Paseo por las calles de Rosario
No me acuerdo de donde veníamos, si de cenar, de algún telo o de dónde.
Dani me miró con su típica cara entre pícara y “maligna” y otra vez me pidió que me baje el pantalón y que abra las piernas en su auto con vidrios sin polarizar, cosa que hice de inmediato.
Andábamos por las calles de Pichincha y empezó, como de costumbre, con su dulce tortura. Me acariciaba despacio las lolas, la panza casi llegando a mi pubis, rodeándolo, luego las pantorrillas, los muslos, la entrepierna casi llegando a mi concha.
Estuvo un rato haciéndome desear lo que luego me daría, hasta que llegó a mi clítoris, a jugar con él pasando sus dedos, humedeciéndome, mojándolos con mis jugos, haciéndome probar mi propio gusto a puta caliente.
Como andábamos por la calle obviamente nos podían ver y yo lo sufría.
Desde los autos que iban a nuestro lado y desde la vereda era un poco difícil vernos a no ser que se pusieran muy cerquita.
Tenía miedo que nos vieran pero al mismo tiempo me calentaba. Desde una traffic o colectivo era lo ideal.
Antes de cerrar mis ojos y disfrutar del juego de Dani vi una traffic de un servicio técnico (creo) a nuestro lado con dos hombres arriba. No me importó y me sumergí en el goce del juego porque pensé que no se darían cuenta.
Sus dedos repiqueteaban en mi clítoris, lo abrían, lo retorcían, lo apretaban, lo paraban, lo excitaban. Yo deseaba con todo mi ser tener sus dedos dentro mio, profundamente…y tuve lo que tanto necesitaba. Primero uno, después dos, tres.
Yo gozaba tanto y él ni se inmutaba, seguía manejando, frenando cuando era necesario, como si no estuviera pasando nada. Introducía sus dedos y los sacaba, los giraba dentro mío, los volvía a meter con mucha fuerza… Ufff que terrible placer!
No sé cuántas cuadras anduvimos así pero al abrir mis ojos los de la traffic seguían a nuestro lado, nos venían siguiendo!!! Seguramente vieron el comienzo y por curiosidad nos siguieron. Dani se dio cuenta pero no me dijo nada, dejó que esos muchachos disfruten del espectáculo gratuito. Él es muy generoso pero le gusta compartirme solo con chicas, los chicos solo pueden mirar.
A mi me agarró una tremenda vergüenza, Dani disfruta de ponerme incómoda. Pero me dio tanto morbo que nos miren que ya no me importó y seguí estremeciéndome, retorciéndome de placer, imaginando que todos nos miraban. Nos siguieron unas cuadras más observándonos y supongo que calentándose a más no poder. Cómo se habrán pajeado recordando ese momento! Y pensándolo me encanta!
Dani los perdió entre las callecitas del barrio Pichincha pero él siguió jugando conmigo, ahora me daba pequeños pellizcos en mi entrepierna que me ponen a full, alternando con la deliciosa paja de la que era víctima.
Seguimos hasta mi depto, nunca paró con su “tortura”. Me dejó en casa hiper-excitada. También disfruta de dejarme calentita para agarrarme la próxima vez y cogerme violentamente, sin miramientos, sin excusas, haciendo lo que él quiera conmigo, como siempre…
No me acuerdo de donde veníamos, si de cenar, de algún telo o de dónde.
Dani me miró con su típica cara entre pícara y “maligna” y otra vez me pidió que me baje el pantalón y que abra las piernas en su auto con vidrios sin polarizar, cosa que hice de inmediato.
Andábamos por las calles de Pichincha y empezó, como de costumbre, con su dulce tortura. Me acariciaba despacio las lolas, la panza casi llegando a mi pubis, rodeándolo, luego las pantorrillas, los muslos, la entrepierna casi llegando a mi concha.
Estuvo un rato haciéndome desear lo que luego me daría, hasta que llegó a mi clítoris, a jugar con él pasando sus dedos, humedeciéndome, mojándolos con mis jugos, haciéndome probar mi propio gusto a puta caliente.
Como andábamos por la calle obviamente nos podían ver y yo lo sufría.
Desde los autos que iban a nuestro lado y desde la vereda era un poco difícil vernos a no ser que se pusieran muy cerquita.
Tenía miedo que nos vieran pero al mismo tiempo me calentaba. Desde una traffic o colectivo era lo ideal.
Antes de cerrar mis ojos y disfrutar del juego de Dani vi una traffic de un servicio técnico (creo) a nuestro lado con dos hombres arriba. No me importó y me sumergí en el goce del juego porque pensé que no se darían cuenta.
Sus dedos repiqueteaban en mi clítoris, lo abrían, lo retorcían, lo apretaban, lo paraban, lo excitaban. Yo deseaba con todo mi ser tener sus dedos dentro mio, profundamente…y tuve lo que tanto necesitaba. Primero uno, después dos, tres.
Yo gozaba tanto y él ni se inmutaba, seguía manejando, frenando cuando era necesario, como si no estuviera pasando nada. Introducía sus dedos y los sacaba, los giraba dentro mío, los volvía a meter con mucha fuerza… Ufff que terrible placer!
No sé cuántas cuadras anduvimos así pero al abrir mis ojos los de la traffic seguían a nuestro lado, nos venían siguiendo!!! Seguramente vieron el comienzo y por curiosidad nos siguieron. Dani se dio cuenta pero no me dijo nada, dejó que esos muchachos disfruten del espectáculo gratuito. Él es muy generoso pero le gusta compartirme solo con chicas, los chicos solo pueden mirar.
A mi me agarró una tremenda vergüenza, Dani disfruta de ponerme incómoda. Pero me dio tanto morbo que nos miren que ya no me importó y seguí estremeciéndome, retorciéndome de placer, imaginando que todos nos miraban. Nos siguieron unas cuadras más observándonos y supongo que calentándose a más no poder. Cómo se habrán pajeado recordando ese momento! Y pensándolo me encanta!
Dani los perdió entre las callecitas del barrio Pichincha pero él siguió jugando conmigo, ahora me daba pequeños pellizcos en mi entrepierna que me ponen a full, alternando con la deliciosa paja de la que era víctima.
Seguimos hasta mi depto, nunca paró con su “tortura”. Me dejó en casa hiper-excitada. También disfruta de dejarme calentita para agarrarme la próxima vez y cogerme violentamente, sin miramientos, sin excusas, haciendo lo que él quiera conmigo, como siempre…
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