Estaba ansioso por que mi mujer me termine de contar la historia que había encontrado en la computadora de mis hijas. Una fantasía que habían escrito las chicas con su amiga Erica una noche que se quedaron en casa. Mi mujer me dijo que esperara unos días, que la teníamos que hacer bien. Que el viernes la terminábamos con todo. Así fue. Llegué el viernes a la casa y mi mujer estaba en tetas y en tanga. Ni bien entré me agarró la pija y me dijo que podíamos empezar cuando quisiéramos. Quise empezar de inmediato. La agarré y la quise llevar hasta la pieza. “No”, me dijo. “Hoy las chicas no están. Se quedan en la casa de Erica. Vamos a coger en las camitas de ellas, querés?”. Obvio que quería. Era la manera perfecta de terminar esta fantasía. “En estas camitas se masturban tus hijas, sabías? Incluso a veces cuando se queda Erica, a la noche se masturban las tres, ellas desde sus camas, y Erica desde el colchón”. Me encantaba tener esa información. Me pone a mil saber que mis chicas disfrutan de pajas grupales con su amiga. Para más morbo, mi mujer había puesto bombachas de las chicas en las camas. “Vamos a coger sobre las bombachas de las chicas, querés? Si se manchan yo después las lavo”. Había bombachas de todo tipo, desde las más infantiles, hasta unas tangas escandalosas. Me dio curiosidad de saber en que ocasiones mis hijas se pondrían esas bombachas infantiles de Kitty, y en cuales esas tangas tan metidas en el culo. Que guachitas hermosas. Mi mujer se acostó en la cama de Anto, sobre las bombachas, se bajó la tanga, y me pidió que le empiece a pasar la pija por la cola. “Porque en esta parte la historia se pone anal. Tus hijas y su amiga rubiecita fantasean con que Justin les haga cosas en las colitas, sabés? En la historia vuelve Justin después de unas horas. Está apurado, se tiene que ir en un rato. Así que se deja de juegos y les dice a las chicas que se pongan las tres colita para arriba, las nenas le hacen caso. Anto a la izquierda, Delfi en el medio, Erica a la derecha. Les pregunta cual es su canción favorita. Las chicas le dicen, una cada una. Justin saca la pija, se tira encima de Anto, y se la mete por el orto, así, de una. Se empieza a culear a tu hija, que gime como una putita. Mientras la pija va entrando y saliendo del culo, le tira del pelo, y le canta la canción que ella pidió. La hace acabar en dos minutos. Se tira encima de Delfi. Ella se asusta un poco, le da miedo que se la culeen con tanta fuerza, pero a la vez no saca el culito, porque tiene muchas ganas de que su ídolo se la de por atrás. Justin no la decepciona, le mete la pija en el orto y se la empieza a coger fuerte mientras le canta la canción que ella eligió. En un par de minutos tu nena se estremece en un orgasmo. Justin va hasta la rubiecita. Erica se abre los cachetes de la cola con las manos, la quiere toda adentro. Justin le vuelve a decir que se parece a Miley Cyrus, y le cuenta que a Miley también se la cogió así, fuerte y por la cola. Se la mete toda. Erica gime. Justin apura, bombea más fuerte, le canta al oído, Erica quiere tener esa pija en el culito para siempre, pero no aguanta más y empieza a acabar re fuerte. Justin también, le empieza a llenar toda la cola de leche a la rubiecita. Ahí termina la historia”. Yo estaba excitadísimo, y todavía ni siquiera se la había metido. No entendía ese final abrupto del juego y de la historia. Tenía la pija paradísima, en medio de los cachetes de la cola de mi mujer, una cola hermosa, bien armadita, con muchas horas de gimnasio. Me resultó extraño que la historia hubiera terminado así, antes de que se la pudiera meter. Algo raro había. Me di cuenta de que mi mujer tenía algo más, se seguía guardando cartas en la manga. Hasta que por fin me tiró la bomba: “Querés ver a tus hijas y su amiguita haciéndose una paja? Las tengo filmadas.” Si la historia pajera que habían escrito pensando en Justin Bieber me había calentado a niveles siderales, saber de la existencia de ese video me lo multiplicó por mil. Por fin iba a poder ver a mis nenas dándose placer, y quizá hasta acabando, un sueño erótico hecho realidad. Le dije que sí, temblando de placer y ansiedad. Mi mujer lo puso en la tablet. “Miralo”, me dijo, mientras bajaba a hacerme un pete. En el video aparecían mis dos hijas y Erica en nuestra cama matrimonial. Las tres en bombacha. Las mismas bombachas que aparecían en la historia. Antonella con su bombacha verde y