Moni me humilla con un empleado de la empresa (I)
Hola, aquí les dejamos un relato de cuernos y humillación, esperamos que les guste.
Como les hemos ido contando, nuestra relación de Esposa Dominante y esposo sumiso y cornudo fue evolucionando a medida que íbamos acentuando los rolos, y principalmente, Mónica iba animándose cada día a exigir más obediencia y sumisión.
Nosotros teníamos una empresa textil, mediana para lo que es nuestra ciudad, y tenemos una media de unos cincuenta empleados. En un principio Moni estaba en la administración, ayudando en un horario acotado, ya que lo hacía por el hecho de no sentirse desocupada o algo así.
A medida que profundizamos la relación de sumisión. Moni comienza a querer tomar más decisiones en la empresa y que yo me ocupe más de los quehaceres domésticos
-Estuve pensando, y quiero que me nombres gerente de recursos humanos, me parece que puedo desde allí empezar a suplantarte- me dijo un día mientras volvíamos de las oficinas.
-Pero Moni, amor, ese puesto no existe, además este Agustín que liquida y Natalia que hace diez años que es como jefa de Recursos humanos- me excuse
-Agustín va a tener un gerente a quien reportar y Natalia hay que despedirla- me dijo seria y sin dudar
-Pero como decís eso? No vamos a despedir a Natalia, no tengo quejas con ella- le respondí preocupado, la verdad que ya en esos tiempos me costaba muchísimo oponerme a alguna decisión de Mónica. No habló más durante el resto del viaje, cuando llegamos a nuestro hogar se me armó “la maroma”
-Estoy cansada de esto Antonio, cansada que excitado digas cosas que luego no cumplís, cansada que borres con el codo lo que escribís con la mano, esto tiene que cortarse. Me canse.- me decía mientras se desvestía para ducharse.
-Pero amor, si prácticamente hago todo lo que decís, soy tu sumiso y cornudo esposo, soy…-no me dejó seguir
-Me cansaste, sos un calentón y pajero, eso sos. Te moris de ganas que te gorree, te desesperas por vestirte de sirvienta y limpiar la casa en tacones. Te mojas pensando que va a venir mi mama o mi hermana y van a sacar charla de mis “amigos”. Pero esas son tus calenturas y acá voy a mandar en todo yo o se termina esta relación. Entendes?
-Pere Moni, lo único que te dije es que no despidiéramos a una empleada-me disculpe.
-Esa mina ya la echas. Llamas ahora al contador y que le prepare la liquidación. Avísale que mañana lo voy a llamar para arreglar mi puesto y sueldo. Decile que a partir de mañana va a ver todos los temas de empleados conmigo. Salgo del baño y no quiero más nunca escuchar un sí o un no de mis órdenes. Si necesito un consejo te lo pediré.
Moni sabía que con dejarme esos minutos “pastoreando” cuando saliera de la ducha ya había logrado lo que quería. Lo que yo no sabía es cuan profundos eran sus planes y cuan sumiso y obediente total terminaría en los próximos meses hasta el presente.
Cuando salió de la ducha fue a buscar la crema que le ponía en el cuerpo.
-Ya hablé con el contador amor. Mañana prepara todo y pasado la podríamos despedir-le dije
-Yo te dije que mañana se tenía que ir, en fin. A Agustín le vamos a aumentar el sueldo y le vamos aponer un cargo de jefe de liquidación o algo así, ya te diré cuando lo decida. Yo le voy a comunicar el aumento y la posición – me dijo mientras se relajaba y yo le aplicaba la crema en el cuerpo
-Ojo con ese chico Moni, a mí no me gusta, es un agrandado. Si le damos aumento y puesto sin que pida nada el, imagínate en un par de meses te va a reclamas más-le dije
-Va a ser mi problema, yo voy a ser su Gerente, lo verá conmigo. ¿Quién es el que más gana?- me pregunto
-Es Julián. – Le respondí. Julián en ese tiempo tenía unos 50 años (52 si mal no calculo) y era mi mano derecha desde hacía mucho tiempo. Es y era de mi confianza en todo.
