Carmen entró enojada al cuarto. Con un pañuelo en la cabeza, la escoba en la mano, y el delantal puesto, me gritó para despertarme:
-Mijo, dejaste la cocina hecha un asco!
Se secaba el sudor de la frente arrugada, ella con 58 años, que hacía 10 limpiaba en casa y prácticamente nos había criado a mi y a mis hermanos, desde que yo tenía 10 y Nicolás 14.
-Y?!!!_ Carmen agitaba la escoba y entre dormido me llamó la atención de cómo se le agitaban las tetas. Seguramente ya ni usaba sostén, y después de haber amamantado a 4 hijos que hoy eran hombrotes, se hubiera resignado a que sus tetas así quedarían, caídas y gordas. No como las de Laura....
-Dele mijo, que no tengo todo el día, a ver si se va levantando que ya son las once y por lo menos le da una mano a esta vieja...
Carmen hablaba ahora con dulzura. Me tenía mucho cariño, y muchas había tapado nuestras macanas de niño, y las de ahora, de jóvenes que caían de las discotecas a las siete y se levantaban a las cuatro... sabía también de mi soledad, de mi falta de experiencia, de mi poca suerte con las mujeres...
_Ya voy Carmencita...
Sentí sabor ácido en la boca. me empezaba a despabilar y recordé la noche anterior... ¡Mierda, Laura! Nunca había sido un ganador, con mi cuerpo enclenque y pálido, algo pecoso, mis lentes, mi pelo siempre enredado y mi ropa fuera de moda. Pero esa noche me había animado. mientras me restregaba los ojos me acordé de la noche, la casa de Beto, la bebida abundante y dudosa, la llegada inesperada de las compañeras de facultad, Laurita allí parada, con el vestidito...
_Vamos a ventilar_ dijo Carmen, mientras se acercaba a la ventana. Levantó la persiana de golpe y el sol me golpeó los ojos, hasta que empecé a distinguir la silueta de Carmen al trasluz dándome la espalda, la musculosa, que dejaba ver los hombros curtidos, sudados los brazos de tez oscurecida por el sol. Sudada también la espalda, y las piernas gordas y anchas a la altura de las rodillas, que se afinaban hacia los tobillos. Los talones se veían rasposos desde atrás. Pero lo que más me impresionó fue el enorme culo de carmen, algo caído pero musculoso de años y años de trabajo doméstico, bajo la pollera celeste con flores amarillas, de tela gastada, bajo la que se marcaba una bombacha ancha.
El vestido que Laura había usado era celeste. Qué ironía. Le llegaba apenas a los muslos. Los tacos que manejaba dificultosamente pero con elegancia, tensaban los músculos de las pantorrillas y estilizaban su culo se manzana.
_Jajajajaja!!!! _Carmen carcajeaba, se había dado vuelta vuelta. Me ví iluminado, de frente, algo más despierto, sólo con los boxer negros, cuya tela de licra se tensaba por lo que era una furiosa erección. Solo atiné a taparme un poco con el antebrazo mientras buscaba la sábana
Se rió con una honestidad que me hizo sentir avergonzado al principio. _Ah mijo, que te vas a poner colorado conmigo!. Andá a pegarte una ducha y vení a desayunar.
Carmen se fue rápido como había entrado, dejándome confuso y con la certeza, ya despierto, de que la noche anterior había sido una mezcla de errores, momentos inoportunos, lugares nada adecuados.
Pensé en si no hubiera sido mejor quedarme en casa, no haber ido justo a lo de Beto, no haberme ido un poco antes de que llegaran las chicas, con sus perfumes, y sus cuerpos mas que deseables para mis 20 calientes años...
Abrí la ducha y escuché a Carmen cantar alguna balada romántica. La puerta se había entreabierto y escuchaba sus ruidos, veía como por una franja la figura grandota de Carmen yendo y viniendo, moviendo rítmicamente un culo que se me hacía cada vez más desproporcionado
El agua e corría por el torso lampiño y la nuca. refrescándome, caía por mi abdominales de estudiante, y antes de caer a mis pies, me rozaba el miembro, aún parado...
Recordé la cara inocente de Laurita. Venía de un hogar estricto del interior y ahora descubría las noches estudiantiles, conquistando a todo el mundo con su candidez y su firme par de tetitas provincianas. Recordé saludarlas a todas, mirarla con impotencia, nunca me iba a dar bola. Recordé a sus amigas riéndose de mí, y a mí yendo de vuelta a buscar conversación con los amigos, el vaso estúpido en la mano.Éramos unas treinta personas, algunos en la suya, muchs charlaban y otros reían fuertemente.
