Tenia que arreglar el tren delantero del auto. Cosa que no debería haber sido complicada si no fuera porque mi mecanico de confianza no podía arreglarlo.
Un conocido me mando a un taller de tren delantero y pese a que el presupuesto que me pasban me cerraba en números, algo del tipo del taller no me daba ni cinco de confianza.
Iba de un colegio a otro, cuando vi un taller de tren delantero relativamente cerca de mi casa, a una 30 cuadras, algo del taller cerrado me llamo la atención y sin tener ningún tipo de referencia, ni idea acerca de si todavía funcionaba el taller o de quien lo atendia. Decidí que iba a llevar a arreglar el auto a ese lugar.
El taller de la calle tenia un cartel que se notaba que era bastante nuevo era el taller JuanjoC. Todavía que pregunto que fuerza extraña fue la que me impulso hacia ese lugar. Bueno no importa!
Dos días despu es a las ocho y unos minutos de la mañana me encontraba en la puerta del taller esperando a que abriera. Eran ocho y media de la mañana y todavía estaba esperando. Había decidido darle hasta las nueve y si no iba a buscar otro taller. Apenas unos minutos después un auto estaciona sobre la vereda del taller y veo bajar a un hombre joven, no se porque me imaginaba a un cincuenton como el mecanico. No soy buena calculando la edad pero supongo que Juanjoc tendrá entre 27 y 33 años, es alto. Muy alto. Como metro ochenta y pico. Hombros anchos, brazos fuertes y un poco de panza (no chicas si pensaban que iba a escribir que venia con un six pack de esos de novela roja… olvidenlo esto es la vida real) me acerque y me pesente, solo con mi nombre. Como hago siempre.
Le comenté el motivo de mi visita y le pase el detalle de las reparaciones que me habían hecho en Norauto. Sonreí al notar que el pantalón de fajina que el llevaba puesto tenia la inscripción de la misma empresa. El pidió por nextel el precio de los repuestos. Yo aproveche para mirarlo a gusto. Tiene ojos castaños claro, entre marron miel, pardos y verdes. La barba de dos días castaña clara, como el pelo y la piel dorada, bien de una persona que pasa muchas horas al aire libre.
Yo lo miraba absorta como quien esta mirando un pollo girar en el spiedo cuando se esta a dieta ( y la metáfora me sienta a la perfeccion, porque tras haber decidido ser una chica buena y fiel y solo conformarme con sexo una vez cada diez o quince días con mi marido, este tipo me hacia agua la boca… y otras parte del cuerpo que también tiene labios). Me distraje pensando en como me gustaría encerralo en el cuartito que había al fondo del taller, que intuia era una suerte de cocinita, ya que el baño se evidenciaba hacia la derecha sobre la misma pared, y hacerle una buena mamada (uf! cuanto hace que no me como, literalmente, una buena verga)
El me sorprendió mirándolo demasiado fijo y me clavo la mirada en los ojos. Me puse colorada sin poder evitarlo mas que nada por lo que estaba pensando. Pero como él había estado copiando y haciendo la cuenta del dinero que necistitaba para repuestos y mano de obra. Supuso que mi sonrojo era por lo alto del costo. Su presupuesto era mucho mas barato que el de Norauto pero mas caro del taller que no me había gustado. Pero yo tenia el dinero y como dije ya había decidido dejarlo en ese taller.
Le dije que no había problema y que como hacia y cuando podía dejarle el auto. El sonrio de lado y yo tuve taticardía (mierda! necesitaba tiempo a solas y al “actor de reparto” mi, consolador verde fluo de silicona de 11 x 4, (el nombre viene de una historia que algún dia escribiré)) me dijo que podía dejarlo ese dia y que el se encargaba de todo. Genial. Busque mi bolso y las Cedulas que había dejado en el auto y me fui a tomar el colectivo con rumbo a mi oficina.
Hable con Juanjosé pasado el mediodía y me dijo que para ultima hora de la tarde iba a estar terminado el trabajo. Me parecio sorprendente.
Lo vi un par de veces más como mecanico y como suele pasar me olvide de él.
Un grupo del que había sido profesora varias veces, egresaba y me invitaron a comer en un lugar llamado Humberto que esta bastante cerca de mi casa. Acepte por que las chicas de esa comisión me caen muy bien.
Fuimos a cenar y me divertí mucho. Ellas son todas mujeres casadas y que en su mayoría no salen sin sus familia. Hecho que me sorprendió mucho.
Habíamos terminado de cenar y de ver un espectáculo. Cuando una de las “chicas” insistió en quedarnos a bailar al local que hay al lado “the One” yo que salgo cuando se me da la gana no tenia problemas y me di a la tarea de convencer a las mas remilgadas del grupo. Es raro salir en plan amigas con un grupo que en lugar de usar mi nombre me dice “profe” y me trata con un respeto que no busco ni siquiera cuando estoy en función oficial. Pero era lo que había esa noche.
Tras conversar un ratito con el RRPP del restaurant conseguimos pases para el VIP del local de al lado y allí fuimos, yo quería bailar pero las chicas se sentían medio fuera de lugar asi que nos sentamos en los sillones a tomar algo. La mayoría de ellas al ser evangelistas no toman alcohol. Yo dude entre seguir tomando gaseosa como durante la comida o tomarme un daiquiri. Me decante por hacer mi gusto en lugar de lo que esperaban de mi.