-Bien, ya hablaremos de Julián, él tiene que ser mis ojos y oídos- me dijo.
Así pasaron los días y yo cada vez iba menos a la empresa, hasta que llegó el momento en que Moni me dijo que no era necesario que fuera. Las pocas cosas que dependían de mí, las arreglaba desde nuestro hogar. Moni día a día se volvía más buena en lo que hacía y hasta comenzó a tomar la dirección de la empresa y lo había muy bien.
Una tarde varios meses después suena el teléfono de nuestro hogar y atiendo. Del otro lado una voz de una mujer que jamás reconocí
-Cornudo, gil, ¿sabes dónde está la puta de tu mujer ahora? Yo te voy a decir, en un telo seguramente, mientras ese Agustín le rompe el culo y vos mirar telenovelas, gil, cornudo, pelotudo…
Cuando me cortó, me vino un ataque de celos, bronca. Llame al trabajo y no me atendió, llame al celular y nada. Me enoje.
-Me tiene que engañar justo con ese pendejo agrandado! Y ni me cuenta. Hago todo lo que me pide y me gorrea sin contarme nada. Intente dos o tres veces más llamar y nunca me respondió. Por algún motivo que aún no había descubierto, yo ya era un terrible cornudo y sumiso. Ese enojo eran las últimas estelas de lo que podría haber sido alguna vez mi hombría. Ese día regreso como a las 12 de la noche.
-Donde estabas Mónica, recibí un llamado y…
-Me tenes cansada Antonio, cansada de estos mariconeos. Te voy a dejar.- Cuando sentenció eso, se mi vino el mundo abajo. Me desplome, los últimos vestigios de hombre que me quedaban se perdieron ese día. Llore y rogué tanto que paso un largo tiempo hasta que pudiéramos retomar la charla. Desde ese día nunca más le cuestioné absolutamente nada a Mónica hasta el presente.
Cuando me calme, ella comenzó a hablar.
-Mira Antonio, me estoy encamando con Agustín desde que vinimos de Córdoba. Es un hijo de puta como me coge. Me encanta que sea agrandado. Es un zarpado. Toda la empresa sabe de tus cuernos, o nos vieron en alguna situación, o alguien lo conto o Agustín lo anda diciendo a los cuatro vientos.
Yo me quedé helado. Jamás hubiese imaginado esa evolución en Mónica, casi no la conocía.
-A partir de hoy no quiero verte más vestido de hombre dentro de la casa. La frecuencia y el tipo de sexo que tengamos lo voy a decidir yo. No quiero que te masturbes, no quiero que te metas nada en ese culito puto que tenes por mas atorrante que te levantes. Entendes? Y ponete contento porque sos un flor de cornudo, las guampas te llegan al cielo amorcito
Ese día todo cambio para siempre.
No habían pasado más de dos semanas, y ya había recibido tres llamados más de la mujer que me decía cornudo, pero al final ya deseaba que me llamara para confirmar que Moni lo estaba haciendo.
Una tarde atiendo y era Mónica.
-Antonio hoy voy a ir con un invitado a casa, quiero que prepares algo rico para cenar. Quiero que estés vestido de mucama que me encanta como te ves
-Se…de mucama, de mujer. Mientras este el invitado?- le pregunte
-Si papi, capaz hablé muy bajito. De mucama y prepara algo de cenar rico que llevo un invitado.
-Si Moni, mi amor- y le obedecí. La verdad que hasta el día de hoy tengo que confesar que vestido de mujer me veo ridículo y horrible. Hay hombres que vestidos de mujer hasta hacen que uno se confundan. Yo la verdad me veo grotesco. Pero por otro lado no deja de excitarme y calentarme y si me tratan de puto o puta más me excito
Cuando Moni llegó vino con quien yo había imaginado. Entro Agustín, agrandado como siempre y sobrador.
