Una semana después de mi cumple, me encontré con Lucas en mi casa. Como había contado antes, mi hermano y él estaban trabajando juntos haciendo videos y fotografía de eventos, y yo los ayudaba. Me dio la bienvenida a la nueva década (cumplía 20) y me prometió un regalo especial. Esperaba con muchas ganas la "fiestita" de Lucas. Imaginaba 2 horas encerrados en un telo con mucho sexo, como de costumbre.
En general las salidas con él eran muy express. Ni su familia ni la mía sabía de nuestras aventuras, así que nuestros encuentros eran alguna noche que inventaba alguna salida de amigas y vuelta a casa antes de levantar sospechas. Pero para ese día, Lucas tenía planeado salir de la rutina apurada de nuestros encuentros.
Como me había pedido, el sábado me lo reservé exclusivo para él. Lejos había quedado el tiempo donde estuve enojada con él (estando de novio le metía los cuernos conmigo a la novia, empezó como un juego hasta que me di cuenta que era la segunda y me deprimí mucho). Ese chabón era mi debilidad y no podía estar lejos de él.
Me pasó a buscar de una amiga y me llevó a un restaurant a cenar. Charlamos un rato, comimos bien; y a la salida nos quedamos un rato en el auto chapando mal. Bueno, ahora vamos al telo a garchar; pensaba.
Grande fue mi sorpresa, cuando encaró para un hotel bastante lujoso en el centro de Rosario. "Esto es parte del regalo", me dijo. Había reservado una habitación con "late check out", así que teníamos hasta las 16 del domingo. Mi corazón se aceleraba de solo pensar en todo lo que podíamos hacer ahí adentro.
Subimos a la habitación y yo desesperada me tiro encima de Lucas. Con mucha tranquilidad, me separa y me dice que hoy las cosas iban a ser distintas. Pero que tenía que confiar en él. Cuando me preguntó si confiaba en él, le respondí que si. Entonces, me sentó en la cama y parándose al lado mío empezó a acariciarme y a sacarme la ropa muy despacio. Yo también le saqué la remera, dejando al desnudo su torso marcado que tanto me calentaba.
Desabroché su pantalón y sin bajarlo, busqué su pija. No estaba parada, pero ya tenía un tamaño que asustaba. Se la chupé un rato, hasta que se le puso totalmente dura. Me tiró a la cama y empezó a besar todo mi cuerpo desnudo, recorriéndolo con su boca y sus manos.
De pronto se detuvo. Se paró y fue a buscar la mochila que había traído. Me volvió a preguntar "confiás en mi?". "Si" le dije, segura pero con curiosidad de porqué me preguntaba eso. Metió la mano en la mochila y sacó un pañuelo de esos grandes. Se arrodilló en la cama adelante mío y me vendó los ojos. Mi respiración comenzó a agitarse. Me tiró a la cama y poniéndose arriba mío empezó a besarme. Yo lo besaba con mucha locura.
Agarró mis manos y las llevó arriba de mi cabeza. Las tenía fuertemente apretadas por las suyas. Cuando me soltó, se sentó sobre mi pecho. Sentí la punta de su pija en mi boca y por reflejo la empecé a chupar. Como podía, ya que no me dejaba usar las manos.
Mientras yo desesperada buscaba lamer su pijón, Lucas tomó una de mis manos y la ató al respaldo de la cama. "Qué hacés?" le pregunté. "confiá en mi", me repetía, mientras volvía a ponerme su pija en la boca. Hizo lo mismo con la otra mano. Había quedado con los brazos extendidos atados a cada lado de la cama. Me imaginaba la situación y me calentaba de solo pensar que estaba a su total voluntad para que me hiciera lo que quisiera.
Lucas se levantó y se bajó de la cama. No sabía donde estaba ni que estaba haciendo. Mi respiración se agitaba aún más. "Lucas...que hacés?" le preguntaba pero no obtenía respuesta. Hasta que sentí sus labios en mis tetas, y sus manos acariciándome la panza, rozando sus dedos. Me tomó de sorpresa y me estremeció todo el cuerpo.