Tras dos daiquiris convenci a dos chicas para ir a la pista a bailar. Pocos minutos después se sumaron el resto y empezamos a divertirnos como adolescente. Bailábamos con cualquiera que nos lo pidiera y yo rechace a dos o tres de ir a “un lugar más tranquilo”
Seria como las tres de la mañana cuando unas manos me tomaron desde atrás por la cintura y su dueño empezó a bailar conmigo rozándome pero sin frotarce. Tras unos minutos me susurro en el oído:
- Hola, profe!
Sonreí y mis poco disimuladas ex alumas empezaron a hacer gestos (bastante exajerados) de aprobación para el muchacho.
Gire y como ya se imaginaran el que me rodeaba la cintura era Juan Jose. Quien al tenerme de frente dejo de tocarme para pasar a bailar sueltos.
Sexi como el pecado, con una remera azul oscura con inscripciones en gris y un pantalos de gabardina negra, me clavo los ojos en los mios. Mi sonrisa se ladeo y arquee una ceja interrogativa.
- Hola! Lo salude esforzándome por acordarme como se llamaba
- ¿Cómo estas, tanto tiempo? Me preguntó buscando conversación.
- Bien ¿y vos?
- Estaría mejor si no tuviera que pregutarte como era que te llamabas… Dijo sonriendo. Lo que me hizo reir
- Bueno estamos en la misma, respondi. – yo tampoco me acuerdo de tu nombre.
- Juan José. Vos llevaste el auto a mi taller. Me aclaro pero un poco mas serio de antes. Era obvio que le molestaba que yo no lo recordara.
- Ah! De donde te conozco si me acordaba. Pero tu nombre se me escapaba. Confese con intención de mimar un poco su ego
- ¿Y vos no vas a decirme tu nombre?
Sonreí de nuevo. Me planteaba un juego que me encanta. Adivina quien soy…
- No se… ¿Por qué debería decírtelo?
- Dale, no puedo estar llamándote profe toda la noche.
- ¿Por que no? las chicas lo hacen siempre. Sonrio
- Esta bien, profe. Respondió. –¿ viniste sola con tus alumnas o tu marido anda por aca?
- No, hoy es noche de chicas. Dije y como si mis palabras hubieran sido un permiso volvió a acercarse y me tomo de las manos. Giandome para bailar una cumbia.
No volvimos a hablar pero mientras bailábamos cada vez se acercaba más. Hasta que tres canciones después ya me tenia agarrada de la cintura nuevamente, y casi bailábamos una lambada.
Bailamos algunas canciones más y yo vi que las chicas se dirigían a la barra asi que le dije que me iba con ellas a tomar algo. Se ofrecio a comprarme lo que quiera y rechace la invitación.
La verdad que mientras bailábamos me cayó la ficha de que el conoce a mi marido y que yo no se si puedo confiar en él. O será que estoy fuera de practica por la idiotez de “portarme bien”
Me fui con las chicas y tras tomar algo y descansar un poco volvimos a la pista. No sin antes tener que soportar lo mas estoicamente posible que las chicas me cargaran por el lavante que tenía, lo bueno que estaba Juan Jose y alguna que otra chorrada que se les ocurria.
Apenas empezamos a bailar un tipo de mas de cincuenta años me saco a bailar. A diferencia de Juan este estaba muy tomado y trato de besarme de prepo mas de una vez. No me gustaba, no sólo físicamente, sino lo que mas me molestaba era que en su estado de embriaguez me apretaba de una forma molesta y desagradable.
Ahora si creen que Juan vino a mi rescate y me saco al borracho de encima… no se haciendoce pasar por mi pareja, para después reclamar su premio en especias. Están muy equivocados.
El borracho me abrazo apretándome contra su cuerpo u trato de manosearme los pecchos. Ya harta de el lo empuje él trastabillo y cayo sentado de culo. Se levantó rápidamente y me pego una cachetada que me dio vuelta la cara. Al toque dos patovicas lo agarraron mientras las chicas venían en mi auxilio. Me ardia la cara por el golpe y decidi que mi noche ya había terminado.
Yo vivo a unos doce cuadras del boliche asi que estaba tratando de comunicarme con una de las remiserias de la zona cuando uno de los patovicas que había sacado al borracho se me acerco y me dio un pase para el VIP. Deshaciéndose en disculpas por el idiota que me había golpeado. A mi no se me antojaba. Solo quería irme a mi casa. Pero anime a las chicas a que fueran al VIP asegurándoles que iba a estar bien.
Mientras esperaba en la vereda el auto, apareció Juan Jose con tres chicos mas. Al verme se acerco y se ofreció llevarme. Lo mire a esos increíbles ojos y nege lentamente con la cabeza. - -- ya llega mi remis, le informé sonriendo.
- Dale, yo te llevo. Insistió con una sonrisa de lado.