Pasaron las horas y la noche se ponía más embriagante. se terminó la cerveza y circulaba el vino, media botella de tequila, hasta el licor de menta de la vieja de Beto. Por la ventana se veía a cuatro cinco pibes fumando. se les acercaron las chicas
Cerré la ducha y sonaba la voz de Carmen.
-Carmencita, no me alcanzas una toalla?
-Dale mijo, ya te alcanzo.
En lo de Beto ya habían bajado los decibeles. Eran las seis La mayoría de nosotros estabamos sentados en sillones, con cara de estúpidos, apenas razonando. Me dieron unas enormes ganas de mear, mezcladas con náuseas. Fui al baño, que quedaba al fondo de un pasillo. Sorteando algún cuerpo llegué a la puerta e intenté abrirla. No pude, escuchaba murmullos dentro. Golpeé fuerte.
-Che, quiero entrar-
Se entreabrió la puerta y me miró Beto _Pará que salga uno.
Salió Paulo con una soonrisa babeante, tropezando.
-Dale pasá loco, hay que aprovechar-
Me hizo entrar
Carmen habló desde la puerta
_Estás bien mijo? te traje la toalla. Se escuchó la puerta abriéndose, los gruesos pasos en chancletas de Carmen. Su voz traspasó la cortina de la ducha, a diez centímetros de mí oído.
_ No, no estoy bien... alcancé a decir. Se hizo una pausa. carmen abrió despacio la cortina Quedé desnudo, flacuchento, con la verga parada frente a ella que me miró a los ojos y me empezó a acariciar el pecho con sus manos rústicas con olor a jabón de ropa.
-Yo ya sé por qué no andas bien vos. Si sabré-
La mano derecha de Carmen bajó hasta el pubis y tomó con firmeza la pija dura. Con una mano acariciaba mis tetillas, con la otra simplemente rodeó el miembro, y sin bajarlo, apretó con fuerza una y otra vez.... Yo sentía como iba bombeando la sangre, y mi pija se ponía más gruesa, dura, venosa.
Carmen dejó de tocarme el pecho y sin dejar de bombearme con una mano, con la otra se fue sacando la musculosa. Sus tetas grandes, caídas, quedaron al descubierto dejando ver unos durísimos pezones marrones.
Tuve autómáticamente otra imagen en mi cabeza, el baño grandísimo, Beto riéndose, un grupo de 5 o 6 flacos de espaldas a mí, parados frente al inodoro; me acerqué y solo sentí un sonido húmedo y acompasado. No se por qué idiotez pensé en una sopapa, Me adelanté, asomé la cabeza por sobre el grupo. Aún tenía ganas de orinar
_Así está bien, mijo?
Carmen se había desnudado hábilmente, sin dejar de masturbar con rigor mi pene de arriba hacia abajo. Había empezado pellizcando duro las tetas, que ondeaban gelatinosas sobre su panza prominente, ahora se metía de golpe tres dedos en la concha , provocando un ruido mojado, frenético.
Recordé entonces cuando se me reveló el origen del ruido en el baño de Beto. Empujé hacia un costado a un tipo muy gordo sin que protestara, vi su pija en la mano, y al instante comprendí que se masturbaba frente a la imagen de Laurita completamente borracha sentada en el inodoro, el vestidito bajo hasta la cintura, los hermosos pechitos de pezones rosados y su cara agelical de ojos cerrados, comiendo con ansia la gruesa verga peluda de un desconocido. sentí horror, excitación, desilusión y a su vez un infinito amor por esa bella putita manchada de semen, que con las manos a la cadera del hombre guiaba el cuerpo completo hasta la humeda cavidad de su boca. Eran movimientos violentos, desesperados, y largos. comprobé que Laura dejaba al descubierto el velludo pedazo de mas de 20 cm, goteando espumante saliva, para al instante hundirlo hasta su garganta, abriendo grandes los ojos con el maqullaje corrido a pura lágrima y arcada.
Estas imágenes iban y venían mientras Carmen de rodillas, ya en la ducha, se pasaba mi pene por los pezones, me acariciaba las bolas, me lamía el pubis. se había dejado puesto el pañuelo en la cabeza.