Levanté mis caderas, arqueando la espalda en el aire al sentir sus besos. Mis sentidos estaban potenciados al extremo. Volvió a separarse. Ahora empezó a besarme los pies. Fue subiendo de a poco, recorrió mis muslos con las manos hasta rozar mi concha que ya estaba empapada... siguió con sus besos pero se detuvo justo antes de llegar a mi concha y volvió a empezar de arriba. Ahora le tocaba a mi cuello.
Siguió recorriéndome con sus manos hasta que por fin, enterró su cabeza en mi concha regalándome una chupada fenomenal.
La excitación que tenía era tal que no pude evitar moverme acompañando el movimiento de su lengua. Gritaba desencajada y no tardé en regalarle una acabada terrible en su boca. Cuando sintió que había terminado, me pasó la mano por la concha totalmente empapada y enterró sus dedos en mi boca. "Mirá todo lo que acabaste" me dijo obligándome a chupar mi propio flujo.
Me agarró las piernas, las subió a sus hombros y me clavó su pija hasta el fondo. Sin piedad, me embestía como una bestia. Su pija entraba muy hasta el fondo. Me dolía pero la calentura que tenía me hacía olvidar de todo. Cada embestida me hacía delirar.
Acabé una o dos veces más antes que recibiera un lechazo caliente y espeso en mi panza. No podía desparramarme la leche como a mi me gusta, pero fueron sus manos las que hicieron el trabajo, desparramando toda su leche por mi cuerpo. Se tiró arriba mío y me besó apasionadamente.
"Sacame la venda" le pedí. "Todavía no", me dijo y otra vez, empezó a chuparme la concha. Mientras me la chupaba, empezó a meterme los dedos. No fue difícil meterme 3, ya que todavía la tenía dilatada por su pija. Su lengua me hacía delirar. No podía parar de moverme. No controlaba mi cuerpo. Pedía a gritos que me la volviera a poner. Se levantó y otra vez, me cogió sin piedad. "Aaayyy siiii cogeme dale" le gritaba. Mis gritos hacían que su cogida sea aún más feroz.
Nunca me imaginé que estar atada y con los ojos vendados me fuera a calentar tanto. Lucas intercambiaba cogida con chupada de concha. Me chupaba las tetas. Me acariciaba el clítoris mientras me la ponía. La sacaba toda y la volvía a meter duro hasta el fondo. Hacía lo que quería conmigo. Y me encantaba.
Sacó su pija y apoyó la cabeza en mi pecho mientras se pajeaba. "En la boca apoyala", le dije totalmente descontrolada. Con mi lengua acariciaba la punta como si fuese un helado hasta que me llenó de leche. Me saltó hasta la frente. El pañuelo quedó blanco. El resto fue a mi boca y me tragué todo lo que pude.
Me sacó el pañuelo, y me desató las manos. Las tenía marcadas por las sogas. Nos fuimos al jacuzzi y nos limpiamos un poco. "Esto recién empieza", me dijo. Descansamos un rato, hasta que decidida a averiguar qué seguía me tiré encima de él.
Me subí arriba de él y me lo comí. Bajé hasta su pija que ya empezaba a tener forma y me comí lo que pude. Jugaba tirándole un poco de la espuma del jacuzzi a su pija, la mojaba y me la comía.
Estuve un rato chupando y disfrutando del pijón de Lucas hasta que estuvo totalmente dura y me senté arriba. "Pará Ju, el forro". "No importa.. hoy no me importa nada" le dije y me la clavé hasta el fondo. Lo cabalgué bien despacio, sintiendo como su pija se enterraba de a poco adentro mío.
Por primera vez tenía una pija sin forro adentro. Se sentía hermoso. Empecé a moverme más rápido, rozando mi concha con su cuerpo. Tenía la pija totalmente enterrada. Lucas me agarraba del culo y acompañaba mi movimiento. Exploté con un grito de placer mientras lo abrazaba con fuerza. No sentía mi cuerpo. Cada orgasmo era más intenso que el anterior.
Quise hacerlo acabar, pero él no quiso. Nos secamos y volvimos a la cama. Lucas abrió el frigobar y sacó un champagne. Brindamos por mis 20 añitos, y me volvió a llevar a la cama. Otra vez, ató mis manos. Pero no tapó mis ojos.