Mi Dios! Hace un año, ni se me hubiera ocurrido no irme con él. Pero como me prometí que iba a serle fiel a mi marido ahora me toca poner cara de póker, aguantar y volver a mi casa con mi marido (nah! Si yo soy buenísima para los negocios: estoy a punto de cambiar una noche de sexo que promete ser mas que interesante por ir a mi casa a escuchar a mi marido roncar y que me diga que esta cansado si se me ocurre pedirle sexo)
- No, gracias, vuelvo a responder y sonrio coqueteando, tímida (ese gesto que me caracteriza, es una serie de parpadeos continuos con la mirada baja y la cabeza un poco de lado. Como si quiesiera esconder mis ojos de los de mi interlocutor) – ahí esta mi auto, señalo un renault 9, azul que esta terminando de parar a pocos metros de nosotros. – a buena. chau! Saludo y acompaño el gesto con la mano.
Él se acerca a mí y me da un beso en la mejilla apoyando sus labios , pero se demora varios segundos de más en separar ce. Me voy lamentándome mi estúpida idea de ser una chica buena. Agh! La vida, a veces, apesta.
Asi siguió pasando el tiempo y llego diciembre. Y con diciembre el bendito spleen de fin de año. Hacia demasiado tiempo que no tenia sexo con mi marido (ni con nadie) y la verdad que ya ni masturbarme me daba resultado. La insatisfaccion sexual se me notaba en la manera en que reaccionaba ante todo. Hasta ese momento cuando estaba asi consegui que mi marido me bajara la calentura. Pero como el muy forro segura se andaba cogiendo por ahí a una “ se cansaba” antes de acabar (les juro que me deja a medias y él se queda a medias y me dice que se cansó) asi que mi humor no era del mas feliz. Y si a eso le sumamos los quilombos típicos de diciembre… en fin.
Estaba empezando a preparar mi viaje de vacaciones a la costa asi que tenia que llevar al taller el auto para que le miren los frenos y demás cosas antes de salir a la ruta para no encontrarme con ninguna sorpresa. Y que se fijaran en particular un ruido que sentía en la rueda delantera derecha. Asi que me diriji al taller, para pedir “turno”.
Me atendió el padre de Juan Jose y me dijo que lo llevara al otro día a la mañana. Asi lo hice.
Me levante con una hermosa temperatura de 33° yo tenia que llevar el auto al taller y de ahí irme a la oficina, asi que me puse una musculosa de bretes finitos que deja bastante poco librado a la imaginación, y me lleve una blusa de gasa trasparente para ponerme al bajar del auto.
Llegue al taller y juanjoc estaba en la vereda con el mate. Me acerque a él y me saludo (como es su costumbre) con un beso en la mejilla y note como sus ojos irremediablemente se iban a mi exuberante escote.
Le sonreí y me dijo que diéramos una vuelta en el auto para que le dijiera que era el ruido que escuchaba. El se sentó al volante y yo de pasajero. Pocas vecs me puse tan nerviosa al estar en un auto con un tipo. (estoy segura que se debe a la falta de practica y al “hambre atrasada”) paseamos unos cinco minutos y el paro el auto diciéndome que ya sabia que era lo que le pasaba al auto (si me preguntan no tengo ni la mas remota idea de que cuernos me dijo) mi auto es un palio de cinco puertas, asiq ue estábamos muy cerca uno del otro. Él me hablaba mirándome a los labios o al escote (muy básico lo suyo) me mordí el labio inferior por instinto al darme cuenta donde apuntaban sus ojos.
- No hags eso, casi me gruño Juan Jose.
- ¿Qué cosa? Respondí inocente y sorprendida.
- Si te vengo perdonando, es porque sos casada. Me respondió.
- ¿perdonando? ¿Perdonando de que? Inistí en mi inocencia.
- ¡Vamos cari!. Esta muy claro lo que buscas. Respondio repasándome con la mirada.
- Yo no busco nada, más que que me arregles el auto. Respondí enojada.
- Bueno, dijo y arranco el auto llevándonos de nuevo al taller.
- Para la tarde va a estar listo. Me dijo sin mirarme cuando llegamos. Me baje del auto busque mi bolso, me puse la blusa de gasa y me acerque a él para darle la cedula verde del auto.
- Si no buscas nada, porque no te tapaste antes me dijo agarrándome la muñeca cuando le extendí la cedula verde.
- Porque… porque…
- Porque buscas calentarme como hiciste hace unos meses en The One. No crei que fueras una histérica me espeto malhumorado.
- Yo no soy una histérica. (para mi ese es el peor insulto en el mundo)
- Ah! No. Entonces si te beso ahora no me vas a huir. No respondí, porque simplemente no sabia que decir. Me debatia entre la promesa a mi misma y mi instinto básico y primitivo.
Él me tomo de la cara y me beso suavemente. Dándome tiempo a huir.
Y bueno que les voy a decir entre mi razón y mi instinto. Gano el segundo.
Le devolví el beso y este cada vez se fue haciendo más salvaje.
- Aca no podemos hacer nada. Me informó el apenas separándose. Lo que me recordó que yo tenia que ir a trabajar.
- Claro! Y yo tengo que ir a trabajar. Respondi medio aturdida.
- Esta tarde cuando vengas a buscar el auto, vamos a algún lado. Afirmó. Negué con la cabeza para esa hora mi marido ya esta en casa y es imposible.
- ¿Mañana a la mañana? Podes escaparte del trabajo. Asentí. Te espero a las ocho en el ombú. ¿Te aprece?
