Estuvimos un tiempo deseando darnos placer con otra mujer. Anduvimos explorando páginas, personas y finalmente llegó la adecuada.
El día anterior el me dijo que el sábado por la mañana este lista y hermosa para una cita de a tres. Ya habíamos charlado sobre el código de señas que usaríamos para decirnos lo que nos pareció la mujer.
Sábado por la mañana pasa el a buscarme por mi depto y fuimos hacia un bar por el centro, pero medio apartado. Llegamos y nos pedimos un café. Al rato llega ella, una mujer de unos 50 años pero atractiva. Charlamos bastante sobre muchas cosas y sobre cómo sería nuestro encuentro, lo que nos gustaría a cada uno. A mí no me terminaba de convencer ella, por eso retrase las señas hacia el. Nos estábamos yendo y el me pregunta que había decidido al final, mis señales fueron confusas. Con el transcurrir de la charla ella empezó a gustarme y al final decidimos que era la adecuada.
Nos subimos al su auto y partimos hacia un telo de la zona. Entramos, ella agachada en el asiento de atrás del auto. Fuimos a la habitación y yo no sabía que hacer. Ellos empezaron a sacarse algo de ropa, yo los seguí. Ella empezó a besarme, a tocarme; el nos miraba y después se sumó a nosotras. Yo sentía manos y bocas por todo mi cuerpo, a veces podía distinguir de quien eran, muchas mas no. Esas manos y bocas pasaban por mis pechos, mi panza, mi cola, mi concha. Era espectacular. Nos besamos nuestras conchitas, nuestras lolas, le besamos su pija. Nos tocamos por todos nuestros cuerpos, nos introdujimos dedos, pijas en todas las partes posibles. Éramos tres cuerpos entrelazados. Cada tanto miraba las escenas tan sexuales, tan calientes, tan excitantes en el gran espejo y más me excitaba. Sentía la boca de ella en mis lolas y la pija de el en mi culo y al instante tenía su concha en mi boca y la boca de ella en la pija de el. Después tenía sus dedos en mi concha y en mi cola, entrando y saliendo y yo explotando mil veces de placer. Me fascinaba verlos interactuar, ver a mi hombre coger a otra mujer, a una desconocida. Y esa desconocida dándome placer a mí y yo a ella, y a el. Perdí la noción del tiempo, nunca terminábamos. Era un orgasmo tras otro, tan intensos que perdí la cuenta de ellos.
Acabamos los tres exhaustos, acariciándonos, besándonos. En realidad, ellos dos a mí. Me dieron tanto placer, fueron tan generosos conmigo. Espero que ellos hayan sentido y disfrutado de ese encuentro tanto como yo.
El es muy generoso por compartirme con otra mujer. Cumplió una de mis mas ocultas fantasías.
Luego lentamente nos recuperamos de tan intensa sesión de sexo desenfrenado, nos duchamos, nos vestimos lentamente, tomamos algo y nos fuimos. La dejamos a ella por su barrio y el me dejo a mi en mi depto. En el camino charlamos sobre lo que había pasado y lo que pasó fue espectacular.
A la tarde yo tuve que trabajar. Fui tan feliz, tan satisfecha aunque nadie se dio cuenta de lo que habíamos vivido. La alegría me duro un par de días. Estoy ansiosa por repetirlo…
El día anterior el me dijo que el sábado por la mañana este lista y hermosa para una cita de a tres. Ya habíamos charlado sobre el código de señas que usaríamos para decirnos lo que nos pareció la mujer.
Sábado por la mañana pasa el a buscarme por mi depto y fuimos hacia un bar por el centro, pero medio apartado. Llegamos y nos pedimos un café. Al rato llega ella, una mujer de unos 50 años pero atractiva. Charlamos bastante sobre muchas cosas y sobre cómo sería nuestro encuentro, lo que nos gustaría a cada uno. A mí no me terminaba de convencer ella, por eso retrase las señas hacia el. Nos estábamos yendo y el me pregunta que había decidido al final, mis señales fueron confusas. Con el transcurrir de la charla ella empezó a gustarme y al final decidimos que era la adecuada.
Nos subimos al su auto y partimos hacia un telo de la zona. Entramos, ella agachada en el asiento de atrás del auto. Fuimos a la habitación y yo no sabía que hacer. Ellos empezaron a sacarse algo de ropa, yo los seguí. Ella empezó a besarme, a tocarme; el nos miraba y después se sumó a nosotras. Yo sentía manos y bocas por todo mi cuerpo, a veces podía distinguir de quien eran, muchas mas no. Esas manos y bocas pasaban por mis pechos, mi panza, mi cola, mi concha. Era espectacular. Nos besamos nuestras conchitas, nuestras lolas, le besamos su pija. Nos tocamos por todos nuestros cuerpos, nos introdujimos dedos, pijas en todas las partes posibles. Éramos tres cuerpos entrelazados. Cada tanto miraba las escenas tan sexuales, tan calientes, tan excitantes en el gran espejo y más me excitaba. Sentía la boca de ella en mis lolas y la pija de el en mi culo y al instante tenía su concha en mi boca y la boca de ella en la pija de el. Después tenía sus dedos en mi concha y en mi cola, entrando y saliendo y yo explotando mil veces de placer. Me fascinaba verlos interactuar, ver a mi hombre coger a otra mujer, a una desconocida. Y esa desconocida dándome placer a mí y yo a ella, y a el. Perdí la noción del tiempo, nunca terminábamos. Era un orgasmo tras otro, tan intensos que perdí la cuenta de ellos.
Acabamos los tres exhaustos, acariciándonos, besándonos. En realidad, ellos dos a mí. Me dieron tanto placer, fueron tan generosos conmigo. Espero que ellos hayan sentido y disfrutado de ese encuentro tanto como yo.
El es muy generoso por compartirme con otra mujer. Cumplió una de mis mas ocultas fantasías.
Luego lentamente nos recuperamos de tan intensa sesión de sexo desenfrenado, nos duchamos, nos vestimos lentamente, tomamos algo y nos fuimos. La dejamos a ella por su barrio y el me dejo a mi en mi depto. En el camino charlamos sobre lo que había pasado y lo que pasó fue espectacular.
A la tarde yo tuve que trabajar. Fui tan feliz, tan satisfecha aunque nadie se dio cuenta de lo que habíamos vivido. La alegría me duro un par de días. Estoy ansiosa por repetirlo…
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