Agarró la botella y fue tirándome champagne por mi cuerpo. Después me chupaba y limpiaba con su lengua. Me volví a encender de nuevo. Otra vez, me regaló una chupada de concha que aun hoy la pienso y me caliento.
Se levantó y me tapó los ojos de nuevo. Ya no preguntaba que iba a hacer. Solo esperaba callada lo que él dispusiera. Era la primera vez que me hacían sentir tan sumisa y esclava. Y me encantaba. Empezó a besarme la panza, subiendo de a poco hasta llegar a mis tetas.
Mientras me chupaba las tetas, su mano bajó mi concha empapada. Metió 2 dedos y los movía al ritmo que su lengua acariciaba mis pezones. Sin sacar su dedos de adentro mío, sentí en mis pechos calientes el roce de algo frio. En la otra mano, Lucas había agarrado hielo y lo rozaba contra mis pechos. Yo gritaba como si me estuviesen pegando la cogida del siglo y solo tenía dos dedos adentro y un cubito de hielo rozando mi cuerpo.
Me estremecía cada vez que rozaba mis pezones. Después, con su boca me chupaba y pasaba la lengua. Estuvo un rato jugando con mi cuerpo, dándome frio y calor. Cuando aceleró un poco el movimiento con sus dedos me hizo acabar: mis piernas se endurecieron, mi espalda se levantó, abrí la boca, queriéndo gritar pero sin poder emitir sonido... hasta que pasó el momento de clímax y pude soltar un grito y mi cuerpo volvió a relajarse.
"Cogeme por favor... metemela por favor" le rogaba. Nunca me había sentido tan caliente y tan sedienta de pija. No recibía respuesta. Otra vez, su lengua bajaba a darme placer. Pero esta vez, se puso el hielo en la boca, enfrió su lengua y así la enterró en mi concha hirviendo.
Es difícil expresar el placer que me hacía sentir esa lengua helada golpeando mi concha caliente. Me volvía tan loca que no tardé en acabar de nuevo. Ya no sentía mis piernas. Quería que me cogiera, pero no tenía ni fuerzas para pedirlo.
Cuando por fin me desató, como una fiera enjaulada recién liberada me tiré encima suyo. Con fuerza Lucas me agarró y me volvió a tirar a la cama, dandome vuelta. Me puso en 4 y agarrándome del pelo me empezó a coger. "Acá tenés la pija que tanto pediste, puta" soltó justo antes de empezar a taladrarme a toda velocidad.
Yo estaba como loca, moviendo mi cuerpo acompañando cada embestida. "Más fuerte" le pedía mientras levantaba más la cola. Sabía que no podía cogerme más fuerte, pero se lo pedía igual. Me respondía agarrándome fuerte del pelo y golpeando mi colita cada vez que mi cuerpo se estrellaba contra el suyo. Estaba siendo domada por mi macho preferido y no paraba de disfrutarlo.
Su pija se clavaba hasta lo más profundo de mi. No aguanté más las violentas embestidas y caí rendida a la cama. Mientras recuperaba la respiración, los dedos de Lucas empezaron a jugar en mi colita. No podía negarme a nada. Levanté mi cola para facilitarle la tarea. Escupió mi culo y empezó a jugar con sus dedos. Me levantó en 4 de nuevo y me volvió a meter la pija en la concha.
Ahora las embestidas eran más suaves, pero con 2 dedos dilatando mi cola. Sacó su pija de mi concha y la apoyó en la entrada de mi ano. Me relajé y cuando vio la oportunidad empezó a clavarme la pija. Aun hoy no se como hago para que semejante pija me entre en la cola.
Despacio fue haciéndose lugar. Yo mordía la almohada mientras de a poco su vergón iba ganando terreno. La sacaba un poco, y volvía a entrar. Cuando se acostumbró, empezó la culeada. Lucas tenía su pija agarrada con la mano, para marcar el límite (sino me hace mierda).