- Bueno. Acepte. Y desde ahí me debatí todo el dia entre asistir y romper mi promesa o no ir y tener que buscar otro mecanico.
Ya había decidido mantener mi promesa de fidelidad y pensaba dejar plantado a JuanJosé esa mañana. Pero al encender el teléfono me encontré con el siguiente mensaje
<no voy a poder ir. Será la próxima vez>
Bueno, el había decidido por los dos. Pero si bien yo no pensaba ir que me plantara él me jodía bastante (quien me entiende?)
Asi diciembre quedó en el olvido y llego enero, quien trajo la tan ansiada feria judicial y el receso educativo. Con mi marido decidimos ir diez días a la playa en familia y luego él iria solo siete dias a Reconquista, santa fé a visitar a familiares y amigos.
Llego su viaje y durante los tres primeros días de su estadía se olvidó completamente de mí. No me escribió ni un puto mensaje de texto, lo que me llevo a tener que preguntar por Facebook si alguien sabia algo de él (porque tampoco me atendia cuando yo lo llamaba)
Cuando me llamo me contó que la estba pasando tan bien “que se le había pasado llamarme”
Como se imaginaran mi bronca era completamente inefable. Asi que hice eso que exactamente jamas había hecho y que me había jurado no hacer bajo ningún punto de vista: hackearle la cuenta de Facebook.
La ira es la peor consejera que existe sobre este mundano planeta, asi que lo que encontré fue que el muy turro se hacia el gato con cuanta coneja había entre sus “amigos” si hubieran sido sólo chicas de internet me la podría bancar pero cuando lei las cosas que le ponía a sus “compañerotas” de trabajo en mensajes privados. Explote.
Ojo no se confundan en que me agarro un ataque de celos. Nah!!! Sólo me sentí una gran boluda. Llevo meses (que también podrían ser siglos) pasando necesidad masturbandome por no engañarlo ¿y él? Gastandla matraca por ahí (me salio medio anacrónico, sepan disculpar).
Yo tenia que llvar el auto a lo del mecanico para que le revice los frenos, ya que prendía la luz en el trabajo. Se lo iba a llevar a Sergio, pero visto, lo leído decidi ir a ver a Juan José.
Asi que tempranito a la mañana me puse una muscolosa escotada una bermuda de jean y me fui al taller. Apenas baje de mi auto, el y los que estaban en la vereda me escanearon de arriba abajo. Le sonreí y le comenté el problema que tenia el auto. Me dijo que lo dejara que en el transcurso del dia me llamaba y me avisaba que era y cuantó salía.
Me llemó y me dijo que eran las pastillas de freno y que lo iba a tener terminado a eso de las 20 hs.
A esa hora me diriji al taller. Al llegar vi que la persiana estaba baja, pero con la puerta abieta. Llame apenas asomándome y el me grito desde adentro que entrara. Al entrar lo vi aparecer con el torso desnudo y una camiseta en las manos. Se acerco y me dio un beso en la mejilla y empezó a hablarme del auto. Asentí como si supiera de que diablos me hablaba.
Me acerque para pagarle el trabajo y al aestirar la mano con la plata el me agarro la muñeca. Con la otra mano tomo el dinero y lo dejo sobre la mesa de trabajo. Mientras me acercaba hacia él. Me agarro de la nuca y me beso. Yo me sentía como una meñeca de trapo sin voluntad alguna. Mientras me besaba me fue llevando hacia atrás hasta que mi espalda dio contra la pared.
Sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo sin ningundescaro y yo lo dejaba hacer. Me saco la musculosa y me bajo el corpiño para poder tener mejor acceso a mis pechos. Los pellisco suavenemte. Me los estiraba para luego pasar a morderlos y lamerlos arraebatandome hasta el ultimo vestigio de cordura. Desprendió los botones de mi bermuda y me dijo que lo esperara un segundo durante el cual fue hasta la puerta y la trabo.( Mi dios yo esaba casi en bolas y la puerta a la calle estaba abierta de par en par)
Volvió y antes de que yo diga nada. Me empezó a besar de nuevo. Me quitó la bermuda y la tanga y empezó a manosearme entre las piernas. A esta altura yo tenia mi mano dentro de su pantalón y lo masajeaba. El se quieto el pantalón, sacando primero un preservativo del bolsillo. Se lo coloco y me aupó. Nunca había cojido con nadie asi.
Lo rodee con mis piernas y me agarre de su cuello mientras el buscaba penetrarme.
Cuando me clavo contra la pared no pude reprimir un grito. En parte por la sorpresa y en parte por la profundidad con la que me penetraba.
Los golpes hacían que me arañara la espalda contra la pared, pero no me importaba nada. El orgasmo me alcanzó demasiado rápido (demostrando que hacia mucho no cojia) pero a él no pareció importarle porque pocas embestidas después se vino él.
Nos vestimos en absoluto silencio. Yo me sentía rara. Una mezcla de culpa, molestia y saciedad extraña. Sólo pensaba en salir de ahí. Pero el me agarro y empezó a besarme de nuevo.
- Sabes que esto sólo es el principio? Me dijo
Y yo supe que estaba de vuelta.
