Era una un día de esos que queres que terminen pronto, había discutido con mi jefe, perdido unos archivos de computadora que tenían el trabajo de todo un mes y por si eso fuera poco, al salir de la oficina como a las cinco de la tarde, me encuentro con que el auto no arrancaba, intenté levantar el capot, en vano, porque no tengo idea de mecánica, pero algo si se, que la tapa estaba abierta, cuando la levanté, me di conque la batería no estaba, le hice un reclamo al dueño del garaje, pero me dijo que la casa no se responsabilizaba por las perdidas en el estacionamiento. Opté por llamar al servicio de auxilio, pero al llegar me dijeron que no tenían batería del tipo que necesitaba mi auto, como ellos tienen una guardería para clientes y hacen el acarreo gratis, les pedí que lo llevaran ahí, qué mi esposo lo retiraría al día siguiente.
Al salir del edificio, ya eran las nueve y cuarto de la noche, caminé unas cinco cuadras para llegar a la parada de micro, ahí esperé unos 25 minutos hasta que llegó, luego una media hora de viaje, hasta la última parada, ahí tomar otro a casa, entre espera y viaje pasaron unos 50 minutos más, era una locura, al bajar, aun me quedaban unas 7 u 8 cuadras hasta mi departamento, las tres primeras cuadras eran sobra avenida, muy iluminada y algo transitada, pero no tanto, luego otras cuatro cuadras por una calle oscura, sin gente, algunas construcciones, todo marchaba bien, ya estaba en la ultima cuadra, ya pasando por la mitad, salió de una puerta un hombre muy grande, de un metro noventa mas o menos, de anchos hombres y unas manos enormes, me miró y me dijo:
- Hola muñeca, no te parece muy peligroso andar tan sola por estos lugares? Podrían robarte, secuestrarte, violarte o matarte, o tal vez todas juntas.
Traté de ocultar mi miedo, mientras metía mi mano en la cartera buscando el gas pimienta para defensa personal, pero como siempre pasa cuando lo necesitas no lo encuentras, le respondí.
-Muñeca no soy, miedo no tengo, hay de aquel que intente hacerme algo, va a conocer el dolor.
Entonces me armé de valor y traté de rodearlo, pero cuando pasaba a su lado, sus grandes manos me tomaron del brazo y me jalaron hacia la puerta, yo intenté luchar, pero su fuerza era impresionante, cuando me tuvo adentro seguí luchando, logré pegarle un rodillazo en la entrepierna y arañarlo en la cara, él se hizo para atrás y escapé hacia la puerta de salida, estaba trabada, no pude abrirla, luego sentí sus manos en la cintura y su aliento detrás de mi cabeza expresando:
- Si no te resistes, pueda que lo pases mejor, la verdad que cuando crucé la puerta, solo iba a comprar una cerveza, pero me encontré con tan hermoso regalo que no pude resistirme.
Me levantó como si fuera una pluma, me llevó por un pasillo y tras patear una puerta entramos a un cuarto que parecía el comedor de su casa, ahí me puso boca abajo sobre una mesa, me dominó doblando mis brazos hacia atrás, sosteniéndolos con solo una mano, levantó mi falda, rompió mi tanga, luego se desabrochó el pantalón y sacó su pene, escupió sobre su mano y la pasó sobre toda mi raja, luego agarró su pene y lo introdujo sin contemplaciones, era enorme, no puedo decir de cuanto, pero nunca sentí algo semejante, tanto que costaba que entrara todo en mi cuca, empujó provocándome dolor en cada envión, a cada centímetro que entraba yo sentía que me partía al medio, que me descaderaba, el dolor ya no me dejaba luchar, luego cuando estaba toda su gigante chota adentro mío me dijo:
- Te recomiendo que te relajes, así lo vas a disfrutar y la vas a pasar mejor.
En mi mente sabia que él tenía razón, así que relajé mis músculos, y decidí dejarlo hacer, luego mi atracador comenzó a bombear con suavidad, soltó mis manos y apoyó una en mi cabeza, presionándola contra la mesa, la otra en mi cintura mientras metía y sacaba su monumental aparato.