-Ah. sí, mijo, ahora si vas a mejorarte. Tenés mucha cosa guardada, andás precisando descargarte, vos. una sabe...
Tuve un impulso agresivo, como nunca había tenido, agarré con mis dedos finos pero tensos la cabeza, le saqué el pañuelo, dejé libres sus largos cabellos secos y oscuros y los enredé con decision entre a mis muñecas.
Le cogí la boca con rabia, clavando im pija hasta atragantar a Carmencita, que cerraba sus ojos con arrugas mientras se dejaba violar las amígdalas por su mijito
Con rabia cogia y recordaba como esperé mi turno hasta quedar de frente a la hermosa puta de Laura, que tenía los cachetes rojos, la frente sudada, las tetas pegajosas de leche ya secándose. me miró co malicia y me dijo con morbo en su acento:
-Ah, esta pija es la que estaba buscando
Me agarró de las caderas como a los otros y se enterró mi verga con la lengua de afuera... Pero mi excitación y mi enamoramiento tenían su cuota de odio. dejé que tomara confianza mientras babeaba hasta que sintiendo que no aguantaba más, dejé salir el medio liro de orna que había estado gusrdando. Fue cosa de segundos: sus ojos fijos en los mios, confundidos, su cara de asco y su boca derramando mi orin sobre sus tetas. Los muchachos aplaudian y reían. Laura se dejó caer sentada en la pared, como drogada de meo, aún sin saber bien lo que le había pasado, sali del baño y de la casa de Beto
Carmen abrió los ojos. En ellos había un amor desinteresado y lo comprendí cuando ante mis gemidos sonrió con la pija en la boca ay movio la cabeza de arriba a abajo. Era el momento
Con un grueso grito masculino, clavando la maternal garganta de Carmen dejé escapar mi jugo, el semen de años y años acumulado, espeso, caliente doloroso.
carmen tragó. Siguió exprimiendo con boca y manos, hasta que me dejó desagotado. se limpió.
Ahora sí, cambiate y andá a desayunar.Se cubrió con una de las toallas. En el umbral de la puerta del baño, se dio media vuelta.
_¿Mejor?
_Sss..s..i...si
_Viste como una sabe?. Se fue sonriendo y cantando la misma balada. Las piernas me flaqueaban.
-Mijo, dejaste la cocina hecha un asco!
Se secaba el sudor de la frente arrugada, ella con 58 años, que hacía 10 limpiaba en casa y prácticamente nos había criado a mi y a mis hermanos, desde que yo tenía 10 y Nicolás 14.
-Y?!!!_ Carmen agitaba la escoba y entre dormido me llamó la atención de cómo se le agitaban las tetas. Seguramente ya ni usaba sostén, y después de haber amamantado a 4 hijos que hoy eran hombrotes, se hubiera resignado a que sus tetas así quedarían, caídas y gordas. No como las de Laura....
-Dele mijo, que no tengo todo el día, a ver si se va levantando que ya son las once y por lo menos le da una mano a esta vieja...
Carmen hablaba ahora con dulzura. Me tenía mucho cariño, y muchas había tapado nuestras macanas de niño, y las de ahora, de jóvenes que caían de las discotecas a las siete y se levantaban a las cuatro... sabía también de mi soledad, de mi falta de experiencia, de mi poca suerte con las mujeres...
_Ya voy Carmencita...
Sentí sabor ácido en la boca. me empezaba a despabilar y recordé la noche anterior... ¡Mierda, Laura! Nunca había sido un ganador, con mi cuerpo enclenque y pálido, algo pecoso, mis lentes, mi pelo siempre enredado y mi ropa fuera de moda. Pero esa noche me había animado. mientras me restregaba los ojos me acordé de la noche, la casa de Beto, la bebida abundante y dudosa, la llegada inesperada de las compañeras de facultad, Laurita allí parada, con el vestidito...
_Vamos a ventilar_ dijo Carmen, mientras se acercaba a la ventana. Levantó la persiana de golpe y el sol me golpeó los ojos, hasta que empecé a distinguir la silueta de Carmen al trasluz dándome la espalda, la musculosa, que dejaba ver los hombros curtidos, sudados los brazos de tez oscurecida por el sol. Sudada también la espalda, y las piernas gordas y anchas a la altura de las rodillas, que se afinaban hacia los tobillos. Los talones se veían rasposos desde atrás. Pero lo que más me impresionó fue el enorme culo de carmen, algo caído pero musculoso de años y años de trabajo doméstico, bajo la pollera celeste con flores amarillas, de tela gastada, bajo la que se marcaba una bombacha ancha.
