"Father can you hear me, did you talk to mother earth
What did they say, what did they see, now... is it time for your rebirth?
Open up the silent center of your mind,
I now want to know the future of your kind"
Kai Hansen
Horus despertó de su largo letargo y miró su reino. Su preciado Egipto yacía en ruinas colonizado por mil pueblos distintos. Miró a sus costados, para ver si su tío Seth, Amo del Desierto y los pueblos ajenos era responsable, pero lo encontró tan muerto como lo había estado Él hasta hacía poco. Pensándolo mejor, ni siquiera sabía cómo había recordado la conciencia.
Desde la derrota frente a Roma, el culto a los dioses verdaderos había decaído profundamente. Poco a poco, nuevos mitos, falsos mitos, que hablaban de un mundo creado de una mente habían colonizado lentamente las conciencias Egiptanas. ¿Cómo era posible, que más de 2000 años después de la Gran Derrota volviera a tener conciencia?
Y entonces lo vio. Entornó sus ojos, no creyendo en lo que veía. En la oscuridad, en medio del Valle de los Reyes, entre la estatua de su Madre, Isis, y su Padre, Osiris, vio una mujer en un extraño uniforme (más tarde se enteraría que era uno de los guardianes de las tumbas de los últimos Reyes Verdaderos) empalándose lentamente en lo que parecía ser un pene de un material desconocido.
Descendió al nivel del suelo para ver mejor y pudo apreciar como la mujer se agitaba sobre un tubo de silicio a ritmo irregular con una música con una cadencia nueva para Él. Pudo ver como poco a poco la mujer iba soltando la parte superior para primero sacar un pecho, acariciarlo lentamente y luego sacar el otro, y acariciarlo. Pudo ver una gota de sudor descendía por su mejilla, pasaba por su cuello, rodaba por un pecho, rodeando finamente el pezón, continuando su descenso por el plano estómago para perderse finalmente entre el flujo que chorreaba de su vulva. Y a pesar de ver un acto tan parecido al de su nacimiento, entre la estatua de su Madre, Isis, y su Padre, Osiris, no entendió el por qué de su resurrección del olvido, hasta que lo escuchó entre las notas disonantes de la canción:
"Ra vite, deus sanktus, ra vite
Ra vite, revertate, ra vite"
Y entonces entendió que era esta melodía tan poco convencional, combinada con el acto sacro de la concepción de Su persona, lo que le devolvió la Conciencia. Y entonces, mientras aún sonaban los acordes, decidió mostrarse ante la joven, y antes de que ella pudiera siquiera asimilar su presencia, le dijo:
-Soy Horus señor de Todo Egipto, Protector de la barca de Ra y Rey entre los Dioses. Con tu acto de Placer me has despertado, y ahora serás el vehículo para el despertar de mis padres y mis hermanos, de mi familia y mis enemigos, de los antiguos dioses, y serás la primera sacerdotisa de esta religión renovada.
Y mientras decía estas palabras se llevó a la mujer a un sitio sacro de los Dioses, más allá del tiempo y el espacio de los mortales, donde la magia de la música y el lugar sagrado perdurarían tanto tiempo como Él quisiera. Y sin mediar palabra, desnudó lo poco de ropa que le quedaba a la muchacha, la tumbó en un altar de arena del desierto amalgamada y la empaló de una sola estocada. Y mientras la muchacha profería un grito de placer profundo al sentirse completamente rellena con el pene del Dios, éste empezó a bombear, primero lentamente, para ir acelerando conforme pasaba el no –tiempo. Y así llegaron al orgasmo conjuntamente luego de una eterna sesión de disfrute mutuo. Y mientras ambos acababan, la joven pudo ver como a su alrededor despertaban todos los antiguos dioses del Panteón de las Arenas.
Así es como Kytzia se transformó en la Primer Sacerdotisa la la Nueva Iglesia del Poder de las Arenas.
0 comentarios - En el valle de los reyes (El Poder de las Arenas - Intro)