En ese momento pasó algo que no pensé que pasaría, el dolor empezó a ceder y dio paso a otras sensaciones a las que trataba de negarme, pero se intensificaban a cada bombeo de mi atacante, en mi vagina sentía calor y placer, en mi mente sentir una poronga desconocida dentro mio, la fantasía de toda mujer de ser violada, se mesclaban en mi cabeza, estaba gozando el acto forzado de penetración y vulneración de mi cuerpo, el placer me invadía a cada entrada de semejante tranca, de un momento a otro tomé conciencia de lo que pasaba y me dí cuenta que tenía mi mano por debajo estimulando mi clítoris.
Luego de un largo rato, mi negativa se transformó en jadeos, mi quietud en movimientos de mi cintura como pidiendo ser penetrada aun más de lo que ese falo llegaba dentro de mí, mi violador se dio cuenta que lo estaba disfrutando y habló:
- Parece que te está gustando putita, nunca antes tuviste una chota tan grande, dura y caliente dentro tuyo, eso te excita y te calienta, vas a tener varios orgasmos, te lo prometo.
Así fue, cuando me dijo eso, fue como si hiciera un clic en mi cuerpo, comenzaron a temblar mis piernas, las tensione y sentí venir mi primer orgasmo, fue tan largo e intenso que me salieron gritos del alma, parecía una posesa pidiendo pija.
- Dale hijo de puta, deme pija, quiero pija, dame mas, hasta el fondo, rómpeme toda, dame mas mas maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas, soy tu puta, lléname de leche quiero lecheeeeeeeeee, mas mas maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas, dame maaaaaaaaaass.
No tardó en venir el segundo, este no tan largo, tampoco tan intenso, luego el tercero, después perdí la cuenta, lo que si advertí fueron sus bufidos, señal que estaba por acabar, bombeando mas fuerte como si quisiera atravesarme con su carabina de largo alcance, como si quisiera llegarme al cerebro con la punta de su cañón, entonces lanzó un grito y el disparo, llenándome toda de semen, tan caliente que me quemaba, era tanto que salía por los costaos chorreando mis muslos y entrepierna, parecía que no terminaba mas, parecían litros y litros de ese liquido viscoso y blanquecino tan caliente que me quemaba por dentro, luego me tomó por el cabello y me ordenó:
- Vamos putita, límpiamela toda, no quiero que quede una sola gota de leche en mi chota.
me incorporé, me agaché y la vi, era descomunal, de todas la chotas que había probado, esta era por lejos la más grande, venosa y cabezona, no tenia comparación, era de otro planeta, sis venas parecían explotar, el movimiento de su glande aun bombeaba algunas gotas de semen, que gustosamente saboree con mi lengua, tratando de llevar la cabezota esa dentro de mi boca, sin lograrlo en su totalidad, pasando la lengua por todas parte para dejar limpio todo el aparato de mi amo, obedeciendo al pié de la letra su orden. De tanto chuparla sentí que crecía nuevamente, y el comenzaba a gozar, lo agarré con las dos manos, porque con una sola me alcanzaba, mientras la chupaba la pajeaba, inició movimiento de cintura, si eso parecía, estaba por largar una segunda eyaculación, algo muy raro incluso en machos jóvenes que habían pasado por mi cuerpo, le dedique un minucioso trabajo hasta que terminó por escupirme directamente en mi garganta, esta vez no era tanto, pero si lo suficiente para ahogarme y llenarme la boca, tragué todo lo que pude, luego, él me apretó con sus enormes manos sobre la nuca, tratando de introducirme todo su pene en mi boca, tan fuerte que me ahogaba, lo sentí llegar hasta la garganta, estaba tan llena mi boca y sentía el bombeo de mas y mas lefa, luego la sacó, me miró diciendo:
- Sos un puta con todas la letras, la comes como ninguna.
Le respondí con aire de superioridad:
- Señora puta.
