Antes que nada quiero agradecer a @glorysexy por hacerme ver de nuevo el fin de escribir. Besos y muchas gracias a aquellos que lean esto y sea en comentarios o en mp me den críticas constructivas.
Desde la primera vez que fije mis ojos en ella supuse que era diferente al resto de las mujeres con quienes a diario convivía. Sus ojos café claro, un poco ovalados desprendían una intensidad que entorpecía todos mis movimientos si estaba cerca de mí. Ella no era muy alta, con trabajos alcanzaba el metro con sesenta centímetros, pero era suficiente para que sintiera su trasero en mi entrepierna cada vez que tomábamos el subterráneo de regreso del trabajo. En esos momentos consideraba como ilusiones mías que frotase disimuladamente su culito en mi pene, pues no creía que una mujer como ella quisiera algo conmigo, además que en la compañía nos prohibían relacionarnos sentimentalmente entre compañeros.
Así pasaban los días, unos sentía que ella deseaba comerse mi verga y otros días ni me saludaba, y para confundirme aún más junto a mí modificaba su uniforme ceñiéndoselo de la cintura para que viera sus curvas. Con varios compañeros del trabajo apostábamos cuáles serían sus medidas, uno afirmaba que eran 98-67-100, otro tiraba a menos con un modesto 89-60-95, pero todos buscábamos la cercanía de ella, pues su perfume, su voz que era como la seda y su rostro que era tan cercano a la perfección nos dejaba indefensos cuando ella pedía algo. Pero un compañero, mayor que todos y con gran experiencia nos lo dijo derecho:
- Ésa es una puta, y harían bien en no dejarse mangonear por ella.
No obstante sus advertencias se siguió con la preferencia hacia ella, y puede que yo también hubiera continuado como hasta ahora mis compañeros de no ser porque me di cuenta que era cierto, que ella era una puta.
Todo pasó regresando del trabajo, íbamos juntos en el metro y ella continuaba pegándose mucho a mí, cuando me comentó que esa noche habría fiesta en la colonia (vivíamos cerca) y que ojalá pudiéramos ir juntos. Fue entonces cuando me di cuenta de que lo pegado era por un motivo más allá, y que jamás la había visto sin el uniforme. Consideré que sería bueno salir con ella, quien sabe, podría originar una relación y ser a envidia de la empresa, así que sin dudar le dije que sí.
Aquella noche me preparé a dar el golpe,había soportado sus insinuaciones siempre pero ahora era diferente. Al llegar al lugar de la fiesta me sorprendí y quedé estupefacto al ver a tantas mujeres hermosas, con faldas cortas y escotes pronunciados, a mi lado pasó una con una falda entallada que permitía ver la tanga que usaba, y la combinación de perfumes femeninos era poco menos que sublime. Pasé a la zona de la barra en ese salón, y n encontraba a mi compañera, hasta que decidí ir al baño a acmodarmeel cabello y al entrar la encontré con la blusa desabotonada, con los senos al aire y sin ropa interior chupando desesperadamente una vera de un sujeto. No se dio cuenta de mi llegada hasta que la leche del otro le cayó en su rostro y con arcadas se levantó.
-me hubieras avisas que esabas aquí, hubiera tenido el doble de verga para mí.
¿Cómo era posible que el la fuese así? Con paso difuso salí del sanitario para encontrarme que en la pista de baile se realizaba una orgía. Podía escuchar los gemidos por encima de la canción y ante el espectáculo mi verga comenzó a crecer, tanto que una mujer se fijo y tras caminar hacia quitándose la ropa me dio finalmente
- Perfórame con esa verga que traes...
No terminó de decir lo suyo cuando mi compañera me interrumpió jalándome hacia ella y dándome un beso, aunque ya sin el semen del otro sujeto.
- Cógeme y no pares, hazme tuya. Estás en una fiesta de putas donde gana quien coja con más tipos, ya sequé a uno y tú sigues, quítate los pantalones y cógeme como a tu puta.
...
Sobra decir que lo hice. Le arranqué su ropa y comncé a besar cada parte de ella hasta llegar a su vagina que chupe y metí mi lengua tan profundo como pude. Me baje un poco mi pantalón y comencé a lubricar la cabeza de mi pene en sus jugos vaginales. Ella lo sentía y se retorcía de placer gimiendo.
Entré en ella, metí mis 20.5cm de verga de un jalón, y ella, haciendo los ojos hacia atrás y poniéndolos en blanco, grito de placer y casi se desmaya. Comencé a bombear penetrándola en el suelo, ella jadeaba y trataba de asirse de algo para soportar mis embestidas. Se movió y comenzó a gemir más duro al acomodarse de lado y sentir la penetración. Sus nalgas respondían a mis dedos y mi verga y sentía su ano dilatado. Metí un ded y eso fue suficiente, con un grito llegó al orgasmo, yo seguí cogiendo a pesar de sus protestas pués no aguantaba tanto placer seguido, entonces sentí que me venía y tras sacar mi pene de su vagina lo puse en su boca y descargué mi semen en su boca. No podía ni mantener la mirada, estaba perdida, la levanté y tras acomodarla en una silla comencé a medirla teniendo 95-60-100 de medidas. Al menos podría decir cuáles eran sus medidas. Salí de allí, fui creyendo en algo que imaginé, pero jamás imaginé que sería una puta.
Al día siguiente no pudo mantenerme la mirada y rehuía mi trato, pensé qu eso terminaría allí hasta que en el metro, de vuelta a casa, se me pegó de nuevo y susurró:
- Mañana hay otra fiesta...¿te apuntas?