-Quien lo hubiese dicho Toni, no?. Me garcho a la putita de tu mujer, sos cornudo, tu jermu te saca la empresa, te hace limpiar la casa y te viste de sirvienta. A ver hago la lista: impotente, cornudo, obediente y maricon…puf…-me dijo Agustin mientras manoseaba el culo de Moni
-No seas hijo de puta Agus-le dijo Moni con una cara de emputecimiento que yo nunca le había visto
-Pero si se lo merece. Mira Toni, sabias que tu jermu se derrite si la trato de puta? Cuanto más de puta la trato más se emputece. Es como…no sé cómo se llama. Un espiral o que se yo. ¡un espiral de emputecimiento!- y mientras hablaba la manoseaba y le saco las tetas fuera. Yo me sentía turbado, tenía una calentura imposible de entender y ver a Moni en ese estado de calentura era algo que no podía creer. El tipo me hablaba con total caradurez y desparpajo.
-Pero él quiere eso, estoy seguro, mira- se bajó la bragueta y saco el pito fuera, ya bastante erecto
-Que guacho que sos Agus, te dije que nunca lo había hecho delante de Antonio. Espera que…
-no terminó de decir eso cuando Agustín la agarró de los hombros y la hizo agacharse.
-Chúpame la pija como vos sabes guacha y deja que tu esposo mire y babee. – Mónica lo obedeció y se la empezó a mamar delante de mis narices sin ni siquiera mirarme. Gemía mientras le la chupaba ya la saliva comenzó a chorrear de la boca y el tronco de Agustín.
-Que verga que tenes! Esta hirviendo- decía Moni mientras se la chupaba de manera
descontrolada, cada vez goteaba más saliva pegajosa…
-Mira un rato y prepara la comida, yo vine a comer y a coger…dale Toni no seas cortamambos que tu jermu la va a pasar como puta en vestuario- me dijo Agustín
Yo estaba a cuatro o cinco metros de ellos y comencé a saber y sentir el placer que solo un cornudo puede describir…
Bueno hasta aquí la parte (I)…un beso a todos
Hola, aquí les dejamos un relato de cuernos y humillación, esperamos que les guste.
Como les hemos ido contando, nuestra relación de Esposa Dominante y esposo sumiso y cornudo fue evolucionando a medida que íbamos acentuando los rolos, y principalmente, Mónica iba animándose cada día a exigir más obediencia y sumisión.
Nosotros teníamos una empresa textil, mediana para lo que es nuestra ciudad, y tenemos una media de unos cincuenta empleados. En un principio Moni estaba en la administración, ayudando en un horario acotado, ya que lo hacía por el hecho de no sentirse desocupada o algo así.
A medida que profundizamos la relación de sumisión. Moni comienza a querer tomar más decisiones en la empresa y que yo me ocupe más de los quehaceres domésticos
-Estuve pensando, y quiero que me nombres gerente de recursos humanos, me parece que puedo desde allí empezar a suplantarte- me dijo un día mientras volvíamos de las oficinas.
-Pero Moni, amor, ese puesto no existe, además este Agustín que liquida y Natalia que hace diez años que es como jefa de Recursos humanos- me excuse
-Agustín va a tener un gerente a quien reportar y Natalia hay que despedirla- me dijo seria y sin dudar
-Pero como decís eso? No vamos a despedir a Natalia, no tengo quejas con ella- le respondí preocupado, la verdad que ya en esos tiempos me costaba muchísimo oponerme a alguna decisión de Mónica. No habló más durante el resto del viaje, cuando llegamos a nuestro hogar se me armó “la maroma”
-Estoy cansada de esto Antonio, cansada que excitado digas cosas que luego no cumplís, cansada que borres con el codo lo que escribís con la mano, esto tiene que cortarse. Me canse.- me decía mientras se desvestía para ducharse.
-Pero amor, si prácticamente hago todo lo que decís, soy tu sumiso y cornudo esposo, soy…-no me dejó seguir
-Me cansaste, sos un calentón y pajero, eso sos. Te moris de ganas que te gorree, te desesperas por vestirte de sirvienta y limpiar la casa en tacones. Te mojas pensando que va a venir mi mama o mi hermana y van a sacar charla de mis “amigos”. Pero esas son tus calenturas y acá voy a mandar en todo yo o se termina esta relación. Entendes?