Luego agarré un mantel para limpiar los restos de leche en mis pechos, en mi cara y mi boca, mi camisa estaba ya manchada, no sabía cómo arreglarlo, solo salí por el pasillo , intenté abrir la puerta de salida, estaba dura, pero lo logré, lo que me hizo pensar que antes como que en mi inconsciente no hubiese querido abrir esa puerta, al salir mis ojos se llenaron de lagrimas, ya eran las doce y media de la noche, todo estaba oscuro y solitario, apretaba mis brazos contra mi pecho, como buscando un abrazo, no sabía que pasaba, las lagrimas brotaban y el sollozo salía sin poder contenerlo. Al llegar a la puerta del edificio donde yo vivo, traté de calmarme, no veía la hora de llegar a mi casa, abrazar a mi esposo y contarle, ¿me sentía culpable de lo que había pasado, o me sentía culpable de haber gozado con lo sucedido? Respiré profundo, entré al ascensor, me miré en el espeque que allí había, saqué el teléfono de mi cartera y vi como 12 llamadas perdidas de Tony, cuando llegué al piso, me paré frente a la puerta saque la llave y la puerta se habrió y salió Tony, con cara de preocupación, entonces me dispuse a contarle lo sucedido:
- Me robaron amor, me robaron y me secuestraron, tuve que darle todo lo que tenia, me llevaron al cajero y me hicieron sacar plata, luego me tiraron no se por donde, no me animé a hacer la denuncia, también le tengo miedo a la policía corrupta.
Él me abrazó con fuerza, consolándome:
- la plata no importa, creí que te había pasado algo peor, estaba temeroso que un llamado me comunicara que no volvería a verte.
Después de un rato, le pedí ducharme, él amablemente me alcanzó unas toallas, me senté en la bañera dejando caer el agua caliente sobre mi cuerpo, buscando explicación a lo que había sucedido, no anteriormente sino hacia 5 minutos, ¿Porqué no le conté a mi marido la verdad? ¿Qué me pasó? a caso ¿Me gustó tanto que no podía acusar a mi abusador?
Salí del baño, me acosté y mi esposo me trajo la comida a la cama, le pedí por favor que al día siguiente no le despertara, y que llamara a mi oficina comunicando lo sucedido.
Cuando desperté, ya eran las 12 del medio día encontré una nota de Tony que decía:
- Amor, siento no poder acompañarte hoy, tengo que hacer un viaje relámpago a Uruguay, pero espero terminar todo esta noche para regresar, no importa la hora que sea, total vamos en un avión de la empresa.
Me levanté, tomé un café, me vestí y salí a hacer lagunas compras, caminé con mis pensamientos divagando por doquier, cuando tomé conciencia, me encontraba frente a la casa donde había sido ultrajada por ese hombre gigante. ¿Qué hacía yo ahí? ¿Cómo llegue a ese lugar? mi inconsciente me trajo por alguna razón, me paré unos 10 minutos frente a esa puerta, luego toqué, nadie salía, empujé con fuerza y se abrió, no había nadie en el pasillo, caminé dubitativa hasta el fondo, ahí reconocí la puerta donde fuera el suceso, no toqué, tome el picaporte e intenté abrirla, mis manos temblaban, estaba sin llave, ingresé al lugar, vi sobre el suelo mi tanga destrozada, caminé despacio hacia las habitaciones, nadie había, luego escuché un ruido, me dirigí a una ventana que daba al patio, ahí estaba ese hombre, riendo, intentando encender un fuego como si iría a hacer un asado, crucé la puerta y el me vio, sin darme mayor importancia siguió en su trabajo de encender una fogata, luego habló:
- Hola SEÑORA PUTA, te quedaste con ganas??
- Como si fueras tan bueno violando gente.
-Es la primera vez que lo hago. Solo pasó, algo me dijo que necesitabas de una buena poronga.
-Tuve mejores.
- Tal vez necesites más de una chota para tu nivel de puta.