Luego de un rato de atenderme por atrás, sacó su pija, la apoyó en mi cola y la pintó de blanco. Me tiré en la cama. No podía más. No sentía mi cuerpo, me costaba respirar. Nunca había experimentado una noche tan intensa como esa. Nunca había acabado tantas veces como esa noche. Nos quedamos dormidos, agotados. A la mañana me desperté y no dudé un segundo en chuparle la pija. Cuando se despertó él y su amigo me subí arriba y lo cabalgué. "Avisame cuando estés por acabar", le pedí.
Seguí cogiendomelo hasta que me avisó. Me acosté a su lado y empecé a chuparle la pija mientras lo pajeaba. No podía hacer menos en agradecimiento. Mientras lo pajeaba le chupaba las bolas, a veces mi lengua se escapaba un poco más abajo, para volver a levantar la lengua recorriendo todo el tronco y enterrarme la cabeza. Una de las veces que me metí la pija en la boca, sentí un chorro caliente golpear en mi garganta.
Sin sacarla de la boca, empecé a tragar todo lo que salía mientras seguía pajeando su tronco. La limpié pasándole la lengua por toda la cabeza, bajando al tronco, subí de nuevo y me comí lo que pude. Despacito, me la saqué de la boca chupando la punta como si fuese un helado. "Nada mal por ser la primera vez", le dije. No había caído ni una sola gota.
Desayunamos y volvimos rápido a la habitación. Teníamos toda la tarde para seguir garchando. Mi cuerpo no daba más. Me dolía todo, pero no podía parar. Cuando me dejó en mi casa (a media cuadra en realidad), nos despedimos y le dije "esto no va a quedar así.. hoy me volviste loca.. Ahora yo me voy a vengar". Pero antes, debía recuperarme de todos los dolores que me habían quedado después de semejante garchada.
La revancha
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En general las salidas con él eran muy express. Ni su familia ni la mía sabía de nuestras aventuras, así que nuestros encuentros eran alguna noche que inventaba alguna salida de amigas y vuelta a casa antes de levantar sospechas. Pero para ese día, Lucas tenía planeado salir de la rutina apurada de nuestros encuentros.
Como me había pedido, el sábado me lo reservé exclusivo para él. Lejos había quedado el tiempo donde estuve enojada con él (estando de novio le metía los cuernos conmigo a la novia, empezó como un juego hasta que me di cuenta que era la segunda y me deprimí mucho). Ese chabón era mi debilidad y no podía estar lejos de él.
Me pasó a buscar de una amiga y me llevó a un restaurant a cenar. Charlamos un rato, comimos bien; y a la salida nos quedamos un rato en el auto chapando mal. Bueno, ahora vamos al telo a garchar; pensaba.
Grande fue mi sorpresa, cuando encaró para un hotel bastante lujoso en el centro de Rosario. "Esto es parte del regalo", me dijo. Había reservado una habitación con "late check out", así que teníamos hasta las 16 del domingo. Mi corazón se aceleraba de solo pensar en todo lo que podíamos hacer ahí adentro.
Subimos a la habitación y yo desesperada me tiro encima de Lucas. Con mucha tranquilidad, me separa y me dice que hoy las cosas iban a ser distintas. Pero que tenía que confiar en él. Cuando me preguntó si confiaba en él, le respondí que si. Entonces, me sentó en la cama y parándose al lado mío empezó a acariciarme y a sacarme la ropa muy despacio. Yo también le saqué la remera, dejando al desnudo su torso marcado que tanto me calentaba.
Desabroché su pantalón y sin bajarlo, busqué su pija. No estaba parada, pero ya tenía un tamaño que asustaba. Se la chupé un rato, hasta que se le puso totalmente dura. Me tiró a la cama y empezó a besar todo mi cuerpo desnudo, recorriéndolo con su boca y sus manos.
De pronto se detuvo. Se paró y fue a buscar la mochila que había traído. Me volvió a preguntar "confiás en mi?". "Si" le dije, segura pero con curiosidad de porqué me preguntaba eso. Metió la mano en la mochila y sacó un pañuelo de esos grandes. Se arrodilló en la cama adelante mío y me vendó los ojos. Mi respiración comenzó a agitarse. Me tiró a la cama y poniéndose arriba mío empezó a besarme. Yo lo besaba con mucha locura.