Un conocido me mando a un taller de tren delantero y pese a que el presupuesto que me pasban me cerraba en números, algo del tipo del taller no me daba ni cinco de confianza.
Iba de un colegio a otro, cuando vi un taller de tren delantero relativamente cerca de mi casa, a una 30 cuadras, algo del taller cerrado me llamo la atención y sin tener ningún tipo de referencia, ni idea acerca de si todavía funcionaba el taller o de quien lo atendia. Decidí que iba a llevar a arreglar el auto a ese lugar.
El taller de la calle tenia un cartel que se notaba que era bastante nuevo era el taller JuanjoC. Todavía que pregunto que fuerza extraña fue la que me impulso hacia ese lugar. Bueno no importa!
Dos días despu es a las ocho y unos minutos de la mañana me encontraba en la puerta del taller esperando a que abriera. Eran ocho y media de la mañana y todavía estaba esperando. Había decidido darle hasta las nueve y si no iba a buscar otro taller. Apenas unos minutos después un auto estaciona sobre la vereda del taller y veo bajar a un hombre joven, no se porque me imaginaba a un cincuenton como el mecanico. No soy buena calculando la edad pero supongo que Juanjoc tendrá entre 27 y 33 años, es alto. Muy alto. Como metro ochenta y pico. Hombros anchos, brazos fuertes y un poco de panza (no chicas si pensaban que iba a escribir que venia con un six pack de esos de novela roja… olvidenlo esto es la vida real) me acerque y me pesente, solo con mi nombre. Como hago siempre.
Le comenté el motivo de mi visita y le pase el detalle de las reparaciones que me habían hecho en Norauto. Sonreí al notar que el pantalón de fajina que el llevaba puesto tenia la inscripción de la misma empresa. El pidió por nextel el precio de los repuestos. Yo aproveche para mirarlo a gusto. Tiene ojos castaños claro, entre marron miel, pardos y verdes. La barba de dos días castaña clara, como el pelo y la piel dorada, bien de una persona que pasa muchas horas al aire libre.
Yo lo miraba absorta como quien esta mirando un pollo girar en el spiedo cuando se esta a dieta ( y la metáfora me sienta a la perfeccion, porque tras haber decidido ser una chica buena y fiel y solo conformarme con sexo una vez cada diez o quince días con mi marido, este tipo me hacia agua la boca… y otras parte del cuerpo que también tiene labios). Me distraje pensando en como me gustaría encerralo en el cuartito que había al fondo del taller, que intuia era una suerte de cocinita, ya que el baño se evidenciaba hacia la derecha sobre la misma pared, y hacerle una buena mamada (uf! cuanto hace que no me como, literalmente, una buena verga)
El me sorprendió mirándolo demasiado fijo y me clavo la mirada en los ojos. Me puse colorada sin poder evitarlo mas que nada por lo que estaba pensando. Pero como él había estado copiando y haciendo la cuenta del dinero que necistitaba para repuestos y mano de obra. Supuso que mi sonrojo era por lo alto del costo. Su presupuesto era mucho mas barato que el de Norauto pero mas caro del taller que no me había gustado. Pero yo tenia el dinero y como dije ya había decidido dejarlo en ese taller.
Le dije que no había problema y que como hacia y cuando podía dejarle el auto. El sonrio de lado y yo tuve taticardía (mierda! necesitaba tiempo a solas y al “actor de reparto” mi, consolador verde fluo de silicona de 11 x 4, (el nombre viene de una historia que algún dia escribiré)) me dijo que podía dejarlo ese dia y que el se encargaba de todo. Genial. Busque mi bolso y las Cedulas que había dejado en el auto y me fui a tomar el colectivo con rumbo a mi oficina.
Hable con Juanjosé pasado el mediodía y me dijo que para ultima hora de la tarde iba a estar terminado el trabajo. Me parecio sorprendente.
Lo vi un par de veces más como mecanico y como suele pasar me olvide de él.
Un grupo del que había sido profesora varias veces, egresaba y me invitaron a comer en un lugar llamado Humberto que esta bastante cerca de mi casa. Acepte por que las chicas de esa comisión me caen muy bien.
Fuimos a cenar y me divertí mucho. Ellas son todas mujeres casadas y que en su mayoría no salen sin sus familia. Hecho que me sorprendió mucho.
Habíamos terminado de cenar y de ver un espectáculo. Cuando una de las “chicas” insistió en quedarnos a bailar al local que hay al lado “the One” yo que salgo cuando se me da la gana no tenia problemas y me di a la tarea de convencer a las mas remilgadas del grupo. Es raro salir en plan amigas con un grupo que en lugar de usar mi nombre me dice “profe” y me trata con un respeto que no busco ni siquiera cuando estoy en función oficial. Pero era lo que había esa noche.
Tras conversar un ratito con el RRPP del restaurant conseguimos pases para el VIP del local de al lado y allí fuimos, yo quería bailar pero las chicas se sentían medio fuera de lugar asi que nos sentamos en los sillones a tomar algo. La mayoría de ellas al ser evangelistas no toman alcohol. Yo dude entre seguir tomando gaseosa como durante la comida o tomarme un daiquiri. Me decante por hacer mi gusto en lugar de lo que esperaban de mi.
