Se acercaba mi cumpleaños número 20, todo marchaba con normalidad, para la mayoría yo era la universitaria responsable, que no tenía tiempo para distraerse con un novio. Para Cláudio, mi vecino, era una putita sedienta de nuevas experiencias, dispuesta a ser instruida en las cuestiones del placer.
Yo trataba de combinar las dos cosas, sin descuidar ninguna. Estudiaba, tenía amigos, buena relación con mi familia, y secretamente gozaba sin prejuicios con este hombre 15 años mayor, con él y algunos de sus amigos.
Como tantas otras veces recibí un mensaje suyo.
"Hola bebé, te vi pasar con ese pantalón ajustadito, que linda estas!"
"Me moría por entrar atrás tuyo! Secuestrame y no pidas rescate!"
"No me lo pidas de nuevo... Cuando nos vemos?"
"El viernes es mi cumple, viene familia y algunos amigos a casa, después seguro salimos, no creo q pueda safar, el sábado te parece?"
"No me olvidé de tu cumple, tengo tu regalo, justo lo estoy agarrando... El sábado entonces, besos."
Llegó el viernes, mis 20 años, amigos, familia, regalos, llamadas, lo típico. Al dia siguiente, inventé una excusa y volví a salir. Excitada de antemano, fui hasta el lugar que habíamos acordado, Cláudio me esperaba en su auto. Al subir me sorprendí viendo que lo del regalo no era una broma, traía una bolsa de papel de colores con un gran moño.
-feliz cumpleaños bebe! Toma pero no lo abras ahora.
Que intriga!
Fuimos a un bar que nos gustaba mucho porque sus discretos rincones eran perfectos para ir calentandonos mientras tomábamos algo.
Lo notaba raro, como disperso.
-tengo que decirte algo... dijo en un momento
-decime, esta todo bien?
-si, todo bien, pero en dos meses me voy a España... A vivir.
-España? Guau, que bueno no? Digo, te vas por algo bueno
- si, mi hermano vive en Mallorca y tengo una gran oportunidad allá.
-es genial, de verdad me alegro por vos... Esto hay que festejarlo, no te parece? Dije poniendo descaradamente mi mano en su bulto.
-me parece... Contestó haciendo lo propio en una de mis tetas.
Terminamos lo que estábamos tomando y fuimos a refugiarnos a un telo. Como de costumbre, no tuvo desperdicios, a esta altura, después de casi un año, nuestros cuerpos se conocían a la perfección.
Cogimos varias veces, en distintas posiciones, gozando al máximo, sin preocuparnos por nada más.
Cuando nos estábamos por despedir me dijo
-quiero verte algún día en la semana, miércoles o jueves, no muy tarde, tengo algo especial para vos...
Sabia que por mas que insistiera no me iba a decir de que se trataba, le gustaba sorprenderme.
-el jueves puedo, a que hora?
-a las 7, con el regalo que te di.
Me dejó intrigada y después de verme tomar un taxi, se fue.
El regalo en cuestión era un conjunto de ropa interior divino, de encaje rojo, muy delicado y sensual.
Conté cada hora hasta ese jueves y por fin llegó. Nos encontramos, yo ansiosa, él exultante.
Esta vez no fuimos al bar, sin decirme cual era el destino manejó unos 40 minutos en los que me dediqué a toquetearlo y provocarlo cada vez que podía.
Llegamos a una casa con un gran portón que no dejaba ver el interior. Se anunció en un portero eléctrico y el portón se abrió. En la puerta de la casa una pareja nos esperaba.
Se notaba que eran mas grandes, él cincuentón, ella cuarenta y pico. Estaba tan confundida, quienes eran?
Sin darme tiempo a preguntar, estacionó y bajó para abrirme la puerta.
-Camila, ellos son Eduardo y Sofia, grandes amigos mios
Después de los saludos de presentación entramos a la hermosa casa, yo seguía sin entender porque me había llevado a conocerlos.
Ya en el living, con un vino tinto exquisito de por medio comenzamos a charlar, en realidad ellos charlaban, yo los escuchaba atenta tratando de descifrar alguna pista del porque de esa reunion.
Me dijeron que
Cláudio les había hablado de mi y que tenían muchas ganas de conocerme.
Les hablo de mi? Desde cuando? Que les habrá contado?
Mi mentor sexual ya me conocía lo suficiente como para darse cuenta que yo necesitaba saber que estaba pasando, pero en lugar de explicarme prefirió actuar.