Agarró mis manos y las llevó arriba de mi cabeza. Las tenía fuertemente apretadas por las suyas. Cuando me soltó, se sentó sobre mi pecho. Sentí la punta de su pija en mi boca y por reflejo la empecé a chupar. Como podía, ya que no me dejaba usar las manos.
Mientras yo desesperada buscaba lamer su pijón, Lucas tomó una de mis manos y la ató al respaldo de la cama. "Qué hacés?" le pregunté. "confiá en mi", me repetía, mientras volvía a ponerme su pija en la boca. Hizo lo mismo con la otra mano. Había quedado con los brazos extendidos atados a cada lado de la cama. Me imaginaba la situación y me calentaba de solo pensar que estaba a su total voluntad para que me hiciera lo que quisiera.
Lucas se levantó y se bajó de la cama. No sabía donde estaba ni que estaba haciendo. Mi respiración se agitaba aún más. "Lucas...que hacés?" le preguntaba pero no obtenía respuesta. Hasta que sentí sus labios en mis tetas, y sus manos acariciándome la panza, rozando sus dedos. Me tomó de sorpresa y me estremeció todo el cuerpo.
Levanté mis caderas, arqueando la espalda en el aire al sentir sus besos. Mis sentidos estaban potenciados al extremo. Volvió a separarse. Ahora empezó a besarme los pies. Fue subiendo de a poco, recorrió mis muslos con las manos hasta rozar mi concha que ya estaba empapada... siguió con sus besos pero se detuvo justo antes de llegar a mi concha y volvió a empezar de arriba. Ahora le tocaba a mi cuello.
Siguió recorriéndome con sus manos hasta que por fin, enterró su cabeza en mi concha regalándome una chupada fenomenal.
La excitación que tenía era tal que no pude evitar moverme acompañando el movimiento de su lengua. Gritaba desencajada y no tardé en regalarle una acabada terrible en su boca. Cuando sintió que había terminado, me pasó la mano por la concha totalmente empapada y enterró sus dedos en mi boca. "Mirá todo lo que acabaste" me dijo obligándome a chupar mi propio flujo.
Me agarró las piernas, las subió a sus hombros y me clavó su pija hasta el fondo. Sin piedad, me embestía como una bestia. Su pija entraba muy hasta el fondo. Me dolía pero la calentura que tenía me hacía olvidar de todo. Cada embestida me hacía delirar.
Acabé una o dos veces más antes que recibiera un lechazo caliente y espeso en mi panza. No podía desparramarme la leche como a mi me gusta, pero fueron sus manos las que hicieron el trabajo, desparramando toda su leche por mi cuerpo. Se tiró arriba mío y me besó apasionadamente.
"Sacame la venda" le pedí. "Todavía no", me dijo y otra vez, empezó a chuparme la concha. Mientras me la chupaba, empezó a meterme los dedos. No fue difícil meterme 3, ya que todavía la tenía dilatada por su pija. Su lengua me hacía delirar. No podía parar de moverme. No controlaba mi cuerpo. Pedía a gritos que me la volviera a poner. Se levantó y otra vez, me cogió sin piedad. "Aaayyy siiii cogeme dale" le gritaba. Mis gritos hacían que su cogida sea aún más feroz.
Nunca me imaginé que estar atada y con los ojos vendados me fuera a calentar tanto. Lucas intercambiaba cogida con chupada de concha. Me chupaba las tetas. Me acariciaba el clítoris mientras me la ponía. La sacaba toda y la volvía a meter duro hasta el fondo. Hacía lo que quería conmigo. Y me encantaba.
Sacó su pija y apoyó la cabeza en mi pecho mientras se pajeaba. "En la boca apoyala", le dije totalmente descontrolada. Con mi lengua acariciaba la punta como si fuese un helado hasta que me llenó de leche. Me saltó hasta la frente. El pañuelo quedó blanco. El resto fue a mi boca y me tragué todo lo que pude.