-Pere Moni, lo único que te dije es que no despidiéramos a una empleada-me disculpe.
-Esa mina ya la echas. Llamas ahora al contador y que le prepare la liquidación. Avísale que mañana lo voy a llamar para arreglar mi puesto y sueldo. Decile que a partir de mañana va a ver todos los temas de empleados conmigo. Salgo del baño y no quiero más nunca escuchar un sí o un no de mis órdenes. Si necesito un consejo te lo pediré.
Moni sabía que con dejarme esos minutos “pastoreando” cuando saliera de la ducha ya había logrado lo que quería. Lo que yo no sabía es cuan profundos eran sus planes y cuan sumiso y obediente total terminaría en los próximos meses hasta el presente.
Cuando salió de la ducha fue a buscar la crema que le ponía en el cuerpo.
-Ya hablé con el contador amor. Mañana prepara todo y pasado la podríamos despedir-le dije
-Yo te dije que mañana se tenía que ir, en fin. A Agustín le vamos a aumentar el sueldo y le vamos aponer un cargo de jefe de liquidación o algo así, ya te diré cuando lo decida. Yo le voy a comunicar el aumento y la posición – me dijo mientras se relajaba y yo le aplicaba la crema en el cuerpo
-Ojo con ese chico Moni, a mí no me gusta, es un agrandado. Si le damos aumento y puesto sin que pida nada el, imagínate en un par de meses te va a reclamas más-le dije
-Va a ser mi problema, yo voy a ser su Gerente, lo verá conmigo. ¿Quién es el que más gana?- me pregunto
-Es Julián. – Le respondí. Julián en ese tiempo tenía unos 50 años (52 si mal no calculo) y era mi mano derecha desde hacía mucho tiempo. Es y era de mi confianza en todo.
-Bien, ya hablaremos de Julián, él tiene que ser mis ojos y oídos- me dijo.
Así pasaron los días y yo cada vez iba menos a la empresa, hasta que llegó el momento en que Moni me dijo que no era necesario que fuera. Las pocas cosas que dependían de mí, las arreglaba desde nuestro hogar. Moni día a día se volvía más buena en lo que hacía y hasta comenzó a tomar la dirección de la empresa y lo había muy bien.
Una tarde varios meses después suena el teléfono de nuestro hogar y atiendo. Del otro lado una voz de una mujer que jamás reconocí
-Cornudo, gil, ¿sabes dónde está la puta de tu mujer ahora? Yo te voy a decir, en un telo seguramente, mientras ese Agustín le rompe el culo y vos mirar telenovelas, gil, cornudo, pelotudo…
Cuando me cortó, me vino un ataque de celos, bronca. Llame al trabajo y no me atendió, llame al celular y nada. Me enoje.
-Me tiene que engañar justo con ese pendejo agrandado! Y ni me cuenta. Hago todo lo que me pide y me gorrea sin contarme nada. Intente dos o tres veces más llamar y nunca me respondió. Por algún motivo que aún no había descubierto, yo ya era un terrible cornudo y sumiso. Ese enojo eran las últimas estelas de lo que podría haber sido alguna vez mi hombría. Ese día regreso como a las 12 de la noche.
-Donde estabas Mónica, recibí un llamado y…
-Me tenes cansada Antonio, cansada de estos mariconeos. Te voy a dejar.- Cuando sentenció eso, se mi vino el mundo abajo. Me desplome, los últimos vestigios de hombre que me quedaban se perdieron ese día. Llore y rogué tanto que paso un largo tiempo hasta que pudiéramos retomar la charla. Desde ese día nunca más le cuestioné absolutamente nada a Mónica hasta el presente.
Cuando me calme, ella comenzó a hablar.