-podríamos ponernos mas cómodos no? Sugirió
-adelante, dijo Eduardo, sabes que esta es tu casa.
Se levantó del sofá y me ofreció su mano, me condujo por la escalera a una habitación en la planta alta.
Era de película, había varios sillones contra las paredes y una cama grandisima en el centro, una luz tenue y un aroma encantador completaban el ambiente.
Los dueños de casa entraron atrás nuestro.
-Cami, alguna vez yo tuve tu edad y fui un joven inexperto, Eduardo era mi jefe, él me invitó a conocer a Sofia, ellos me enseñaron mucho, sobre todo me enseñaron a disfrutar del sexo. Te pido que confíes en ellos como confías en mi.
Eduardo se acerco, se quedó parado detrás mio, me tomó por la cintura y me besó el cuello, yo estaba muy nerviosa, no sabia como iba a reaccionar su mujer que estaba parada apenas un metro más atrás. Cuando me gire para mirarla vi como Cláudio la besaba y le sacaba lentamente la ropa.
Por su parte Eduardo fue subiendo sus manos hasta mis pechos, los acarició por sobre la tela que los cubría y de a poco se acercó a mi piel descubierta, sentí su erección apoyada en mi cuerpo, cerré los ojos y lo deje hacer.
Cláudio y Sofia ya desnudos se sumaron a nosotros, me desnudaron, me acariciaron, Sofia tomó mi cara entre sus manos y me dio un profundo beso, sus labios eran muy suaves
-disfruta Camila, liberate, me dijo antes de entregarme de nuevo a los brazos de su marido.
El hombre me hizo girar y se fue derecho a mis tetas, las agarro entre sus manos, se abalanzó sobre ellas, las chupo, las lamió y las mordisqueo haciéndome suspirar de placer. Me llevó hasta la cama, me hizo recostar, separó mis piernas y metió su cara rozandome primero con los labios, arremetió con la lengua hundiéndose en mi. Sus dedos se deslizaron con facilidad explorando cada milímetro.
Estaba gozando al máximo, sus besos me elevaban, Cláudio se arrodilló a mi lado y me acercó la pija a la cara, desesperada y enloquecida la busqué hasta tenerla en la boca, ésta era una situación ya conocida, dos hombres dándome placer, la novedad fue tener a la hermosa Sofia jugando con mis tetas, chupando una, acariciando la otra, con suavidad pero con mucho calor. Nunca creí que el contacto con una mujer me iba a excitar de tal manera.
Tanto estímulo fue demasiado para mi cuerpo que se arqueaba sin control explotando en un orgasmo largo e intenso.
Eduardo salio de entre mis piernas con la cara empapada, su mujer lo besó limpiándolo. La escena de ese matrimonio compartiendo mis fluidos era increíblemente sensual.
Cláudio me hizo cambiar de posición, me arrodille en la cama, Eduardo me tomó de la cintura y se acomodó atrás mio, me penetró con fuerza y se quedó quieto un instante, salió por completo y volvió a entrar, inició un bombeo incesante y delicioso.
Sofia volvió a besarme, tenia el sabor de Cláudio y el mío fundidos en la boca, era increíble. Se acostó delante mio y abrió las piernas dejándome ver unos labios rosados y brillantes de calentura. No lo había hecho antes, no sabia como hacerlo, pero sabia lo que me gustaba a mi.
La mojé más todavía pasándole la lengua de abajo hacia arriba, su aroma era embriagador, la escuche gemir y eso me incitó a darle más placer. Le separé los labios con los dedos y apreté su palpitante clítoris con mi boca, lamia, succionaba, besaba y estaba encantada de hacerlo. Ella hacía lo propio con la pija de Cláudio. El cuadro era perfecto.
Cambiamos de posición, de roles y de compañero deshaciendonos en orgasmos bestiales hasta que los hombres nos bañaron en caliente semen.
Descansamos, nos refrescamos, repusimos fuerzas y volvimos a empezar.
A la madrugada nos despedimos con la promesa de repetir el encuentro.
En los dos meses que le quedaban a Cláudio en el país visitamos varias veces a Sofia y Eduardo.
Cuando se fue dejó en mí una mentalidad totalmente renovada. Ahora tenia la certeza de que era capaz de vivir una vida totalmente normal y a la vez disfrutar de lo que mi cuerpo deseara.