En eso sentí la puerta a mis espaldas, supe en seguida lo que pasaría, ni si quiera me di vuelta a mirar, avancé hacia mi profanador, pude apreciar que era un hombre de unos cuarenta años, alto como dije antes, de ojos celestes y pelo rubio corto, sus facciones eran hermosas, era un adonis, lo tomé por el hombro, al darse vuelta, me colgué de su cuello y lo besé, le metí mi lengua hasta la garganta, lo propio hizo él, me tomó de la cintura, sus gigantes manos casi me rodeaban toda, bajé sus deportivos y bóxer, tomé su gran chorizo, lo llevé a mi boca, lo chupé con ganas, se puso dura como piedra, el me ordenó que me pusiera de pié, me agarró de la cintura y me levantó en vilo, apoyó mi cuca sobre la cabeza de su chota, me la introdujo sin piedad, me subía y bajaba como si no pesara nada, luego se quedó quieto y sentí una mano toda ensalivada en mi culo, luego una poronga no tan grande como la que tenía dentro mío, me penetro con fuerza, mi culo ya estaba acostumbrado a estas labores, entre los dos me tenían suspendida en el aire, solo agarrada con sus porongas dentro de mi cuerpo, yo me agarraba del cuello de mi gigante abusador, me dieron matraca durante un buen rato, me sacaron varios orgasmos, nunca cambiaron de posición, sentía entrar y salir dos porongas totalmente desconocidas, me calentaba mas y mas, me sentía la puta que nací para ser, era la más perra, una zorra catadora de chotas, los disfrutaba, me manejaban como a una muñeca de trapo, sus musculosos cuerpos sudados, rosaban mi femineidad, mi excitación aumentaba, el calor de los tres organismos en roce estaba a niveles de derretir un hierro, nos fundimos en una sola seguidilla de orgasmos y eyaculaciones, mis gritos se podían escuchar en los barrios vecinos, cuando miré hacia arriba pude divisar en varias ventanas gente mirando, algunos gritaban, otros silbaban, otros aplaudían, yo solo quería congelar ese momento de éxtasis.
Cuando terminamos, ellos se separaron, me acomodé la ropa, lo saludé con un beso, antes de salir escuché su vos:
_ Señora puta, cuando quieras gozar, estamos para ayudarte.
- Tal vez los llame para alguna orgia con mi esposo, no crean que son los únicos que me pegaron una buena culeada.
-Lo que quieras primor, ya sabes donde vivimos.
Al salir del lugar, me sentí aliviada, algo en mi me tranquilizaba, no sé qué pasó, lo único que se es que ya no me sentía angustiada, no entendía lo que me había pasado el día anterior, porque ya había sido fifada, garchada, culeada, empernada sodomizada, doble y triplemente penetrada, siempre con el consentimiento y la complicidad de Tony, no tenía que mentirle a mi esposo, busqué explicación, lo único que se me ocurrió es que toda mujer debe tener aunque sea un secreto. Por lo menos por ahora ese sería mi secreto.
Espero que les haya gustado, lengüetazos para ella en la chochi y chupadita para ellos en sus chotas.
Si te gustó, comenta, no cuesta nada.
Al salir del edificio, ya eran las nueve y cuarto de la noche, caminé unas cinco cuadras para llegar a la parada de micro, ahí esperé unos 25 minutos hasta que llegó, luego una media hora de viaje, hasta la última parada, ahí tomar otro a casa, entre espera y viaje pasaron unos 50 minutos más, era una locura, al bajar, aun me quedaban unas 7 u 8 cuadras hasta mi departamento, las tres primeras cuadras eran sobra avenida, muy iluminada y algo transitada, pero no tanto, luego otras cuatro cuadras por una calle oscura, sin gente, algunas construcciones, todo marchaba bien, ya estaba en la ultima cuadra, ya pasando por la mitad, salió de una puerta un hombre muy grande, de un metro noventa mas o menos, de anchos hombres y unas manos enormes, me miró y me dijo:
- Hola muñeca, no te parece muy peligroso andar tan sola por estos lugares? Podrían robarte, secuestrarte, violarte o matarte, o tal vez todas juntas.
Traté de ocultar mi miedo, mientras metía mi mano en la cartera buscando el gas pimienta para defensa personal, pero como siempre pasa cuando lo necesitas no lo encuentras, le respondí.
-Muñeca no soy, miedo no tengo, hay de aquel que intente hacerme algo, va a conocer el dolor.
Entonces me armé de valor y traté de rodearlo, pero cuando pasaba a su lado, sus grandes manos me tomaron del brazo y me jalaron hacia la puerta, yo intenté luchar, pero su fuerza era impresionante, cuando me tuvo adentro seguí luchando, logré pegarle un rodillazo en la entrepierna y arañarlo en la cara, él se hizo para atrás y escapé hacia la puerta de salida, estaba trabada, no pude abrirla, luego sentí sus manos en la cintura y su aliento detrás de mi cabeza expresando:
- Si no te resistes, pueda que lo pases mejor, la verdad que cuando crucé la puerta, solo iba a comprar una cerveza, pero me encontré con tan hermoso regalo que no pude resistirme.
