Si bien ya desde muy chico había tenido experiencias con amigos, no esperaba tener una de semejante importancia en el colegio.
Antes de más nada me presento, tengo 20 años, soy gordito pero con complexión bien masculina, no muy alto, alrededor de 1,75 m y un dote humilde de 16 cm. En la época apenas había cumplido los 18 y cursaba el último año.
Me había cambiado de colegio a principio de año y enseguida pegue onda con un grupo de chicos bastante diferente, en el grupo había un musculoso, un nerd, uno poco avivado que era virgen y también estaba Pablo (nombre ficticio) que era el más transgresor de todos. Pablo tenía un estilo un poco dark, por momentos rockero, le gustaba pintarse el pelo de distintos colores a cada semana y tenía una onda más liberal (muchos creíamos que era gay a pesar de que se levantaba a varias minas).
Durante todo el año tuvimos una amistad de colegio normal, nos juntábamos a tomar durante el fin de semana y demás. A finales de noviembre (2012) con la clase decidimos irnos a una playa en Brasil por nuestro viaje de egresados y estábamos todos muy ansiosos porque sería genial, pero jamás hubiésemos imaginado lo que pasaría.
Al llegar, el hotel era con cuartos cuádruples y los otros chicos eligieron las camas de soltero y a mí me tocó la cama doble junto a Pablo. Hasta ahí todo bien, no teníamos ningún problema.
La última noche los chicos se fueron al cuarto de otros amigos y nosotros nos quedamos tirados en la cama, ya que el día había sido bien cansativo. Enganchamos una buena película en la tele y ahí nos quedamos comiendo algo.
Al rato nos empezó a aburrir la película y nos pusimos a charlar, y sin darnos cuenta caímos en el tema sexo. Contando experiencias que tuvimos con chicas y demás, y como ya nos habíamos tomado unas cuantas cervezas que estaban en el frigo bar, terminamos poniéndonos toquetones. Cuando nos dimos cuenta estábamos los dos al palo, cortamos todo y no hicimos los boludos con los teléfonos. Hasta ahí llegamos esa noche.
Al otro día nos sentamos juntos en el micro, y en determinado momento yo le digo que nos olvidáramos de lo que había pasado la otra noche, que había sido una bobada, y que nadie precisaba enterarse. A lo que él me responde preguntando si me había gustado, cosa que no pude negar. Me pregunto además porque había frenado, lo que me sorprendió bastante. Acto seguido le pregunto si hubiera seguido la corriente, cosa que me lo afirmo.
Como nos sentábamos en el último asiento y ya casi todos dormían porque era tarde, nos encontramos ambos tocándonos la chota por sobre la bermuda. Estuvimos en eso un buen tiempo hasta constatar que todos estaban durmiendo. Pelamos las chotas y nos pajeamos bastante. En determinado momento, yo estaba re caliente, me acerco y le susurro al oído: “chupamela”.
Dudó por un segundo, ya que según él, nunca lo había hecho, pero termino tragándose toda mi pija. A pesar que no es muy grande, se terminó atragantando en una garganta profunda total. Yo deliraba de placer, mientras estaba con la pija toda mojada y a punto de explotar, pero me contuve.
Fue mi turno de retribuir el favor. Su pija era mucho mayor que la mía, gruesa y larga, daba placer de tenerla en la mano, y en la boca ni que hablar. Chupe con ganas aquella maravilla, aunque infelizmente no me entraba toda en la boca. Sentía como se retorcía de placer mientras yo le dejaba la pija toda húmeda.
Decidimos parar por ahí ya que se podría dar cuenta un compañero que estaba cerca y se había despertado, pero prometimos terminar lo que empezamos.
Esta historia continua: Mi compañero del colegio, mi amante II
¿Qué les pareció? Sus comentarios me motivan para que siga publicando algunas otras experiencias que he tenido. El que quiera, puede mandarme un mp y nos calentamos por whatsapp.