Tras dos daiquiris convenci a dos chicas para ir a la pista a bailar. Pocos minutos después se sumaron el resto y empezamos a divertirnos como adolescente. Bailábamos con cualquiera que nos lo pidiera y yo rechace a dos o tres de ir a “un lugar más tranquilo”
Seria como las tres de la mañana cuando unas manos me tomaron desde atrás por la cintura y su dueño empezó a bailar conmigo rozándome pero sin frotarce. Tras unos minutos me susurro en el oído:
- Hola, profe!
Sonreí y mis poco disimuladas ex alumas empezaron a hacer gestos (bastante exajerados) de aprobación para el muchacho.
Gire y como ya se imaginaran el que me rodeaba la cintura era Juan Jose. Quien al tenerme de frente dejo de tocarme para pasar a bailar sueltos.
Sexi como el pecado, con una remera azul oscura con inscripciones en gris y un pantalos de gabardina negra, me clavo los ojos en los mios. Mi sonrisa se ladeo y arquee una ceja interrogativa.
- Hola! Lo salude esforzándome por acordarme como se llamaba
- ¿Cómo estas, tanto tiempo? Me preguntó buscando conversación.
- Bien ¿y vos?
- Estaría mejor si no tuviera que pregutarte como era que te llamabas… Dijo sonriendo. Lo que me hizo reir
- Bueno estamos en la misma, respondi. – yo tampoco me acuerdo de tu nombre.
- Juan José. Vos llevaste el auto a mi taller. Me aclaro pero un poco mas serio de antes. Era obvio que le molestaba que yo no lo recordara.
- Ah! De donde te conozco si me acordaba. Pero tu nombre se me escapaba. Confese con intención de mimar un poco su ego
- ¿Y vos no vas a decirme tu nombre?
Sonreí de nuevo. Me planteaba un juego que me encanta. Adivina quien soy…
- No se… ¿Por qué debería decírtelo?
- Dale, no puedo estar llamándote profe toda la noche.
- ¿Por que no? las chicas lo hacen siempre. Sonrio
- Esta bien, profe. Respondió. –¿ viniste sola con tus alumnas o tu marido anda por aca?
- No, hoy es noche de chicas. Dije y como si mis palabras hubieran sido un permiso volvió a acercarse y me tomo de las manos. Giandome para bailar una cumbia.
No volvimos a hablar pero mientras bailábamos cada vez se acercaba más. Hasta que tres canciones después ya me tenia agarrada de la cintura nuevamente, y casi bailábamos una lambada.
Bailamos algunas canciones más y yo vi que las chicas se dirigían a la barra asi que le dije que me iba con ellas a tomar algo. Se ofrecio a comprarme lo que quiera y rechace la invitación.
La verdad que mientras bailábamos me cayó la ficha de que el conoce a mi marido y que yo no se si puedo confiar en él. O será que estoy fuera de practica por la idiotez de “portarme bien”
Me fui con las chicas y tras tomar algo y descansar un poco volvimos a la pista. No sin antes tener que soportar lo mas estoicamente posible que las chicas me cargaran por el lavante que tenía, lo bueno que estaba Juan Jose y alguna que otra chorrada que se les ocurria.
Apenas empezamos a bailar un tipo de mas de cincuenta años me saco a bailar. A diferencia de Juan este estaba muy tomado y trato de besarme de prepo mas de una vez. No me gustaba, no sólo físicamente, sino lo que mas me molestaba era que en su estado de embriaguez me apretaba de una forma molesta y desagradable.
Ahora si creen que Juan vino a mi rescate y me saco al borracho de encima… no se haciendoce pasar por mi pareja, para después reclamar su premio en especias. Están muy equivocados.
El borracho me abrazo apretándome contra su cuerpo u trato de manosearme los pecchos. Ya harta de el lo empuje él trastabillo y cayo sentado de culo. Se levantó rápidamente y me pego una cachetada que me dio vuelta la cara. Al toque dos patovicas lo agarraron mientras las chicas venían en mi auxilio. Me ardia la cara por el golpe y decidi que mi noche ya había terminado.
Yo vivo a unos doce cuadras del boliche asi que estaba tratando de comunicarme con una de las remiserias de la zona cuando uno de los patovicas que había sacado al borracho se me acerco y me dio un pase para el VIP. Deshaciéndose en disculpas por el idiota que me había golpeado. A mi no se me antojaba. Solo quería irme a mi casa. Pero anime a las chicas a que fueran al VIP asegurándoles que iba a estar bien.
Mientras esperaba en la vereda el auto, apareció Juan Jose con tres chicos mas. Al verme se acerco y se ofreció llevarme. Lo mire a esos increíbles ojos y nege lentamente con la cabeza. - -- ya llega mi remis, le informé sonriendo.
- Dale, yo te llevo. Insistió con una sonrisa de lado.
Mi Dios! Hace un año, ni se me hubiera ocurrido no irme con él. Pero como me prometí que iba a serle fiel a mi marido ahora me toca poner cara de póker, aguantar y volver a mi casa con mi marido (nah! Si yo soy buenísima para los negocios: estoy a punto de cambiar una noche de sexo que promete ser mas que interesante por ir a mi casa a escuchar a mi marido roncar y que me diga que esta cansado si se me ocurre pedirle sexo)
- No, gracias, vuelvo a responder y sonrio coqueteando, tímida (ese gesto que me caracteriza, es una serie de parpadeos continuos con la mirada baja y la cabeza un poco de lado. Como si quiesiera esconder mis ojos de los de mi interlocutor) – ahí esta mi auto, señalo un renault 9, azul que esta terminando de parar a pocos metros de nosotros. – a buena. chau! Saludo y acompaño el gesto con la mano.