Delfi con su bombachita roja, las dos sentadas de frente a la cámara, con las piernas abiertas, Erica al lado de ellas, con una tanguita blanca, tirada cola para arriba, las tres masturbándose. Al principio suavemente, entre risas, haciéndose chistes. Con el correr de los minutos ya cada vez más concentradas, más metidas en el ejercicio masturbatorio, de a poco empiezan a aparecer algunos gemiditos, las caras van cambiando, se las va viendo más y más abstraídas en el placer. En ese momento mi mujer se saca la pija de la boca, agarra la tablet y detiene el video. Y me dice “Hay más, pero es fuerte”. “Cuanto más fuerte mejor!”, le digo yo, que estoy a punto de irme en leche pensando en mis nenas y la amiga. “Pero es fuerte en serio, espero que no te parezca que me zarpé, pero es algo que vengo trabajando hace un par de años sin decirte, algo para vos, para cumplir tus sueños más degenerados. El video lo filmé yo, en la parte que sigue me siento entre las chicas, yo también en bombacha, y acabamos juntas”. Ahora la calentura se multiplicaba por un millón. ¿Cómo lograste eso?. “Con las nenas siempre hablamos de sexo, con Erica también, es una zarpadita la rubiecita. Hablamos muchas veces de masturbación, les pregunté si lo hacían, me fueron contando, durante un tiempo largo fuimos agarrando confianza, les fui dando consejos, casi hasta podríamos decir que yo les enseñé a pajearse a las nenas, y en un momento me invitaron a masturbarme con ellas. Lo hicimos 4 o 5 veces ya. Un par de veces mientras nos pajeabamos me pidieron que les cuente como era coger con vos, que cosas te calentaban, si me cogías por la cola, cuales eran tus fantasías más degeneradas. Una de esas veces, acabamos las cuatro juntas mientras les contaba que fantaseabas con verlas masturbarse en bombacha. Les encantó, se calentaron mal. Fue un orgasmo hermoso. Acabamos todas juntas durante más de un minuto, todas mojadas. Así que las chicas quisieron que las filme y te muestre. Y las bombachas, aquella vez, no se las robé, me las dieron ellas, les encanta la idea de que te las haga oler. Ahora, en la casa de Erica, se están pajeando pensando en lo que estamos haciendo acá” Yo ya no podía respirar de la excitación y el morbo. Mi mujer agarró su teléfono y mandó un mensaje a un grupo de whatsapp, de ella, mis hijas y Erica. “Ya le conté, LE ENCANTA”, decía el mensaje. A los dos minutos, la respuesta. Una foto de las tres en bombacha, cola para arriba, y la leyenda “Hola Pa”. Mis tres amores, que ganas de comerles las colas. No podía creer el mundo de morbo que se me estaba abriendo. Mi mujer me pasó la tanga usada de Erica y la tablet, puso de nuevo el video, y me empezó a chupar la pija otra vez. En el video ahora aparecía ella, también en bombachita, su cuerpo de mujer, terriblemente sexual, se destacaba entre los tres cuerpitos de las adolescentes. Le hicieron un lugar. Todas se bajaron la bombacha hasta los muslos. “Bueno”, dijo mi mujer en el video, “ahora con las bombachitas bajas, a acabar, vamos con todo, un orgasmo potente entre todas chicas”. Las manos empezaron a trabajar más fuerte sobre esas conchas. Hasta vi como Erica se metía apenas los deditos, y con la otra mano se abría la cola. Las cuatro acabaron en un sonoro y largo orgasmo. Después, todas transpiradas y mojadas, se abrazaron. En el momento en que acababan, mi mujer me empezó a chupar la pija con más fuerza. Yo, mientras, miraba el video y olía el sutil aroma de conchita y sudor que Erica había dejado en su bombacha. Le llené la boca de leche. Mi mujer se la terminó de tragar y me dio un beso en la boca. Nos quedamos acostados en la cama. Le dije que me hacía muy feliz lo que había pasado. Que le diera las gracias a las chicas de parte mía. Me volvió a preguntar, como ya me había preguntado antes: “Vos te la re cogerías a la rubiecita, no?”. Obvio, le dije. Vos sos la mujer de mi vida, pero la rubiecita está para darle, lo tenés que reconocer. “Sí”, me djio. “con las chicas te queríamos proponer eso también. Por que no te la cogés a Erica, y con Anto y Delfi miramos y nos pajeamos?”. Se me paró la pija al instante. Mi mujer se dio cuenta de que la propuesta estaba aceptada. Se venía el morbo máximo.
13 comentarios - Mis hijas adolescentes: sus fantasías con Justin Bieber III
Muy bueno Amigo... desde ahora el nombre Justin me remontará directo a esta fantasía 😉
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