Desde la primera vez que fije mis ojos en ella supuse que era diferente al resto de las mujeres con quienes a diario convivía. Sus ojos café claro, un poco ovalados desprendían una intensidad que entorpecía todos mis movimientos si estaba cerca de mí. Ella no era muy alta, con trabajos alcanzaba el metro con sesenta centímetros, pero era suficiente para que sintiera su trasero en mi entrepierna cada vez que tomábamos el subterráneo de regreso del trabajo. En esos momentos consideraba como ilusiones mías que frotase disimuladamente su culito en mi pene, pues no creía que una mujer como ella quisiera algo conmigo, además que en la compañía nos prohibían relacionarnos sentimentalmente entre compañeros.
Así pasaban los días, unos sentía que ella deseaba comerse mi verga y otros días ni me saludaba, y para confundirme aún más junto a mí modificaba su uniforme ceñiéndoselo de la cintura para que viera sus curvas. Con varios compañeros del trabajo apostábamos cuáles serían sus medidas, uno afirmaba que eran 98-67-100, otro tiraba a menos con un modesto 89-60-95, pero todos buscábamos la cercanía de ella, pues su perfume, su voz que era como la seda y su rostro que era tan cercano a la perfección nos dejaba indefensos cuando ella pedía algo. Pero un compañero, mayor que todos y con gran experiencia nos lo dijo derecho:
- Ésa es una puta, y harían bien en no dejarse mangonear por ella.
No obstante sus advertencias se siguió con la preferencia hacia ella, y puede que yo también hubiera continuado como hasta ahora mis compañeros de no ser porque me di cuenta que era cierto, que ella era una puta.
Todo pasó regresando del trabajo, íbamos juntos en el metro y ella continuaba pegándose mucho a mí, cuando me comentó que esa noche habría fiesta en la colonia (vivíamos cerca) y que ojalá pudiéramos ir juntos. Fue entonces cuando me di cuenta de que lo pegado era por un motivo más allá, y que jamás la había visto sin el uniforme. Consideré que sería bueno salir con ella, quien sabe, podría originar una relación y ser a envidia de la empresa, así que sin dudar le dije que sí.
Aquella noche me preparé a dar el golpe,había soportado sus insinuaciones siempre pero ahora era diferente. Al llegar al lugar de la fiesta me sorprendí y quedé estupefacto al ver a tantas mujeres hermosas, con faldas cortas y escotes pronunciados, a mi lado pasó una con una falda entallada que permitía ver la tanga que usaba, y la combinación de perfumes femeninos era poco menos que sublime. Pasé a la zona de la barra en ese salón, y n encontraba a mi compañera, hasta que decidí ir al baño a acmodarmeel cabello y al entrar la encontré con la blusa desabotonada, con los senos al aire y sin ropa interior chupando desesperadamente una vera de un sujeto. No se dio cuenta de mi llegada hasta que la leche del otro le cayó en su rostro y con arcadas se levantó.
-me hubieras avisas que esabas aquí, hubiera tenido el doble de verga para mí.
¿Cómo era posible que el la fuese así? Con paso difuso salí del sanitario para encontrarme que en la pista de baile se realizaba una orgía. Podía escuchar los gemidos por encima de la canción y ante el espectáculo mi verga comenzó a crecer, tanto que una mujer se fijo y tras caminar hacia quitándose la ropa me dio finalmente
- Perfórame con esa verga que traes...
No terminó de decir lo suyo cuando mi compañera me interrumpió jalándome hacia ella y dándome un beso, aunque ya sin el semen del otro sujeto.
- Cógeme y no pares, hazme tuya. Estás en una fiesta de putas donde gana quien coja con más tipos, ya sequé a uno y tú sigues, quítate los pantalones y cógeme como a tu puta.
...
Sobra decir que lo hice. Le arranqué su ropa y comncé a besar cada parte de ella hasta llegar a su vagina que chupe y metí mi lengua tan profundo como pude. Me baje un poco mi pantalón y comencé a lubricar la cabeza de mi pene en sus jugos vaginales. Ella lo sentía y se retorcía de placer gimiendo.
Entré en ella, metí mis 20.5cm de verga de un jalón, y ella, haciendo los ojos hacia atrás y poniéndolos en blanco, grito de placer y casi se desmaya. Comencé a bombear penetrándola en el suelo, ella jadeaba y trataba de asirse de algo para soportar mis embestidas. Se movió y comenzó a gemir más duro al acomodarse de lado y sentir la penetración. Sus nalgas respondían a mis dedos y mi verga y sentía su ano dilatado. Metí un ded y eso fue suficiente, con un grito llegó al orgasmo, yo seguí cogiendo a pesar de sus protestas pués no aguantaba tanto placer seguido, entonces sentí que me venía y tras sacar mi pene de su vagina lo puse en su boca y descargué mi semen en su boca. No podía ni mantener la mirada, estaba perdida, la levanté y tras acomodarla en una silla comencé a medirla teniendo 95-60-100 de medidas. Al menos podría decir cuáles eran sus medidas. Salí de allí, fui creyendo en algo que imaginé, pero jamás imaginé que sería una puta.
Al día siguiente no pudo mantenerme la mirada y rehuía mi trato, pensé qu eso terminaría allí hasta que en el metro, de vuelta a casa, se me pegó de nuevo y susurró:
- Mañana hay otra fiesta...¿te apuntas?
2 comentarios - Era una puta
y gracias dobles por darme un credito... besos siempre