-Mira Antonio, me estoy encamando con Agustín desde que vinimos de Córdoba. Es un hijo de puta como me coge. Me encanta que sea agrandado. Es un zarpado. Toda la empresa sabe de tus cuernos, o nos vieron en alguna situación, o alguien lo conto o Agustín lo anda diciendo a los cuatro vientos.
Yo me quedé helado. Jamás hubiese imaginado esa evolución en Mónica, casi no la conocía.
-A partir de hoy no quiero verte más vestido de hombre dentro de la casa. La frecuencia y el tipo de sexo que tengamos lo voy a decidir yo. No quiero que te masturbes, no quiero que te metas nada en ese culito puto que tenes por mas atorrante que te levantes. Entendes? Y ponete contento porque sos un flor de cornudo, las guampas te llegan al cielo amorcito
Ese día todo cambio para siempre.
No habían pasado más de dos semanas, y ya había recibido tres llamados más de la mujer que me decía cornudo, pero al final ya deseaba que me llamara para confirmar que Moni lo estaba haciendo.
Una tarde atiendo y era Mónica.
-Antonio hoy voy a ir con un invitado a casa, quiero que prepares algo rico para cenar. Quiero que estés vestido de mucama que me encanta como te ves
-Se…de mucama, de mujer. Mientras este el invitado?- le pregunte
-Si papi, capaz hablé muy bajito. De mucama y prepara algo de cenar rico que llevo un invitado.
-Si Moni, mi amor- y le obedecí. La verdad que hasta el día de hoy tengo que confesar que vestido de mujer me veo ridículo y horrible. Hay hombres que vestidos de mujer hasta hacen que uno se confundan. Yo la verdad me veo grotesco. Pero por otro lado no deja de excitarme y calentarme y si me tratan de puto o puta más me excito
Cuando Moni llegó vino con quien yo había imaginado. Entro Agustín, agrandado como siempre y sobrador.
-Quien lo hubiese dicho Toni, no?. Me garcho a la putita de tu mujer, sos cornudo, tu jermu te saca la empresa, te hace limpiar la casa y te viste de sirvienta. A ver hago la lista: impotente, cornudo, obediente y maricon…puf…-me dijo Agustin mientras manoseaba el culo de Moni
-No seas hijo de puta Agus-le dijo Moni con una cara de emputecimiento que yo nunca le había visto
-Pero si se lo merece. Mira Toni, sabias que tu jermu se derrite si la trato de puta? Cuanto más de puta la trato más se emputece. Es como…no sé cómo se llama. Un espiral o que se yo. ¡un espiral de emputecimiento!- y mientras hablaba la manoseaba y le saco las tetas fuera. Yo me sentía turbado, tenía una calentura imposible de entender y ver a Moni en ese estado de calentura era algo que no podía creer. El tipo me hablaba con total caradurez y desparpajo.
-Pero él quiere eso, estoy seguro, mira- se bajó la bragueta y saco el pito fuera, ya bastante erecto
-Que guacho que sos Agus, te dije que nunca lo había hecho delante de Antonio. Espera que…
-no terminó de decir eso cuando Agustín la agarró de los hombros y la hizo agacharse.
-Chúpame la pija como vos sabes guacha y deja que tu esposo mire y babee. – Mónica lo obedeció y se la empezó a mamar delante de mis narices sin ni siquiera mirarme. Gemía mientras le la chupaba ya la saliva comenzó a chorrear de la boca y el tronco de Agustín.
-Que verga que tenes! Esta hirviendo- decía Moni mientras se la chupaba de manera
descontrolada, cada vez goteaba más saliva pegajosa…
-Mira un rato y prepara la comida, yo vine a comer y a coger…dale Toni no seas cortamambos que tu jermu la va a pasar como puta en vestuario- me dijo Agustín
Yo estaba a cuatro o cinco metros de ellos y comencé a saber y sentir el placer que solo un cornudo puede describir…
Bueno hasta aquí la parte (I)…un beso a todos
7 comentarios - Moni me humilla con un empleado de la empresa (I)
saludos Misko