El vestido que Laura había usado era celeste. Qué ironía. Le llegaba apenas a los muslos. Los tacos que manejaba dificultosamente pero con elegancia, tensaban los músculos de las pantorrillas y estilizaban su culo se manzana.
_Jajajajaja!!!! _Carmen carcajeaba, se había dado vuelta vuelta. Me ví iluminado, de frente, algo más despierto, sólo con los boxer negros, cuya tela de licra se tensaba por lo que era una furiosa erección. Solo atiné a taparme un poco con el antebrazo mientras buscaba la sábana
Se rió con una honestidad que me hizo sentir avergonzado al principio. _Ah mijo, que te vas a poner colorado conmigo!. Andá a pegarte una ducha y vení a desayunar.
Carmen se fue rápido como había entrado, dejándome confuso y con la certeza, ya despierto, de que la noche anterior había sido una mezcla de errores, momentos inoportunos, lugares nada adecuados.
Pensé en si no hubiera sido mejor quedarme en casa, no haber ido justo a lo de Beto, no haberme ido un poco antes de que llegaran las chicas, con sus perfumes, y sus cuerpos mas que deseables para mis 20 calientes años...
Abrí la ducha y escuché a Carmen cantar alguna balada romántica. La puerta se había entreabierto y escuchaba sus ruidos, veía como por una franja la figura grandota de Carmen yendo y viniendo, moviendo rítmicamente un culo que se me hacía cada vez más desproporcionado
El agua e corría por el torso lampiño y la nuca. refrescándome, caía por mi abdominales de estudiante, y antes de caer a mis pies, me rozaba el miembro, aún parado...
Recordé la cara inocente de Laurita. Venía de un hogar estricto del interior y ahora descubría las noches estudiantiles, conquistando a todo el mundo con su candidez y su firme par de tetitas provincianas. Recordé saludarlas a todas, mirarla con impotencia, nunca me iba a dar bola. Recordé a sus amigas riéndose de mí, y a mí yendo de vuelta a buscar conversación con los amigos, el vaso estúpido en la mano.Éramos unas treinta personas, algunos en la suya, muchs charlaban y otros reían fuertemente.
Pasaron las horas y la noche se ponía más embriagante. se terminó la cerveza y circulaba el vino, media botella de tequila, hasta el licor de menta de la vieja de Beto. Por la ventana se veía a cuatro cinco pibes fumando. se les acercaron las chicas
Cerré la ducha y sonaba la voz de Carmen.
-Carmencita, no me alcanzas una toalla?
-Dale mijo, ya te alcanzo.
En lo de Beto ya habían bajado los decibeles. Eran las seis La mayoría de nosotros estabamos sentados en sillones, con cara de estúpidos, apenas razonando. Me dieron unas enormes ganas de mear, mezcladas con náuseas. Fui al baño, que quedaba al fondo de un pasillo. Sorteando algún cuerpo llegué a la puerta e intenté abrirla. No pude, escuchaba murmullos dentro. Golpeé fuerte.
-Che, quiero entrar-
Se entreabrió la puerta y me miró Beto _Pará que salga uno.
Salió Paulo con una soonrisa babeante, tropezando.
-Dale pasá loco, hay que aprovechar-
Me hizo entrar
Carmen habló desde la puerta
_Estás bien mijo? te traje la toalla. Se escuchó la puerta abriéndose, los gruesos pasos en chancletas de Carmen. Su voz traspasó la cortina de la ducha, a diez centímetros de mí oído.
_ No, no estoy bien... alcancé a decir. Se hizo una pausa. carmen abrió despacio la cortina Quedé desnudo, flacuchento, con la verga parada frente a ella que me miró a los ojos y me empezó a acariciar el pecho con sus manos rústicas con olor a jabón de ropa.
-Yo ya sé por qué no andas bien vos. Si sabré-
La mano derecha de Carmen bajó hasta el pubis y tomó con firmeza la pija dura. Con una mano acariciaba mis tetillas, con la otra simplemente rodeó el miembro, y sin bajarlo, apretó con fuerza una y otra vez.... Yo sentía como iba bombeando la sangre, y mi pija se ponía más gruesa, dura, venosa.