Me levantó como si fuera una pluma, me llevó por un pasillo y tras patear una puerta entramos a un cuarto que parecía el comedor de su casa, ahí me puso boca abajo sobre una mesa, me dominó doblando mis brazos hacia atrás, sosteniéndolos con solo una mano, levantó mi falda, rompió mi tanga, luego se desabrochó el pantalón y sacó su pene, escupió sobre su mano y la pasó sobre toda mi raja, luego agarró su pene y lo introdujo sin contemplaciones, era enorme, no puedo decir de cuanto, pero nunca sentí algo semejante, tanto que costaba que entrara todo en mi cuca, empujó provocándome dolor en cada envión, a cada centímetro que entraba yo sentía que me partía al medio, que me descaderaba, el dolor ya no me dejaba luchar, luego cuando estaba toda su gigante chota adentro mío me dijo:
- Te recomiendo que te relajes, así lo vas a disfrutar y la vas a pasar mejor.
En mi mente sabia que él tenía razón, así que relajé mis músculos, y decidí dejarlo hacer, luego mi atracador comenzó a bombear con suavidad, soltó mis manos y apoyó una en mi cabeza, presionándola contra la mesa, la otra en mi cintura mientras metía y sacaba su monumental aparato.
En ese momento pasó algo que no pensé que pasaría, el dolor empezó a ceder y dio paso a otras sensaciones a las que trataba de negarme, pero se intensificaban a cada bombeo de mi atacante, en mi vagina sentía calor y placer, en mi mente sentir una poronga desconocida dentro mio, la fantasía de toda mujer de ser violada, se mesclaban en mi cabeza, estaba gozando el acto forzado de penetración y vulneración de mi cuerpo, el placer me invadía a cada entrada de semejante tranca, de un momento a otro tomé conciencia de lo que pasaba y me dí cuenta que tenía mi mano por debajo estimulando mi clítoris.
Luego de un largo rato, mi negativa se transformó en jadeos, mi quietud en movimientos de mi cintura como pidiendo ser penetrada aun más de lo que ese falo llegaba dentro de mí, mi violador se dio cuenta que lo estaba disfrutando y habló:
- Parece que te está gustando putita, nunca antes tuviste una chota tan grande, dura y caliente dentro tuyo, eso te excita y te calienta, vas a tener varios orgasmos, te lo prometo.
Así fue, cuando me dijo eso, fue como si hiciera un clic en mi cuerpo, comenzaron a temblar mis piernas, las tensione y sentí venir mi primer orgasmo, fue tan largo e intenso que me salieron gritos del alma, parecía una posesa pidiendo pija.
- Dale hijo de puta, deme pija, quiero pija, dame mas, hasta el fondo, rómpeme toda, dame mas mas maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas, soy tu puta, lléname de leche quiero lecheeeeeeeeee, mas mas maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas, dame maaaaaaaaaass.
No tardó en venir el segundo, este no tan largo, tampoco tan intenso, luego el tercero, después perdí la cuenta, lo que si advertí fueron sus bufidos, señal que estaba por acabar, bombeando mas fuerte como si quisiera atravesarme con su carabina de largo alcance, como si quisiera llegarme al cerebro con la punta de su cañón, entonces lanzó un grito y el disparo, llenándome toda de semen, tan caliente que me quemaba, era tanto que salía por los costaos chorreando mis muslos y entrepierna, parecía que no terminaba mas, parecían litros y litros de ese liquido viscoso y blanquecino tan caliente que me quemaba por dentro, luego me tomó por el cabello y me ordenó:
- Vamos putita, límpiamela toda, no quiero que quede una sola gota de leche en mi chota.