[/size]
Yo trataba de combinar las dos cosas, sin descuidar ninguna. Estudiaba, tenía amigos, buena relación con mi familia, y secretamente gozaba sin prejuicios con este hombre 15 años mayor, con él y algunos de sus amigos.
Como tantas otras veces recibí un mensaje suyo.
"Hola bebé, te vi pasar con ese pantalón ajustadito, que linda estas!"
"Me moría por entrar atrás tuyo! Secuestrame y no pidas rescate!"
"No me lo pidas de nuevo... Cuando nos vemos?"
"El viernes es mi cumple, viene familia y algunos amigos a casa, después seguro salimos, no creo q pueda safar, el sábado te parece?"
"No me olvidé de tu cumple, tengo tu regalo, justo lo estoy agarrando... El sábado entonces, besos."
Llegó el viernes, mis 20 años, amigos, familia, regalos, llamadas, lo típico. Al dia siguiente, inventé una excusa y volví a salir. Excitada de antemano, fui hasta el lugar que habíamos acordado, Cláudio me esperaba en su auto. Al subir me sorprendí viendo que lo del regalo no era una broma, traía una bolsa de papel de colores con un gran moño.
-feliz cumpleaños bebe! Toma pero no lo abras ahora.
Que intriga!
Fuimos a un bar que nos gustaba mucho porque sus discretos rincones eran perfectos para ir calentandonos mientras tomábamos algo.
Lo notaba raro, como disperso.
-tengo que decirte algo... dijo en un momento
-decime, esta todo bien?
-si, todo bien, pero en dos meses me voy a España... A vivir.
-España? Guau, que bueno no? Digo, te vas por algo bueno
- si, mi hermano vive en Mallorca y tengo una gran oportunidad allá.
-es genial, de verdad me alegro por vos... Esto hay que festejarlo, no te parece? Dije poniendo descaradamente mi mano en su bulto.
-me parece... Contestó haciendo lo propio en una de mis tetas.
Terminamos lo que estábamos tomando y fuimos a refugiarnos a un telo. Como de costumbre, no tuvo desperdicios, a esta altura, después de casi un año, nuestros cuerpos se conocían a la perfección.
Cogimos varias veces, en distintas posiciones, gozando al máximo, sin preocuparnos por nada más.
Cuando nos estábamos por despedir me dijo
-quiero verte algún día en la semana, miércoles o jueves, no muy tarde, tengo algo especial para vos...
Sabia que por mas que insistiera no me iba a decir de que se trataba, le gustaba sorprenderme.
-el jueves puedo, a que hora?
-a las 7, con el regalo que te di.
Me dejó intrigada y después de verme tomar un taxi, se fue.
El regalo en cuestión era un conjunto de ropa interior divino, de encaje rojo, muy delicado y sensual.
Conté cada hora hasta ese jueves y por fin llegó. Nos encontramos, yo ansiosa, él exultante.
Esta vez no fuimos al bar, sin decirme cual era el destino manejó unos 40 minutos en los que me dediqué a toquetearlo y provocarlo cada vez que podía.
Llegamos a una casa con un gran portón que no dejaba ver el interior. Se anunció en un portero eléctrico y el portón se abrió. En la puerta de la casa una pareja nos esperaba.
Se notaba que eran mas grandes, él cincuentón, ella cuarenta y pico. Estaba tan confundida, quienes eran?
Sin darme tiempo a preguntar, estacionó y bajó para abrirme la puerta.
-Camila, ellos son Eduardo y Sofia, grandes amigos mios
Después de los saludos de presentación entramos a la hermosa casa, yo seguía sin entender porque me había llevado a conocerlos.
Ya en el living, con un vino tinto exquisito de por medio comenzamos a charlar, en realidad ellos charlaban, yo los escuchaba atenta tratando de descifrar alguna pista del porque de esa reunion.
Me dijeron que
Cláudio les había hablado de mi y que tenían muchas ganas de conocerme.
Les hablo de mi? Desde cuando? Que les habrá contado?
Mi mentor sexual ya me conocía lo suficiente como para darse cuenta que yo necesitaba saber que estaba pasando, pero en lugar de explicarme prefirió actuar.
-podríamos ponernos mas cómodos no? Sugirió
-adelante, dijo Eduardo, sabes que esta es tu casa.
Se levantó del sofá y me ofreció su mano, me condujo por la escalera a una habitación en la planta alta.
Era de película, había varios sillones contra las paredes y una cama grandisima en el centro, una luz tenue y un aroma encantador completaban el ambiente.