Carmen dejó de tocarme el pecho y sin dejar de bombearme con una mano, con la otra se fue sacando la musculosa. Sus tetas grandes, caídas, quedaron al descubierto dejando ver unos durísimos pezones marrones.
Tuve autómáticamente otra imagen en mi cabeza, el baño grandísimo, Beto riéndose, un grupo de 5 o 6 flacos de espaldas a mí, parados frente al inodoro; me acerqué y solo sentí un sonido húmedo y acompasado. No se por qué idiotez pensé en una sopapa, Me adelanté, asomé la cabeza por sobre el grupo. Aún tenía ganas de orinar
_Así está bien, mijo?
Carmen se había desnudado hábilmente, sin dejar de masturbar con rigor mi pene de arriba hacia abajo. Había empezado pellizcando duro las tetas, que ondeaban gelatinosas sobre su panza prominente, ahora se metía de golpe tres dedos en la concha , provocando un ruido mojado, frenético.
Recordé entonces cuando se me reveló el origen del ruido en el baño de Beto. Empujé hacia un costado a un tipo muy gordo sin que protestara, vi su pija en la mano, y al instante comprendí que se masturbaba frente a la imagen de Laurita completamente borracha sentada en el inodoro, el vestidito bajo hasta la cintura, los hermosos pechitos de pezones rosados y su cara agelical de ojos cerrados, comiendo con ansia la gruesa verga peluda de un desconocido. sentí horror, excitación, desilusión y a su vez un infinito amor por esa bella putita manchada de semen, que con las manos a la cadera del hombre guiaba el cuerpo completo hasta la humeda cavidad de su boca. Eran movimientos violentos, desesperados, y largos. comprobé que Laura dejaba al descubierto el velludo pedazo de mas de 20 cm, goteando espumante saliva, para al instante hundirlo hasta su garganta, abriendo grandes los ojos con el maqullaje corrido a pura lágrima y arcada.
Estas imágenes iban y venían mientras Carmen de rodillas, ya en la ducha, se pasaba mi pene por los pezones, me acariciaba las bolas, me lamía el pubis. se había dejado puesto el pañuelo en la cabeza.
-Ah. sí, mijo, ahora si vas a mejorarte. Tenés mucha cosa guardada, andás precisando descargarte, vos. una sabe...
Tuve un impulso agresivo, como nunca había tenido, agarré con mis dedos finos pero tensos la cabeza, le saqué el pañuelo, dejé libres sus largos cabellos secos y oscuros y los enredé con decision entre a mis muñecas.
Le cogí la boca con rabia, clavando im pija hasta atragantar a Carmencita, que cerraba sus ojos con arrugas mientras se dejaba violar las amígdalas por su mijito
Con rabia cogia y recordaba como esperé mi turno hasta quedar de frente a la hermosa puta de Laura, que tenía los cachetes rojos, la frente sudada, las tetas pegajosas de leche ya secándose. me miró co malicia y me dijo con morbo en su acento:
-Ah, esta pija es la que estaba buscando
Me agarró de las caderas como a los otros y se enterró mi verga con la lengua de afuera... Pero mi excitación y mi enamoramiento tenían su cuota de odio. dejé que tomara confianza mientras babeaba hasta que sintiendo que no aguantaba más, dejé salir el medio liro de orna que había estado gusrdando. Fue cosa de segundos: sus ojos fijos en los mios, confundidos, su cara de asco y su boca derramando mi orin sobre sus tetas. Los muchachos aplaudian y reían. Laura se dejó caer sentada en la pared, como drogada de meo, aún sin saber bien lo que le había pasado, sali del baño y de la casa de Beto
Carmen abrió los ojos. En ellos había un amor desinteresado y lo comprendí cuando ante mis gemidos sonrió con la pija en la boca ay movio la cabeza de arriba a abajo. Era el momento
Con un grueso grito masculino, clavando la maternal garganta de Carmen dejé escapar mi jugo, el semen de años y años acumulado, espeso, caliente doloroso.
carmen tragó. Siguió exprimiendo con boca y manos, hasta que me dejó desagotado. se limpió.
Ahora sí, cambiate y andá a desayunar.Se cubrió con una de las toallas. En el umbral de la puerta del baño, se dio media vuelta.
_¿Mejor?
_Sss..s..i...si
_Viste como una sabe?. Se fue sonriendo y cantando la misma balada. Las piernas me flaqueaban.
1 comentarios - Carmen. (Relato)