo, pero es nada viejo. Además, es mucho mejor que cualquier chico fanático de Bob Marley, hediondo a hierba, a cerveza y a cigarro.
Enfadada, salí de la playa y volví a su lado.
Me acomodé en su barriga y me puso la manita encima, como si me cuidara. Le conté lo que había pasado y él solo sonrió al ver mi puchero. 😃
Pero estaba enojada con esos chicos, así que mejor miré a la señora del lado. Estaba leyendo las 50 sombras y a mí me bajaba la envidia y la calentura.
Se dio cuenta que la estaba mirando y me sonrió, como diciendo “este libro es mío y no tuyo”. 😞
Más molesta todavía, empecé a acariciar la entrepierna de mi marido. 😃
Él se quejaba, diciendo que nos podían ver. Pero eso me incitaba más y más… 😃 😃
La señora se estaba dando cuenta de lo que estaba haciendo y ya no miraba tanto su libro. Yo le decía con mis ojitos “usted tiene un libro, pero yo tengo un marido excelente” 🙂
Y como él sabe que cuando me pongo así, no paro hasta que acabe, se tapó con la toalla que me cubrió la entrepierna. 😃
Le sonreí una vez más a la señora, que se fijaba muy interesada en el bulto de mi marido.
Y me dije a mi misma “¡Esta es la mía!” y me metí bajo la toalla a chuparle.
Aunque estaba muy acalorada y me costaba respirar, el sabor de esa delicia no podía dejarlo pasar y al verla tan durita, me tenía que acariciar la entrepierna.
Él me decía “¡Marisol, no sigas!”, pero yo quería seguir chupando y chupando, ya que me encanta su sabor.
Sentía como se quejaba, porque le encanta que le chupe todo su juguito y trataba de imaginar lo qué pensarían los chicos del lado si me vieran.
Finalmente, me dio toda su leche y como una buena gata, me la tragué de buena gana.
“¡Eres muy traviesa!” me reprendió dulcemente, mientras yo le seguía sobando con una mano.
Los chicos me miraban con ojos enormes y por puro molestar a la señora, me limpie los labios con el pulgar y bebí las últimas gotitas de su juguito. 😃
Una de mis chiquititas se despertó, porque se le arrancó el chupete y me metí en la tiendita, para cuidarla.
Pero mi marido, tan considerado, asomó la cabecita dentro de la tienda y con sus dedos, movió mi tanguita. 😃
“¡Ahora me toca a mí!” me dijo y me empezó a chupetear y chupetear.
Lo hacía tan rico, que la cintura se me movía sola y él no paraba de pasar la lengua de un lado para otro.
Entonces, igual de considerado que yo, se tomó todos mis juguitos y me dejó limpiecita.
Como eran casi las 6 y empezaba a ponerse el sol, guardamos las cosas, nos vestimos y volvimos a la camioneta.
Le di el pecho de la tarde a las pequeñas, las mudamos y les pusimos el espanta-cucos, para que se quedaran dormidas, comimos algo y estamos aquí acostados.
¡Al parecer, he ganado, porque sigue escribiendo! 😃
Pero estoy ansiosa, porque quiero ver qué escribe y todavía estoy molesta con esos chicos.
Así que quiero pedirle que lo hagamos varias veces y que ojalá, me dé un par de veces por la cola, para que esos chicos vean que mi marido es nada viejo y terminar de la mejor manera el ¡Más excelente día de San Valentín de toda mi vida!
😃


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