Antes de más nada me presento, tengo 20 años, soy gordito pero con complexión bien masculina, no muy alto, alrededor de 1,75 m y un dote humilde de 16 cm. En la época apenas había cumplido los 18 y cursaba el último año.
Me había cambiado de colegio a principio de año y enseguida pegue onda con un grupo de chicos bastante diferente, en el grupo había un musculoso, un nerd, uno poco avivado que era virgen y también estaba Pablo (nombre ficticio) que era el más transgresor de todos. Pablo tenía un estilo un poco dark, por momentos rockero, le gustaba pintarse el pelo de distintos colores a cada semana y tenía una onda más liberal (muchos creíamos que era gay a pesar de que se levantaba a varias minas).
Durante todo el año tuvimos una amistad de colegio normal, nos juntábamos a tomar durante el fin de semana y demás. A finales de noviembre (2012) con la clase decidimos irnos a una playa en Brasil por nuestro viaje de egresados y estábamos todos muy ansiosos porque sería genial, pero jamás hubiésemos imaginado lo que pasaría.
Al llegar, el hotel era con cuartos cuádruples y los otros chicos eligieron las camas de soltero y a mí me tocó la cama doble junto a Pablo. Hasta ahí todo bien, no teníamos ningún problema.
La última noche los chicos se fueron al cuarto de otros amigos y nosotros nos quedamos tirados en la cama, ya que el día había sido bien cansativo. Enganchamos una buena película en la tele y ahí nos quedamos comiendo algo.
Al rato nos empezó a aburrir la película y nos pusimos a charlar, y sin darnos cuenta caímos en el tema sexo. Contando experiencias que tuvimos con chicas y demás, y como ya nos habíamos tomado unas cuantas cervezas que estaban en el frigo bar, terminamos poniéndonos toquetones. Cuando nos dimos cuenta estábamos los dos al palo, cortamos todo y no hicimos los boludos con los teléfonos. Hasta ahí llegamos esa noche.
Al otro día nos sentamos juntos en el micro, y en determinado momento yo le digo que nos olvidáramos de lo que había pasado la otra noche, que había sido una bobada, y que nadie precisaba enterarse. A lo que él me responde preguntando si me había gustado, cosa que no pude negar. Me pregunto además porque había frenado, lo que me sorprendió bastante. Acto seguido le pregunto si hubiera seguido la corriente, cosa que me lo afirmo.
Como nos sentábamos en el último asiento y ya casi todos dormían porque era tarde, nos encontramos ambos tocándonos la chota por sobre la bermuda. Estuvimos en eso un buen tiempo hasta constatar que todos estaban durmiendo. Pelamos las chotas y nos pajeamos bastante. En determinado momento, yo estaba re caliente, me acerco y le susurro al oído: “chupamela”.
Dudó por un segundo, ya que según él, nunca lo había hecho, pero termino tragándose toda mi pija. A pesar que no es muy grande, se terminó atragantando en una garganta profunda total. Yo deliraba de placer, mientras estaba con la pija toda mojada y a punto de explotar, pero me contuve.
Fue mi turno de retribuir el favor. Su pija era mucho mayor que la mía, gruesa y larga, daba placer de tenerla en la mano, y en la boca ni que hablar. Chupe con ganas aquella maravilla, aunque infelizmente no me entraba toda en la boca. Sentía como se retorcía de placer mientras yo le dejaba la pija toda húmeda.
Decidimos parar por ahí ya que se podría dar cuenta un compañero que estaba cerca y se había despertado, pero prometimos terminar lo que empezamos.
Esta historia continua: Mi compañero del colegio, mi amante II
¿Qué les pareció? Sus comentarios me motivan para que siga publicando algunas otras experiencias que he tenido. El que quiera, puede mandarme un mp y nos calentamos por whatsapp.
3 comentarios - Mi compañero del colegio, mi amante I