me incorporé, me agaché y la vi, era descomunal, de todas la chotas que había probado, esta era por lejos la más grande, venosa y cabezona, no tenia comparación, era de otro planeta, sis venas parecían explotar, el movimiento de su glande aun bombeaba algunas gotas de semen, que gustosamente saboree con mi lengua, tratando de llevar la cabezota esa dentro de mi boca, sin lograrlo en su totalidad, pasando la lengua por todas parte para dejar limpio todo el aparato de mi amo, obedeciendo al pié de la letra su orden. De tanto chuparla sentí que crecía nuevamente, y el comenzaba a gozar, lo agarré con las dos manos, porque con una sola me alcanzaba, mientras la chupaba la pajeaba, inició movimiento de cintura, si eso parecía, estaba por largar una segunda eyaculación, algo muy raro incluso en machos jóvenes que habían pasado por mi cuerpo, le dedique un minucioso trabajo hasta que terminó por escupirme directamente en mi garganta, esta vez no era tanto, pero si lo suficiente para ahogarme y llenarme la boca, tragué todo lo que pude, luego, él me apretó con sus enormes manos sobre la nuca, tratando de introducirme todo su pene en mi boca, tan fuerte que me ahogaba, lo sentí llegar hasta la garganta, estaba tan llena mi boca y sentía el bombeo de mas y mas lefa, luego la sacó, me miró diciendo:
- Sos un puta con todas la letras, la comes como ninguna.
Le respondí con aire de superioridad:
- Señora puta.
Luego agarré un mantel para limpiar los restos de leche en mis pechos, en mi cara y mi boca, mi camisa estaba ya manchada, no sabía cómo arreglarlo, solo salí por el pasillo , intenté abrir la puerta de salida, estaba dura, pero lo logré, lo que me hizo pensar que antes como que en mi inconsciente no hubiese querido abrir esa puerta, al salir mis ojos se llenaron de lagrimas, ya eran las doce y media de la noche, todo estaba oscuro y solitario, apretaba mis brazos contra mi pecho, como buscando un abrazo, no sabía que pasaba, las lagrimas brotaban y el sollozo salía sin poder contenerlo. Al llegar a la puerta del edificio donde yo vivo, traté de calmarme, no veía la hora de llegar a mi casa, abrazar a mi esposo y contarle, ¿me sentía culpable de lo que había pasado, o me sentía culpable de haber gozado con lo sucedido? Respiré profundo, entré al ascensor, me miré en el espeque que allí había, saqué el teléfono de mi cartera y vi como 12 llamadas perdidas de Tony, cuando llegué al piso, me paré frente a la puerta saque la llave y la puerta se habrió y salió Tony, con cara de preocupación, entonces me dispuse a contarle lo sucedido:
- Me robaron amor, me robaron y me secuestraron, tuve que darle todo lo que tenia, me llevaron al cajero y me hicieron sacar plata, luego me tiraron no se por donde, no me animé a hacer la denuncia, también le tengo miedo a la policía corrupta.
Él me abrazó con fuerza, consolándome:
- la plata no importa, creí que te había pasado algo peor, estaba temeroso que un llamado me comunicara que no volvería a verte.
Después de un rato, le pedí ducharme, él amablemente me alcanzó unas toallas, me senté en la bañera dejando caer el agua caliente sobre mi cuerpo, buscando explicación a lo que había sucedido, no anteriormente sino hacia 5 minutos, ¿Porqué no le conté a mi marido la verdad? ¿Qué me pasó? a caso ¿Me gustó tanto que no podía acusar a mi abusador?
Salí del baño, me acosté y mi esposo me trajo la comida a la cama, le pedí por favor que al día siguiente no le despertara, y que llamara a mi oficina comunicando lo sucedido.
Cuando desperté, ya eran las 12 del medio día encontré una nota de Tony que decía:
- Amor, siento no poder acompañarte hoy, tengo que hacer un viaje relámpago a Uruguay, pero espero terminar todo esta noche para regresar, no importa la hora que sea, total vamos en un avión de la empresa.