Me sacó el pañuelo, y me desató las manos. Las tenía marcadas por las sogas. Nos fuimos al jacuzzi y nos limpiamos un poco. "Esto recién empieza", me dijo. Descansamos un rato, hasta que decidida a averiguar qué seguía me tiré encima de él.
Me subí arriba de él y me lo comí. Bajé hasta su pija que ya empezaba a tener forma y me comí lo que pude. Jugaba tirándole un poco de la espuma del jacuzzi a su pija, la mojaba y me la comía.
Estuve un rato chupando y disfrutando del pijón de Lucas hasta que estuvo totalmente dura y me senté arriba. "Pará Ju, el forro". "No importa.. hoy no me importa nada" le dije y me la clavé hasta el fondo. Lo cabalgué bien despacio, sintiendo como su pija se enterraba de a poco adentro mío.
Por primera vez tenía una pija sin forro adentro. Se sentía hermoso. Empecé a moverme más rápido, rozando mi concha con su cuerpo. Tenía la pija totalmente enterrada. Lucas me agarraba del culo y acompañaba mi movimiento. Exploté con un grito de placer mientras lo abrazaba con fuerza. No sentía mi cuerpo. Cada orgasmo era más intenso que el anterior.
Quise hacerlo acabar, pero él no quiso. Nos secamos y volvimos a la cama. Lucas abrió el frigobar y sacó un champagne. Brindamos por mis 20 añitos, y me volvió a llevar a la cama. Otra vez, ató mis manos. Pero no tapó mis ojos.
Agarró la botella y fue tirándome champagne por mi cuerpo. Después me chupaba y limpiaba con su lengua. Me volví a encender de nuevo. Otra vez, me regaló una chupada de concha que aun hoy la pienso y me caliento.
Se levantó y me tapó los ojos de nuevo. Ya no preguntaba que iba a hacer. Solo esperaba callada lo que él dispusiera. Era la primera vez que me hacían sentir tan sumisa y esclava. Y me encantaba. Empezó a besarme la panza, subiendo de a poco hasta llegar a mis tetas.
Mientras me chupaba las tetas, su mano bajó mi concha empapada. Metió 2 dedos y los movía al ritmo que su lengua acariciaba mis pezones. Sin sacar su dedos de adentro mío, sentí en mis pechos calientes el roce de algo frio. En la otra mano, Lucas había agarrado hielo y lo rozaba contra mis pechos. Yo gritaba como si me estuviesen pegando la cogida del siglo y solo tenía dos dedos adentro y un cubito de hielo rozando mi cuerpo.
Me estremecía cada vez que rozaba mis pezones. Después, con su boca me chupaba y pasaba la lengua. Estuvo un rato jugando con mi cuerpo, dándome frio y calor. Cuando aceleró un poco el movimiento con sus dedos me hizo acabar: mis piernas se endurecieron, mi espalda se levantó, abrí la boca, queriéndo gritar pero sin poder emitir sonido... hasta que pasó el momento de clímax y pude soltar un grito y mi cuerpo volvió a relajarse.
"Cogeme por favor... metemela por favor" le rogaba. Nunca me había sentido tan caliente y tan sedienta de pija. No recibía respuesta. Otra vez, su lengua bajaba a darme placer. Pero esta vez, se puso el hielo en la boca, enfrió su lengua y así la enterró en mi concha hirviendo.
Es difícil expresar el placer que me hacía sentir esa lengua helada golpeando mi concha caliente. Me volvía tan loca que no tardé en acabar de nuevo. Ya no sentía mis piernas. Quería que me cogiera, pero no tenía ni fuerzas para pedirlo.
Cuando por fin me desató, como una fiera enjaulada recién liberada me tiré encima suyo. Con fuerza Lucas me agarró y me volvió a tirar a la cama, dandome vuelta. Me puso en 4 y agarrándome del pelo me empezó a coger. "Acá tenés la pija que tanto pediste, puta" soltó justo antes de empezar a taladrarme a toda velocidad.