Él se acerca a mí y me da un beso en la mejilla apoyando sus labios , pero se demora varios segundos de más en separar ce. Me voy lamentándome mi estúpida idea de ser una chica buena. Agh! La vida, a veces, apesta.
Asi siguió pasando el tiempo y llego diciembre. Y con diciembre el bendito spleen de fin de año. Hacia demasiado tiempo que no tenia sexo con mi marido (ni con nadie) y la verdad que ya ni masturbarme me daba resultado. La insatisfaccion sexual se me notaba en la manera en que reaccionaba ante todo. Hasta ese momento cuando estaba asi consegui que mi marido me bajara la calentura. Pero como el muy forro segura se andaba cogiendo por ahí a una “ se cansaba” antes de acabar (les juro que me deja a medias y él se queda a medias y me dice que se cansó) asi que mi humor no era del mas feliz. Y si a eso le sumamos los quilombos típicos de diciembre… en fin.
Estaba empezando a preparar mi viaje de vacaciones a la costa asi que tenia que llevar al taller el auto para que le miren los frenos y demás cosas antes de salir a la ruta para no encontrarme con ninguna sorpresa. Y que se fijaran en particular un ruido que sentía en la rueda delantera derecha. Asi que me diriji al taller, para pedir “turno”.
Me atendió el padre de Juan Jose y me dijo que lo llevara al otro día a la mañana. Asi lo hice.
Me levante con una hermosa temperatura de 33° yo tenia que llevar el auto al taller y de ahí irme a la oficina, asi que me puse una musculosa de bretes finitos que deja bastante poco librado a la imaginación, y me lleve una blusa de gasa trasparente para ponerme al bajar del auto.
Llegue al taller y juanjoc estaba en la vereda con el mate. Me acerque a él y me saludo (como es su costumbre) con un beso en la mejilla y note como sus ojos irremediablemente se iban a mi exuberante escote.
Le sonreí y me dijo que diéramos una vuelta en el auto para que le dijiera que era el ruido que escuchaba. El se sentó al volante y yo de pasajero. Pocas vecs me puse tan nerviosa al estar en un auto con un tipo. (estoy segura que se debe a la falta de practica y al “hambre atrasada”) paseamos unos cinco minutos y el paro el auto diciéndome que ya sabia que era lo que le pasaba al auto (si me preguntan no tengo ni la mas remota idea de que cuernos me dijo) mi auto es un palio de cinco puertas, asiq ue estábamos muy cerca uno del otro. Él me hablaba mirándome a los labios o al escote (muy básico lo suyo) me mordí el labio inferior por instinto al darme cuenta donde apuntaban sus ojos.
- No hags eso, casi me gruño Juan Jose.
- ¿Qué cosa? Respondí inocente y sorprendida.
- Si te vengo perdonando, es porque sos casada. Me respondió.
- ¿perdonando? ¿Perdonando de que? Inistí en mi inocencia.
- ¡Vamos cari!. Esta muy claro lo que buscas. Respondio repasándome con la mirada.
- Yo no busco nada, más que que me arregles el auto. Respondí enojada.
- Bueno, dijo y arranco el auto llevándonos de nuevo al taller.
- Para la tarde va a estar listo. Me dijo sin mirarme cuando llegamos. Me baje del auto busque mi bolso, me puse la blusa de gasa y me acerque a él para darle la cedula verde del auto.
- Si no buscas nada, porque no te tapaste antes me dijo agarrándome la muñeca cuando le extendí la cedula verde.
- Porque… porque…
- Porque buscas calentarme como hiciste hace unos meses en The One. No crei que fueras una histérica me espeto malhumorado.
- Yo no soy una histérica. (para mi ese es el peor insulto en el mundo)
- Ah! No. Entonces si te beso ahora no me vas a huir. No respondí, porque simplemente no sabia que decir. Me debatia entre la promesa a mi misma y mi instinto básico y primitivo.
Él me tomo de la cara y me beso suavemente. Dándome tiempo a huir.
Y bueno que les voy a decir entre mi razón y mi instinto. Gano el segundo.
Le devolví el beso y este cada vez se fue haciendo más salvaje.
- Aca no podemos hacer nada. Me informó el apenas separándose. Lo que me recordó que yo tenia que ir a trabajar.
- Claro! Y yo tengo que ir a trabajar. Respondi medio aturdida.
- Esta tarde cuando vengas a buscar el auto, vamos a algún lado. Afirmó. Negué con la cabeza para esa hora mi marido ya esta en casa y es imposible.
- ¿Mañana a la mañana? Podes escaparte del trabajo. Asentí. Te espero a las ocho en el ombú. ¿Te aprece?
- Bueno. Acepte. Y desde ahí me debatí todo el dia entre asistir y romper mi promesa o no ir y tener que buscar otro mecanico.