Me levanté, tomé un café, me vestí y salí a hacer lagunas compras, caminé con mis pensamientos divagando por doquier, cuando tomé conciencia, me encontraba frente a la casa donde había sido ultrajada por ese hombre gigante. ¿Qué hacía yo ahí? ¿Cómo llegue a ese lugar? mi inconsciente me trajo por alguna razón, me paré unos 10 minutos frente a esa puerta, luego toqué, nadie salía, empujé con fuerza y se abrió, no había nadie en el pasillo, caminé dubitativa hasta el fondo, ahí reconocí la puerta donde fuera el suceso, no toqué, tome el picaporte e intenté abrirla, mis manos temblaban, estaba sin llave, ingresé al lugar, vi sobre el suelo mi tanga destrozada, caminé despacio hacia las habitaciones, nadie había, luego escuché un ruido, me dirigí a una ventana que daba al patio, ahí estaba ese hombre, riendo, intentando encender un fuego como si iría a hacer un asado, crucé la puerta y el me vio, sin darme mayor importancia siguió en su trabajo de encender una fogata, luego habló:
- Hola SEÑORA PUTA, te quedaste con ganas??
- Como si fueras tan bueno violando gente.
-Es la primera vez que lo hago. Solo pasó, algo me dijo que necesitabas de una buena poronga.
-Tuve mejores.
- Tal vez necesites más de una chota para tu nivel de puta.
En eso sentí la puerta a mis espaldas, supe en seguida lo que pasaría, ni si quiera me di vuelta a mirar, avancé hacia mi profanador, pude apreciar que era un hombre de unos cuarenta años, alto como dije antes, de ojos celestes y pelo rubio corto, sus facciones eran hermosas, era un adonis, lo tomé por el hombro, al darse vuelta, me colgué de su cuello y lo besé, le metí mi lengua hasta la garganta, lo propio hizo él, me tomó de la cintura, sus gigantes manos casi me rodeaban toda, bajé sus deportivos y bóxer, tomé su gran chorizo, lo llevé a mi boca, lo chupé con ganas, se puso dura como piedra, el me ordenó que me pusiera de pié, me agarró de la cintura y me levantó en vilo, apoyó mi cuca sobre la cabeza de su chota, me la introdujo sin piedad, me subía y bajaba como si no pesara nada, luego se quedó quieto y sentí una mano toda ensalivada en mi culo, luego una poronga no tan grande como la que tenía dentro mío, me penetro con fuerza, mi culo ya estaba acostumbrado a estas labores, entre los dos me tenían suspendida en el aire, solo agarrada con sus porongas dentro de mi cuerpo, yo me agarraba del cuello de mi gigante abusador, me dieron matraca durante un buen rato, me sacaron varios orgasmos, nunca cambiaron de posición, sentía entrar y salir dos porongas totalmente desconocidas, me calentaba mas y mas, me sentía la puta que nací para ser, era la más perra, una zorra catadora de chotas, los disfrutaba, me manejaban como a una muñeca de trapo, sus musculosos cuerpos sudados, rosaban mi femineidad, mi excitación aumentaba, el calor de los tres organismos en roce estaba a niveles de derretir un hierro, nos fundimos en una sola seguidilla de orgasmos y eyaculaciones, mis gritos se podían escuchar en los barrios vecinos, cuando miré hacia arriba pude divisar en varias ventanas gente mirando, algunos gritaban, otros silbaban, otros aplaudían, yo solo quería congelar ese momento de éxtasis.
Cuando terminamos, ellos se separaron, me acomodé la ropa, lo saludé con un beso, antes de salir escuché su vos:
_ Señora puta, cuando quieras gozar, estamos para ayudarte.
- Tal vez los llame para alguna orgia con mi esposo, no crean que son los únicos que me pegaron una buena culeada.
-Lo que quieras primor, ya sabes donde vivimos.
Al salir del lugar, me sentí aliviada, algo en mi me tranquilizaba, no sé qué pasó, lo único que se es que ya no me sentía angustiada, no entendía lo que me había pasado el día anterior, porque ya había sido fifada, garchada, culeada, empernada sodomizada, doble y triplemente penetrada, siempre con el consentimiento y la complicidad de Tony, no tenía que mentirle a mi esposo, busqué explicación, lo único que se me ocurrió es que toda mujer debe tener aunque sea un secreto. Por lo menos por ahora ese sería mi secreto.
Espero que les haya gustado, lengüetazos para ella en la chochi y chupadita para ellos en sus chotas.
Si te gustó, comenta, no cuesta nada.
16 comentarios - consentido o no?? Contado por Estela.
Me encanto!
Besos y puntitos!
Excelente !!!
Gracias por compartir 👍
Te dejo un becito en tu conchita
se me escapo una gotita!
Va puntito...