Yo estaba como loca, moviendo mi cuerpo acompañando cada embestida. "Más fuerte" le pedía mientras levantaba más la cola. Sabía que no podía cogerme más fuerte, pero se lo pedía igual. Me respondía agarrándome fuerte del pelo y golpeando mi colita cada vez que mi cuerpo se estrellaba contra el suyo. Estaba siendo domada por mi macho preferido y no paraba de disfrutarlo.
Su pija se clavaba hasta lo más profundo de mi. No aguanté más las violentas embestidas y caí rendida a la cama. Mientras recuperaba la respiración, los dedos de Lucas empezaron a jugar en mi colita. No podía negarme a nada. Levanté mi cola para facilitarle la tarea. Escupió mi culo y empezó a jugar con sus dedos. Me levantó en 4 de nuevo y me volvió a meter la pija en la concha.
Ahora las embestidas eran más suaves, pero con 2 dedos dilatando mi cola. Sacó su pija de mi concha y la apoyó en la entrada de mi ano. Me relajé y cuando vio la oportunidad empezó a clavarme la pija. Aun hoy no se como hago para que semejante pija me entre en la cola.
Despacio fue haciéndose lugar. Yo mordía la almohada mientras de a poco su vergón iba ganando terreno. La sacaba un poco, y volvía a entrar. Cuando se acostumbró, empezó la culeada. Lucas tenía su pija agarrada con la mano, para marcar el límite (sino me hace mierda).
Luego de un rato de atenderme por atrás, sacó su pija, la apoyó en mi cola y la pintó de blanco. Me tiré en la cama. No podía más. No sentía mi cuerpo, me costaba respirar. Nunca había experimentado una noche tan intensa como esa. Nunca había acabado tantas veces como esa noche. Nos quedamos dormidos, agotados. A la mañana me desperté y no dudé un segundo en chuparle la pija. Cuando se despertó él y su amigo me subí arriba y lo cabalgué. "Avisame cuando estés por acabar", le pedí.
Seguí cogiendomelo hasta que me avisó. Me acosté a su lado y empecé a chuparle la pija mientras lo pajeaba. No podía hacer menos en agradecimiento. Mientras lo pajeaba le chupaba las bolas, a veces mi lengua se escapaba un poco más abajo, para volver a levantar la lengua recorriendo todo el tronco y enterrarme la cabeza. Una de las veces que me metí la pija en la boca, sentí un chorro caliente golpear en mi garganta.
Sin sacarla de la boca, empecé a tragar todo lo que salía mientras seguía pajeando su tronco. La limpié pasándole la lengua por toda la cabeza, bajando al tronco, subí de nuevo y me comí lo que pude. Despacito, me la saqué de la boca chupando la punta como si fuese un helado. "Nada mal por ser la primera vez", le dije. No había caído ni una sola gota.
Desayunamos y volvimos rápido a la habitación. Teníamos toda la tarde para seguir garchando. Mi cuerpo no daba más. Me dolía todo, pero no podía parar. Cuando me dejó en mi casa (a media cuadra en realidad), nos despedimos y le dije "esto no va a quedar así.. hoy me volviste loca.. Ahora yo me voy a vengar". Pero antes, debía recuperarme de todos los dolores que me habían quedado después de semejante garchada.
La revancha
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50 comentarios - Mi fiesta privada de cumpleaños
gracias por pasar!
gracias por comentar!
rosario no es tan grande, capaz nos cruzamos! 😛
gracias por comentar!
Bueno exelente y durex!
Segui asi!! 😉 bye
te puedo tomar como profe? 😛 jaja beso
y un aplauso para el muchacho q te rompió toda
gracias por comentar!
Si voy a Rosario va a ser por vos.
Besos.
gracias por comentar!
Te ganaste +10 y se espera la continuacion.
gracias por comentar!
gracias por comentar!
Y si....siempre me gustan tus relatos....es mas me recontrazarpan tus cuentitos...
gracias por comentar!
me alegro q te gusten mis relatos!
besitos
SI QUERES OTRO IGUAL AVISAME POR FAVOR
Besos fogosos y gracias por compartir siempre !
gracias por comentar!
gracias por pasar!!
gracias por comentar!
Puntos y a favoritos...
http://www.poringa.net/posts/relatos/2630571/La-revancha.html