Los dueños de casa entraron atrás nuestro.
-Cami, alguna vez yo tuve tu edad y fui un joven inexperto, Eduardo era mi jefe, él me invitó a conocer a Sofia, ellos me enseñaron mucho, sobre todo me enseñaron a disfrutar del sexo. Te pido que confíes en ellos como confías en mi.
Eduardo se acerco, se quedó parado detrás mio, me tomó por la cintura y me besó el cuello, yo estaba muy nerviosa, no sabia como iba a reaccionar su mujer que estaba parada apenas un metro más atrás. Cuando me gire para mirarla vi como Cláudio la besaba y le sacaba lentamente la ropa.
Por su parte Eduardo fue subiendo sus manos hasta mis pechos, los acarició por sobre la tela que los cubría y de a poco se acercó a mi piel descubierta, sentí su erección apoyada en mi cuerpo, cerré los ojos y lo deje hacer.
Cláudio y Sofia ya desnudos se sumaron a nosotros, me desnudaron, me acariciaron, Sofia tomó mi cara entre sus manos y me dio un profundo beso, sus labios eran muy suaves
-disfruta Camila, liberate, me dijo antes de entregarme de nuevo a los brazos de su marido.
El hombre me hizo girar y se fue derecho a mis tetas, las agarro entre sus manos, se abalanzó sobre ellas, las chupo, las lamió y las mordisqueo haciéndome suspirar de placer. Me llevó hasta la cama, me hizo recostar, separó mis piernas y metió su cara rozandome primero con los labios, arremetió con la lengua hundiéndose en mi. Sus dedos se deslizaron con facilidad explorando cada milímetro.
Estaba gozando al máximo, sus besos me elevaban, Cláudio se arrodilló a mi lado y me acercó la pija a la cara, desesperada y enloquecida la busqué hasta tenerla en la boca, ésta era una situación ya conocida, dos hombres dándome placer, la novedad fue tener a la hermosa Sofia jugando con mis tetas, chupando una, acariciando la otra, con suavidad pero con mucho calor. Nunca creí que el contacto con una mujer me iba a excitar de tal manera.
Tanto estímulo fue demasiado para mi cuerpo que se arqueaba sin control explotando en un orgasmo largo e intenso.
Eduardo salio de entre mis piernas con la cara empapada, su mujer lo besó limpiándolo. La escena de ese matrimonio compartiendo mis fluidos era increíblemente sensual.
Cláudio me hizo cambiar de posición, me arrodille en la cama, Eduardo me tomó de la cintura y se acomodó atrás mio, me penetró con fuerza y se quedó quieto un instante, salió por completo y volvió a entrar, inició un bombeo incesante y delicioso.
Sofia volvió a besarme, tenia el sabor de Cláudio y el mío fundidos en la boca, era increíble. Se acostó delante mio y abrió las piernas dejándome ver unos labios rosados y brillantes de calentura. No lo había hecho antes, no sabia como hacerlo, pero sabia lo que me gustaba a mi.
La mojé más todavía pasándole la lengua de abajo hacia arriba, su aroma era embriagador, la escuche gemir y eso me incitó a darle más placer. Le separé los labios con los dedos y apreté su palpitante clítoris con mi boca, lamia, succionaba, besaba y estaba encantada de hacerlo. Ella hacía lo propio con la pija de Cláudio. El cuadro era perfecto.
Cambiamos de posición, de roles y de compañero deshaciendonos en orgasmos bestiales hasta que los hombres nos bañaron en caliente semen.
Descansamos, nos refrescamos, repusimos fuerzas y volvimos a empezar.
A la madrugada nos despedimos con la promesa de repetir el encuentro.
En los dos meses que le quedaban a Cláudio en el país visitamos varias veces a Sofia y Eduardo.
Cuando se fue dejó en mí una mentalidad totalmente renovada. Ahora tenia la certeza de que era capaz de vivir una vida totalmente normal y a la vez disfrutar de lo que mi cuerpo deseara.
[/size]
14 comentarios - Mi vecino el pervertido 4 -Un mundo por descubrir
Al sexo hay que vivirlo con mente abierta !!!
Gracias por compartir.
Angie te deja Besos y Lamiditas !!!
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
dejo puntitos, quiero mas!!!
No se si es real o no,
pero es maravilloso jajaja. Genial *-*
Excelente relato como siempre querida...FELICITACIONES!! Besos +10