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Terminó de cerrar la puerta tras de sí y me miró.

Terminó de cerrar la puerta tras de sí y levantó la mirada lentamente mientras se observaba el cuerpo. Se vio las medias negras, la pollera corta, el escote, y sintió vergüenza. Pero terminó de levantar la cabeza y ahí estaba él, sentado en el borde de la cama, observándola de pies a cabeza. Ahí parada, ella dio una vuelta en el lugar para mostrarse, agachándose un poco para mostrar el escote, sacando un poco de cola, riendo de incomodidad. Luego, apagó la luz. La oscuridad era casi total. Su figura se recortaba del negro, pero sólo después de acostumbrar la vista un rato. Él estiró los brazos y encontró los de ella que se acercaba tanteando.

Ella parada frente a él, tomó sus manos y las recorrió por su cuerpo, como una forma de mostrarse en la oscuridad. Primero subió por las piernas, subió por las nalgas, apretó su cadera, pasó por sus pechos sin dejar parte del escote sin ser inspeccionado. Luego subió la mano de él pasando por su cuello y terminando en su boca, donde introdujo dos dedos recibiéndolos con la lengua, apretando los labios. Ella se dio vuelta y sacó la cola para fuera, en forma de invitación. Él tomó sus nalgas con ambas manos y las recorrió como si de esa forma pudiera sentir a través de la ropa. Con la misma actitud, empezó a recorrer todo su cuerpo, y ella se ponía de frente o de espaldas, mostrándose, entregándose.

Después de un rato, ella tomó sus manos nuevamente. Se agachó un poco para estar a la altura de su cara, puso una de sus manos dentro de su escote y tomó dos dedos de la otra mano y se los introdujo en la boca. Lo miraba a los ojos mientras chupaba esos dedos, como si fuera una promesa de lo que vendría. Cuando notó que él no daba más, empezó a acariciarle la entrepierna por sobre la ropa. Usaba las dos manos con vehemencia, mientras lo besaba apasionadamente, para luego alejarse un poco, observarlo, y luego volver a besarlo. Entonces ella pensó que era suficiente, que había que pasar a etapa. Se paró y se alejó un poco.

Él la miraba que parecía que se la comía con la vista. Ella notaba esto y la excitaba más, ya sentía su entrepierna muy mojada. Muy lentamente levantó su remera por sobre la cabeza. Luego, se sacó la pollera hacia bajo dándole la espalda, sacando cola y descubriendo la pequeña ropa interior poco a poco. Apoyándose con la pared con ambas manos, se agachó y arqueó la espalda para mostrarse mejor. Luego, se incorporó y bajó la bombacha centímetro a centímetro.
Nuevamente tomó las manos de él y las llevó para dejarse acariciar la cola y la entrepierna. Las manos tomaban cada sector como si fuera la primera vez, hasta que una fue un poco más y metió un dedo en su vagina. Ella gimió de placer y él entendió que por ahí venía la mano. Metió dos dedos y ella se estremeció. Ambos lados de las piernas ya estaban completamente mojadas, y él sentía como más fluidos avanzaban entre sus dedos. Comenzó a sacar y meter los dedos, acariciando el frente del cuello.

Parecía que a ella eso la volvía loca, porque se tuvo que apoyar en la pared para no caerse al aflojarse sus piernas. Cuando consideró que era suficiente, ella se dio vuelta, se sacó el corpiño y bruscamente puso sus tetas en la cara de él. Con una mano seguía estimulando su entrepierna, con la otra la apretaba desde la cola para tenerla contra su cuerpo. Con la boca chupaba sus tetas recorriendo toda la superficie. Ella se movía y ponía su otra teta en su boca, se alejaba un poco, se hacía desear y luego volvía a acercar sus pezones, intercambiándolos un rato cara uno.
Con las manos apretaba sus tetas para que estén un pezón cerca del otro, y así el pudiera chupar los dos al mismo tiempo. Con la distancia, ella decidía cómo tenía que ser chupada. Si apretaba contra su boca, si se alejaba un poco para que sólo la lengua roce el pezón. etc. En un momento dado, ella se agachó y con ambas manos abrió su pantalón con velocidad sacando su pene hacia fuera. Lo masturbó unos segundos mirándolo a los ojos, mientras él no soltaba sus tetas. Ella bajó aún más y empezó a lamer los costados de su pene.

Lo hacía con pasión, apurada, desbordada por la excitación. Luego continuó chupando la cabeza e introduciendo todo lo que podía en su boca. Recibía la cabeza de su pene con la lengua, apretaba con los labios y subía y bajaba. Él gemía de placer. Ella introducía casi en su totalidad, hasta el fondo de su garganta, cuando la sacaba lamía la cabeza y luego se la volvía a meter. Ella sabía muy bien que eso lo volvía loco. Se incorporó sobre sus rodillas y puso el pene entre sus tetas. Apretando con ambas manos subía y bajaba. Mirando a sus ojos, se frenaba, lo chupaba un poco, y volvía a jugar entre sus tetas. De a ratos, cuando se la chupaba, se tocaba los pezones sabiendo que a él lo excitaba en demasía.

Cuando creyó que era suficiente, sacó un preservativo de un cajón, se lo puso en tres segundos, y dándole la espalda se sentó sobre él. Se movía hacia arriba y hacia abajo con las piernas juntas. Hacía movimientos circulares mientras se apoyaba en sus rodillas. Sacaba la cola siendo muy consciente de lo bien que se veía en esa posición.

(continuará)

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