Ya había decidido mantener mi promesa de fidelidad y pensaba dejar plantado a JuanJosé esa mañana. Pero al encender el teléfono me encontré con el siguiente mensaje
<no voy a poder ir. Será la próxima vez>
Bueno, el había decidido por los dos. Pero si bien yo no pensaba ir que me plantara él me jodía bastante (quien me entiende?)
Asi diciembre quedó en el olvido y llego enero, quien trajo la tan ansiada feria judicial y el receso educativo. Con mi marido decidimos ir diez días a la playa en familia y luego él iria solo siete dias a Reconquista, santa fé a visitar a familiares y amigos.
Llego su viaje y durante los tres primeros días de su estadía se olvidó completamente de mí. No me escribió ni un puto mensaje de texto, lo que me llevo a tener que preguntar por Facebook si alguien sabia algo de él (porque tampoco me atendia cuando yo lo llamaba)
Cuando me llamo me contó que la estba pasando tan bien “que se le había pasado llamarme”
Como se imaginaran mi bronca era completamente inefable. Asi que hice eso que exactamente jamas había hecho y que me había jurado no hacer bajo ningún punto de vista: hackearle la cuenta de Facebook.
La ira es la peor consejera que existe sobre este mundano planeta, asi que lo que encontré fue que el muy turro se hacia el gato con cuanta coneja había entre sus “amigos” si hubieran sido sólo chicas de internet me la podría bancar pero cuando lei las cosas que le ponía a sus “compañerotas” de trabajo en mensajes privados. Explote.
Ojo no se confundan en que me agarro un ataque de celos. Nah!!! Sólo me sentí una gran boluda. Llevo meses (que también podrían ser siglos) pasando necesidad masturbandome por no engañarlo ¿y él? Gastandla matraca por ahí (me salio medio anacrónico, sepan disculpar).
Yo tenia que llvar el auto a lo del mecanico para que le revice los frenos, ya que prendía la luz en el trabajo. Se lo iba a llevar a Sergio, pero visto, lo leído decidi ir a ver a Juan José.
Asi que tempranito a la mañana me puse una muscolosa escotada una bermuda de jean y me fui al taller. Apenas baje de mi auto, el y los que estaban en la vereda me escanearon de arriba abajo. Le sonreí y le comenté el problema que tenia el auto. Me dijo que lo dejara que en el transcurso del dia me llamaba y me avisaba que era y cuantó salía.
Me llemó y me dijo que eran las pastillas de freno y que lo iba a tener terminado a eso de las 20 hs.
A esa hora me diriji al taller. Al llegar vi que la persiana estaba baja, pero con la puerta abieta. Llame apenas asomándome y el me grito desde adentro que entrara. Al entrar lo vi aparecer con el torso desnudo y una camiseta en las manos. Se acerco y me dio un beso en la mejilla y empezó a hablarme del auto. Asentí como si supiera de que diablos me hablaba.
Me acerque para pagarle el trabajo y al aestirar la mano con la plata el me agarro la muñeca. Con la otra mano tomo el dinero y lo dejo sobre la mesa de trabajo. Mientras me acercaba hacia él. Me agarro de la nuca y me beso. Yo me sentía como una meñeca de trapo sin voluntad alguna. Mientras me besaba me fue llevando hacia atrás hasta que mi espalda dio contra la pared.
Sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo sin ningundescaro y yo lo dejaba hacer. Me saco la musculosa y me bajo el corpiño para poder tener mejor acceso a mis pechos. Los pellisco suavenemte. Me los estiraba para luego pasar a morderlos y lamerlos arraebatandome hasta el ultimo vestigio de cordura. Desprendió los botones de mi bermuda y me dijo que lo esperara un segundo durante el cual fue hasta la puerta y la trabo.( Mi dios yo esaba casi en bolas y la puerta a la calle estaba abierta de par en par)
Volvió y antes de que yo diga nada. Me empezó a besar de nuevo. Me quitó la bermuda y la tanga y empezó a manosearme entre las piernas. A esta altura yo tenia mi mano dentro de su pantalón y lo masajeaba. El se quieto el pantalón, sacando primero un preservativo del bolsillo. Se lo coloco y me aupó. Nunca había cojido con nadie asi.
Lo rodee con mis piernas y me agarre de su cuello mientras el buscaba penetrarme.
Cuando me clavo contra la pared no pude reprimir un grito. En parte por la sorpresa y en parte por la profundidad con la que me penetraba.
Los golpes hacían que me arañara la espalda contra la pared, pero no me importaba nada. El orgasmo me alcanzó demasiado rápido (demostrando que hacia mucho no cojia) pero a él no pareció importarle porque pocas embestidas después se vino él.
Nos vestimos en absoluto silencio. Yo me sentía rara. Una mezcla de culpa, molestia y saciedad extraña. Sólo pensaba en salir de ahí. Pero el me agarro y empezó a besarme de nuevo.
- Sabes que esto sólo es el principio? Me dijo
Y yo supe que estaba de vuelta.
7 comentarios - Juan José (el punto de mi retorno)
Buenísimo 👏 👏 👏
Gracias por compartir 👍
un relato erotico es una historia, como cualquier otra.
cada uno es libre de elegir como vive su sexualidad. o acaso una pareja no puede ser swinger.